19 may 2018

Y, DE REPENTE, HABLÓ...




Nos consta -tenemos médico de cabecera en la tertulia “Los cafés del Meliá” que hasta oficia de fotógrafo oficial suplente, aunque farfulla en noruego- que no era una cuestión clínica lo de Antonio en la tertulia. Pero la noticia que hoy brindamos al mundo es que después de toda una década de silencio, de repente, ¡habló! Antonio Escobar habló.

Jo, ¡qué alegrón!

Hombre, la verdad sea dicha, conocíamos su timbre de voz. Alguna vez llegó a balbucear algo.

He de confesar que se estiraba con los chistes. Pero, mismamente, Marco Tulio Cicerón no parecía. No parecía, hasta ayer viernes.


En casa, nos cuenta Maricarmen, habitualmente lo hacía. Lo de hablar, digo. Pero en los cafés, en la tertulia que él nos concedió, no. Y eso que jugaba en casa, pero en sumir el peso de la palabra estaba inédito. Bueno, como dije, algún chascarrillo, algún chiste, soltó alguna vez.

Eso sí, hablaba con gestos. Y de esos tengo dos docenas de anécdotas de un profesional de la dirección hotelera. Pero no es el caso; lo que nos trae aquí ahora es que, de repente, habló.

La cuestión es que Antonio Escobar, de los Escobar de Medellín (España; cuna de Hernán Cortés), el director del Meliá Benidorm y padre del invento de la tertulia “Los cafés del Meliá”, se nos va para el Sur, a la Costa del Sol, en una nueva aventura profesional; como la que le trajo aquí.

Le hemos cogido cariño a Antonio en toda esta década que nos ha aguantado en el Meliá Benidorm. Y ahora se va. Sí, cariño; le hemos cogido cariño y más. Sobre todo, ahora que sabemos que sabe hablar.

Conseguimos once minutos y medio de manera ininterrumpida. Y no le interrumpimos. Oye, que sabe hablar. ¡Qué cosas hacen los directores de hotel!

De ellos, de los directores de hotel, sabemos que “milagros, pocos; ¿y vida?, menos. Los que nos dedicamos a esta profesión no tenemos más vida que esta: lo nuestro es estar desde la mañana a la otra mañana pendientes del hotel”.

Es que un hotel, y Antonio en todos estos años nos lo ha ido mostrando, es como una ciudad dentro de una ciudad y el director es… el que toca todas las teclas de piano, sopla todas las boquillas y embocaduras, pulsa todos los pistones y llaves, tañe todas las cuerdas y agarra la batuta con los dientes; no importa que sean cuerdas, vientos en madera o metal, percusión u otros. La orquesta debe sonar y el director la hace sonar.

Supimos ayer que Antonio lleva en esto cuarenta y un años… Ya peina canas. Y supimos que ha pasado por Ibiza, la Costa del Sol, México, Cuba, Venezuela, Colombia, Indonesia, Singapur, Australia, Canarias… de nuevo a la Costa del Sol (tiene un hogar en por el Sur)… un ratito por Benidorm -que vino por un par de años y han sido catorce (y que tiene otro hogar en Benidorm)-… y ahora, de nuevo, y a la tercera va la vencida, a la Costa del Sol hasta que…

Pero luego me vuelvo a Benidorm”, que nos dijo; y sabemos que sí.

Detalles y pormenores de la decisión, anécdotas que, algunas, ya sabíamos de las aventuras de los hoteles en aquellas latitudes asiáticas y la pequeña intrahistoria de la tertulia “Los cafés del Meliá” nos refirió Antonio.

Nos contó que érase una vez una noche de aquellas del Festival de Benidorm de 2006 cuando mi buen amigo Manolo Ballestero, helmántico y cauriense… y por esta segunda acepción, paisano de Antonio -extremeños los dos-, le proponía recuperar una de las más rancias tradiciones de Benidorm: la tertulia.

Al poco, Manolo nos dejó… pero ahí quedó lo de la tertulia.

Antonio, nos contó este último viernes, que por todos y cada uno de los hoteles fuera de España por donde pasó, montó su “Rincón español”, un lugar donde conversar, más que añorar, sobre las cosas de aquí. La idea de Manolo Ballestero tenía un hueco que en el verano de 2008 materializaron Juan Portolés, Pepe Soriano “El Cardenal” y Mario Ayús cuando trataron el tema con Antonio Escobar.

Total: que desde el 18 de septiembre de 2008 está en marcha esta tertulia de los viernes que de vez en cuando se asoma a este blob: “Los cafés del Meliá”… y que sin Antonio en la cabecera de la mesa y en silencio no va ser lo mismo. La tertulia sigue; Meliá quiere que siga y seguirá. De momento, el miércoles vamos a ver qué es eso del guarapo y otras lindezas con el amigo Jaume Climent.

En un momento dado de su intervención se nos puso a elogiar a la tertulia; a elogiarnos. ¿Tú te crees? Aquí, quien debe elogiar es el grupo de tertulianos a su anfitrión.

Recordamos a muchos de los que han pasado en esta década de cafés y a algunos tertulianos que, cosas del tiempo, nos han dejado, “por todo lo que nos han enseñado”. Hablamos hasta de aquellos de efímero paso a la cita del viernes en los salones del Meliá Benidorm.

