Incluso antes de Pedro
el Grande (zar entre 1682 y 1725) Rusia
buscó una salida al Mediterráneo. Al
despuntar el XVIII habían conseguido salir al Báltico (Gran Guerra del Norte, 1700-1721)
a costa de los suecos. Luego invadió
lo que hoy es Ucrania (que entonces
era territorio de la Gran Polonia y una
pequeña porción de un estado títere de los otomanos, el Kanato de Crimea). Los rusos, desde la mitad del XVII, han ido
buscando el Mediterráneo a través
del Mar Negro. Pero se interponía el
Imperio Otomano; hoy Turquía.
Las guerras entre Rusia y el Imperio Otomano comenzaron en 1676 y no finalizaron hasta que terminó la IGM. En total, once guerras en algo más de dos siglos: el oso ruso
siempre persiguió al pavo turco.
Lo del Mediterráneo lo comenzó en 1698 el gran Pedro enviando una comisión a Malta buscando un aliado o la cooperación insular para lanzar un
ataque al Imperio Otomano. Pero había que llegar a La Valetta… desde el
Báltico.
Rusia ataca a los otomanos mientras Gran Bretaña controla tras la valla |
Con Catalina II
(emperatriz entre 1762 y 1996) ya llevábamos dos guerras (1710-1711 y
1735-1739) y se complicó más la cosa cuando el sultán de Constantinopla declaró una tercera guerra a Rusia (1768-1774).
Catalina llamó a hacer de árbitro al gendarme mundial de entonces, Gran Bretaña, y los británicos aconsejaron
enviar la Flota del Báltico hasta
las costas griegas (entonces en poder de los otomanos). Los rusos llegaron al
Mediterráneo por primera vez en 1770.
En Grecia alentaron la primera revuelta del Peloponeso: la Revuelta Orlov. Aquello terminó con una victoria sobre los otomanos,
pero los griegos fracasaron en su intento y postergaron unos años más su
independencia. Al final, en 1774,
los otomanos pidieron la paz dejando al Kanato de Crimea para los rusos. En 1783 los rusos invadieron el Kanato y
se anexionaron por las bravas la península de Crimea. El Príncipe Potemkin fundó Sebastopol
-como gran base naval- y creó la Flota
del Mar Negro, un 13 de Mayo de 1783.
Cuatro años después, en 1787,
los turcos se propusieron recuperar Crimea. Los austríacos se metieron en esto y apoyaron a los rusos para quitarse
de en medio enemigos en los Balcanes.
En 1792 estalló, por fin, la paz: Crimea ya era rusa y en los Balcanes se comenzaban
a gestar las tragedias posteriores.
Pero ahí no acaba la cosa. El Imperio Otomano, erre que
erre, quería recuperar Crimea y… Gran Bretaña y Francia -que se disputaban la gorra de gendarme mundial- no dudaron
en meterse en el lío. Francia venía de ganar la Guerra de los Pasteles (1838-39) contra México (que acababa de
conseguir la independencia de España… pero que acababa de perder la Guerra de
Texas).
Pero lo de ser protector de los católicos que vivían en el Imperio
Otomano no fue lo que animó a Francia, envalentonada, a apoyar al sultán contra
los rusos. Lo que pasó es los rusos habían comenzado a crear una flota de
importancia y exigían salir del mar Negro al Mediterráneo y “campear” por sus
aguas.
Y aquí entra en liza el Canal
de Suez -que no estará plenamente operativo hasta 1869 (el primer tránsito
fue en 1867)- que en 1853 estaba en trámite operativo y en búsqueda de
financiación. Francia y Gran Bretaña no
querían competidores en las rutas comerciales; entre ellos se toleraban,
pero no querían a nadie más.
Austria (que
seguía mandando en los Balcanes) y Prusia
se unieron y también apoyaron al sultán, que atacó, una vez más, a los rusos. Estos
hundieron la flota otomana en el mismo puerto de Sinope (1853). Y se lió. Francia y Gran Bretaña, temiendo que Rusia
se les pusiera en las puertas de Suez, se metieron de lleno en el conflicto. De
entonces, de 1854, es el asedio a Sebastopol y la famosa Batalla de Balaclava que ha dado
grandes momentos a la Historia -y al cine- con la famosa -y desastrosa- “Carga
de la Brigada Ligera” y con “La delgada línea roja” en la que el Regimiento nº 71 de Highlanders (el 93º
figura en otros sitios; “casacas rojas”)
paró a la caballería rusa. En Balaclava los rusos se marcharon creyendo que
habían ganado, pero la realidad los británicos les desbarataron en Inkerman. En septiembre de 1855 los franco-británicos tomaron Sebastopol, y Rusia claudicó: primera
derrota. El Tratado de París, 1856, estableció la neutralidad del Mar Negro: no podía ya
haber ni navíos de guerra, ni fortificaciones militares ni armamento en sus
orillas.
Ni que decir tiene que la “neutralidad” del Mar Negro se la
tomaron todos a pitorreo; especialmente los derrotados rusos. Sebastopol fue
potenciada, como se evidenció durante la Guerra
de Oriente (1877-78), la Campaña de
los Dardanelos (1915; acuérdense de Galípoli), tras la IGM, en la Guerra Civil Rusa
(1918-20) y, especialmente, tras la IIGM.
La Flota del Mar Negro creció con
los años y se sobredimensionó, y “por
cojones” salía al Mediterráneo cuando quería sin importarle que Turquía (heredera del Imperio Otomano)
fuera miembro de la OTAN. La flota
soviética creció y creció hasta 1991 en
que el colapso de la URSS -y el caos
económico y político- la dejó muy mal parada. Se la repartieron Ucrania (que se quedó con lo peorcito
de la flota) y Rusia (que no cedió
las mejores unidades). En 1997 los rusos reactivaron su flota y prepararon un
nuevo acuerdo que Ucrania, bastante jodida en lo económico, aceptó.
El acuerdo de 1997 permite que en Crimea se puedan alojar
hasta 388 unidades navales rusas -de
todo tipo- tanto en la base “conjunta” de Sebastopol
-y las cuatro bahías que la integran- como en Feodosia. Y en Kacha y Gvardéiskoye, hasta 161 aviones de combate rusos. Aquél
acuerdo vencía en 2017, pero en 2010 (con una Ucrania muy debilitada
económicamente), por los Acuerdos de Járkov, se prorrogó
hasta 2042.
No obstante, los rusos tienen ahora en el puerto sirio de Tartús (la Tortosa de Ultramar de cuando
las Cruzadas) una de sus principales bases navales; la única existente en el
extranjero (desde tiempos de la Guerra Fría). La mayor parte de las unidades
que conformaron la Flota del Mar Negro son de los años 70 (cuatro décadas a sus
espaldas) y las renovaciones, que empezarán a reincorporarse en este 2014, irán
yendo a Tartús… otras de las cuestiones por las que Rusia apoya a al-Assad… y
lo de Siria se eterniza.
¿Quién dijo que la Guerra Fría acabó?
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