24 oct 2021

A PROPÓSITO DE LA ESCORRENTÍA URBANA

 

 

El otro día llovió en Benidorm… Sí, este esquivo hidrometeoro, en ocasiones se manifiesta y hasta llega a conseguir tintes de noticia. Que llueva nos llena de satisfacción ante la peregrina costumbre adquirida de beber, asearnos, cocinar y otras varias cuestiones del mundo civilizado y tal y cual.

Y leyendo lo de la lluvia en Benidorm de la semana pasada en la web y redes sociales -no estaba aquí para disfrutar la lluvia- me acordé del artículo “El devorador de arroces” y el cuentecillo -que ya hemos reflejado en este blog- de las cuatro gotas que cayeron aquel día en Alicante y de los problemas consecutivos que op0casionaron a la concurrencia tertuliana de nivel por la búsqueda del instrumento para guarecerse de la lluvia y mantener el movimiento -el paraguas- ,así como otras cuestiones sobre su uso, utilidad y manejo que determinó aquella frase ‘Alicante es la Casa de Primavera’, dicho en inmisericorde tono de coña; todo un detalle, don Wenceslao.

Bueno, pues, como decía: mediado el mes se reflejó, con alarde tipográfico y apagados destellos de pseudoironía de cronistas de pacotilla, que cayeron cuatro gotas (o treinta y dos; que no daba tiempo a contarlas en tan poco tiempo [15’2 litros/m2 en tan solo una hora]) y más de uno/una salió a la palestra con aquello de que “no funcionaron” los sistemas de evacuación de pluviales por la sencilla razón de que el agua discurría en superficie a modo “de ríos tempestuosos”. Y, claro, profusión de imágenes por aquí y por allá en Redes Sociales y recordatorios onomástico-familiares al responsable (político) de turno y del ramo, evidenciando que al escribiente/a la neurona le naufragaba en la procelosa riada; tanto, tanto, como en la vida real que es mucho más seca.

Aquí, en este post, no va uno de bengador gusticiero (¡gracias Forges!, por aquel auto sacramental filmado en la toledana Borox), pero sí que sería interesante que hagamos bailar la nuestra (la neurona, claro) al ritmo de la lluvia (que yo prefiero la versión de Sylvie Vartan a la de los HH, sin menospreciar la de los Sleepers que va más acorde con la original de The Cascades) y de la escorrentía urbana y dejemos escrito por aquí lo que pensamos de los de allá.

Ya de por sí, el apellido de la escorrentía, “urbana”, identifica el agua en superficie que no discurre sobre suelo natural humectable; lo hace sobre uno artificial e impermeabilizado. Y a partir de aquí ya sobraría todo este post, como sobraron opiniones sobre la misma evidenciando que alguno/a aún lleva boina enroscada hasta las orejas; y capada.

En la ciudades y áreas urbanas nos ha dado, mire usted, por sustituir el suelo natural por superficies impermeables. Y esto lo hemos hecho, más que nada, para que cuando llueva no se nos forme un barrizal y se nos líe una gorda por aquello de los charcos y el andar chapoteando, cruzar los barrizales en que se convierten las calles, meter el barro en casa a través de zapatos y ropa, dejar aquello lleno de surcos de rodadura, tener los vehículos para llevarlos al lavadero, etc., etc., y otras zarandajas que nos hemos ido añadiendo en el proceso de civilización y confortabilidad. Es que somos… ¡Con lo que bien que se vivía el medievo!

Puede que incluso se viviera, no digo que no; hemos llegado hasta aquí superando calamidades, pero todo era un asquito. Y eso que, bastante antes, a algunas civilizaciones antiguas les dio por pavimentar sus calles (impermeabilizarlas), con lo que el agua de lluvia discurría cuesta abajo. Eran listos aquellos antiguos e imprimían pendientes para ello. Incluso diseñaron sistemas de evacuación por el subsuelo. Seguro que más de uno estará pensando en Roma; pero ye me he ido incluso más atrás porque, sin desmerecer, los romanos, por ejemplo, en esto copiaron de los etruscos[1], oiga. El que el agua pudiera discurrir por calles empedradas o pavimentadas originó el diseño de una estructura más alta que el nivel del pavimento de la calle, las aceras, que permitía que esos laterales estuvieran secos y sirvieran, además, para transitar a golpe de calceus y para encauzar el posible caudal que correría por la calzada. También idearon pasos (a nivel de acera; y ahora nos quejamos de los “guardias tumbaos”) para cruzar de una acera a otra que, a su vez, podían ser atravesados sin problemas por los sistemas de carros. Es más, imitando las madrigueras de los conejos -y por eso se les llamó cunículi- diseñaron las primeras galerías subterráneas para estos y otros cometidos. Al hilo de todo esto, contrales que le han colocado un medallón como un piano a un tal Lucio Tarquinio Prisco por su sistema que sirvió más para avenar las tierras que para el cometido sanitario que luego le hemos otorgado; pero eso es otra historia… de saneamiento.

Pero volvamos a las lluvias octubre en Benidorm y el caso que nos trae con el agua de escorrentía urbana.

Resulta que nos da por poner asfalto o cemento en los suelos en lugar de permitir que el agua de lluvia se infiltre en el terreno como es su natural quehacer. Entonces, se nos queda o discurre en superficie buscando siempre un lugar más bajo donde embalsarse o desaguar o evaporarse (je, je). Y también es verdad que si esto hacemos -impermeabilizar-, entonces cortamos aportes naturales al subsuelo de cara a otra importante cuestión como lo del nivel freático… y hasta podemos vernos ante problemas de inundaciones superficiales. Todo tiene pros y contras.