Está satisfecho Antonio de la experiencia vivida: “Benidorm tenía tanto escondido que la tertulia ha sacado a la luz”… Y lo que queda, Antonio.

Me gustó cuando refiriéndose a nosotros nos dijo aquello de “sabéis de todo; si no, lo inventáis”. La carcajada retumbó. Todos le entendimos.

Siento irme”, nos dijo; “pero no lamento irme”, manifestó; que es una manera superlativa de expresar su profesionalidad. Nuevos retos que solventará dando un nuevo impulso a su dilatada y exitosa carrera profesional.

Luego nos demostró que es humano con un “pero os voy a echar de menos”. Como nosotros a él; a su persona y a sus chistes.

Nos interesamos por esa década de silencio en la cabecera de la mesa de debate de la tertulia “Los cafés del Meliá”: “yo escucho y aprendo; sois una máquina de enseñar”. Nos ruborizó.

Rendidos quedamos ante la hidalguía de un extremeño de Medellín que ha recorrido el mundo de la hotelería siempre en la vanguardia caribeña, cafetera o del exotismo del Sudeste asiático y que por esas cosas de la vida llegó un buen día a Benidorm, por un rato, y catorce años después se da un respirito profesional en la Costa del Sol.

El honor ha sido el nuestro Antonio; el compartir amistad, charlas de café, copas de vino y algún viaje. Y te lo garantizo Antonio, en nombre de todos los tertulianos: hemos aprendido más de ti, de buenas maneras, compostura y saber hacer, que tú de lo que se dice en la tertulia “Los cafés del Meliá” donde lo que pasa siempre queda entre los posos del café.

Y, a todo esto: yo, ayer, tampoco tomé café. Todo se me fue en tempranillo.

En unos días nos vemos, Antonio.

Gracias, Maricarmen; cuídanos a Toño y que él haga lo mismo contigo.






15 may 2018

DE UN CAFÉ POR LOS BALCANES.... (y II)




Como decíamos ayer…

La llegada de Mijaíl Gorbachov (1985) con sus reformas (Perestroika) y liberalización política (Glásnost) pusieron en solfa los Balcanes, pero cada país siguió un derrotero.

Bulgaria, el de más placentera transición, lo tuvo más sencillo (que no fácil). El fracaso del Plan Cuatrienal (1981-1985) se llevó a Zhikov a Moscú y la Unión de Fuerzas Democráticas democratizó el sistema comunista (1990) consiguiendo una nueva Constitución (1991) y una serie de políticas que la han llevado a la OTAN (2004) y a la UE (2007); y apunta maneras en Turismo. El ala moderada del Partido Comunista tuteló una buena transición.

Los demás países, tuvieron sus más y sus menos: desde conflictos a guerras.

Entre los de conflictos, los casos de Grecia y Albania.

Los griegos se marcaron una alternancia de socialistas y conservadores que para evitar las punzadas comunistas. Tal fue el fracaso de la alternancia que estando el país hecho unos zorros se le admitió en el Mercado Común Europeo (1981). Y como no se arregló nada en aquel pozo sin fondo, la crisis de 2007 le sacó todas sus miserias a flote y la UE lo ha tenido que amparar en todo. Ahora manda por allí una coalición de izquierda radical -SYRIZA- y Alexis Tsipras se dedica a ir a La Habana a homenajear a Castro. ¡Cojonudo!

Los albanos, a la muerte de Hoxa y con China por norte, se encomendaron a flotar en un mar de colapsos en lo económico y social. Salían en barcos en plan refugiados en una crisis sin precedentes que Alemania intentó parar y como la mayoría musulmana tenía problemas tuvo que intervenir la ONU con una fuerza de Protección. Ahora, a lo suyo, le llaman “economía de transición”. Si no hay problemas, saldrá adelante renqueante.

Entre los países que salieron adelante tras días de guerras, los demás. De menos a más, comenzaremos con Macedonia y Rumanía y seguiremos con la ex Yugoslavia.

Macedonia se declara independiente en 1991. No pasa nada. Su irrelevante posición económica y su escasa población no representaban peligro para ninguna de las partes. No obstante, la minoría albanesa exigió la intervención de la ONU (1993-1999) para desarmar a los guerrilleros pro-serbios. Ahora mismo, la economía macedonia la dirige la Agencia Europea de Reconstrucción y desde 2004 está en negociaciones para integrarse en la UE.

En Rumanía, Ceaucescu no supo digerir el empacho de la transición y hasta se le rebeló el Ejército. Terminó malamente ejecutado (diciembre de 1989) y el Frente de Salvación Nacional de Ion Iliescu, no sin un titánico esfuerzo de la población, emuló a Bulgaria. Rizando el rizo “del cambio” Rumanía estuvo hasta en la Guerra de Irak con la colación de Aliados. Todo sea por que me llamen europeo.

