“Decíamos ayer” al
respecto de la sitcom Benidorm y del estudio del profesor Casey que para todos
ellos, tanto para el profesor de la Universidad de Newcastle como para los
guionistas y actores de la sitcom, “¡Benidorm es el "secreto mejor guardado
del Mediterráneo!”.
Coinciden todos los expertos -y Casey cita a decenas de
ellos en su estudio- en que es clave para el éxito de un destino turístico la
poca interrelación entre turistas y autóctonos: “los turistas suelen tener poco
contacto con la población local”. Y en Benidorm, tanto en la ciudad como en la serie, es así: Guirilandia
es Guirilandia...
ajena al resto de la ciudad. Pero es que más de una Guirilandia entre los rincones de la ciudad.
Mateo, el camata español de la sitcon Benidorm (Jake Kanuso) |
La excepción a esa “ausencia de contacto” es el “camata”
español, Mateo (interpretado por el
actor Jake Canuso), y el sociólogo lo sitúa como un estereotipo de unión entre
ambos universos: el local (español) y el turistas (inglés de clase
trabajadora). Y a ese respecto Casey señala: “No es más que amable y servicial
cuando quiere algo que por lo general consiste en dinero o una relación sexual
con uno/una de los turistas”. Y, por cierto, lo fundamental es que “sus
deseos sexuales representan otra de las fantasías británicas sobre un camarero
mediterráneo sexualmente hiperactivo…”.
Me llama la atención, y me congratula, que para el
investigador Casey resulte que “el modelo Benidorm es útil para entender las
motivaciones turísticas y experiencias de los protagonistas… (tanto los
turistas como los protagonistas de la sitcom)
porque
el turista recreativo (dice
Casey, que dice Cohen señalando a los británicos de clase trabajadora de
vacaciones mediterráneas) disfruta de su viaje, ya que le restaura
sus facultades físicas y mentales, dándole una mayor sensación de bienestar…”.
Es que resulta, insiste Casey, que el turista británico de clase media que
viene a Benidorm convierte “sus vacaciones en un escape al aburrimiento
y la rutina de su vida cotidiana”… aunque eso es lo que hacemos todos -independientemente
de la clase social- cuando vamos de vacaciones… a donde sea. Pero
la diferencia está, pontifica Casey, en que “este tipo de turismo no establece
la adhesión a un centro de referencia concreto… pero sus viajes anuales a
Benidorm les permiten escapar de la dura realidad económicas que les espera en
su ciudad y se divierten al máximo antes de regresar a una inmutable realidad”.
Elenco de actores británicos de la sitcom Benidorm |
La sitcom Benidorm
“invita
los espectadores británicos (futuros turistas) a reflexionar sobre cómo se
desarrollan sus identidades personales durante sus vacaciones”, y
resulta que eligen Benidorm (destino)
porque “Benidorm se presenta como un complejo de ocio donde el capital cultural
de los británicos, blancos y de clases trabajadoras, tienen dignidad y valor”.
En realidad, mantiene Casey, lo que hace Benidorm es dar dignidad y valor a esas relaciones, “complejas
interacciones con otras personas de diversas identidades y clases sociales de
una misma clase trabajadora” con un denominador común: “la
búsqueda de placer y diversión durante su estancia en Benidorm” que es
más fuerte que la misma esencia de un atractivo cultural.
Me encanta leer -y al mismo tiempo me aterra- que la
auténtica preocupación de la clase obrera inglesa sea que” no exista una España sin el sol
español, sin alcohol, sin comida inglesa, sin la piscina y sin el
entretenimiento nocturno”. Y es que -resulta que-, mantienen varios
autores que cita Casey, “las personas recurren a las características
descriptibles de lugares y sitios turísticos para construir sus identidades”
y Benidorm se las ofrece. Fascinante que Benidorm, como otros muchos destinos
turísticos, contribuyan a ello.
Hace muchos años que el amigo José Miguel Iribas, el sociólogo, me contaba lo de las tres “eses” de Benidorm (en inglés): sexo, sol
y arena (sex, sun & sand). Ahora Casey pontifica que “los
personajes de clase trabajadora que vienen a Benidorm (basándose en la sitcom Benidorm) no persiguen la búsqueda de la cultura
española; solamente las delicias de la vida nocturna de Benidorm, o las
posibles hazañas sexuales que puedan realizar incluso en sus playas”.
La realidad es esta: la sitcom refleja
la fiel realidad.
Finalmente, hay una dualidad que se pone de manifiesto en el
estudio. Resulta que “en la planificación de las vacaciones los
turistas de clase media desean estar lejos del turismo de masas para que les
permita acceder a experiencias "auténticas", experiencias que dicen
que el turismo de masas, con su comportamiento, destruye… incluso el turista de clase media es capaz de
posicionarse, por ello, como "buen turista” aunque es culturalmente
consciente de que su comportamiento es apropiado (y no lo es).”
Ante esto mantengo yo que al final ese turista buscará la identidad con los suyos; ser parte de
la masa porque así es como se lo pasa bien.
"El Oráculo" |
Y como colofón, la parte crematística. Concluye Casey que
este turista de clase media británica que viene a Benidorm (y a otros destinos)
se deja un dinero que lo hace ser considerado como un “turista adecuado o
deseable”: “Este turista de clase media se posiciona como ‘turista deseable’ por parte
de las autoridades turísticas… Cuando hablamos de calidad nos referimos a un
nivel aceptable; un nivel de turistas que tienen un cierto poder adquisitivo…
nada extraordinario”… pero es el turistas que se deja el dinero que
trae. Invierte en felicidad, y volverá.
En fin, un turismo denostado pero que funciona.
Resulta que los ingleses se ríen de sí mismos en la sitcom Benidorm y evidencian la realidad
social que les circunda.
Pero la serie se llama Benidorm…
cuando el río suena…
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