14 ene 2014

DEL TURISMO RUSO; CASI, CASI, COMO SE LO CONTAMOS A DOÑA LUISA


Cuando pasó Dª Luisa Pastor, presidenta de La Dipu, por Los cafés del Meliá saltó la liebre del turismo ruso por mor del diputado provincial de Turismo y sus cuitas particulares. En un plis-plas le endilgaron a la presidenta una lección avanzada -y resumida- de rusología turística que, considero, dejo más aún -si cabe- en evidencia el absoluto desconocimiento que en la materia tiene el diputado y todo lo que sobre el tema ha forjado el mentado.

José María Díez, que ya ha publicado una monografía al respecto en publicaciones de Turismo, explotó y resumió la cosa. Yo me he tomado la libertad (amigo Josmaría: donde hay confianza… ya se sabe) de resumir el proceso… y poner a cada uno en su papel y lugar… aunque al de galeote, en la tabla de abajo, debería ir alguien que yo me sé.

Fuente: Muchosol.es
Lamentaba Josmaría que a la conquista del mercado ruso hubiéramos salido desde la península -e islas de rigor- cual Ejército de don José Doroteo Arango (hipocorístico, Pancho Villa). Y así nos ha ido.

Y como al Caesar lo que es del Caesar (hasta Zaragoza fue Caesaraugusta), hemos de otorgarle, al unísono, el maillot de vencedor de la primera etapa tanto a Andrés Ballester como a Justo Quesada por aquél empeño de vender casas ubicadas en la Costa Blanca tanto en Rusia como en los Países Bálticos. Y hay que quitarse el sombrero ante ellos: los que compraban, compraban sobre plano y sin saber nada de Geografía y, los más grave, sin saber si conseguirían algún día los visados para poder poner un pie en su nueva posesión. ¡Qué fantásticos vendedores!, ¡qué maravillosos y confiados compradores!

Al poco, comenzaron los viajes a visitar aquellas nuevas posesiones. La compañía Bosht consiguió el primer enlace semanal Domedédovo-El Altet; incluso el Púlkovo-El Altet. Y en uno de aquellos vuelos, desde San Petersburgo, llegó aquí el entonces teniente de Alcalde de la vieja ciudad imperial, un tal Vladimir Putin, que terminó -él y su compaña- siendo asiduo/asiduos del show del Benidorm Palace, donde triunfaban esculturales y blanquísimas bailarinas rusas (que quitaban el hipo). A la querencia de don Vladimiro por Benidorm siguió la de sus hijas -las hijas de Putin- que tenían famoso y altísimo cuartel general de negocios… y desenfreno.

Y aquí comienza, en 1991, la verdadera historia del turismo ruso cuando la entonces Compañía Hispano Rusa de Comercio, centro coordinador de comercio y Turismo entre España y Rusia, abre sede en Benidorm y, al poco (creo que en año y medio) pone en marcha un vuelo nocturno semanal con East Line (entonces agente aéreo de carga y pasaje que operaba en Domodédovo y ahora como grupo empresarial gestiona el aeropuerto moscovita). En aquellos vuelos, cuenta Josmaría, el pasaje compraba calzado en Elche antes de volver. Un plus provincial.

Y por el mismo “entonces” entra en el relato la benidormerse Caner Free Time (SL) que comienza a traerse a los trabajadores de OAO Gazprom de Nadym (norte siberiano; a 65º N) a tostarse, vuelta y vuelta, al sol de Benidorm (38º 32’ 3’’ N). Y acto seguido comienzan a operar Bellver Tours, Roza Vetrov (“Rosa de los Vientos”, maravilloso nombre para un operador turístico que trae a sus pasajeros volando), Spútnik, Inturist, Verún, Fine Tradde, Odisseya (desde Samara), Neva, Juventa, Itil, Gala Tours, Epton, Espektrum, Eurasia (desde Ekaterimburgo)… sólo para Benidorm y la Costa Blanca. Ahora siguen vivos Vremia Tour y Natalie Tours… pero ha menguado mucho la cosa turística.

Esto tenemos que hacérnoslo ver; averiguar las causas del lapsus este.

Donde no hay mengua ni merma es en los pasajeros vía aérea propietarios de casas y apartamentos en nuestra costa. Esto es un “nuevo” concepto de turismo: no se trata de turismo residencial propiamente dicho, sino de turistas con alojamiento propio. Una nueva faceta.

En este post, que no tiene mayor pretensión, si habríamos de rendir un homenaje a los pioneros del turismo ruso en la Costa Blanca, tanto en Benidorm como en Torrevieja. Sí, nombres para ese mármol sería los de Juan José Campus, Sergio Syssoev, José Luis Nerín, Natalia Pérez, Robin Grant, Valeri Nedoseykin, Justo Quesada, Andrés BallesterJosé María Díez (Josmaría), Said Kasimov, Alexander Skalin, Vladimir B. Vorobiev, Roc Gregori (quien en sus tiempos al frente del Turismo de la Generalitat se mojó en esto y por esto; cosa que no todos los de la Administración pueden decir), Vicente Martín, Irina Efremova… y otros muchos que fueron pioneros en mover y remover lo que entonces era un incipiente mercado y hoy debe ser tenido en cuenta como emisor ruso.

Sí, hemos de recuperar, para reconocer el esfuerzo de los pioneros en la Costa Blanca, ese mercado turístico (sabiendo que el residencial también es fundamental) porque la Costa Blanca fue el principal núcleo de recepción de estos turistas, en España, y debe reposicionarse.

Hoy, desgraciadamente, el mercado turístico ruso en la Costa Blanca es muy escaso. Cataluña, Baleares, Canarias y Andalucía nos adelantan con creces. Cada mes de marzo se celebra un MITT (el FITUR ruso) en Moscú. Javier García Cuenca, empresario turístico y vicepresidente de HOSBEC -y de CEHAT- ha sido tajante al respecto: “Rusia es el único mercado para reducir la dependencia de británicos y españoles”. Ese dato, ya de por sí, debe justificar operaciones. Su opinión, coincido con Josmaría, “es una opinión muy autorizada; es la de alguien que sabe de que está hablando y no solo en el tema de los rusos, si no en muchos otros.

No sé si necesitamos más Russian Meeting Points (para residenciales), pero sí sé que necesitamos más turismo ruso y volver a recuperar lo que fuimos.




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