En un suelo natural, y esto depende de muchos factores, al capítulo escorrentía puede ir a parar del orden de un 10% de la precipitación; y agua abajo va. Y en un suelo que esté impermeabilizado resulta que el agua irá cuesta abajo y sin frenos, sin infiltración en el subsuelo. En el primer caso la cosa se complica con lo de tener en cuenta el nivel de saturación del terreno en cuestión; y a partir de ahí ya va el agua, a pajera abierta, buscando su meta. En una superficie impermeabilizada resulta que el agua no percola y toda la que no pueda tragar el sistema de evacuación y drenaje de pluviales tiene que ir a alguna parte: y esa es la que conforma el capítulo escorrentía urbana.

De cajón, ¿no? Pues parece que no, a la vista de los comentarios en Redes Sociales el día de autos lluviosos de octubre donde hay una cantidad de personajes que no lo tienen tan claro.

Es que hay tantos factores que entran en esta ecuación del agua de lluvia en las ciudades que les doy, por magnanimidad, el minibeneficio de la duda. Puede quedar afectada la cuestión por el mantenimiento de la red de pluviales y su citada capacidad -es que funcionan por gravedad-, atendiendo, además, al criterio de diseño de redes y a la vista de ciertos parámetros que van desde la velocidad de deposición (por sólidos arrastrados; es que hay que tener siempre limpias las ciudades y eso se consigue también ensuciando menos), a diámetros de conducciones y pendientes, sin olvidar tener muy, pero que muy, en cuenta -¡atención al detallazo!- la duración de los eventos de lluvia, los volúmenes de precipitación y tiempo entre ellos. Por lo general, estamos hablando de caudales altos de ocurrencia episódica en nuestro particular emplazamiento.

En todo esto hay detalles geniales. A saber: en ciudades con precipitaciones medias superiores a los 1.000 mm al año, que no es el caso de Benidorm ni por asomo, el número de horas de lluvia al año es del orden del 8% del total de horas anuales. Saquen pues la regla de cálculo y hagan los deberes para un Benidorm que computa sobre los 300-400 mm al año que cuando se consiguen es como que te toque la lotería (acuática); aunque te caigan en sólo dos días. Y luego está lo de que no llueve “donde tiene que llover”, que es una frase que hace referencia pseudogeográfica al lugar donde sí podemos aprovechar esa bendición del cielo, porque la que cae cerca del mar, termina en el mar.

© WeatherSpark.com

Que aquí en Benidorm, en todo el mes de octubre sumemos 41 mm está en los cálculos y si siguen en el meollo de la cuestión se pueden hacer una idea de la necesidad y coste de una inversión económica para desarrollar una red eficaz de pluviales, sobre la realidad topográfica y freática de esta ciudad. Red hay, traga el volumen para el que se diseñó y el resto es de lo más natural: escorrentía urbana que está para lo que está y que es lo de limpiar calles y conducir esas aguas a su lugar de millones de años: a desembocar al mar, playa por medio.


© WeatherSpark.com

Sí, las redes de pluviales se diseñan en función de lo que llueve en el lugar y su posibilidad: han de ser inversiones rentables. Menos de una hora después del episodio de lluvias, la red de pluviales se queda a verlas venir por un montonazo de días. Vamos que es una inversión que cuesta amortizar. Aquí llegados, un tirón de orejas a quienes vierten el cubo de fregar su parcela de acera del retranqueo a la red de pluviales: por falta de caudal ese mínimo vertido no tiene más trayectoria. El contenido de ese cubo debe ir al retrete y a la red de aguas a tratar.

Todo esto de la escorrentía urbana, en realidad, es bastante más complejo que estas líneras, pero a grandes rasgos va tal que así tras caracterizar estadísticamente la lluvia, calcular el caudal a evacuar y aplicarle la ley SQRT-ETmax[2] con sus exponenciales y raíces cuadradas que aburrirían a los fáciles de dedo criticando absurdamente el trabajo ajeno en RRSS por puro -y natural- desconocimiento.

A mí me gusta -cosas del vicio por el hobby de la climatología y los riesgos naturales- lo de la caracterización estadística de la lluvia y sus cuestiones de intensidad, duración y período de retorno, junto a criterios hidráulicos en el subsuelo de un suelo impermeabilizado bien con asfalto, pavimento y cemento, o con adoquines. Siempre hay un algo que te cambia la cosa. Y no veas si por el camino te pilla un mínimo de suelo ajardinado, porque la cuenca vertiente es muy importante.

Simplificando: con solo mirar las calles -y su disposición- ya te puedas imaginar si el imbornal -incluso el arbellón (en referencia a donde viven algunos entusiastas de darle a la tecla)- va a tragar o no todo lo que le pueda llegar. Y para lo demás, ¡katiuskas[3]!

Es escorrentía urbana el agua que se pierde aquí. Para evitarlo, hay ya operativos bastantes sistemas que se van añadiendo al diseño de las redes para evitar que los episodios de lluvias intensas colapsen las redes de evacuación de pluviales y que podamos almacenar ese bien tan preciado. Hay tanques de tormenta[4], jardines de lluvia[5], áreas de biorretención[6] y hasta pavimientos permeables[7]. Aquí tenemos de todo; pero también es cuestión de dónde nos caiga el chaparrón (recuerden: ¡que caiga donde debe de caer! y siempre, ¡limpia y clara!). Hay veces que ha caído en El Rincón y en el Centro ni se han enterado; no te digo en Poniente o en La Cala.

