Dicta el saber popular -y el gastronómico más-, que cuando
un horno está muy caliente, o frío, no conviene meterle nada. Si está muy
caliente, el producto se quemará por fuera y no se hará por dentro; si está
frío, ni se te ocurra pues de nada te valdrá su función.
Pues así está la cosa. Que no sabemos si el horno está para
bollos.
Y me refiero a lo de Julio Iglesias y la propuesta que
circula por ahí de nombrarlo -de haberlo nombrado ya- Hijo Adoptivo de Benidorm. De darle un honor benidormero; ese u
otro. El que sea.
Ya en 1988, un 12 de agosto, cuando el 20 Aniversario, se
debió realizar. Vino, cantó, cobró, se hizo fotos con plaquita benidormera (no
sé en qué orden estos aspectos), le subieron una tarta al escenario, y se fue.
¿A nadie se le ocurrió el nombramiento?; ¿con la plaquita bastaba? ¿tampoco
estaba el horno para bollos? Reglamento, había; haylo. Ya verás como sale
alguno a piar, ahora.
Ni te cuento cuando para el 25 Aniversario; fecha
redondísima, en 1993… Y eso que había venido ya en 1989 (4 de agosto) y en 1992
(18 de julio). No, no vino en el 93, pero volvió en 1995 (24 de julio) cuando
se inauguró el busto en el Auditorio que lleva su nombre; y de nuevo en 1997
(12 de agosto). Y de nuevo en el 2004 (bueno, a firmar discos a Carrefour
Finestrat: nº 1 de ventas en España) y en el 2008, un 16 de agosto, para un 40ª
Aniversario que poco se explotó. En todas estas ocasiones ¿tampoco estaba el
horno aviado?
¿Y ahora?, ¿qué pasa ahora? Todo quisque ha hecho mención (prensa, radio, tv y redes sociales) a la
efeméride: 17 de julio de 1968, Julio Iglesias ganó el X (como el iPhone X)
Festival de la Canción de Benidorm. ¿Tampoco estaba el horno para el bollo del
nombramiento?
Un detalle. Por lo que sea, que no quiero entrar, el 17 de
Julio de 2018 todos hablaban de la canción “La
vida sigue igual”. Insisto, hablaban de la canción. Algunos se atrevían a
desentonar, muchos la cantaban. Se desempolvó el cartel anunciador de aquel 10º
Festival que dormía, arropadito, en el Archivo Municipal, se abrió la Puerta de
Caballos y alguna cámara volvió a pisar el albero de la Plaza de Toros de
Benidorm. Unos pocos citamos a Julio Iglesias. Y nada más, aunque en las
imágenes en blanco y negro que corrieron como la pólvora siempre destacaba un
impoluto traje blanco. Se habló, pero poco.
La historia de Julio Iglesias y Benidorm tiene trasunto.
La madrugada del 22 de septiembre de 1963 -la fecha del
accidente- es la que marca el punto de inflexión que nos llevará a la noche,
bien entrada, del 17 de julio de 1968 (ya en el 18) en que Julio ganó el 10º
Festival de la Canción de Benidorm. Entre medias de esas dos fechas queda el
reposo postoperatorio, la guitarra que le regaló el anestesista Eladio
Magdaleno (su familia sigue en Benidorm), la estancia británica, el conocer a
Gwendoline, la insistencia de Enrique
Garea (que le anima a defender “La vida
sigue igual” en Benidorm), las gestiones de José Solís Ruiz (ministro que
era) para que la canción quedara inscrita oficialmente… y aquél traje blanco
con los bolsillos cosidos para que no pudiera meter las manos en ellos. Y Julio
ganó.
Y la vida nunca ha vuelto a ser igual. Él lo ha puesto todo
en la música y en los negocios, pero salió de Benidorm. Nació en Benidorm.
Julio, en la escalera del Hotel Servigroup Montiboli; julio de 1992 |
No hay un Julio Iglesias antes del X Festival de Benidorm.
Hay un triunfador después de Benidorm. Y eso es lo que algunos en Benidorm
quieren proclamar. Que “la brillante y meritoria carrera artística, reconocida
y premiada internacionalmente” se inició aquí. Hay quien dice que falta la
opinión de Julio. ¿Alguien se la ha preguntado?
