Profesor Juan José Miguel Tobal Univ. Complutense. Madrid Foto: Mario Ayús |
Volví al Meliá
Benidorm a tomar café con el psicólogo Juan
José Miguel Tobal, catedrático de la Complutense, zamorano afincado en
Madrid, que disfruta de Benidorm cuando puede. Hasta el viernes último no había
pasado nunca tanto tiempo delante de un psicólogo.
Delante de alguno que se dice sicólogo sí que había estado, pero,
insisto, eran de aquellos que del sicomoro sabían mucho, pero la psique… ¡nada! Perdonen que insista,
pero una cosa es la psique y otra el fruto de la higuera… y no quiero entrar en
la maldición de la higuera estéril.
Da gusto saber que de verdad hay psicólogos en España.
En Los cafés del Meliá nos dimos el
gustazo de departir con un discípulo del profesor Pinillos Díaz muy interesado en la faceta clínica y social de la
psicología, docente e investigador. Señaló que los campos de trabajo de la
Psicología actualmente son la clínica,
la empresa, la educación y el deporte.
Tiene futuro mientras sea psicología
y no sicología.
Con el profesor Miguel
Tobal entramos de lleno en el concepto de las emociones y la salud, las reacciones y la ansiedad, y terminamos
con el 11M y el trabajo que hicieron
los psicólogos (él mismo y sus alumnos) ante tamaña situación centrándonos en
la evaluación
de la situación y la atención a las crisis de ansiedad. El 11M, contó,
fue muy bien estudiado porque los madrileños participaron más en los análisis
que los neyorquinos del 11S en el trabajo del profesor Sandro Galeo sobre el Nueva York y el 11S. Yo me atreví a
preguntarle lo de ¿y para qué sirven esos trabajos?; y me respondió: “para conocer
situaciones para para adoptar medidas, calcular el número de afectados, así
como las necesidades inmediatas y proyección de recursos, cronificar y
secuenciar los meses siguientes, prevenir necesidades sociales extraordinarias a
futuro y procurar reducir las crisis de ansiedad”. Las crisis de
ansiedad es lo que más le preocupa. Y yo que creía que esos estudios eran flor
de un día; ¡lo que se aprende tomando alguna tarde café en el Meliá Benidorm!
Ahora trabaja el tertuliano en Inteligencia Emocional, un nuevo campo de análisis basado en la empatía (conocer el mundo de los otros)
desde la óptica de la capacidad de las personas para relacionarse, lo que nos
llega a una Inteligencia Social, a
una Inteligencia Racional, etc.
Dejamos ese mundo y volvimos a la superficie; fuimos a lo
básico. Así hablamos del pánico o de
la ira emociones que multiplican la
tasa cardíaca; son como una bomba para el corazón y es para ellos, los
psicólogos -especialmente la ira-, el mejor predictor del primer infarto: “lo
peor es enfadarse y tratar de que no se note; tragarse el sapo que se dice”.
Nada, que después de este café melianense con el profesor Miguel Tobal, la irá
será inmediatamente descargada.
Y yendo más al grano, le pregunté a bocajarro: ¿qué
son las emociones?; ¿hay quién no tiene emociones? “Las
emociones, nos dijo, son modos de adaptación a estímulos”.
Y habló mucho de Darwin (de Charles,
el de “El origen de las especies”)
que ya estudió las emociones de hombres y animales. Es que, en un principio, “las
emociones fueron las pasiones”; aquello que no iba al compás de la
razón. Ahora ya entra en liza el sistema
límbico (miedo, placer, agresividad, instinto sexual, memoria, atención,
conducta) y resulta que se les considera el “elemento básico para la
adaptación de las especies”. Y dicho eso nos metió un término,
desconocido hasta el momento: alexitimia
(la incapacidad para identificar emociones y darles expresión). Ante los
tertulianos me declaré alexitímico total cum
laude ante quienes me quieren vender música y músicos. Yo, a lo mío.
Y este café de Veneris Dies, de Afrodita y de Venus, iba de
emociones. “Las emociones son importantes por los componentes que las proyectan:
expresión, concepto auditivo-visual y carácter biológico”, que lo
tiene. Y también lo son “porque pueden generar distinta reacción, en
función de la persona, ante un mismo hecho”. No sé, por enredar:
Lisboa, 24 de mayo de 2014 (yo “lloré”
de alegría y más de uno lo haría [“lloraría”]
de dolor).
Me encantó saber que “el mundo más secreto de los seres humanos en
el de las emociones; muy complejo”. Y los secretos piden a gritos ser
descubierto.
También le preguntamos al profesor Miguel Tobal -por aquello
de su dedicación a la psicología clínica- por la salud de los españoles. “Longevos”, fue la lacónica respuesta
inicial. Luego pormenorizamos y entramos a saco en muchos de los parámetros que
maneja y divagamos por el espectro de edades pero con especial atención a una
juventud (14-28 años) “excesivamente mimada”, dando
veracidad a los informes PISA y de actitudes/aptitudes. Lamenté coincidir con
él; lo vemos muy negro por nuestra juventud que su protección contra la frustración
es como la de un cubre de vidrio del portaobjetos del microscopio.
Se despidió contándonos que la primera cátedra de Psicología
del Mundo se instituyó en la Universidad Central de Madrid en 1903… y después
se fue marchitando la cosa hasta hace unos pocos años donde la Psicología ha recobrado
el merecido lugar que debe tener. Pero la culpa es de los muchos sicólogos que
han aparecido. Para un psicólogo, hay un centenar de sicólogos por España.
Disfrutamos el café, con bollería y zumos, el Meliá Benidorm. A lo peor tenemos que
hacernos ver esta manía de los viernes por la tarde… ¡con un psicólogo!; por
eso le hemos invitado a que nos acompañe cualquier otra tarde y lo nombramos
psicólogo de cabecera de la Tertulia.
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