En fin, que los hay de gatillo fácil, dedo ligero y neurona en estado patológico que nunca se paran a medir el alcance de la estulticia que alegre e inconscientemente ponen de manifiesto públicamente. En esta caso se topan con la cruel realidad en la que el umbral de escorrentía está ya tabulado para las superficies más habituales (asfaltos, cementos, adoquines, jardines y áreas urbanas, residenciales e industriales) y calculados los coeficientes de escorrentía para periodos de retorno de entre 2 y 25 años, con lo que lo tenemos ya todo clarinete. Y hay que tener en cuenta que hay que optimizar el coste de la red; que esa es otra: euros.

El Patricova[8], para áreas urbanas de más de 20 hectáreas, plantea el diseño de la red con un nivel de protección de un periodo de retorno de 15 años que, en el caso de Benidorm, de acuerdo con los datos pluviométricos disponibles, la precipitación máxima diaria para una lluvia de PR 15 años es de 132,49 mm y a partir de ahí se calcula el caudal punta atendiendo al área, la longitud y la pendiente, las cuestiones de precipitación y el umbral de escorrentía con los llegamos a determinar, con el Método Racional de la 5.2 IC[9], un caudal de avenida que nos indicará el caudal máximo que es capaz de evacuar la tubería que se haya dispuesto para ese cometido y que para el caso de una tubería de 800 mm (estándar) sería de 2’67 m3/seg… y si te caen más, pues… escorrentía urbana; es que no hay otra.

 

 

 

 



[1] Los etruscos, llamados tirrenos por los griegos (aunque ellos se llamaban a sí mismos rasenas) y etrusci por los romanos, fueron un pueblo de la Antigüedad cuyo núcleo geográfico fue la Toscana, el Lacio y la Umbria (Italia), a la cual llamaron Etruria. Llegaron a ser una gran potencia naval en el Mediterráneo occidental. En cierto modo, fueron predecesores de Roma y herederos del mundo helénico.

[2] Función de Distribución propuesta por la Dirección General de Carreteras del Ministerio de Fomento y el CEDEX (Centro de Estudios Hidrográficos del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas) del mismo Ministerio

[3] En el mundo anglosajón las botas de agua las popularizó el duque de Wellington, hacia 1817; y por eso las llaman popularmente “Wellies”. Más de un siglo después, a raíz del éxito de una opereta estrenada en el Teatro Victoria de Barcelona -‘Katiuska, la mujer rusa’ (1931)- en la vieja piel de toro comenzamos a llamarlas “Katiuskas”.

[4] Infraestructura del alcantarillado consistente en un depósito dedicado a capturar y retener el agua de lluvia transportada hasta él por los colectores, especialmente cuando hay precipitaciones muy intensas, para disminuir la posibilidad de inundaciones. Una de sus funciones claves es la de laminar los caudales máximos de una avenida en áreas donde se ha producido una impermeabilización importante de su cuenca vertiente.

[5] Los Rain Gardens son un invento norteamericano de los años 90 considerado como Sistema de Drenaje Sostenible (SuDs). Se trata de una actuación sobre una depresión ajardinada (con plantas nativas y adecuadas al terreno) poco profunda (de unos 15 a 45cm) que incorpora muchos mecanismos de eliminación de contaminantes mediante las capas de suelos que los componen. Operan recogiendo el agua que fluye por las distintas superficies impermeables, carreteras y calles; los retienen un periodo de tiempo, en torno a 24 y 48 horas, y dejan que el agua vaya filtrándose en el terreno o al propio alcantarillado, poco a poco, en lugar de hacerlo en el momento de la torrencialidad. Esta agua puede ser recuperada y tratada.

[6] Se trata de técnicas de drenaje urbano diseñadas principalmente para el control de la calidad del agua antes de su vertido al medio, ya que su capacidad para el control de caudal es bastante reducida. Son

zonas algo deprimidas del terreno donde se facilita la infiltración del agua colocando un suelo muy permeable bajo una capa de mulch o filtro orgánico y un dren colector de arena o gravilla. Cuentan con presencia de vegetación. Para un perfecto funcionamiento de estas técnicas se precisa de un sistema de pretratamiento como una zanja vegetal de infiltración y un dren filtrante perimetral de arena. También es aconsejable la colocación de un desagüe de emergencia.

[7] Los pavimentos permeables son una infraestructura de SUDS (Sistemas Urbanos de Drenaje Sostenible) que contribuyen a reducir la escorrentía superficial en entornos urbanos, incrementando así la recarga de aguas subterráneas.Controlan la producción de escorrentía en origen, reducen los impactos negativos en los sistemas de alcantarillado y favorecen la infiltración de agua en el suelo, cuya calidad es mucho mejor que la generada en un pavimento impermeable

[8] Plan de Acción Territorial de Carácter Sectorial sobre la Prevención del Riesgo de Inundación en la Comunitat Valenciana

[9] Norma de drenaje superficial, método racional modificado que tiene en cuenta el Factor de intensidad a partir del Índice de torrencialidad y la relación de intensidades y las curvas IDF

12 oct 2021

MIRA QUE SI AQUELLO LO PILLA DON PEDRO...

 

Estaba en Panamá City (PC), Florida, un buen día, juntando letras -reflexiones- que quince días después ven la luz. Por allí pasó “Michel” el 10 de octubre de 2018…. Y, aún hoy, tres años después, sientes sus efectos; están visibles sus huellas Golfo de México que es. Pero la vida, como la economía, sigue y apuestan por esto del turismo cosa fina.

Y de aquí, he saltado al vecino desarrollo de Panamá City Beach (PCB) -a menos de 15 millas-, con sus playas de arena blanca -blanca como el azúcar blanca- para llegar, viendo lo que hay, a la conclusión -muy, pero que muy- particular de que si esto lo pilla don Pedro en su día, otro gallo les cantaría. Y eso que, estando como están, les va bien, pero que muy bien… En resumen: un pantallazo de edificios ante el mar, autopista tras ellos, y segundas líneas absurdas sólo alteradas por estructuras comerciales.



