Francisco
Murcia Barceló, un buen amigo, fue diputado a Cortes Generales
de las Legislaturas Vª (quinta) a IXª (nona)… Y ahora caigo, Paco: Nona
era la que hilaba en su rueca los hilos de la vida; era la mayor de las tres
Parcas, hijas de Júpiter, y con sus hermanas tramaba el destino de los hombres.
Francisco Murcia (Foto: M. Ayús) |
Ahora que ha superado un cáncer y su vehemencia por la
política, recién jubilado vive feliz en su Benidorm, nuestro Benidorm,
despegado de toda actividad, agradecido a la vida, a la política y al Partido Popular, indignado con algunos
procederes (incluso del PP),
decepcionado con los modos (hasta del PP)
y dispuesto a aportar, a quién se lo pida, el grado de conocimientos -y
experiencia- que ha atesorado todos estos años de práctica matritense desde las
comisiones de Exteriores, Medio Ambiente, RTVE, Defensor del Pueblo y de
Políticas Integrales de la Discapacidad, la que más alegrías le dio.
Paco
Murcia, como aquí le llamamos, pasó a tomarse un cafelito con
nosotros en nuestra tertulia “Los cafés
del Meliá”.
Paco es un segoviano de cuna que acompañó a su padre (magistrado)
a Barcelona y a Madrid, donde se licenció en Derecho, y terminó en Benidorm, de
dónde era su madre, abriendo despacho. Y aquí en Benidorm residen sus tíos
Jaime y Miguel Barceló, el senador Barceló. Pero eso no es todo.
Comenzó pronto en política con los liberales de Antonio Garrigues
(PDL) y fue parte de aquél “desembarco
liberal” que protagonizó Eduardo
Zaplana, quién se integró en el bufete del segoviano al llegar a Benidorm. Terminó,
terminaron, en el Partido Popular,
al que ahora ha dejado al sentirse dejado por él.
Quiso ser concejal de Benidorm… y terminó de diputado por
Alicante en 1993… hasta que con la IXª Legislatura, la nona, abandona la
actividad política y se centra en superar su enfermedad, lo que ha conseguido,
y cargado de vitalidad se nos vino a tomar café.
Ahora está espléndido; tiene hasta más pelo que antes y anda
suelto en elocuencia. Casi nos hizo un acto de contrición; pero no de esos de
pesar, no, de los de disposición de inteligencia, que son los buenos.
Ahora, que está fuera de vínculos políticos y que puede ser
mucho más que un verso suelto (ya que nada le ata), denunció el aislamiento del
político de hoy por encontrarse a una distancia casi sideral de la sociedad. Es
que Paco está de vuelta de todo y denuncia que hay mucho político cortesano; en número superior al de político disciplinado. Y así nos va; hay más político de trinchera
que pontoneros en una etapa donde nos interesa la construcción frente a la
confrontación. Y para muestra, dijo, el debate del Estado de la Nación.
Esto te enciende las alarmas y le preguntas si todo esto
viene porque no “renovó” en las listas. Y entonces te muestra su decepción con algunos
políticos del PP y con él mismo: “debí
haber luchado más desde el partido” por la democracia interna. Pese a
todo no se siente maltratado por el PP, aunque sí por algunos dirigentes. Y
entonces le preguntas por alguna puñalada
trapera que le dieran… y te sale -el Paco Murcia leal- con que la puñalada
más sangrante fue “la de Camps a Zaplana”. Hombre Paco, te preguntamos por las que
te han podido dar a tí. Y se lo piensa: “tal vez la de Federico Trillo cuando le pedí
seguir hasta que la enfermedad me retirara”. Cuenta que Trillo le dijo
que no se preocupara… y eso es lo que ha hecho: no preocuparse más que de
recuperarse. El partido no le dijo ya nada… y él no ha vuelto por el partido.
Me cae bien Paco; hemos vivido algunas batallitas juntos.
A pesar de todo, está muy agradecido al PP, insiste, y
mantiene muy vivas las llamas de la lealtad y de la amistad. Los amigos son los
amigos.
Apuesta por que los políticos se integren en la sociedad y
porque la política no se convierta en una profesión. Ahora anda indignado con
lo de Bárcenas y no ve al Senado como Cámara de “2ª lectura”; está, piensa, tan
casi tan fuera de lugar, mientras sea así, como las mismas Diputaciones; pero no
sus funcionarios, que se pueden reubicar, y muchos de sus cometidos.
Hoy, feliz -insisto-, se siente envidiado por haber
participado en política activa. “La vida es muy injusta con muchos, y yo he
tenido muy buena suerte”. Aunque agacha la cerviz (depone la altivez) y
te suelta; “La política puede hacerte la vida muy complicada”. Bueno, ahora
estás fuera.
Yo no sé por cuánto tiempo; lo veo muy entero y con las
ideas más claras que en aquella primavera de 1993 en que Paco Murcia se
enfrentaba a sus primeros debates serios.
En esta ocasión, en vez de un café, nos tomamos unas dosis
de realidad; con guindas de amistad, pero de cruel realidad.
Y es que a Paco Murcia, por Liberal (con
mayúscula), no le entra ni el Trágala
de La Gloriosa septembrina, ni el Trágala
que se montó en los años treinta, ni siquiera el Trágala que impera en este
siglo XXI. Paco está ahora por la vida y por la amistad.
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