DE UN
PUERTO… A LOS ARTÍFICES DEL URBANISMO DE BENIDORM
Una buena parte de los atractivos iniciales del desarrollo
urbano-turístico de Benidorm se debieron a situación en la costa del
Mediterráneo, frente a su bahía partida en dos por el eje que conforman la
punta roquera del Cerro del Canfali y la propia isla, orientada al Sur,
mientras que por el resto de los puntos cardinales encontramos la protección de
otras tantas formaciones montañosas que protegen Benidorm de los vientos
dominantes de Levante, o de los fríos del Norte, con lo que el microclima que
se disfruta, sobre todo en primavera, otoño e invierno, es sumamente benigno,
con temperatura sensiblemente más altas que en el resto del litoral, y con el agua del mar dentro de unos límites
que permiten el baño en todo tiempo.
Con ello, Benidorm es
hoy en día la principal ciudad-turística del Mediterráneo, tanto por el
número de plazas hoteleras como por la cantidad anual de pernoctaciones y
flujos de renta generados. Venció ya, en la década de los ochenta, la
estacionalidad y su ocupación media anual supera con creces el 77%; más del
doble que la media nacional[1].
Pero en esta bahía, y en esta ciudad, se da la paradoja de
que a pesar de estar ubicada a la orilla de la mar nunca ha contado con un
abrigo portuario hasta comienzos del siglo XX. En 1865 se llegó a considerar la construcción de un puerto a través de
un esbozo de espigón, y se le adjudicaron boyas de balizamiento para su uso
comercial, pero no se llegó a realizar el proyecto de dique de abrigo que se
había diseñado entonces.
Espigón del puerto y Playa del Mal Pas (finales de los 50) |
No será hasta 1915,
aunque se desarrollaron entre 1909 y 1911, cuando comenzaran las obras del
espigón del puerto que una vez tras otras eran vencidas por los temporales de
primavera y otoño. Las obras definitivas se iniciaron en 1927 y el puerto de
Benidorm se consideró como elemento agregado al Puerto de Alicante hasta 1930
en que los aterramientos hicieron desistir de la construcción de un contradique[2]. Modernamente la
infraestructura portuaria existente se configura como una Estación Náutica.
Don Pedro Zaragoza Orts |
Benidorm, en
conjunto, conforma un marco natural excepcional en el que se asentó una
población muy dinámica y receptiva que configuró una ciudad que se generó como
consecuencia de haber arrancado de un planeamiento urbanístico del año 1953,
fruto del empeño de un alcalde visionario como Pedro Zaragoza Orts, de un arquitecto atento a los cambios y
corrientes del momento aquél, Francisco
Muñoz Llorens (Arquitecto-Jefe de la Sección de Urbanismo de la Delegación
Provincial del Ministerio de la Vivienda) que llegó a ser nombrado “Arquitecto
Municipal Honorario” (con la obligación de trabajar dos días a la
semana en el mismo Benidorm) y de un urbanista como Luis Rodríguez Hernández (arquitecto, profesor de la Escuela
Oficial del Arquitectura y Delegado para Levante de la Dirección General de
Urbanismo). Los tres contaron con la inestimable colaboración, y ayuda
política, de Pedro Bidagor Lasarte
(Director General de Urbanismo del Ministerio de la Gobernación) quien redacta
por aquellos días la Ley del Suelo y
en sus continuas visitas a Benidorm fue conociendo y respaldando los trabajos
de Muñoz Llorens y Rodríguez Hernández.
Don Francisco Muñoz Lloréns |
Hay un quinto artífice en esta trama: Manuel Muñoz Monasterio. Ejercía a modo de inspector regional de
Urbanismo y en busca de protagonismo apoyó todas las iniciativas que se
tomaron, lo que contribuyó a llevar a buen fin todo el proyecto aunque sus
propuestas diferían o, al menos, no coincidían con las del alcalde, el
arquitecto y el urbanista. Muñoz Monasterio apostaba por un turismo elitista,
mientras que los otros tres, especialmente el alcalde Pedro Zaragoza, apostaba
por la clase media[3].