Eslovenia fue la mejor parada. Ser costanera del Adriático y fronteriza con Italia tuvo sus ventajas. El comunista Milan Kikan estuvo hábil, aprovechó el momento serbio y tras una guerra de diez días se aisló del problema balcánico con el firme apoyo de Alemania. Hoy es miembro de la OTAN, de la UE y hasta de la OCDE. Era, antes que todo, el territorio más desarrollado de aquella federación Yugoslava, el más europeo occidental, y al que mejor le ha ido; incluso mejor que a Bulgaria.

El resto, los demás, lo tuvieron duro; muy duro. El actor principal de la descomposición de Yugoslavia fue el serbio Slobodan Milosevic, primer presidente electo de Serbia. La segunda Yugoslavia terminó por dividirse en seis naciones: Eslovenia (fácil), Croacia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia y Serbia; y aún aparecerán dos territorios más desgajados como son Kosovo y Metohija.


Croacia sufrió una de las guerras civiles más crueles del siglo XX (1991-95). Allí pasó de todo. A principios del 95 el ejército croata recuperó los territorios que suponía suyos y en Dayton (Ohio, USA) y París se los bendijeron. Esfuerzo y abnegación llevaron a las primeras elecciones democráticas en 2000 y a un modelo de convivencia que tiene a Croacia en la UE desde 2013 y compitiendo en Turismo con una fantástica costa dálmata.


Bosnia-Herzegovina siempre fue el avispero principal. Casi la mitad de la población bosniaca es musulmana; los serbobosnios ortodoxos superan el 30% y el 15% lo componen bosnio-croatas católicos. Tres etnias, tres religiones; he aquí el gran problema bien aderezado de vinagre nacionalista. En medio del lío, en 1992, Bosnia dice que también es independiente; faltaría más. Claro, se montó una que no veas y en la que le dieron por los dos lados a los musulmanes de por allí. Fue de tal calibre el despiporre contra los civiles musulmanes que la ONU creó la UNPROFOR. Es que el choque de egos de nacionalistas de tronío como los de Milosevic (Serbia), Tudjman (Croacia) e Izetbegovic (Bosnia) -no nos olvidemos de los bosnios- degeneró en un conflicto bélico inmisericorde donde masacrar civiles fue deporte hasta para la OTAN. Eso sí, nosotros somos más guais y creamos el TPIY, el Tribunal Penal Internacional para Yugoslavia, para juzgar desmanes (de unos más que de otros). Alguno, y no miro a nadie -pero no tiene costa-, se pasó varios pueblos por el forro… Nunca mejor descrito.

Volvemos a Dayton (1995) con el final de la guerra donde salieron derrotados los serbios. Aún estamos aclarando los 250.000 muertos y lo de los dos millones y medio de refugiados forzosos. En 2015 abandonó aquel territorio el último soldado español: 23 años de patrullar y escoltar convoyes con un saldo de 22 soldados españoles muertos y un intérprete bosnio. Y ahí no termina la cosa: 11 soldados más cayeron en Kosovo, a dónde ahora llegaremos. Bosnia es hoy un territorio tutelado por el Consejo de la UE. Por el momento, no existe una fecha prevista para el fin del protectorado europeo sobre el mismo para que Bosnia y Herzegovina recuperen su plena soberanía. 


Kosovo es, aún, “más peor”. La abolición de la independencia de Kosovo y el que los serbios de la Krajina croata declararan la independencia de Croacia llevó al conflicto bélico de junio de 1991 donde, como dije, Eslovenia se independizó sin muchos líos, y Croacia, también; pero con muchos más. En Kosovo, la etnia albanesa era -y es- mayoritaria y aunque el territorio se declaró independiente en 2008 resulta que Serbia la consideraba como una provincia autónoma. También tuvo Kosovo su guerra (1996-99). Y al finalizar esta, el gobierno de la región quedó en manos de la OTAN y de la Misión de Administración Provisional de las Naciones Unidas en Kosovo por mandato del Consejo de Seguridad. Aun así, resulta que 111 de los 193 estados miembros de la ONU lo reconocen con República independiente. España, sin embargo, no. El argumento, de máxima actualidad: una decisión unilateral de independencia contraviene el Derecho Internacional. Además, para España, la Resolución 1244 del Consejo de Seguridad (10.06.1999) está vigente y en ella están las fronteras y la integridad territorial.

Ya vamos acabando. Serbia para el final. Estuvo en todos los líos desde el 91; se le iban desgajando territorios de la otrora gran Yugoslavia -incluso del Reino de los Serbios, Croatas y Eslavos- y eso, perder, no lo llevaban en el ADN. Las conversaciones de Paz de Rambouillet no llevaron la paz. Los serbios, altivos, se mantenían en sus trece y la OTAN recurrió a los bombardeos de 1999 (de marzo a julio) que trajeron los “daños colaterales”: del orden de 3.000 muertos y 10.000 heridos. Bombardea, que algo queda.

En septiembre de 2000, las protestas callejeras de un país en bancarrota llevaron a que Milosevic cediera el poder a los políticos reformistas. En 2001 el TPIY pidió su detención. Hubo sus más y sus menos, pero Milosevic fue entregado -se pactó su entrega en Belgrado- y trasladado a La Haya donde debía ser juzgado por crímenes de guerra y genocidio. Fue encontrado muerto en su celda (2006), en extrañas circunstancias, y en 2016… fue exonerado. ¿A que esto no se lo esperaban?

