25 ene 2020

DE FITUR 2020


He vuelto a pisar moqueta en la edición 2020, en la que FITUR cumplía cuarenta años. Es un decir, porque todos los años, desde 1985, lo vengo haciendo; pero no con la intensidad de esta edición. Y debo confesar que, para una inmensa mayoría, sigue siendo ‘la Feria de la Vanidades’; definición certera a más no poder que le oí un buen día a José Luis Calvo en sus tiempos al frente de Patronato de Turismo de la Costa Blanca.

Para muestra: Wonder Woman (que no se parecía en nada a Linda Carter) pululando por allí, una imitadora de Giuseppina Ronzi dando gorgoritos a las ocho de la tarde, después de haberlo estado haciendo -y muy bien- toda la santa jornada, dos cromañones, haciendo el ídem, salidos de algún stand perdido en la marabunta de pseudo marcas turísticas y dos damas de un Tabor de Regulares, una con tarbush, sulham y alquicel, aunque sin skara, componían muchas de las escenas fitureras que se sobresaltaban ante el paso de, tal vez, una supuesta miss carioca, alguna, dicen, reina de la belleza de un posible país sudamericano, varias falleras, belleas y damas de la Conquista, algún nazareno penitente (sin capirote) que desentonaba lo que no está escrito y hasta una Dama de Elche con dos horripilantes panderetas (porque así lo parecían) a la altura de las orejas. De todo esto y más, mucho más, por los pasillos de Fitur. Y así llevan cuarenta años creyendo que eso es promoción. Bueno, también los hubo que apostaban por llevar una maqueta de una supuesta mascletá en el interior de una maleta… intentando reclamar -que no llamar- la atención del peregrino que hace estación de penitencia recorriendo los pasillos de la feria en pos de llevarse cualquier cosa de recuerdo de un stand.

Y en eso que entró, ayer (viernes, 24), el presidente del Gobierno, por segunda vez, con paso decidido y ante una nube de fotógrafos, para acercarse al stand de Cataluña, directo, antes de acudir a la reunión del Consejo Español de Turismo, donde largó su discurso y luego tuvo que escuchar los planteamientos de los miembros del mismo; entre ellos, el alcalde Benidorm, Toni Pérez, que le pidió que se atienda “la relevancia de los destinos” y se les coloque a estos “en el centro de las políticas e iniciativas turísticas”, ya que “desde el destino se pueden canalizar todas las necesidades, tanto del sector público como del privado; al tiempo que el propio destino, desde la perspectiva de la colaboración público-privada, debe ser el catalizador del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.

Bueno, este ha sido el Fitur de los ODS, de ponerle a todo el sambenito de la sostenibilidad y de añadirle a todo el palabro Inteligente, para decir que se está, turísticamente, en la onda. Así que… lo mismo hay montañas inteligentes que deportes inteligentes. Por ello, mi querido José Luis, te enmiendo la calificación de ‘Feria de las Vanidades’ por la de ‘Feria de la Estulticia’… que llega al extremo de ver a una vaca sagrada de la profesión plantarse ante Benidorm y preguntar lo de “Y vosotros, ¿qué vendéis en Fitur?”. Si hemos llegado a esto, pues apaga y vámonos; porque echamos por tierra cuarenta años de progreso en turismo.

Ah, le han dado el premio al stand de la Comunidad Valenciana que ha tenido de todo: bueno, malo, deplorable, mejorable, pendenciero, exultante, innovador, tradicional, vistoso y hasta exquisito, pero de esto último llegaba poco…

Por el Pabellón 7 pasaron todos los que son algo en la Comunitat. Vino Ximo Puig… y alteró la programación del miércoles; ya todo fue de cabeza. Volvió el jueves, cuando “tocaba” y lo de los horarios para citas y compromisos, siguió siendo caótico. Al ministro Duque, don Pedro, que en su DNI del terruño tiene haber sido nº1 por Alicante en una lista electoral, una abuelita le birló, por toda la cara, un almanaque (esto, en Fitur no cambia; hay profesionales de nivel) y el ministro Ábalos pasó a desgana y flácido. También pasaron, y no de largo, con fotito y todo, que los cubitos de los ODS dieron mucho juego, el gobierno valenciano, empresarios de nivel y políticos como Moreno Bonilla, Isabel Bonig y Pablo Casado. Y alguno que no cito, castellonense de talla muy profesional, que sabe estar y sabe de qué va esto del turismo.

