Bueno, que un sociólogo de la Universidad de Newcastle haga
un estudio sobre el turismo británico en Benidorm
(y una serie de TV de igual nombre) ha despertado interés un inusitado porque
resulta que Benidorm es motivo de
estudios académicos como el fenómeno que es. Y, claro, hay muchos estudios sobre Benidorm. Por su trascendencia e importancia
me hago eco ahora de un trabajo publicado por un trío de investigadores que
conocen Benidorm en profundidad y
que además son amigos: “The evolution of mass tourism destination:new approaches beyond deterministic models in Benidorm (Spain)” (Tourism Mangement, volumen 34, Febrero
2013. Páginas 184-196) es obra de mis admirados profesores Fernando Vera Rebollo y Josep
Ivars Baidal, y de Isabel Rodríguez
Sánchez a quien no tengo el gusto de conocer, pero si está con ellos debe
ser una geógrafa de alcance. El profesor Vera es director del Instituto Universitario de Investigaciones
Turísticas y Josep ha director del INVAT.TUR
(Instituto Valenciano de Tecnologías Turísticas, con sede en Benidorm) y ahora
ha vuelto a la Universidad (de Alicante, por supuesto).
“Los modelos deterministas de la evolución de los centros turísticos
costeros del turismo de masas predicen un casi inevitable declive en el tiempo…”
y estudiando Benidorm hay que ir a modelos que no sean deterministas.
Del estudio de la evolución de un destino como Benidorm “se confirma la capacidad de los
destinos para crear su propio futuro”.
Soy un enamorado de Benidorm, porque lo conozco por dentro y
sus edificios en altura no me impiden ver su urbanismo y éxito turístico, y el
poder leer -de puño y letra de Vera, Baidal y Rodríguez- que “La
investigación reveló que la naturaleza determinista del modelo de Butler
referente al Ciclo de Vida del Área Turística… y el Modelo de Miossec
(dimensiones espacial y temporal) no se ha podido aplicar a la evolución de
Benidorm, que ha sabido adaptarse a las diferentes circunstancias del mercado y
posee características que aseguran su competitividad en la escena del turismo
contemporáneo…” me llena de orgullo y satisfacción. ¿A quién le he oído
decir esto…?
Y, pasando de chascarrillo chungo,
volviendo al trabajo publicado, “El análisis de la evolución reciente de
Benidorm es especialmente importante a la luz de los dos cambios estructurales
en el mercado del turismo y la crisis económica actual…”. El mercado
turístico venía evolucionando a su bola ya bastante tiempo gracias a las NNTT,
pero la crisis ha agudizado las situaciones.
Y confirman Vera, Baidal y Rodríguez
que con la que está cayendo “Benidorm ofrece un modelo de densidad urbana
que es medioambientalmente más eficiente en cuanto a energía, agua y uso del
suelo, es menos dependiente del transporte privado y es más atractivo para los
turistas durante todo el año…”. Esta es la clave.
Para determinar en qué medida los
destinos maduros contemporáneos pueden convertirse, como Benidorm, en futuros
centros de vacaciones, consideran los profesores Vera, Baidal y Rodríguez que “es
fundamental examinar la forma en que destinos como Benidorm han abordado temas
como la imagen negativa que supone lo del turismo masivo, la dependencia de los
segmentos de mercado muy concretos (británico
y español, para el caso de Benidorm),
los procesos de intermediación en la distribución del turismo y los cambios en
los procesos de operadores turísticos (agentes de viajes en línea, sistemas
de distribución de Internet y paquetes
dinámicos), así como los cambios
en las preferencias de consumo y patrones de comportamiento debido a los
cambios generacionales, la creciente diversidad de las motivaciones de viaje,
las reducciones en la duración media de los mismos, y, finalmente, los escasos márgenes
de beneficios empresariales con los que se van a trabajar en esta situación”. Es
que lo que está pasando desde hace un par de años consolida las nuevas realidades
que sugieren la imperiosa necesidad de un nuevo enfoque para los destinos
consolidados que no tienen porqué resignarse a la afirmación teórica
predominante de la inevitable decadencia que ha demostrado, con la inmensa
mayoría, el tiempo (cronológico).
Butler - TALC |
La verdad es que cuando Richard Butler analizó durante los años
70 lo que pasaba con los destinos turísticos de masas lo tuvo muy claro para
elaborar en 1980 su Modelo del Ciclo de Vida de los Destinos Turísticos (CVDT/TALC).
Pero a partir de entonces hubo en empeño en contradecirle blandiendo la
realidad de algunos destinos… tozuda realidad que no hacía más que darle la
razón y hubo entonces empeño para reformularle, buscando escapar del triste
final aventurado por Butler, basándose en que era una teoría fordista y tal y
cual. El destino turístico, mantenía Butler, es un producto y a él se le aplica
gestión de Marketing para ir de la exploración
(se descubre el destino) a la implicación
(iniciativas locales para afianzar el éxito inicial), y de ahí al desarrollo (entran en liza los agentes
externos), la consolidación (el
destino forma ya parte de la industria turística organizada), el estancamiento (por pérdida de
atractivo) y, finalmente, la fase de declive
(cuando las circunstancias obligan a reposicionar, incluso rejuvenecer, el
destino) estando siempre presente la demanda, la oferta, la comercialización
y la competencia.
Un coro de expertos confirmó de
inmediato que este proceso era irreversible por “los cambios en las motivaciones
de los consumidores, la aparición de destinos rivales y una caída de la demanda
interna debido a la creciente popularidad de otros destinos”. Y
vaticinaron el final de los destinos de “Sol
y Playa”… Incluso la Comisión
Europea tomó cartas en el asunto… y hasta metieron la cuestión medioambiental en liza (la
sostenibilidad de los destinos turísticos)… e inventaron el palabro “GLOCAL”
para argumentar una necesaria y dual interacción global y local (glo-cal)
para salir de atolladero en el que ellos mismos se metieron buscando
contextualizar una teoría apocalíptica para los destinos de Sol y Playa por su, decían, creciente
saturación… y como tampoco no les salían las cuentas en determinados destinos
como Benidorm buscaron entonces un factor
de ajuste que llamaron “regulación” del mercado… y siguieron
sin acertar por este viciando enfoque
determinista que aplicaron al principio.
Luego dijeron que estábamos en la
transición del fordismo al postfordismo… y se quedaron tan panchos. Pero es que
había destinos -como Benidorm- con
los que no les salían las cuentas… ni las fases.
Seguiremos diseccionando a Vera,
Baidal y Rodríguez…
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