Esto va de puro marketing turístico; una historia más de
Benidorm.
Antes que nada, quiero agradecer a Francisco Oliva (Universidad de Alicante), eficaz guardián y
catalogador del legado de de don Pedro
Zaragoza a nuestra Universidad, a través del Fondo Documental “Pedro ZaragozaOrts” las pruebas documentales que hacen posible este Post.
En una entrevista que publicaba el diario El País el 4 de agosto del año 2000 don
Pedro Zaragoza le confesaba a Miquel
Alberola que un buen día de 1965 “crearon” lo del ‘Consulado de Benidorm en Laponia’: “instalamos el consulado de Benidorm en Laponia. Todavía está
puesto el cartel. Cogimos una familia de lapones, la paseamos por Helsinki,
Barcelona y Madrid vestida al modo tradicional con un cartel que decía que se
iban a Benidorm. Salió en toda la prensa de Europa”.
En Benidorm,
cualquiera con más de 4 décadas a sus espaldas sabe lo de envío de ramos de
almendro en flor a toda Escandinavia ya en el mes de Enero (cual rey Almutamid
de Sevilla oficiaba don Pedro para Benidorm) y lo de la familia lapona. Ahora,
lo del “consulado”… ya era harina de otro costal.
Ni corto ni perezoso
le pregunté a don Pedro por ello y hasta estuvimos buscando una foto que en
aquél inmenso monumento de documentación y papeles parece que albergaba don
Pedro, o así lo refería Manolo
Ballestero. Al final, la foto del “Consulado
de Benidorm” no apareció pero sí los recortes del Lapin Kansa, el periódico de Rovaniemi, del Pohjolan Sanomat de Kemi y del Ilta-Sanomav
de Helsinki.
Y la cosa quedó ahí.
El “todavía
está puesto el cartel” me motivaba, lo mismo que ver el NO&DO1.171-B… entre el minuto 1’03’’ y el minuto 1’53’’… ¡¡cincuenta segundos!!
En febrero de este
año (2013) tuve acceso, por pura casualidad, a un documento en el que se
detallan aspectos de la Operaatio Lappi Espanjassa; desde
los folletos a las tarjetas de visita, en la que se incluyen hasta 6 juegos de
peineta y mantilla (¡Olé!), para obsequiar; desde discos a insignias y “5
libros del País Valenciano”. Y la placa.
¿Dónde estará la
placa?, volví a preguntarme.
Bueno, pues a buscar
en Internet lo del Consulado de Benidorm en Laponia… y, ni flores. Pues,
Consulado de Benidorm en Finlandia… y, ni flores. Pues nada, contactamos con la
Embajada de España en Finlandia… y, ni flores. Con la Embajada de Finlandia en
Madrid… y, me dicen que consulte en el Consulado que tenemos en Benidorm. Y el
cónsul en Benidorm que creyó que le hablaba de la cuadratura del Círculo Polar
Ártico. Eso sí, en todo lo oficial recibí buenas palabras y mejores maneras.
Pero nada. Finn Air, de lo más amable, pero en el mismo tono.
Lo del Consulado de Benidorm en Laponia era “un
daño colateral” de la Operaatio Lappi Spanjassa que tiene
su aquél.
Sacando brillo a la neurona de guardia resulta que las
relaciones diplomáticas entre España y Finlandia se originan con la
independencia finlandesa en 1917. España fue uno de los primeros países en
reconocerles, convirtiéndose Madrid en una de las primeras siete
representaciones que Finlandia estableció durante 1918. No obstante, los
acontecimientos que tuvieron lugar como consecuencia de la Guerra Civil
española (asalto a la embajada donde se habían refugiado antirepublicanos),
junto con las tensiones del inicio de la guerra fría (vecinos de los soviéticos
que eran -y de los rusos que son-) y la situación geopolítica de Finlandia, no
permitieron que hasta 1955 se reanudaran las relaciones con rango diplomático
normal. Y luego llegó lo de Joaquín Grimau (1963) que no fue entendido en aquél
país, inmerso en su política de “no irritar a la URSS” (Finlandización) y desató
algunas campañas contra España.
Finn
Air
ya traía turistas fineses a España que incluso recaban en Benidorm (vía
Barcelona y Valencia) en 1962, pero lo de Grimau restó interés por España, algo
que ni Benidorm ni Finn Air se podían permitir. Así que don Pedro se puso manos
a la obra y con Finn Air como aliado marchó en noviembre de 1964 a ver cómo
estaba Finlandia y programó iniciativas. Por lo pronto, se trajo a la plana
mayor de Matkatoivisto Kaleva Oy
(hoy Matkatoivisto CWT Kaleva Travel) en abril de 1965 para que vieran la
realidad social del país y las posibilidades turísticas de Benidorm. En octubre
de ese año don Pedro organiza la Convención
de Agencias Finesas de Turismo en Benidorm, y para promocionar ese evento
se monta lo de la familia lapona de visita a Benidorm “como símbolo de amistad y buen
entendimiento entre Finlandia y España”, le confiesa don Pedro en carta
a don Camilo (Alonso Vega, don “Camulo”
para los más allegados) buscando que para mayor difusión -y trascendencia- de la visita fueran recibidos por Franco.
Y así que desde Benidorm se organizó la visita, siempre de
la mano de Penti E. Halonen y Veikko I. Rutanem de Finn Air. Contaron siempre con la ayuda
del alcalde Helsinki, Lauri Aho, y
el bonus oficioso del presidente Urko
Kekeonnen, aunque se negara a participar en la foto de lo que consideró un
show.
Y se rebuscó en la Laponia finesa, en el Österbotten, hasta dar en Karigasniemi (a 550 kilómetros al norte
de Helsinki) con Hans Nuorgam, un
ganadero local de renos, un sami ugrofinés del Ártico, que vio con buenos ojos
participar en la Operaatio Lappi Espanjassa. “Uno de los mejores cazadores de
Laponia, se dice en el reportaje que emitió el NO&DO”. Karigasniemi
es aún hoy un pueblito a los pies del monte sagrado sami Ailigas (620 m) y
frente río Inarijoki, muy cerca del famoso Teno, en lo más alto de Finlandia, casi
ya en la frontera con Noruega. Hay quien dice, incluso algún papel oficial, que
Hans Nuorgam y su familia vivían en Kaamasmukka,
pero la documentación oficial a los Nourgan siempre se les envió a Karigasniemi,
una de las tres aldeas que conforman el municipio de Utsjoki. Ambas están en el
corredor de la K92.
No sé quién dio con Hans Nuorgam, pues la traducción de la
carta no recoge al autor de la misma, pero lo describe y señala su condición de
ganadero aunque apunta que “los lapones no dicen la cantidad de renos
que tienen porque los renos son para ellos como el dinero que se tiene en el
banco”, pero Hans tenía “varios cientos, dos vacas y varias ovejas”.
Con su mujer, Ida Karoliina, tienen
-dice la carta- 8 hijos; dos les acompañaron a España. Cuando les propusieron
el viaje “aceptaron sin vacilar”, cuenta la carta.
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