No fue el caso de otros líderes implicados en lo de Bosnia, que fue terrible. Ahí están los casos de los serbobosnios Karadzic (40 años por Srebrenica y Sarajevo) y Mladic (a perpetuidad), o el del bosnio-croata Praljak, que se suicidó en directo mientras escuchaba una sentencia a 20 años de prisión en noviembre del año pasado. A todos les dio por lo mismo.

En Serbia ha habido muchos ramalazos. El artífice de la caía de Milosevic y del acercamiento a Europa occidental, Zoran Dindic, fue asesinado en 2003 siendo presidente. Después de esto, tras una etapa convulsa, a partir de 2006, Serbia parece recuperada en su estabilidad social y económica; ha normalizado relaciones en Europa y aunque inmersa en los problemas del día a día, intenta incorporarse a la UE. Sólo ha conseguido cerrar 2 de los 34 capítulos que constituyen la fase; pero en ello está. Tiene de plazo hasta junio de 2018 y la economía está durilla.

Sacar a uno de estos países de su entorno, como pretendía alguien el viernes 12 en la Tertulia “Los cafés del Meliá” es dejarnos sin visión de conjunto. Mirar desde los montes Balkan es mucho más eficiente. Hablamos de los Balcanes.








14 may 2018

DE UN CAFÉ POR LOS BALCANES... (I)




Pasó a tomar café por el Meliá Benidorm el escritor serbio, afincado en Benidorm, Branislav Djordjevich. Le habíamos invitado a hablar de su libro. Yo llegué tarde, a eso de las seis (uno tiene obligaciones, pasiones y devociones), y ya estábamos en “ruegos y preguntas”, ese sibilino tercer grado al que sometemos a todo invitado a la tertulia “Los cafés del Medliá” y que me dejó a mí un mal sabor de boca al oír que comparaban churras con merinas, echarle la culpa al otro y un sostenella y no enmendalla que, por supuesto, entiendo y para nada comparto.

Ah, al final le preguntó Mario por su libro, una novela, y le han salido un par de charlas más. De lo que menos habló fue del libro. Umbral, Umbral, ¡esto ha cambiado mucho!

Me hubiera gustado haber llegado al principio, pero…

Habló, me cuentan, Branislav Djordjevich de Serbia y los difíciles años 80 y 90. Yo ya le escuché generalidades y… Yo, es que no puedo separar Serbia de un conjunto llamado península balcánica (a partir de los montes Balcanes que se separan de los Cárpatos en las Puertas de Hierro, por donde pasa el Danubio), con todo lo que atesora en sí y la separa del resto de la gran península que es Europa, de Asia, por los ríos Danubio, Saba y Kupa.

Y sí, aquello ha sido el avispero de Europa más de una vez; y en lo único que tenía razón el tertuliano que vio ¡¡¡paralelismos!!! (entre España y los Balcanes; ojiplático que me dejó) es que es un conjunto casi como España (medio millón de kilómetros cuadrados): Albania, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Croacia. Eslovenia, Grecia, Macedonia, Montenegro, Serbia y Kosovo; y Rumania, de propina (lo que me desvía el cálculo en extensión superficial), aunque está por arriba del Danubio pero que siempre ha estado ligada (y le pilla la desembocadura).

La historia moderna de la península, la que me ocupa, la arranco (yo soy así) en 1830 (Protocolo de Londres) con la descomposición de Imperio Otomano, la independencia de Grecia y el nacimiento de tres naciones modernas: Serbia, Montenegro y Rumanía. Todas tienen su historia antigua, pero la losa del Imperio otomano tiene su aquél.


Por aquél entonces, Bulgaria aún estuvo sometida a un vasallaje dependiente.

El Congreso de Berlín (1878) sirvió para que las águilas depredadores del momento (austriacos, rusos, británicos) se dejaran caer por allí, dando paso, daños colaterales (¡Uy, qué palabra más del lugar!) al auge de los nacionalismos impulsados por unos bajísimos rendimientos agrícolas y un importante crecimiento demográfico. Las potencias aspiraban nada más que al carbón serbio y al petróleo rumano. De esto ya hemos hablado aquí, por el conflicto de Crimea, los rusos y los turcos.

Aprovechando la Revolución de los Jóvenes Turcos (1908) Bulgaria se declara independiente y miró, como Serbia, a la Rusia zarista para el madrinazgo. Austria, por su parte, se anexionó por las bravas Bosnia. Y Grecia se quedó al albur británico. Entonces aparece Italia, que no estaba convidada, y se mete en guerra con Turquía (1911-12; a perro flaco, todo le son pulgas) que hace explotar las Guerras Balcánicas (1912-13). El Tratado de Londres (mayo 1913) pone una efímera paz y reordenada el tablero. De ahí surge una Albania independiente y una Bulgaria muy potente. Pero esto duró tres meses: luego, todos contra Bulgaria. A lo que ocurrió entonces le llamamos Segundas Guerras Balcánicas: 20 días de plomo en los que se merendaron Bulgaria que, abandonada a su suerte por la Rusia zarista, pondrá a partir de entonces su corazón entre Alemania y Austria.


