Manuel
Lorenzo Pardo es el padre de la planificación hidráulica
española (Plan Nacional de Obras Hidráulica, 1933) y también de los hidromitos
patrios; tanto el del desequilibrio hídrico como del económico. Pero eso es
otra Historia.
Fuimos en España pioneros mundiales en la legislación del
agua -1866- y nuestra Ley de Aguas (1878; excepcionalmente avanzada para su tiempo) perduró hasta 1985. Con eso lo digo todo: comenzamos
bien y nos anquilosamos hasta que nos pasó el tren del progreso y la
sostenibilidad hídrica. En 1964 se
habló de actualizarla, pero no estaba el horno para bollos.
Dicen que el origen de la Política hidráulica patria lo puso
Joaquín Costa en 1880, pero la planificación es de Manuel Lorenzo Pardo.
Pasada la Guerra Civil se retomaron estas cuestiones y el
suprimido plan de 1933, suspendido en 1936, fue retomado en sus líneas básicas en
1960, y para finales de 1967 aparece
el Primer Balance Hidráulico Nacional
que hace inventario de la realidad hídrica y se atreve a comparar 1966/67 con
1999/2000. Ahí volvió a salir el desequilibrio hidrológico nacional y el
déficit del Levante que, se anunció, se agravaría para el año 2.000.
Perfil longitudinal del Trasvase Tajo-Segura |
Y como seguía flotando en el ambiente la necesidad de
conseguir poner más hectáreas en regadío, se volvieron los ojos hacia los
viejos postulados de 1933 que proponían un trasvase para poner en cultivo 338.000 hectáreas en Albacete, Valencia, Alicante,
Murcia y Almería. Así, en la Orden
de 25 de abril de 1953 se expusieron las posibilidades de la Cuenca del Segura como receptora. Una
década después aprovechando que Franco
iba a inaugurar el pantano del Cenajo,
la noche anterior (la del 5 de junio de 1963) los ingenieros que más sabían de
aquello entonces -Florentino Briones,
Rafael Cocloud y José Mª Pliego- convencen a Franco de la
necesidad del Tajo-Segura. La
rentabilidad agraria de la cuenca del Segura era muy superior a la del Tajo,
y como Franco ya había estado todo ese día viendo la alegría y exuberancia de
la huerta murciana, dijo que sí. Y se pusieron en marcha. Dicen los economistas
que “bastó un análisis económico ex ante”, pero es que la prioridad era entonces conseguir
desarrollo económico como fuera y el sector agrario estaba en condiciones
de sacar productos al mercado y hacer entrar divisas. Y luego estaba lo del Turismo. Vamos, que el trasvase tenía
ya todas las bendiciones.
Los trasvases de 1933 recuperados en los años sesenta. |
Aún así aún habríamos de esperar cuatro años (1967) para ver aprobado el Anteproyecto General de Aprovechamiento Conjunto
de los Recursos Hídricos del Centro y Sureste de España que contemplaba
tres -3- trasvases. Aquí todos teníamos mucha sed y pocas pesetas, con lo que
hubo que priorizar y el Ebro-Pirineos
Orientales -que era para abastecimiento- fue por delante. Para después
quedaron el Tajo-Segura y el Ebro-Júcar- Segura. Y también hubo que
priorizar entre ellos. Los ingenieros echaron números y dijeron que con 6.000 millones de pesetas (de 1968) se podía hacer el Tajo-Segura, y
que el Ebro-Júcar-Segura iba a salir por 45.000 millones. No había color, se
decidieron por el Tajo-Segura que fue
aprobado el 13 de agosto de 1968.
El 2 de septiembre se aprobaron los proyectos de ejecución y allí ya estaban
desglosados los 6.492 millones de
pesetas de obras hidráulicas, los 1.619
millones de pesetas para obras hidroeléctricas y los 12.016 millones de pesetas para completar las redes de distribución
de esa agua que circularía entre Buendía y Talave. Si esos 20.000 millones los ponen los ingenieros sobre el papel el
primer día, el Tajo-Segura nunca se habría hecho.
Total que en 1969 se
iniciaron las obras encomendándose a la Divina Providencia para que nadie
viera que aquella obra iba a costar Dios y ayuda terminarla. Luego llegaría la Ley 21/71 de 21 de Junio, de
Aprovechamiento Conjunto que señalaba un caudal de 600 Hm3, ampliable a 1.000,
y todo el mundo se puso manos a la obra a abancalar tierras, a plantar
arbolitos o a construir porque el agua iba a llegar.
En esto que Franco se muere y comienza la Transición, pero las obras siguen y se finalizan en 1979, una década
después. No hubo inauguración, en el Ministerio de Obras Públicas de Joaquín
Garrigues Walker estaban acojonado con el coste: hacer realidad el último
tramo, el túnel del Talave fue una
odisea que duplicó los costes. Eso sí, es una gran obra de ingeniería que
enseñó a los ingenieros de todo el mundo cómo se comporta la Tierra cuando le
metes una barrena. Tardaron 9 años en perforar los 32 kilómetros del túnel, y
aquella gente vivió más aventuras que Axel y su tío, el profesor Lidenbrock, en
Viaje al Centro de la Tierra. Eso sí,
no se toparon con monstruos ni mastodontes, pero agua, lo que se dice agua, más
que en el trasvase posterior.
31.03.1979; el agua del trasvase llega a la embocadura del Túnel del Talave. Tenemos trasvase. |
Al final, tal día
como hoy -pero de hace 35 años- un grupo de ingenieros y unos cuantos de la
Confederación -que estaban al tanto- asistieron
al momento en que el agua del trasvase llegaba a la embocadura de aquél túnel.
No hizo falta ya saber si terminaba, como terminó, en el Embalse del Talave. El
caso es que el 31 de marzo de 1979 el
Trasvase Tajo-Segura era ya una realidad.
Ahora mismo tiene garantizada, “por ley”, su viabilidad y ya
sé que a no todos gusta. Se hizo en unos tiempos en que lo que valía era
conseguir desarrollo incluso a costa de lo que fuera. Ahora mismo sería
inviable, pero a nosotros -en el Sureste
español-, nos da vida. Hay un estudio
estima que el PIB nacional recibe una
aportación de 2.364 millones de euros gracias al trasvase (y eso que en
estos 35 años sólo una vez -año 2000- ha trasvasado los 600 Hm3 anuales
previstos), y que 103.461 empleos
directos dependen de él, gracias a los 11.467 hectómetros cúbicos -once
billones y medio de litros de agua- que se han desembalsado desde entonces para
regar 132.723,21 hectáreas netas, y que supusieron 403 millones de euros para
la cuenca cedente, a razón del 45 % para Castilla-La Mancha, el 33 % para
Madrid, y el 22 % para Extremadura.
Además el trasvase asegura el
abastecimiento urbano de las provincias de Alicante, Murcia y Almería; 2,5
millones de ciudadanos, a los que sumar las llegadas de turistas.
En lo social, el Acueducto
Tajo-Segura supuso no solo la ruptura de ciclo emigratorio, sino que también su
inversión. Por ejemplo, en el caso de la provincia de Alicante, el volumen de
población se ha multiplicado por dos desde la década de los 70, con un aumento
del 111,3 % y en Murcia se ha elevado en torno a un 80 %.
Y eso no se tuvo en cuenta nunca.
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