A mí, que vengo de Benidorm, me chirría que los altísimos muros pantalla de los grandes condominios verticales de primera línea impidan ver el mar a los de atrás. Por no dejar, no dejan ni al viento pasar. Pero a ellos no les importa; aquí tienen su concepto de ocio consumista detrás de la primera línea y -carretera y manta- te vas al Parque Nacional Saint Andrews y en medio de exuberante naturaleza puedes ver maravillosas puestas de sol sin ladrillos: la misma playa, unos kilómetros más, 8 dólares de vellón por visita y máxima tranquilidad.

Tanto PC como PCB son ejemplos típicos del urbanismo yanqui. PC es una supuesta estructura urbana limitada por las aguas de la Bahía de San Andrés, mientras que PCB es un desarrollo urbano paralelo a la costa del Golfo de Méjico, al socaire de su playa, sobre una estrecha franja constreñida por el gran lagoon de la bahía interior.

PC es un pueblo -vamos, una calle “principal”-, que tiene cuatro tiendas y ocho garitos (alguno sobresaliente y uno cum laude), con dos parquecillos verdes, remansos de paz, y… te caes al agua de la bahía que forma la desembocadura del río Ecofina Creek al chocar con la dinámica marina del Golfo de México, sin aprovechar suficientemente la primera línea de playa hasta que te vas, que te vas, tierra adentro, pero también al agua, en un compendio de ensenadas, bahías y lagunas muy propias de la geología local donde la zona habitada está inmersa en la gran llanura costera que va desde el Pandhadle occidental de Florida[1] (vamos, lo que no es la península de Florida en sí; “el mango”, que le llaman ellos, donde está Tallahassee, la capital y los diez condados al oeste del río Apalachicola) hasta Texas y el conjunto Padre Island. Vamos, que me he ido yo también de madre para describir el territorio.

PCB es un destino popular de vacaciones de la gente del sur de los EEUU y es tan reciente que los nombres de todos los pioneros están aún frescos y en la calle los promotores del invento. Distinguen dos etapas: la que se inicia hacia 1920 y dura hasta los años setenta, y la del siglo XXI, a partir de 2006, que es una carrera frenética por crear altísimos monstruos pantalla en primera línea de playa, que “Michel” y el Covid han ralentizado, pero que otra vez va a velocidad de hiperespacio y todo son grúas y venta sobre plano.

PC, la ciudad, se extiende más que un chiste malo de Chiquito de la Calzada hasta difuminarse lo urbano en los pantanales y otras tierras como en una entelequia territorial que solo deja nítidos los perímetros de la base Tyndall de la Fuerzas Aéreas y los emplazamientos del Centro de Guerra Naval y de Buceo de la Armada. Desde los años de la IIGM esta zona fue ‘industrializada’ por los militares y ahora vive de eso… y del Turismo.

PCB es la aventura del turismo explosivo gracias a una carretera (1929) que permite la accesibilidad y un primer hotel, levantado en 1935, junto a unas pocas infraestructuras que, con los veranos, irían dando paso a una fórmula poblacional que en 1953 ya elige alcalde y hasta 1970 no se convierte en la realidad urbanístico-administrativa que hoy es.

Aquí, fuera del condominio, impera lo que trajimos desde la península: la tradicional variante de la centuriación romana (cuadricular el territorio) y el damero que el Imperio español acabó implantado por estas tierras al otro lado del charco y que desde la Land Ordinance Act de 1785 es lo que hay: primero el territorio y luego los asentamientos. La geometría abstracta y pura, frente al organicismo sobre un relieve plano, hizo el resto, y al final las ciudades aquí son ilimitadas, desjerarquizadas y absolutamente descentralizadas, aunque PCB sea un caso aparte pues la naturaleza la encorseta y sólo le permite crecer a lo largo y ese crecimiento es finito.

Esto del urbanismo aquí es así… Y luego están los casos particulares de Florida y ya en el siglo XXI los CRA (Área de Reurbanización Comunal) para intentar arreglarlo y los Waterfronts para solucionar los desaguisados de primera línea.

En History Class Brewery, PC, celebrando una fiesta de la cerveza (de Octubre a finales de Septiembre) con banderitas bávaras y todo -¿lo sabrían?-, mientras me debatía entre coronar a una porter sublime o a una ale rubia, Belle Booth, me cuentan un paisano que en McKenzie (House Gateway) Park hay lo mismo (cerveza y banderitas; ¡y música local!) y un interlocutor con el que conversar, que, al pronto, al llegar, previo a la explicación, me espeta que “cuando ‘llegasteis’ los españolespor aquí se asentaban tribus Cherokees[2] y Yucci[3]; luego, cuando se dejaron sentir los ingleses, Creeks[4] y Chatot[5] y, finalmente, Seminolas[6] y todas sucumbieron, en mayor o menor medida, a vuestras enfermedades; luego los diezmaron las alianzas guerreras con colonos y sus guerras intestinas”. Vale: mi interlocutor se salta pedazos de la historia, especialmente episodios de finales de XIX y las batallas con los yanquis; pero es amable y muy elocuente. Sabía lo de los Dragones de cuera[7] y me abrumó con Bernardo de Gálvez, la toma de Pensacola y la ayuda en la guerra de las colonias… hasta que se enzarzó con otro -del que me dijo que era “un demócrata Yellow Dog[8]”- y que siguiéramos a la nuestro. Pero le reclamaron y al girarse toda su espalda era un inmenso gran cartel de Trump 2024. ¡Dónde me llegué a meter por una cerveza y un poco de información!