Al verano siguiente, el de 1914, es cuando estalla el lío gordo tras el atentado de Sarajevo. Ya dijimos que Austria se había anexionado Bosnia y un militante de Joven Bosnia -que estaba por el Estado Nacional Yugoslavo, con Serbia- no tiene mejor ocurrencia que asesinar al archiduque Francisco Fernando (y a su esposa). Austria, que le tenía ganas a Serbia, la acusa de instigar el magnicidio y, cómo no, le declara la guerra… y ya tenemos en marcha la IGM en la que todos los balcánicos se metieron, incluso Rumanía y Grecia; eso sí, camino del final de la contienda que llegó con la Paz de Brest-Litovsk (03.03.1918).

Por en medio del párrafo anterior metan ustedes las cosas de Rusia (que mangoneaba mucho por allí): la abdicación de Nicolás II, la llegada de Lenin bendecido por Alemania como pacifista, los gobiernos de Kérensky, el Soviet de Petrogrado, las revoluciones de febrero y octubre de 1917, el régimen bolchevique y la guerra civil rusa que arranca, precisamente, con esa paz.


Sí, por ahí cuentan que la derrota de las potencias centrales en la IGM abrió un proceso de transformaciones en los Balcanes. Yo, lo que veo es que de la Conferencia de París (1919) no salió nada bueno: se inventaron un reino -el Reino de los serbios, croatas y eslavos- y pasaron del viejo Imperio -a Turquía, ni agua-. Poca transformación, como digo, en un territorio afectado por la crisis mundial (1920-22), el problema de los refugiados, el analfabetismo, las reformas agrarias fracasadas, los campos de cultivo destruidos y con mano de obra afectada por las secuelas de la guerra y el vacío demográfico. Por haber, había hasta déficit industrial. Además, los mercados naturales de los balcánicos -Alemania y Rusia- estaban entre derrotados y asolados. Paz para hoy, hambre para mañana.

Eso sí, el éxito de la Revolución bolchevique animó a muchos jornaleros balcánicos del campo y obreros de las pocas fábricas que aún quedaban en pie a apostar por un ideal comunista que fue rápidamente cortado por una burguesía agraria que giró al autoritarismo de signo contrario: que si la Guardia de Hierro, que si la Legión de San Miguel Arcángel, que si la Ustasa, que si los estados policiales de Pedro II, Boris III y Zog I, que si la dictadura, en Grecia, de Metaxas… En fin, abonando el camino a la influencia nazi. Un lío.


Con tanta dictadura afín en la década de los Treinta, ya en 1938 los nazis controlaban todas las economías balcánicas con lo que se entienden las pocas reacciones de los balcánicos ante la Crisis de los Sudetes (1938) y los Acuerdos de Múnich (1938) que dieron barra libre a los fascistas italianos en Albania. Ah, en Rumania (que ya digo, me queda al Norte, pero es parte del problema y de la solución) estaba el mariscal Antoniescu; el hombre de Hitler. Malos tiempos para la lírica.

Y así llegamos a la IIGM. Por este flanco sur, un mal día, Italia va e invade Grecia; al lado de Albania que está. Los demás, jugaron a neutrales… Pero era imposible entre nazis y comunistas jugar a eso. En 1941 un golpe de estado en Yugoslavia fue la excusa que necesitaba los nazis para entrar camino de Grecia atravesando los Balcanes para relevar a los italianos que les iba fatal contra los partisanos comunistas del ELAS y los del EDAS monárquico. En Bulgaria y Rumanía surgirá una resistencia, digamos, cultural.

En Yalta (febrero de 1945) se congeló el desembarco aliando en los Balcanes… y se dejó a Stalin dueño de la situación. Entonces, los partisanos de Tito (Josip Broz) y los Ejércitos de Bulgaria y Rumanía tomaron la iniciativa y liquidaron lo que quedaba del Ejército alemán. Al final de la guerra, la táctica del Salami gana la partida y las dictaduras de derechas previas al conflicto, se tornan en dictaduras de izquierdas tuteladas por Moscú: Tito en Yugoslavia, Dimitrov en Bulgaria, Rakosi en Hungría, Gheorghiu-Dej en Rumania, Hoza en Albania y… una guerra civil de regalo en Grecia donde al Rey Pablo I -y su gobierno de derechas de Papandreu- le sustituye la dictadura de los coroneles. Grecia pasa a ser el bastión anticomunista que a base de dólares había que mantener. Y por eso ingresaron en la OTAN y entraron en el Mercado Común europeo. Ese fue su único mérito: barrera anticomunista. 

Mientras tanto, el resto de la península creó el Kominform, bajo la absoluta influencia de la URSS, y se unieron al Pacto de Varsovia. Sólo Tito soslayó la aquello -en especial a la muerte de Stalin (1953)- afianzando un socialismo autogestionario que le llevó a ser paladín de los No Alineados (de la 1ª Cumbre, Tito fue el gran anfitrión en Belgrado) y… a recibir ayudas de unos y otros.
La etapa de las Democracias Populares trajo algunos nuevos nombres en los Balcanes, pero eran más de lo mismo: Zhikov en Bulgaria, Ceaucescu en Rumania, Hoxa en Albania… y el arquitecto federal de la Segunda Yugoslavia (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina, Macedonia, Montenegro y Serbia.) que fue Tito. Pero las crisis del petróleo de los setenta (1973 y 1975) y la incapacidad consiguiente para competir comercialmente desmoronaron el invento a partir de 1981.

