Desde 2007 la ITV-1
británica (ITV plc) programa, año
tras año-temporada tras temporada, nuevos episodios de la sitcom (comedia de
enredo) “Benidorm” con aceptación y
premios televisivos. En ella los
ingleses se ríen de sí mismos durante las vacaciones. (Y tiene hasta entradapropia en Wikipedia).
Desde 2007 ha llovido mucho; la sexta temporada ya se ha
rodado, se emitirá tras este verano, y tienen firmada una séptima entrega. La
serie tiene su tirón y la última en unirse en el rodaje de este año ha sido la
veterana actriz Joan Collins. Podía
haber escrito un post sobre esto desde el primer momento, por lo que significa (por
su éxito), por lo que repercute, y por los últimos fichajes estelares; incluso
cuando su productor estuvo en “Los Cafés del Meliá” y yo andaba
lejos, pero me lo contaron. Pero he esperado hasta hoy porque resulta que la sitcom “Benidorm” ya forma parte
de un estudio académico de Mark E. Casey
(Profesor de Sociología de la Universidad de Newcastle) que aparece en el último
número de Journal of Tourism Consumption& Practice (JTCaP – Volumen 5 – nº1 – 2013 – ISSN 1757-031X): “LA
COMEDIA BRITÁNICA “BENIDORM” Y LAS VACACIONES DE LA CLASE OBRERA”
Casey analiza las vacaciones en Benidorm de un variopinto
grupo de ciudadanos ingleses, y un camata
español. El elenco nutre de situaciones delirantes la sitcom que retrata detallitos
de la forma de ser de los ciudadanos de la pérfida Albión y su desparrame
vacacional al sol (y alcohol) español. En fin, un retahíla de todos los líos
inimaginables en los que se puede meter la selecta “fauna” que integran una
típica familia británica -absolutamente disfuncional- de clase media-baja (los Garvey
-Mick,
Janice,
Chanetelle
y el jovenzuelo Mickey-, donde la delirante abuela -Madge- marca impronta por
alocada), un matrimonio de clase media-media alta (Martin y Kate
Weedon) que recala en el ficticio La Solana Resort (un edificio de
apartamentos, con piscina y bar, lo suficientemente lejos de la playa y cerca
de los pubs de Guirilandia) de
casualidad (y que ponen el contrapunto a los Garvey), un par de megalascivos
jubilados que aman Benidorm por encima de todo (Donald y Jacqueline
Stewart), una singular pareja gay (Gavin y Troy), un camarero
español (Mateo) que hace a todo -a pelo y a lana- para satisfacción
propia y ajena, y un hooligham
cervecero, Geoff Maltby, al que llaman “El Oráculo”, que va de
vacaciones acompañado de su madre, Noreen, que vive como si aún tuviera
30 años…
Yo no he visto ningún episodio, pero me he leído el trabajo
de Casey. En el Abstrat lo deja bien claro: “el artículo sugiere que el éxito
de la serie y, lo más importante, de la localidad de Benidorm en sí, no es el
reflejo de la realidad del turismo de la clase obrera y sus experiencias…
Y es que la serie comienza bien (en 2007): con el dinero de la ayuda social a
la joven Chantelle (15 años y ya con 1 hijo de padre desconocido) la familia se
viene de vacaciones a Benidorm. En fin, que la serie comenzó con un cierto
trasfondo de crítica sobre el abuso de los fondos sociales; los Garvey viven de
las ayudas del Estado y no tienen intención de buscar empleo… Pero el caso es
que es, dice Casey, lo que persiguen muchos británicos: “escapar del estrés de la pobreza”.
Bueno, aquello era 2007 y la serie se ha ido adaptando a la
realidad socioeconómica de los británicos. Incluso, desde el primer momento, ha
metido una baza que rompe estereotipos: la pareja homosexual Gavin
& Troy ni son ricos urbanitas, ni tienen cuerpos perfectos; son
como todos, puro montón.
El éxito del conjunto es la adaptación de los guiones, dice
Casey. Pero todo se debe a que “Benidorm ofrece un escenario perfecto para
una vida vacacional que no les es demasiado "extraña" (a los turistas británicos), donde el idioma, la comida, los medios y todo lo que suene a
entretenimiento es absolutamente británico, con el ingrediente añadido del sol
español”.
Luego Casey se pone pesado en conceptos: que si el “speed
tourism” (por aquellos de la entrada en liza del avión), que si Benidorm -y otros destinos de costa
españoles- supone “gratificación intantánea”, que si el low cost y los viejos
paquetes turísticos, que si… muchas cosas. Luego se pone profundo y cita Casey
a todo el que ha escrito algo sobre el turismo de las clases medias en el
último milenio (Andrews, O’Really, McCannell, Cohen, Murray, Jones… incluso
españoles, como Ávila y Saavedra… y Alejandro Mantecón y Raquel Huete de la
Universidad de Alicante [Sociología del Turismo]. Contento estará el profesor
Mazón), pero no duerme al lector.
Por supuesto, el estudia cita a “don Pedro Zaragoza… el padre de
Benidorm” y luego se pierde en conceptos urbanísticos con los que no
comulgo. Lo de Casey es la sociología, no el urbanismo. Y de Mallorca sabrá
mucho Casey, pero de Benidorm… res de res.
Pero, al margen del urbanismo, en cuanto a sociología Casey
es claro: “los turistas británicos de clase media se dirigen a España, porque
buscan unas vacaciones lejos de las masas de la clase obrera… aunque
luego busquen esas masas de clase obrera bajo el sol español para divertirse”.
Eso sí, el estudio mira más lejos, al futuro: “Las
‘nuevas clases medias’ son la clave para iniciar, transmitir y traducir lo que
los patrones de consumo y procesos culturales tienen valor y que no lo hacen…
con lo que, considero que acierta: “el nuevo turista de clase media es capaz de
mantenerse al margen tanto del turista clase obrera como de la vieja clase
media que participan en el turismo de masas”.
Y, resulta que, dice Casey que de Benidorm buscan los turistas ingleses de clase media (media baja
y media alta) su “autenticidad”. Y no me queda claro si es del destino, de
Benidorm, o de las propias personas, los turistas.
Aquí, en Benidorm, todos son felices. Dice Casey (citando a
Mantecón y Raquel Huete) que eso es porque “Benidorm es la ciudad de ocio por
excelencia. Gran parte de la acción que se presenta en la serie -y en la
realidad- se lleva a cabo en dos áreas clave: alrededor de la piscina del hotel
durante el día y alrededor de la barra del bar del hotel durante la noche”…
todo lo demás les sobra.
Para todos ellos, tanto para Casey como para los guionistas
y actores de la sitcom “Benidorm es el "secreto mejor guardado
del Mediterráneo!”
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