Y a lo que voy. Tanto PC como PCB tienen su historia dieciochesca, en cuanto se fue acabando con los naturales pobladores.

En PC, hacia 1765, hubo un asentamiento pseudo europeo de gentes acabaron con los pobladores que quedaban y organizaron su vida en torno a la pesca, la producción de sal y el cultivaban del índigo[9]; una sabia combinación que les proporcionaba sustento e ingresos hasta que, con unas playas inmensas -de blanca arena blanca, que nunca quema- abiertas al golfo de México comenzaron ellos a abrirse a hospedar vacacionistas en un lugar que hasta 1845 no aparecerá ni en los mapas. Su particular historia comienza en 1827 cuando el exgobernador de Georgia -John Clark- se retira de la política y se hace una casa frente al mar. A mediados del siglo XIX, la casa de Clark se convirtió en un hotel, The Tavern, y la Guerra de Secesión (1861-5) lo manda todo al traste; los confederados arrasaron la pequeña localidad sureña que abastecía, y bien, de sal. Dos décadas después se les ocurre recuperar el territorio, atractivo por sus características, y comienzan por la tradicional venta de lotes de terreno publicitándolos como “la tierra más hermosa de Florida” y con la vista puesta en el turismo añaden lo de “veranos agradables de brisas refrescantes y noches vigorizantes y los inviernos son contrastes fascinantes”. Pero ni por esas; aquello no funcionó al nivel que se había pensado y tan solo unos pocos compraron y edificaron sus mansiones que hoy son un lujazo para la vista. Hubo que esperar hasta bien entrado el siglo XX para que el turismo arrancara en PC.

Hubo alguna que otra cuestión sobre los usos del suelo. Aquí en los Estados Unidos, desde 1916[10], la regulación está diseñada -en gran medida- para servir de guía para el futuro desarrollo y poco más; no, en sí, a los propios usos del suelo. No hay leyes federales en materia de urbanismo y cada Estado -y su regulación particular en condados y ciudades- hace de su capa un sayo… salvo en Houston, Tejas, donde, tras tres referéndums sobre el tema, la gente de allí se ha negado a adoptar normas urbanísticas en la ciudad… y les va (bien).

Planteo yo que, allí en los Estados Unidos, en materia de urbanismo, como en el Far West, impera la ley del más rápido… en ejecutar sus planteamientos ante la banalidad de la disciplina urbanística. Como explica el profesor García-Vázquez (U. de Sevilla), las estructuras urbanas yanquis “se vieron obligadas a rivalizar entre sí desde sus inicios por acaparar recursos y mercados. Sólo las que lograban destacar como centros económicos de cualquier tipo tenían garantizada la supervivencia; las demás estaban condenadas a desaparecer”. Y los promotores, que arriesgaban su dinero, no estaban dispuestos a fracasar. Al sur del paralelo 37 pasan estas cosas.

PC se anexionó tres núcleos de población cercanos en 1927 para llegar a su actual concepción; PCB hizo lo mismo cincuenta años después y ahora suman unos 48 kilómetros cuadros de desarrollado desaforado que en unos pocos veranos, con permiso de los sistemas climáticos tropicales, se ha convertido en destino de verano -y vacaciones de primavera- donde proliferan complejos, condominios y hoteles desarrollados sobre altísimos muros pantalla en la ansiadísima primera línea de playas kilométricas de fina y blanca arena, complementadas con páramos dunares y aguas cristalinas (no siempre), donde abundan delfines y manatíes (me dicen; porque yo no los ví). Desde un muelle de pilones de madera, comiendo fritanga de camarones y ostras (¡Ostras Pedrín!, hasta en bocadillo) y daditos de cola de caimán sólo se ve gente pescando cangrejillos y -eso sí-multitud de cañas en el horizonte al caer la tarde (pero en estos cuatro días congresuales nunca he vista sacar nada; aunque ilusión y ganas le echan).

Paralelismos, en esto del turismo -entre esto y lo nuestro-, se pueden encontrar todos los que se quieran nada más con que se propongan buscar… y, desde luego, este es otro mundo. Tenía razón Colón.

Ahora bien, esto lo pilla don Pedro en su día y hace que funcione más y mejor. Más coqueto y no tan desangelado (que lo es un rato). Aunque a pesar de todo, funciona. ¡Y a qué ritmo de $!




[1] Florida tiene cuatro áreas geográficas: Panhandle, Uplands, Everglades y Keys. Tiene un área de 161.756 km2, limita con Alabama y Georgia al norte, mientras que el resto del estado es una península que limita con el Golfo de México al oeste, el Estrecho de Florida al sur y el Océano Atlántico al este. Es muy llana y su mayor altitud es Britonn Hill (105 msnm).

[2] ‘Los que vienen en las montañas’ -Cherokees- desarrollaron agricultura intensiva de rozas (maíz, frijoles y calabazas) siendo expertos cazadores (ciervos, osos y alces). El primer contacto con españoles está registrado en 1540 (Hernando de Soto); un siglo después comenzarían a comerciar con los ingleses y para 1715 la viruela los había diezmado. Nación matriarcal con un profundo respeto hacia la Madre Tierra y todos los seres vivos, un gran sentido de justicia, pero también de perdón y amor, viviendo en el Gran Espíritu toda la energía universal. Esta es la tribu de las aventuras de Daniel Boone (1775). A partir del siglo XIX, los Cherokees se adaptaron a la cultura occidental en instituciones y métodos agrícola-ganaderos. La alfabetización generaliza se inició inmediatamente, en 1828 se publicó el primer periódico nativo americana el Cherokee Phoenix. Cuenta con su propio Tribunal Supremo y propio autogobierno (1990).

