No fuimos a Uruguay (1930), sí a Italia (1934), nos
retiramos de la fase clasificatoria en 1938 (Francia; digamos que… por motivos “de
agenda”)… y ya no aparecimos hasta aquél Mundial de Brasil de 1950. Un nuevo
lapsus (1954 y 1958), dos fugaces apariciones en Chile (1962) e Inglaterra
(1966), para apagarnos de nuevo hasta reaparecer en México (1970) y Alemania
(1974) y desde Argentina (1978) ya hemos estado en todas las citas: obviamente
en España’82, y luego en México (1986), Italia (1990), EE.UU. (1994), Francia
(1998), Korea del Sur-Japón (2002), Alemania (2006), Sudáfrica (2010), donde
ganamos nuestra primera estrella, y ahora Brasil’2014. Vamos, que esta es
nuestra decimotercera participación en 19 ediciones.
El fútbol y yo no nos llevamos lo suficientemente bien para
llegar a opinar, pero si lo visto ayer es una muestra de que nos espera, pues
apaga y vámonos.
Los árbitros me dan muy mala espina siempre. Y la espina es
sinónimo de tormento (¿o no fue de espinas la corona aquella de Cristo?). Pues
eso.
Visto lo visto, la frase de Gary Linecker (04.07.1990) “El fútbol es un deporte inventado por los
ingleses y en el que siempre ganan los alemanes” pasará a ser una
boutade. El tal Nishimura, nipón,
regaló ayer el triunfo a Brasil. Si esto va a tener que ser así para evitar la
deshonra canarinha y que la violencia
campe por el país, pues que lo confirmen (todos lo sospechamos) y tal y tal.
Jugamos la pachanga, copiamos a los holandeses -dicen- de fiesta carioca, y nos
volvemos en paz.
Es que no quiero revivir lo del 22 de junio de 2002, en Gwangju,
Korea.
Se celebraban por aquellos días las “tradicionales” Jornadas de Prensa y Turismo en
Tenerife y allá que estábamos hasta con lo del municipio turístico a cuestas.
Aquella mañana “la sesión de trabajo”
se iniciaba (8’30 h) con el televisor como protagonista. A las 11 estaba previsto
retomar las sesiones técnicas, pero... ¡no hubo manera! El tal al-Ghandour, egipcio no momificado, nos
la jugó fina (se retiró, me cuentan, ese año del arbitraje). El Gamal aquél nos
anuló los goles de Baraja y Morientes (en la prórroga, que hubiera
sido “gol de oro” de 24 kilates) y
pitó aquellos fuera de juego de Joaquín,
Morientes y Mendieta, solos antes el portero coreano, para dar por concluido el
partido cuando íbamos a lanzar un saque de esquina, que siempre es peligroso.
Luego, en los penaltis, nos ganaron: 5 chicharos a Iker Casillas que ya estaba por ahí. Los sudores de Camacho, el seleccionador nacional de
2002, fueron los nuestros en Tenerife. Hasta ese día, un mundial de fútbol me
importaba un bledo. Pero ver al holandés Guus Hiddink convertido en héroe
nacional coreano… ¿pues qué quieren que les diga? El estadio donde Korea nos
ganó en los penaltis se llama ahora Guus Hiddink.
De aquél mundial recuerdo aún a Silvio Berlusconi decir sobre la Azzurra: “Si
vuelven antes de lo previsto, los metemos en la cárcel”. Italia se despidió
en octavos y no recuerdo que fueran a la cárcel. Las cosas de don Silvio; don
Benito (Mussolini) había dicho lo mismo en 1934… cuando el mundial se celebró
en Italia, ganó Italia y… muchos de aquellos árbitros fueron suspendidos en sus
respectivos países de origen.
En aquél 1934 la selección española (republicana) venció a
Brasil por 3 goles a 1 (entonces los brasileños vestían de blanco). Luego, el
31 de mayo empatamos con Italia, el anfitrión, debiendo jugar el desempate al
día siguiente, 1º de junio, y sucumbiendo ante Italia por 1 gol a 0; a aquello
se le llamó “la Batalla de Florencia” y es que en el estadio Comunale Gianni
Berta de Florencia se celebró.
El árbitro belga, un tal
Baert, hizo la vista gorda en el empate italiano del día 31 y hasta anuló
el segundo gol de España. La cosa terminó con 7 jugadores españoles “rotos” frente a sólo 3 italianos. El
desempate del día siguiente fue cosa del árbitro suizo, un tal Mercet, que concedió un gol a Italia y
anuló otro a España. Al final, nosotros para casa.
Ah, y para cuando nos toque con Chile. España, la selección
española de Fútbol, desde las Olimpiadas
de Amberes (1920; VIº JJOO) fue titulada por la prensa italiana como la Furia
Rossa (Furia Roja) en la previa del partido que nos iba a enfrentar a
Italia a la que, por cierto, ganamos. Es que llevábamos un león rampante como
escudo y la camisola era roja. Y Chile no jugó nada importante hasta 1930, toda
una década después.
Selección Española de Fútbol; Amberes, 1920 . VIº JJOO; Furia Rossa |
Asín que…
es que esta noche jugamos… Yo ya he puesto la bandera en el balcón; la de
España, oiga.
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