Mañana, si eso, me acerco a los fracasos socioeconómicos de los ochenta, para terminar en lo que pasó en los noventa y en el invento de los llamados “daños colaterales”.

Ellos son como son; se lo han ganado a pulso y nos hemos encargado de que se lo ganen, lo asuman y lo paguen. Semos asín.












5 may 2018

DE CARTEROS A PAQUETEROS




Pues eso, que pasó a tomar café con nosotros por el Meliá Benidorm un sanluqueño que ha pasado por Menorca y recalado en Benidorm, Arturo Hermosilla Camacho, que oficia de director de Área de la Unidad de Distribución de Correos de Benidorm y Finestrat. Del nacimiento del Correo enEspaña ya he dejado un Post en este Blog; y de don Emilio Ortuño y Berte, unbenidormer de pro, también; no en balde el Palacio de Comunicaciones, hoy Ayuntamiento de Madrid, se construyó a instancias suyas.

Tertuliamos con Arturo al compás de un café, pero nos ha quedado pendiente una conversación sobre Sanlúcar de Barrameda y otras aventuras menorquinas que resolveremos uno de estos días. No se me puede pasar por alto esta futura cita; de momento, hemos quedado para recorrer las cuatro esquinas de la Plaza del Cabildo (y la peña del Betis; y Bajo de Guía) y una paradiña en Es Llenegall. A tope.

En la tertulia Los cafés del Meliá nos interesamos por las cuestiones del negociado de Correos. Y Arturo Hermosilla nos brindó algunos titulares que yo retuerzo hasta inferir que “De carteros pasamos a paqueteros” que bien define la evolución del servicio, toda vez que pasamos, muy mucho, de la misiva, de la carta que dio origen a su función, y ahora todo se resuelve con el dedo gordo sobre la pantalla de un smartphone o a través de la paquetería con el triunfo del e-comerce. Es que, como lamentó Arturo, “hasta los juzgados pasan de nosotros; ahora citan por SMS”.

Puede que la cartería esté de capa caída, pero no así, como dije, la paquetería y otras fórmulas que van al compás de las nuevas tecnologías. Vamos, que Correos tiene futuro, aunque como como Sociedad Anónima Estatal de la todopoderosa SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) están ahí entre Pinto y Valdemoro; “pero somos productivos”.

Yo, de Correos, tengo la imagen del amable cartero; de gris en verano y de azul oscuro intenso en invierno. Quiero guardar la icónica estampa de Braulio, el cartero de “Crónicas de un pueblo”… desvinculando a Puebla Nueva del Rey Sancho y a sus personajes protagonistas de toda aquella carga de Principios Fundamentales del Movimiento que, dicen, lo salpicaba todo, pero que yo, en mi niñez, nunca vi. Ahora, si me pinchan, creo que notaría los pildorazos. Quiero dejar constancia de que nunca entendí al joven alcalde; pero sí al maestro y a la maestra, al cura joven, al alguacil pregonero, al conductor del autobús, a la boticaria, al médico, al cabo de la Guardia Civil y al cartero -Braulio/Jesús Guzmán- con su valija de cartas y su bicicleta. Aquella era un España de boina hasta las cejas, pero Arturo Hermosilla me la ha contrastado y me ha puesto el Servicio de Correos a la altura del siglo XXI.


Primero lo conocimos a él. Y siendo de Sanlúcar de Barrameda yo ya lo recibo con los brazos abiertos. Amante de la natación y la fotografía, salió del Meliá con el tiempo justo (eso se debió creer él) de llegar a tiempo a la inauguración de una exposición en La Vila (¡Ja! Llegar, llegaría; pero a tiempo no). La natación, por su parte, le ha venido que ni al pelo, para afianzarse más en la vida: “natación y fotografía me dan la vida”. Arturo es de analógico; no de digital.

Tras pasar, profesionalmente, por Andalucía, Baleares y la Comunitat, tiene claro que en este país “la gente es muy diferente”; y lo que más le sorprende de la Terreta es “la posibilidad y versatilidad de las comunicaciones; desde aquí se puede ir a todos lados”. Pero hasta que (en septiembre) tengamos el vuelo a Jerez, amigo Arturo, a Sanlúcar son 7 horas de coche; te lo digo yo. Y si paras en “sitios estratégicos” (desde cambiar el agua al canario a tomarte un algo); no te cuento.


Se sabe Arturo la legislación al respecto y los cometidos del Servicio, y está puesto, muy puesto, en el devenir del mismo. Como en Francia acaban de darle carpetazo al telegrama (y ellos son Correos y Telégrafos) le pregunté si aquí se iba a hacer lo mismo. Nos contó que -el telegrama- es un servicio que casi no se utiliza; “es habitual en juzgados, bancos y a la hora de dar el pésame; pero, mira, hasta el juzgado cita ahora por SMS”. Señaló, por el contrario, “el buen funcionamiento del servicio de burofax” que es la aplicación de la modernidad de los tiempos.