[3] En 1541, el explorador español Hernando de Soto los describió como una tribu poderosa conocida como los Uchi/Yucci/Uchee, que se referían a sí mismos como ‘los hijos del Sol’. Las epidemias y guerras disminuyeron drásticamente la población. Actualmente no llegan a 2.000 miembros en su reserva.

[4] Los Creek practicaban la agricultura; las mujeres cultivaban maíz, calabaza, fríjol y otras plantas, y los hombres se dedicaban a la caza y pesca. La Confederación Creek estaba basada en ciudades a modo de unidades sociales y políticas. Las ciudades estaban divididas en blancas y rojas; las ciudades blancas dirigían los asuntos civiles (ciudades de la paz) y las ciudades rojas se encargaban de los asuntos militares (ciudades de la guerra); las primeras controlaban el poder ejecutivo de la Confederación, y las segundas el legislativo y el judicial. Un 80% de la nación Creek murió en la batalla de Horseshoe Bend (27/03/1814) contra el Ejército de los EEUU y desde 1932 se circunscribieron a una reserva al sur de Tulsa, Oklahoma, en Okmulgee.

[5] Los Chatot (Chacato o Chactoo) eran una tribu nativa americana que vivía en las cuencas superiores de los ríos Apalachicola y Chipola en lo que hoy es Florida. La primera mención europea de esta tribu es un documento español (1639) donde el gobernador de Florida se congratula por haber consumado la paz entre los Chatot, Apalachicola y Yamasee por un lado y los Apalachee por el otro. De tradición belicosa, permitieron a los españoles establecer cuatro misiones en su territorio (1675). Se extinguieron ante las enfermedades que llegaron del viejo Mundo con los exploradores.

[6] La nación más compleja y más activa pues complican su trayectoria evolutiva desde otras tribus con la historia migratoria de los caballos salvajes -cimarrones- y una serie de vivencias iniciales en el siglo XVI con españoles. Practicaban agricultura y ganadería, comercializando con animales y pieles con españoles. Por lo general comerciantes, terminaron participando en varias guerras. En 1795, William Augustus Bowles, un americano leal a los británicos, forma junto a grupos Seminoles, el Estado Muscogee, de efímera duración, que en el año 1800 declaró la guerra a España y en 1803 Bowles fue apresado y el Estado Muscogee se desintegró. Andrew Jackson invadió Florida (1817) y precipitó acontecimientos. La web seminole trib lo explica todo muy bien: un grupo se quedó en los pantanos de Florida, irreductibles, libres e invictos y se fueron adaptando y, como ellos mismos cuentan, “Somos un gobierno soberano con nuestras propias escuelas, policía y tribunales. Dirigimos una de las operaciones de ganado más grandes de los Estados Unidos. Somos propietarios de Hard Rock Hotel & Casinos, una empresa internacional con ubicaciones en 74 países. Todavía continuamos nuestras tradiciones de costura, patchwork, construcción de chickee y lucha de caimanes. El mundo ha cambiado, como siempre, y nos hemos adaptado, como siempre; mientras mantenemos nuestros caminos, nuestra cultura y nuestras vidas, para seguir siendo la Tribu Seminole Invicta de Florida.”

[7] Caballería de frontera del Virreynato de la Nueva España; cuerpo especial dentro del Ejército español en América. Eran hombres duros de frontera, todos voluntarios que se alistaban por un periodo de diez años. Iban armados con lanza, adarga, espada, daga, pistola y mosquete/carabina. Su abrigo de cuera (7 capas de cuero duro muy trabajado) les daba nombre; no tenía mangas y era muy resistente, capaz de parar una flecha india. Inicialmente lo llevaban solo los oficiales y después se incorporó como vestimenta de toda la tropa.

[8] Yellow Dog Democrats es un término político que se aplica a los votantes del sur de los Estados Unidos que votan únicamente por candidatos del Partido Demócrata. El término se originó a finales del siglo XIX y se refería a quienes "votarían por un perro amarillo antes de votar por cualquier republicano" y estuvo en el argumentario de la carrera presidencial de 1928 entre el candidato demócrata Al Smith y el candidato republicano Herbert Hoover. A muchos votantes del sur no les gustaron varios elementos de la plataforma de Smith pero aun así, esgrimiendo esa frase, votaron por él… y es ya una tradición.

[9] El índigo natural es una pasta colorante que se usaba para teñir telas o fabricar tintas​ y como pigmento pictórico.​ Se elabora macerando en agua los tallos y las hojas de ciertas plantas del género Indigofera, como la tinctoria y la suffruticosa; de esto resulta una pasta de color azul oscuro intenso, algo purpúreo. El color se debe a la indigotina, producto de la oxidación del indoxilo, derivado de la hidrolización del indicán contenido en la pasta colorante.

[10] El planeamiento urbanístico de los usos del suelo nace en Estados Unidos en Nueva York, en 1916, como reacción a la construcción de un edificio, el Equitable Building, que dejaba en sombra permanente a gran parte de su entorno (pero que en la actualidad tiene vecinos mucho más altos).


1 oct 2021

DEL MES DE LA HERENCIA HISPANA Y “LO DEL PERDÓN”

 

 

Cuando en los Estados Unidos andan celebrando el mes de la Herencia hispana (con todo lo que eso significa) leo en Internet a la sombra de los árboles de la Plaza Fernando VII de Pensacola, Florida, con absoluto y total desagrado que el Papa Francisco ‘pide perdón a México por los pecados cometidos en la conquista española’, la respuesta desde Nueva York y la “aclaración” desde Madrid. Pero bueno, ¿de qué va esto? Y malhumorado echo a andar por Palafox Street hasta llegar a la estatua ecuestre de Bernardo de Gálvez que, mira por dónde, hoy tiene guardia como si soldados del Regimiento Fijo de la Luisiana aún hubiera por aquí. Un trocito de Historia de España en el sur de los EE.UU.