Por pasar, pasaron muchos: los que iban camino de Andalucía (P5) y los que lo hacían camino de Madrid (P9). Todos se pararon en Benidorm y terminaron haciéndose la foto con los cubitos de los ODS: “Ay, yo quiero el 4; y yo el 12. A mí dejarme el 6 que es el del agua; yo prefiero el 11, que va de sostenibilidad; yo quiero el 13, o el 15, que son los más verdes”… Yo quiero el 2; porque hemos pasado un hambre.   
  

Esto de Fitur ya no es lo que era. Falta el poderío gastronómico de los stands que antes se exhibía con desmesura -y hasta con displicencia- y sobra altanería en los baretos del recinto ferial que ofertan hamburguesa del montón a precios del Wagyu Kobe Rib Eye Cheesesteak del muy recomendable y carísimo (aunque una vez es una vez) Barclay Prime de Filadelfia[1].

He de reconocer que pese a todo, todos ha demostrado actividad. Unos, trasnochada; algunos folklórica, otros oportunista y los menos, una febril labor profesional y evolutiva, pensando en el mañana. Muy comentada la declaración gubernamental de “emergencia climática”: desde la sonora carcajada, por mediática y oportunista, al llanto más desgarrador, por apocalíptica. Si es que no estamos preparados para estos eventos.

Fitur son tres días de gloria para alcaldes y concejales que creen que todo el monte, además de orégano, es turismo. Total que van, exhiben su vacuidad y se vuelven por donde habían venido; en ocasiones, con paradiña y selfie ante monumentos de la capital, que para eso es la capital. Y no te digo si encima acuden con stand propio; que los hay. Y mean fuera del mingitorio/tiesto de su comunidad.

El 1 y el 10 son dos stands raros; la perdición de FITUR. Son como la vieja y el candil de la canción; una por regruñona y el otro por gastar grasa (para iluminar). Y hasta allí, a los stand ‘iluminados’ sólo se llegan los interesados… En el caso del 1, en un reducto (que no stand) de Venezuela servían buen café y mejor ron -Diplomático; gracias don Juancho Nieto por parir este néctar- ajenos a lo que pasaba a unos kilómetros, en Barajas. En el caso del 10, FiturtechY con sus cuatro frentes abiertos -Sostenibilidad, Destino, Negocio y Futuro- concitaba a primeros espadas defendiendo sus postulados para el turismo del mañana. Por allí no se pasan más que los profesionales. Y estuvo Benidorm.

Y para profesionales, hay muchos Fitur: Fitur Festival, Fitur Gay, Fitur Health, Fitur Know How & Export, Fitur Screem, Fitur Talent, Fitur Next Observatoy, Fitur B2B, Fitur MICE, Investur y el Foro Exceltur, que es el preámbulo de todo.

Y Benidorm, que juega en la Champions de este deporte que es la promoción y gestión (parte que siempre se olvida) del turismo ha estado en casi todo: en un panel del Foro, con stand propio, con representación en todos los campos anexos de Fitur, con participación activa en FiturtechY, repartiendo conocimiento e impartiendo doctrina a través del propio Ayuntamientos, de Visit Benidorm -y su equipazo- y de Inteligencia Turística, presentando sus Eventos 2020, sus herramientas de comunicación de los destinos, su novedosa apuesta Pet Friendly, su Benidorm Gastronómico, su iniciativa de turismo LGTBI, su Film Office, las nuevas herramientas de asistencia sanitaria senior internacional, la nueva gobernanza para abordar los destinos sostenibles y su apuesta por una estrategia de implicar los ODS de la Agenda 2030 con el DTI a través de su iniciativa de medir el impacto de los parámetros del destino turístico inteligente (primero del Mundo, certificado) sobre el territorio bajo el paraguas de un Smart Destination Living Lab, el primero que pone en marcha un destino turístico.

Y más, mucho más: gestión y gobernanza.  Y van y vienen; y te preguntan: “Y vosotros, ¿qué vendéis en Fitur?

Que a estas alturas del baile turístico del siglo XXI, cuando te dicen -y te explican- el por qué para Benidorm el Brexit no es un tema preocupante y ves cómo se suceden las reuniones, tomas de contacto, presentaciones y se ejemplifica con Benidorm los casos de éxito turístico, el que aún estemos con una preguntita así, te da, cuando menos, grima.

Voy a ver si me enciendo un Lusitanias, como el plural del trasatlántico, y este no me lo hunden con sus tonterías. 









[1] 237 S 18th St, Philadelphia, PA 19103