En este equipo inicial hay que incluir al topógrafo Guillermo Campos, que marcó y
replanteó
el viario con gran pericia y honradez, y a los pioneros de la materialización
del Plan que según el propio Francisco Muñoz fueron: “Luis Mayor, Pepe Enrique,
Gregorio ‘El Casillero’, Pepe Fuster y otros maestros de obra que demostraron
entonces su capacidad y sentido de la responsabilidad…”[4].
Considero clave, aquí llegados, señalar que “el
de Benidorm fue el primer Plan General de Ordenación Urbana realizado en España
sobre todo un término municipal. El Plan de Barcelona, que es anterior aunque
por pocas fechas, se circunscribe en exclusividad al ámbito territorial de la
ciudad”[5].
El Plan de 1956 salió adelante por el empeño, como no, de
todo un pueblo que aceptó -aunque al principio de no muy buen grado- los
planeamientos urbanísticos futuribles, de alcaldes que trabajaron con ahínco
sobre las directrices marcadas y que llevaron lo planificado a buen puerto como
Jaime Barceló (12.X.1966 –
03.II.1971), Rafael Reverte Coma (03.II.1971
- 08.I.1974), Miguel Pérez Devesa
(08.I.1974 - 30.V.1977), José Llorca
Llinares (30.V.1977 - 20.II.1978), Rafael
Ferrer Meliá (20.II.1978 - 07-IV. 1979), José Such Ortega (07.IV.1979 – 23.V.1983); de otros alcaldes,
previos a todos estos, que sentaron las bases del proceso, como fueron Vicente Zaragoza Soria (01.I.1910 –
04.IV.1915) que planteó las primeras reformas a través de la Ordenanza
de Policía para el Veraneo y los Baños de Mar y efectuó las primeras
expropiaciones en la zona de playa por interés público, y Vicente Llorca Alós (23.X.1925 – 09.II.1930) que sufragó de su
propio pecunio las primeras realizaciones en las proyecciones urbanísticas
sobre la playa de Levante. De concejales entregados a la tarea como Ramón Ferrando Solbes, Juan Fuster Llorca, Vicente Ivorra Lledó, Vicente Pérez Ivorra y Miguel Bayona; de benidormeros emprendedores
como Alfonso Puchades Jou, Batiste Ronda, Luis Mayor o Pepe Fuster.
De tantos y tantos otros que creyeron en lo que hacían; y lo hicieron[6].
Mención aparte merecen los nombres modernos del desarrollo y
la evolución del PGOU como los alcaldes Manuel
Catalán Chana (23.V.1983 – 15.XI.1991), Eduardo Zaplana Hernández-Soro (22.XI.1991 – 05.XI.1994) y, Vicente Pérez Devesa (05.XI.1994 - 16.III.2006),
por haber vivido los procesos más concretos de la evolución del mismo y de la
resolución de los problemas que se habían generado; en particular este último,
Vicente Pérez Devesa, comprometido en todos los procesos del Plan desde 1985. Y
en este apartado final, también señalar el compromiso con los desarrollo del
PGOU moderno de los concejales Ángel de
la Fuente, Salvador Moll Vives y
Francisco Savall.
Los dos últimos alcaldes no se han caracterizado,
precisamente, por desarrollos del Plan General, en ningún sentido.
Obviamente, una referencia a los técnicos que lo han hecho
posible, como los arquitectos Antonio
Camarasa, Juan José Chiner y Mariano Chicot; los ingenieros José Ramón García Antón (responsable que
fuera del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa y también de la Consellería de
Obras Públicas) y Francisco de Santiago,
y también del letrado Andrés Laporta
auténtico gurú del tema gracias a este experimento vivo e inacabado que es el
Plan General de Ordenación Urbana de Benidorm.
[1] Fuente: HOSBEC
[2] Juan Ferrer – Construir la costa: el litoral
valenciano.
[3] Francisco Muñoz. Anotaciones y recuerdos del Plan de
1956
[4] Francisco Muñoz. Anotaciones y recuerdos del Plan de
1956
[5] Pedro Zaragoza Orts; de mis conversaciones con él.
[6] Un siglo de Turismo. Manuel Ballestero. Diario ABC, 30
de Junio de 1993
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