Me relajo un poco. No voy a preguntar quién es el Papa o quien es la Conferencia Episcopal para pronunciarse sobre esto de pedir un perdón porque resulta que decimos que nos importa una higa su opinión cuando hablan de temas ‘espinosos’ patrios, pero resulta que ahora sí es trascendental su opinión; sacrosanta opinión que hay que respetar y bendecir. Pues no; hasta ahí podíamos llegar.

¡No, es que no!

Es que, resulta que, el Papa es el cabeza de la Iglesia católica… Pues que de su capa haga un sayo y cobije a quien quiera y pida el perdón que se le antoje en su nombre y nada más por lo que hayan hecho los suyos.

Y encima, ahora me vienen con milongas por lo que hayan podido responderles Isabel Díaz Ayuso o José María Aznar. Y desde la Conferencia Episcopal dicen que hay que leérselo bien lo del Papa porque como México celebra los dos siglos de su independencia han ido por ahí las cuestiones y no por el caso general de “la Conquista”.

Disculpe, Santidad, pero lo de la independencia de México -y otras repúblicas- del viejo Imperio español se logró por bemoles del nacionalismo de los criollos, la cizaña de los EEUU -que ya era independientes y expansionistas- y por los pocos esfuerzos que se pudieron hacer desde la península (en guerra contra el francés primero y con los principios liberales chocando con los absolutistas después) y que resultaron baldíos ante el auge de las clases dirigentes criollas que lo mismo nutrían el Ejército Libertador que el Realista, pues la vieja piel de toro era incapaz de producir tanto general y soldado para apagar aquellas llamas a chorros de sangre.

Escribiendo de brasas, a propósito de que lo dicho por el Papa va referido a los sucesos de hace ahora dos siglos, resulta que el cura Hidalgo (que ahora es el Padre Hidalgo -¡válgame Santa María!-), cuando el Grito de Dolores, pronunció sus vivas a la Virgen de Guadalupe y a Fernando VII, rey de España. Así que, ¡déjense de pamplinas! y, en efecto, ¡muera el mal gobierno!, que también gritó. Esto es como lo de Rafael Casanova en Barcelona; Casanova apoyaba al Archiduque como rey de España en medio del sitio borbónico y con el de Berwick a las puertas. Al Rey de España los vivas y el afecto. Lo de los nacionalismos es de una miopía del rango del indigenismo.

Puestos a tergiversar la Historia metan en ella al Coyote y al Correcaminos y créense una película marca ACME como la que se ha creado la progresía del Mass Media española.

Insisto: si los obispos piden que alguien se relea la carta porque se refiere Bergoglio a los hechos ocurridos hace 200 años, 1821, entonces, ¿qué interés tienen ciertos medios españoles en despotricar contra Ayuso y Aznar y colocar la coletilla “durante la conquista de América”. Si es que por la boca muere el pez… porque a la progresía se lo pide el cuerpo.

Aquí, nadie se ha leído -porque no interesan- esas palabras del pontífice. Aquí hay que echar carne en el asador. Pues echemos. ¿No permitió el cura Hidalgo la masacre de la Alhóndiga de Granaditas?; ¿aquello estaba justificado? ¡Por favor!, ver las cosas de ayer con los ojos de hoy crea estas sinrazones.

Ahora voy y me arranco con la cita de Will Durant que coloca Mel Gibson en Apocalipto, película que no recomiendo por su absurda crudeza y cúmulo de inexactitudes, aunque el australiano, fiel a su encomienda, la lleva a su terreno (como Rolad Joffe hizo lo propio con La Misión; ni una, ni otra). Y la frase: “Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro”… Pues aplíquense al cuento y vayan dando de mano con sus gansadas, que ya está bien.

Aquí -en Occidente y en particular en este país- tenemos un problema que Juan Manuel de Prada ya visibilizó, generalizándolo, en 2007. “El problema para Occidente comienza cuando se muestra incapaz de defender los valores que fundan su ordenamiento jurídico, cuando descree de los hitos que han propiciado su progreso, cuando reniega de la moral que ha humanizado su convivencia; cuando, en definitiva, se niega a sostener la supremacía de su orden social y, a cambio, se abandona a un aguachirle de necedades merengosas” de infaustos nombres con los que hacen banderas desde la progresía que olvida hechos y realidades. Cuando en Roma entraron los bárbaros, aquello estaba hecho añicos; cuando en la península entraron los árabes, la estructura visigoda hacía aguas por todos lados… Cuando los peninsulares llegaron por allí, estaban aquellos de capa caída.

Y vuelvo a De Prada y …. “así perecen las civilizaciones, así las potencias más poderosas devienen naciones de opereta: destruidas desde dentro, inmoladas por los botarates que rigen sus destinos y por la chusma que los encumbró al poder”. Y de chusma, últimamente, vamos todos sobrados.

Tal vez le vea yo una salida al Papa. A veces olvidamos que el concepto de la difusión de la religión católica en América y los beneficios materiales que prometía la empresa que llevaron a cabo los españoles llegaron a ser vistos por Roma y sus papas como una compensación económica y espiritual por las pérdidas sufridas por la Iglesia en el viejo mundo a causa de la Reforma protestante con su secuela de pérdida de feligreses y expropiaciones de miles de propiedades eclesiásticas. Esto, por lo general, se olvida; pero es la génesis de todo.