Nos contó todo lo que se puede hacer desde las oficinas de Correos, que es mucho, muchísimo; y señaló el auge del e-comerce: “el bestial incremento de la paquetería”. Así entramos en las cuestiones del comercio electrónico y la metrización de la actividad y hasta en los usos de residentes nacionales, extranjeros y por nacionalidades. El dinero (por Western Union) se envía los días 10 de cada mes… y otros detallitos.

Me llamó la atención -y no me quedó nada claro- el que sigan en cuestiones de tratamiento del material con el calendario juliano (gran tipo Julio César, ¿eh?; discúlpeles Santidad Gregorio XIII) y que la saca de correos, la tradicional saca que se descargaba del tren (en aquellos tiempos), sólo se utiliza ya en cuestiones de Vía Aérea.

Nos interesamos por el tráfico de cartas en las citas electorales, que muchos lo consideramos absurdo más allá del envío de la tarjeta censal y el voto por correo, y en este tema se detuvo porque en Benidorm es un volumen importante. No solo por las elecciones generales y autonómicas, sino también por las autonómicas de otras comunidades como el País Vasco.

Hablamos del personal de Correos, del cartero y su evolución, de que “ha cambiado el procedimiento administrativo y el personal se ha debido de adaptar a la ley con reparto de mañana y tarde”, de los procedimientos de custodia y hasta de los 26 buzones amarillos que hay por las calles de Benidorm (y alguno verde, de uso de ellos) y de aquellas bocas de león de bronce por dónde -yo al menos, de niño, quería- echar las cartas.

El Servicio Postal Universal, que es un derecho que tenemos los españoles, lo ofrecen ellos con 2.500 oficinas en el Estado español y con varios grandes centros de tratamiento automatizado, como el de Alicante, que es alucinante ver (lo digo yo, que lo he visto).

El futuro es la paquetería (¡Ay China, China, China; la de disgustos que das!) -de cartero a paquetero- y la privatización, que espera tarde aún mucho.

¿Sabían ustedes que está prohibido mandar Lotería por correo? Pues ya lo sabe. Y más cosas. Pero lo que se cuenta en Los cafés del Meliá queda en los posos, en la taza, y ni la cafeomancia será capaz de rememorar lo que allí se cuenta.

PD. Hablamos de los sellos y de los coleccionistas de sellos; y del valor de los sellos. Pero como de eso no entiendo ni comprendo nada (y de Afinsa no soy) pues… al sector Posos del Café.
 PD 2. Si quiere saber cómo era un cartero de entonces, cómo era la televisión de entonces y sus series… y un cartero de pueblo de los 70…


4 may 2018

DE BENIDORM Y EL TURISMO DE LA ESPAÑA REAL (por auténtica; de realidad y no de realeza)




Pues no que el miércoles día 2 de los corrientes nos desayunamos con la opinión de Tourinewsante las declaraciones del ministro de Turismo, Álvaro Nadal, con motivo del nonagésimo aniversario de Paradores. Lo que fue la Red Nacional de Paradores de Turismo; la cosa esa de hoteles de alta categoría en edificios emblemáticos que se iniciara en 1926 de la mano del marqués De la Vega-Inclán, don Benigno, con el parador de Gredos, construido al efecto.

Por cierto: circula por ahí el Homenaje a don Benigno como pionero que fue de la cosa esta del turismo en España.

Y a lo que vamos: ¿Qué dijo el ministro Nadal?, se preguntará alguno/a… dada la trascendencia y repercusión del tema. ¿Ah, que no sabía Ud., nada?, pues para eso está este post.

Resulta que el 16 de abril pasado, ya de sobremesa apurada, salió la nota de agencia sobre el acto cultural de Paradores. Juro que leyendo no llegué al quinto párrafo porque antes estaba lo de “Sin Paradores no se conocería la España rural”. Y todo tiene un por qué: ¡hombre, ministro!, también los hay en ciudades y en sitios de playa.

Y no seguí leyendo. Y resulta que, tras esa frase, venía lo mollar: “Está muy bien irse a la playa de Benidorm, pero eso no es cómo es España”.  Buenoooooo…

Insisto: en la tarde del 16 de abril no llegué al quinto párrafo. Error, lo reconozco. Me leí el titular –Paradores celebra sus 90 años “muy singulares” con una muestra artística que repasa su historia- y en la primera parrafada relativa al turismo rural, que es algo que me aburre soberanamente como recalcitrante urbanita que soy, lo dejé. Y no tengo nada contra esa modalidad.

Bueno, fui unas líneas más; hasta lo de “la labor de Paradores es ‘ir a donde nadie más va’” es lo último que leí, porque, considero, no es así. Pero buenoooooo….

Y a otra cosa, mariposa; que era lunes.

Y así pasan los días, y yo -¡Ay!- desesperad0, y tú, tú, contestando… quizás, quizás, quizás…

Y (y van tres) nos ponemos en el 2 de mayo -se armó la del 2 de Mayo- donde, en la sección Opinión, Tourinews se descuelga con un artículo de ídem titulado “La España real” con un rotundo “No entiendo que para alabar a Paradores sea necesario degradar a Benidorm”.

