Después de una rápida -y muy tempranera- descubierta por
Alicante, que están en Hogueras, y con una buena ración de brevas para desayunar,
sigo, cuarta entrega, con lo que yo llamo Barrio
Cero de Benidorm porque no sé cómo llamarlo; que si Casco Antiguo, que si
Casco Viejo, que si Casco
Tradicional. Ni en eso nos ponemos de acuerdo.
Hablemos de sus calles.
Hasta ahora se ha citado como una de las más principales: la
Alameda. Es, sin duda una
prolongación de la calle Mayor/carrer
Major que se abre en el siglo XVIII sobre un terreno que debió albergar la
segunda de las puertas de Benidorm -que se situaría en el entronque con las
calles Coles (donde se ubicaría una
carpintería y se oreaba la cola) y Purísima
Concepción-, en un lugar que antaño se llamó, me contaba Pepe Bayona, Els
Bancs, por existir allí unas bancadas de piedra. En 1926 se le replantaron los árboles;
siempre estuvo arbolada.
La calle Mayor,
por su parte, se inició como calle del
Arrabal y calle del Hospital
(obviamente por encontrarse aquí el hospital), lindaba con la muralla por
Levante, arrancaba en la llamada Plazuela
de la Perla y bajaba al llano que luego fue la Alameda. El campanario de la
Iglesia la define en lo alto.
También importante fue la calle Santa Faç, con su hornacina, parece que, desde 1816. Con anterioridad pudo ser el carrer del Cupet.
El Paseo de la
Carretera, sin ser una de las destacadas por Figueras, tiene una atractiva
historia y la que más nombres atesora; es el límite por el Sur del Barrio Cero de Benidorm. Es la vieja calle del Mar, incluso del Camí Real y del Camí d’Altea, es la calle de
San Pedro y el carrer dels Magatzems
(que imaginamos de los pescadores). Es la calle
del Revirado cuando llegó a conectar (casi) las dos playas. Pero es también
la Calle de Salamanca cuando hay que
homenajear al banquero José Salamanca porque el ferrocarril llega a Alicante;
es la calle de Barzallana cuando hay
que hacerlo con el ministro Manuel García Barzallana que trae la carretera con
Alicante; es la calle del Circuito
Nacional cuando la red de carreteras de la República, es la calle de Durruti (Buenaventura Durruti)
durante la Guerra y es la calle de José
Antonio (Primo de Rivera) en la postguerra. Pero es el Paseo de la
Carretera de siempre.
No le va a la zaga en nombres el carrer de Martínez Oriola. Comenzó como calle de Santa Bárbara para cambiar a carrer de la Presó (aquí estuvo la cárcel), calle de la Sala (del primer Ayuntamiento), calle de la Casa Consistorial, calle
de Alfonso XIII, calle del capitán Ángel
García Hernández (el de la sublevación de Jaca, con Fermín Galán), calle Sala y finalmente el nombre del
ilustre pedagogo Martínez Oriola.
Una de las primitivas calles es sin duda la calle Alicante/carrer d’Alacant, bien
conformada ya en 1758, salta la
muralla en 1781 y se completa en 1808, referenciándola como “calle
del camino que va a Alicante”. En algún momento posterior se llamó calle del Presbítero Ballester/Prevere
Ballester.
También hay calles de particular sabor. Por ejemplo, el carrer de l’Alt: tuvo su primer nombre
como carrer de l’Alt de Barceló,
aunque también figura como carrer de
l’Alt de Gallart y carrer de l’Alt
d’Orts. Imagino que según la referencia al propietario de aquella zona, Los
Huertos. Llegó a rotularse como calle
Comandante Franco, en referencia al aviador Ramón Franco. También
significativa es la historia del carrer
dels Angels que empieza figurando en las referencias como carrer d’Angeleta, incluso de Jaleta y Cheleta, y termina como carrer
de la Mare de Déu dels Angels. También es interesante la zona de La
Costereta, al final de la calle
Santo Domingo que dio paso a un pequeño enclave, el Bon Retir, del que sólo queda la calle de igual nombre. También el carrer del Pal (donde se fabricaba la
cabuyería para cuerdas y redes) surge en una de las primeras iniciativas de
higiene ambiental que se acometen en el XIX (1869) en l’Alt de Barceló creándose la que se llamó Calle Pitágoras, pero el cultismo no arraigó en la población que la
llamó Calle de la Playa a sabiendas
que allí estaba el Pal y olvidando al matemático. La calle Panaderos cerraba una buena parte de Barrio Cero predefinido; aquí se vendía el pan que se horneaba en
la calle del Horno. Los flequers (panaderos) eran toda una
institución ancestral.
La calle del héroe local, el Condestable Zaragoza, también ha tenido su recorrido: carrer Rocassa, calle Santa Teresa, carrer
de les Roques, carrer de les
Roquetes, carrer de les Barques,
calle San Joaquín, nuevamente Les Roques hasta que se le adjudica al
suboficial artillero del crucero Vizcaya.
Fue una de las primeras calles en llegar hasta el llano y hacia la mitad de
ella se localizaba “El Trencat” de la muralla, un portillo que permitía acceder a
la Playa donde se dejaban las barcas.
En cuanto a plazas, la Plaza
de la Constitución fue la antigua Plaza
del Mesón, la Plaza del Hostal,
la Plaza del Mercado e incluso la Plaza Mayor. Y la Plaza de la Cruz es la vieja Plazuela
de la Costereta, que en 1931 fue la Plaza
de la República; a partir de ahí se acababa Benidorm. La Plaza de Canalejas, en honor al ilustre
visitante José Canalejas (ministro
que fue de Justicia y de Fomento, y presidente del Consejo de Ministros;
diputado por Alicante), se llamó en principio Plaza de Cazorla (hay documentado un Cazorla en protocolos
notariales de 1810 en adelante); incluso Plaza
del Ayuntamiento y Plaza de la
Almadraba, a la que tanto debe Benidorm. Y esta es la bendita hora que
Benidorm no tiene un enclave dedicado a sus arráeces. Ni a sus corsarios.
El carrer de Sant
Miquel también tiene su historia: se le llamó calle de la Chaumusa (¿?), carrer
de Santo Tomás y hasta calle de la
Chalanguera, que a mí me recuerda al gentilicio de las gomeronas del Valle
Gran Rey. Su travesía se llamó carrer de
Xixo y carrer d’Altea.
Han mantenido desde el principio el nombre tanto el carrer de Santa Anna como el carrer de
Sant Vicent, aunque éste también aparece con una anotación en
protocolos notariales como carrer del Coxo de les Gayates.
Hay otras calles y plazas en el Barrio Cero de Benidorm, pero termino esta relación con una calle que
para mí encierra un indudable atractivo: la Costera del Barco. Se llamó calle
del Horno de Ruzafa, carreró de
Russafa, callizo de Ruzafa y calle de la Paz, tanto en 1929 como en
1939, que ya es mérito. Fuera cual fuera su nombre allí la gente de Benidorm
tenía, en una arcada (la calle se inventó para dar salida a las traseras de las
casas y tiene un trazado revirado) un pequeño exvoto dedicado a los marinos de
Benidorm, un velero en miniatura que alguien afanó. Hoy una placa (y esta foto)
lo recuerda.
Nota: Las fotos pertenecen al Archivo personal de Mario Ayús Rubio
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