Vale que aquello fueron cosas de Alejandro VI (y sus cuatro bulas alejandrinas) pero otros papas ya habían alentado a Portugal en ese camino… y ya saben que Francisco I de Francia clamó preguntando por “el testamento de Adán” que permitía estas licencias peninsulares de los papas de Roma hacia el Nuevo Mundo descubierto, donde un Vicario de Cristo dejaba por escrito lo de que “consideramos sin embargo que los indios son verdaderos hombres y que no solo son capaces de entender la fe católica, sino que, de acuerdo con nuestras informaciones, se hallan deseosos de recibirla” (Pablo III, bula Sublimis Deus; 1537). Entiendo al argentino de Roma; pero sobre su parcela.

Como digo, que si el papa Francisco quiere pedir perdón, que lo haga sobre los cometidos de la Iglesia de Roma; pero ni un milímetro más.

Y es que esto ya da tanta grima como leer en El País una reseña sobre cómo se enseña el episodio del descubrimiento, conquista y formación de un imperio por muchos profesores en España que reniegan de esa acción, por su formación política donde se habla “de las sombras que tiñeron aquel acontecimiento” (menos mal que lo llaman acontecimiento)… y ya me estoy imaginando -yo, es que soy muy de imaginar- al personaje de turno que me compara al pueblo X (sin siquiera mencionarlo para no herir susceptibilidades) con Sagunto o Numancia. Roma sacó un buen provecho de Hispania y no veo yo a todos estos progres irse al Quirinal a pedir explicaciones a los italianos por aquello, como ahora cualquier iluminado del siglo XXI quiere exigirnos.

Pero, volviendo a El País, en lo de América leo que “al final, la última palabra la tiene cada profesor, con sus propias convicciones personales y pedagógicas y su propia perspectiva del asunto”; perspectiva que, en muchas ocasiones, conociendo el pescao en primera persona, da miedo.

Sí, miedo. Con los ojos del siglo XXI ve a justificarles acciones del XVI, a pesar de todo lo que sabemos del empeño obsesivo de Isabel I en proteger a los nativos, porque ahí estaba Colón quien el mismo 12 de octubre de 1492 deja escrito sobre ellos lo de “aprenden rápido” y que, habida su docilidad, “habían de ser buenos sirvientes”. En fin, todo hecho histórico tiene luces y sombras. Vale, lo de América fue una invasión… como lo de Hispania por Roma. ¿Y qué?

Todo esto no es nuevo. Ya Aristóteles en su Política -las cosas relativas a las polis-, justifica estas cosas y habla de “pueblos bárbaros (no tan civilizados como Grecia), de pueblos esclavos por naturaleza, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y esclavizados para que trabajen y sirvan a los griegos”… Y, ¿se le han revuelto a alguien las tripas por esto? Pues no; nadie se me ha ido al Proedrikó Mégaro de Atenas, o al Partenón, a pedir explicaciones a los griegos. Sólo a la progresía le da un retortijón con esto porque va repartiendo diplomas de honestidad tras dar lecciones de indigencia Intelectual.

Estamos en la visión eurocéntrica de la historia y de las cosas; y a muchos, en Europa, es tal su indolencia, que les levanta ampollas. Y lo que hay que hacer es, sin olvidar nunca las raíces, ir hacia adelante.

Ahora mismo, aunque a alguno le parezca de chiste, los norteamericanos están celebrando la Herencia hispana; y lo hacen durante todo un mes.

Sí, tienen un calendario de celebración de herencias y así tienen su recuerdo afroamericano en febrero, irlandés en marzo, coincidente casi el de Asia- Pacífico, de los indígenas y nativos del país en noviembre y, a caballo entre septiembre y octubre -y así pillan casi todas las efemérides importantes- la herencia hispana que, como dice US Census “celebra la cultura y las contribuciones de los estadounidenses con raíces en España, México, América Central, América del Sur y los países hispanohablantes del Caribe”.

En los EEUU, desde 1968, se celebra lo de la Herencia Hispana por proclamación del presidente Lyndon B Johnson, autorizada por el Congreso. Al principio, una semana; veinte años más tarde, el 17 de agosto de 1988, el presidente Ronald Reagan reiteró la llamada de Gerald Ford a un reconocimiento más amplio de los estadounidenses de origen hispano y para ello obtuvo del Congreso la aprobación de la Ley 100-402 que amplió la celebración por un periodo de 31 días al que se denominó Mes Nacional de la Herencia Hispana – desde el 15 de septiembre al 15 de octubre… y en ello están.

Veremos que pasa el 12 de octubre y Colón. Por aquí hay 62’1 millones de hispanos viviendo en los EEUU (dato a 13 de agosto de 2021; y más de la mitad mexicanos) hasta llegar al 18’7% de la población. Están concentrados principalmente en Arizona (31’7), California (39’4%), Colorado (21’8), Florida (26’4%), Georgia (9’9), Illinois (17’5), Nueva Jersey (20’9), Nuevo México (49’3%), Nueva York (29’1), Carolina del Norte (9’8), Pensilvania (7’8) y Texas (39’7%). Y celebran bien. Esto es cultura.

Si es que lo mires por donde lo mires lo que ha pasado con Bergoglio y AMLO, lo del indigenismo a fin de cuentas, es un problema: es mirarse el ombligo. Hasta el mismo Colón cuenta lo de los kalinago/caribes que llegados de tierra firme (actuales territorios de Venezuela y Colombia) habían ya sojuzgado, esclavizado y exterminado a los pacíficos taínos en alguna de las islas e iban en esa hasta que tropezaron con los españoles…

Con lo entretenido que es adquirir sabiduría y olvidarse de la ideología… Claro, el conocimiento la va constriñendo y… se acaba.