5 nov 2016

DE VICENT PICÓ; LLANO, LLANO, CAMPECHANO


Entrañable resultó la tarde de aquél viernes con Vicent Picó en Los cafés del Meliá. Jubilado de casi todo, sigue en plena forma; no en vano es un egresado de la Universidad de la Vida, del mismísimo Campus de Sella.

Dos hijos y cuatro nietos”, así resume la vida un hombre que comenzó de aprendiz de maestro albañil, “estudiando por correspondencia con CEAC”. Yo recuerdo los anuncios aquellos de los cursos CEAC por correspondencia, pero no me imaginaba el de maestro albañil. He visto en la Internet que CEAC sigue vivo y lleva más de 70 años formando; entonces por correspondencia y hoy on-line. ¡Fantástico!

Y mientras aprendía a colocar ladrillos, y estudiaba por la noche en casa los pormenores de la argamasa, resulta que “como empezó esto del turismo, cambié la obra por el hotel Regina (hoy, Apartamentos don César)”. Todo sinceridad, como siempre, Vicent Pico recuerda a los tertulianos que sus amigos camareros siempre estaban más cerca de “las suecas” que él en el andamio. Y comenzó en el gremio turístico donde al poco ya era 2º maitre en el Hotel l’Illa. Y dio un paso al frente: abrió su propio restaurante, La Cambreta; y mira que han servido comidas allí. Les recuerdo, a su esposa y a él; en la estrecha calle, frente a la monjas.

Y llegó la Democracia y tonteó con la política. “Empecé de broma, con Independientes de Benidorm, con Vicente Pérez Devesa, hasta que Manolo Catalán me ofreció ir en la lista del PSOE”.

Aseguró, y refrendó Manolo Catalán que allí estaba, que todo lo iba a hacer todo por el deporte en Benidorm... que a principios de los 80 era un páramo en lo deportivo. “Mi ilusión era hacer algo por Benidorm; deporte no había, y yo de pequeño no pude. Así es que, quería que en Benidorm hubiera deporte”. Y cuando el PSOE ganó las elecciones del 83 fue el concejal de Deportes, creo que, más querido de Benidorm; y lo fue durante cuatro administraciones. Decir Vicent Picó en Benidorm es iluminar la escena deportiva.

A partir de ahí recordamos la aventura del Polideportivo de Foietes, del Pabellón de Gregotti (que se diluyó como un azucarillo en el café muy caliente de la historia reciente), de los grandes logros en ciclismo -desde “la Clásica Valencia-Benidorm a los Campeonatos del Mundo-, de la primera Maratón de Benidorm (plagada de anécdotas), de la náutica y de la vela, de los campeonatos de España de natación (inaugurando piscinas)… “he tenido mucha suerte con todo eso, pero es que la he buscado”.

Picó es así: sencillo, directo, llano, afable, cordial, cortés, franco, campechano, un puntito socarrón y un pelín adusto; que también tenía su genio. Ahora es presidente de la petanca, una práctica deportiva que le apasiona y de la Unión Democrática de Pensionistas de Benidorm. Y esa forma de ser, tan de la gente de la montaña que rodea Benidorm, le abría -y le abre, aún hoy- puertas y le granjeaba -y granjea- amistades. Luis Puig, el hombre del ciclismo en España, le avaló cuando se fue a Tokio a conseguir el Campeonato del Mundo de ciclismo en carretera para Benidorm; tiempos de Perico Delgado y Miguel Induráin. Valencia albergó las pruebas de pista en un velódromo que por falta de tiempo material se inauguró sin cubierta -¡para que se vean mejor los fuegos artificiales; aquí no llueve!, se nos contó a los Medios- y Benidorm ofreció al mundo ese rompepiernas que se traza por hacia Finestrat. Recuerdo que el capitoste del ciclismo Hein Verbruggen no quería a Picó cerca (acababa de haberse producido el cambio de gobierno municipal), pero Picó estaba subido al coche del director de carrera con el respaldo de todos.

Y es bueno recordar que Vicent Picó fue también concejal de Urbanismo; es que la universidad de la Vida, campus de Sella, valida profesionales para casi todo; contábamos. “Un peón de albañil, concejal de Urbanismo”, ríe. Fue una carambola del destino, pero enumeró los logros, que no fueron pocos; como sacar adelante el Plan General de 1991. Hizo mucho.

Jorge Fauró, en julio de 2009, decía en la páginas de Información: “A principios de los 90, cuando Ángel de la Fuente dominaba el partido, Vicente Picó, atesoró un poder en el Ayuntamiento que ni él mismo habría imaginado cuando se inició en política a principios de la década de 1980, curiosamente, al lado de Vicente Pérez Devesa”. Sí, y cuando el PSOE no volvió a contar con Picó, Vicente Pérez Devesa le llamó, desde las filas de un gobierno municipal del PP para que fuera asesor de Deportes. Al principio, declinó la oferta; pero cuatro años después seguía en pié y la aceptó: “seguir trabajando por el deporte de Benidorm”. “Hoy mi conciencia está tranquila”, nos dijo: “Siempre he trabajado por Benidorm”. Es que en algún sector socialista de los de ahora le habían afeado su conducta. Y eso, el de Sella, no lo lleva bien.



Picó fue un día “Popular” en los premios nacionales de la Cadena COPE por su contribución del deporte del Ciclismo. Acudió sólo a recoger el premio; apenas lo comentó a su regreso. ¿Exceso de humildad? Sencillamente, Vicent Picó.

Y así pasamos la tarde; entre anécdotas de urbanismo y deportes, entre “piscinas”, trazados ciclistas y planes parciales. Al final, se volvió profundo: “Falta la implicación de los hoteleros en el tema del turismo deportivo”; elogió “los apoyos de José María Caballé y Servigroup al deporte benidormero”; criticó “los problemas que genera el Low Cost Festival en el césped de Foietes -muchos meses sin poder jugar allí el Benidorm CD- y en la cercana Residencia de Ancianos, y reivindicó para sí, con nuestro reconocimiento, la ingente labor en pro de los cursillos deportivos para todos los chavales de Benidorm, desde el esquí náutico a la vela, pasando por el fútbol o el vóley.

Volvería a hacer lo mismo; es muy bueno trabajar por tu pueblo”. Ahora son los jubilatas los que están encantados con él: no paran de hacer cosas. Y él, ufano, aspira a más.

Le recordé cuando en un pleno pidió la palabra para presentar una “moción ‘in vitro’”, por moción ‘in voce’ (de viva voz) en una urgencia plenaria y el chistecito que le adjudicaban a otro compañero de bancada, castellano parlantes, cuando le peguntaba: ¡Ché, Vicent!, ¿cómo se dice ‘e-di-fi-ci-o’ en valencian? Y Picó respondía, con total guturalidad: “E-di-fi-ci”; a lo que el compañero espetaba: ¡¡ya sé que “e-di-fí-sil”, pero dímelo!!




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