Para mí no es óbice ni cortapisa tener su beneplácito. Miel
sobre hojuelas que dijera que sí. Luego pienso en el chasco (y la saña
mediática) de lanzar las campanas al vuelo y que se caigan de la torre, con el
destrozo que ocasionarían.
Sí, suena a partes iguales: a reconocimiento y operación de
marketing. Cada uno lo tome como quiera. Impacto mediático tiene el
nombramiento.
Sobre si lo que se persigue es promoción de Benidorm daría
para un ensayo de 300 páginas. Hay gente de buena voluntad que solo quiere
seguir ligando el nombre de Benidorm a todos aquellos que han contribuido a
perpetuar su nombre. Y el caso de Julio Iglesias es ese, siempre y cuando se
apostille lo de “ganó el Festival de Benidorm”; como con Raphael, Mejor
Intérprete en la edición de 1962, la 4ª. Y el mismo caso que Emilio José,
Mochi, Dyango… Pero Julio, es Julio; como que más internacional; que lo es. Y
cargadito de premios: Grammy Latino, World Music Award, Billboard, American WA,
Medalla de Oro de las Bellas Artes, Legión de Honor francesa, Estrella en el
Paseo de la Fama, Español Universal, Embajador de las Artes de UNICEF… y
Embajador de la Comunitat Valenciana, que eso les duele a muchos… y hace, con
todo lo que le cuelga, que el horno no esté para bollos.
¿Merece Julio tal nombramiento? La cuestión, creo, no es de
merecimientos. En 2015 le nombraron Hijo Predilecto de Madrid porque había
nacido (de nacer; salir del vientre materno) allí. ¿Cómo llamar a lo que
ocurrió aquí en la madrugada ya del 18 de julio? Merecerlo, lo merece. ¿Está el
horno para bollos?
¿Por qué no echamos una ojeada al Reglamento Municipal de
Distinciones y Honores -que me imagino debe existir- y vemos lo que procede? Me
suena que en 1964 -me suena el año; que la distinción es absolutamente cierta-
ya distinguieron con honor a una destaca personalidad que no cito para evitar
comparaciones. Y han debido haber más.
Y se abre el expediente correspondiente. Y habrá gente en
contra y gente a favor, Alguno en este pueblo que valora darle hoy honores ha
vivido su viacrucis particular y al caerse del caballo de la vida política, cual
Pablo de Tarso, no para de exhibir fotos con el caballero, a pesar de sus
promesas de eliminar toda mención al mismo. ¡Que hay que joderse!
Me posiciono a favor del nombramiento de adopción -o
cualquier otro honor similar- si está conforme a la norma; ¡por favor,
desempolvar el Reglamento! Julio es Julio, y a los demás los encontré por la
calle, lo cual es cierto. Bueno, a uno -Guy Swimmer- lo conocí indoor, que se
dice ahora; de camarero en el Hard Rock Café de Londres, en Old Park Lane. Le
di la dirección de la Oficina de Festival para que se interesara por las bases…
Se interesó y ganó.
Lo cierto y verdad es que por sentir los colores de Benidorm
reivindico que el Festival de Benidorm sirvió a sus cometidos de promoción de
la ciudad y de lanzar al estrellato (que se decía entonces) a valores de la
canción. Con Julio salió mejor que con todos los demás. Y, por ello, por la
repercusión, me pregunto ¿por qué no?
Algún Toledo habrá que me salga a chafar el güito (sombreo)
con la solanera del verano. No le faltará razón, con la que está cayendo.
Ahora sólo me pregunto: ¿Está el horno para bollos? Porque
de no estar… meter el tema en el horno pa ná, es tontería.
Y teniendo a gente con línea directa, ¿por qué no consultar a
quien sabe más?
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Nota: Las fotografías que ilustran el texto son de mi buen amigo, y amigo de Julio, Félix Sánchez Luengo
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Nota: Las fotografías que ilustran el texto son de mi buen amigo, y amigo de Julio, Félix Sánchez Luengo