Ahí le han dado.


Resulta que en Tourinews estaban esperando que desde el Ayuntamiento de Benidorm (de las autoridades de Benidorm, pone negro sobre blanco) llegue una protesta formal. Protesta y formal, en Benidorm, llevan su tiempo.

Hombre, yo es que no la espero. El tema apenas ha sido recogido y al quinto párrafo, como al quinto pino, no quiere llegar nadie en temas como este.

Pero ya que hemos sacado a pasear esa exclusión de Benidorm de la “España ‘real’” del ministro Nadal, sí merecería una llamadita desde el rascasuelos oficial de la Plaza de SSMM los Reyes de España tal que así: “¡Ministro!, que te he leído; háztelo mirar”. Y luego añadir un ‘Vente por aquí y te enteras de cómo es España, la España de las Autonomía, y la España de la Unión Europea’. Que no es un castigo; y luego verán por qué no.

De leer la prensa de los sesenta y setenta te das cuenta de que en cuantito la máxima autoridad del Estado toma posesión, va y se da un garbeo por París y por Rabat (este último sigo sin querer entenderlo). Así mismo, a los ministros de turismo de antes les faltaba tiempo para dejarse caer por las joyas de la corana. Y una de ellas era Benidorm.

Por aquí pasaron, nada más salir de El Pardo, Arias Salgado, Fraga Iribarne, Sánchez Bella, De Liñán, Cabanillas, Herrera Esteban, Martín-Gamero y Reguera Guajardo. Pero fue llegar la década de los 80 y dejar de ser un ritual lo de venir ministros a Benidorm. Sí, vinieron entonces los Secretarios de Estado (Aguirre Borrell, Ibáñez Bueno, Fernández Norniella…), aunque a partir de Luís Gámir algún que otro ministro se dejaba caer por aquí, color tras color, porque siempre había un fueguito que apagar, un libro blanco que presentar o una obra que vender.

Bueno, también entra en la ecuación de visitas ministeriales a Benidorm que comenzó lo de las Autonomías y…

Aquí llegados, merece la pena recordar que Alberto Jarabo Payá, conseller de Turisme (04.1978-06-1979), con Albiñana, vino un día, al poco de tomar posesión (de ritual), y anunció que la Dirección General de Empresas y Actividades Turísticas de la Generalitat se instalaría en Benidorm.

En octubre de 1978, Pedro Romero Ponce, director general del ramo, lo confirmó. Y lo confirmaba porque aquí se había crecido y pedían la consellería. Lo digo porque, mucho antes de que Ximo Puig en Campaña, mediada la segunda década del siglo XXI, lo dijera en cosa electoral, Benidorm ya habían pedido ser la sede de la consellería. ¿Quién mejor que Benidorm para la Consellería de Turismo?

Pero en el 78 le salió la envidieja a la capital alicantina y Ambrosio Luciáñez, alcalde interino de Alicante, pidió acogerla. Se organizó entonces lo que se llamó “la guerra de los CIT”, que para algo dicen que servían. Y en esas, que Alicante se postuló con los apoyos de la mayoría de los CIT… y Benidorm, cual Alonso Quijano siguió esa lucha en solitario por ser sede conselleril. Aquello terminó en nada; la consellería terminó, como no, en el Cap i Casal.

Pero volviendo a lo que nos trajo. Tourinews se descarga con un “Cuando el ministro señalaba a Benidorm, se estaba también refiriendo a Torremolinos (Málaga), a Ibiza, a Tenerife y a tantos sitios de nuestra costa que son precisamente lo que la gran mayoría de los extranjeros, nos visiten o no, conoce. Estos espacios constituyen una España tan verdadera como la que se manifiesta alrededor de los Paradores, solo que con muchos más visitantes”. Y añade un tema que se queda corto: “Benidorm tiene más pernoctaciones que todos los Paradores juntos”. Sí, y que toda la isla de Cuba, por no sacar comparaciones patrias que podrían mosquear un poquito por lo que significan estos 32 kilómetros cuadrados, más de la mitad protegidos, y con sólo seis kilómetros de frente litoral.

Me convence el autor del artículo cuando espeta: “Y si España es apreciada en el mundo es debido al turismo masivo. Está claro que parte de la imagen está constituida por cerveza barata y mejorable paella, pero también por playas de primera categoría, una de las mejores gastronomías del mundo y, sobre todo, una envidiada y alegre forma de vida de la que pueden disfrutar, al menos unas semanas al año, millones y millones de europeos”.

Termina él, y termino yo, proponiendo que “El señor ministro debería ser castigado a pasar una semana en Benidorm… Estoy seguro de que cuando cumpliera la condena, cambiaría su discurso en la próxima inauguración y aceptaría que nuestros grandes destinos turísticos también forman parte de la España Real”.

De “castigos” como ese, infiéranme uno al mes. Pero ya saben que, al margen de mi escapa anual sanluqueña, lo del pasodoble: “que, si me pierdo algún día, me busquen en Benidorm”.