24 feb 2011

Españoles por el mundo... entre Libia y Bolivia


Oía yo, a las 6’30 de la madrugada del día 23F’2011, a un español narrando su odisea para salir de Libia. Agradecía a Portugal, al embajador de Portugal, el que les hubiera subido a su Hércules militar que sacó a un buen número de españoles de Libia unas horas antes. Echó pestes de la Legación española en Libia y denunció el desamparo que soportaron de nuestras autoridades. Españoles por el Mundo. Hasta REPSOL ha enviado un avión para sacar a “los suyos” y resulta que el avión del Gobierno español aún no tenía esta mañana los permisos para aterrizar… porque había tardado más que REPSOL en pedirlos.

Y, mira por donde, me he acordado de “mi” aventura en Bolivia -mía y de 52 periodistas & Co. más- en el verano de 2008. El Congreso Internacional de FEPET se celebraba ese año entre Santa Cruz de la Sierra y Asunción; entre Bolivia y Paraguay.

Con el congreso cerrado desde hacía once meses, el 10 de agosto de 2008 Evo gana sus elecciones… pero los prefectos independentistas de Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando también lo hacen en sus respectivos departamentos. Sólo Santa Cruz tiene una extensión de 370.000 km2, ahí es nada, pero sólo 2’7 millones de habitantes. Y surgen las veleidades independentistas del rico Este frente al pobre y depauperado resto del país… y Evo contraataca y surge la revuelta.

Viviendo los acontecimientos con cierta intranquilidad, llega el día de autos y nos dicen en Exteriores y en Turismo de Bolivia que podemos ir. Total, que aterrizamos el 7 de septiembre sin problemas, en el Viru Viru Internacional. Pero el día 11 tuvimos que salir por piernas. La cosa se fue poniendo chunga el 9 y el 10, y desde la Embajada nos dijeron que “mejor que nos fuéramos a Paraguay”. Entre nosotros había alguna “vaca sagrada” que usó sus contactos con Exteriores y más allá, y resultó que: “no queremos periodistas, aunque sean  de Turismo, en el lío; váyanse”. Salimos de casualidad. Habían cerrado los accesos al aeropuerto y Chichi, así le llamaban la jefecilla de Turismo -qué le vamos a hacer-, se la jugó por nosotros. Eso sí, nos hicieron pagar el taxi (en dólares, no en bolivianos -y eso que decían que 1 boliviano equivalía a 1 dólar; que aún tengo bolivianos-) desde el control militar que rodeaba el aeropuerto, donde pasábamos de uno en uno y a la carrera, hasta la Terminal. La gente de Chichi pasó los equipajes.

Y en Paraguay (Asunción, Encarnación, Ciudad del Este…) terminamos el congreso.

Pero había que volver a España y como Paraguay -ché, que país- había vendido sus líneas aéreas nacionales, dependíamos de la AeroSur boliviana para salir, y se empeñaban en que lo hiciéramos por Santa Cruz, como habíamos llegado. Nada, nueva ronda de contactos con Exteriores y con medio gobierno y… el embajador en Asunción, que era compañero de promoción de uno del grupo, nos dijo que, oficialmente, “no querían saber nada de nosotros” y… ¡nos buscaron una “jaula de oro” en el Yacht & Golf Club, de Asunción, un resort de lujo en una playa fluvial del Pilcomayo (afluente del Paraguay)… todo incluido! Y como nadie de la España oficial quería saber nada de nosotros -Españoles por el Mundo- e íbamos para 3 días… pues se tira de los Medios en los que trabajábamos. Torró y yo al nuestro, y los demás a los suyos… y fuimos noticia e incordio gubernamental.  Primero C9, TV3 y Canal Sur; luego A3 y  hasta TVE-1; también El Mundo y El País. Al día siguiente teníamos vuelo. Eso sí, se negaron a que saliéramos por Argentina o Brasil; teníamos que salir por Santa Cruz de la Sierra (Bolivia). Pilcomayo por medio, la otra orilla era Argentina y por un puentucho, o en patera, cruzábamos a Clorinda, que ya era Argentina. Pues no, a Bolivia. La policía de fronteras paraguaya se pasaba el día demostrándonos en el río como impermeabilizaban la frontera. Bueno, eso creaba olitas en las tranquilas aguas de la playa fluvial y parecía que animaba al baño.

Y a Santa Cruz llegamos; al Viri Viru volvimos. Y allí nos tuvieron, sin ningún motivo y sin los equipajes, unas horas de más con el aeropuerto supuestamente cerrado… Pero nos abrieron el Dutty Free para que nos dejáramos los dólares (y seguían sin querer bolivianos de marras; mucho menos los asquerosos “guarraníes” que era como habíamos bautizado a los guaraníes paraguayos). Y vimos, a pesar de que estaba cerrado, como llegaban aviones con grupos chavistas de apoyo a Evo y al MAS.

Al final nos dejaron salir, y cuando estábamos embarcados apareció un militarote que dejaba bien abierta la pistolera para que viéramos que llevaba una Colt Anaconda 44 Magnun. Pidió hablar con los -plural- responsables de nuestro grupo; sólo de nuestro grupo de 53 periodistas & Co.  Y el avión aquél iba lleno. Palacín tiró de los del Comité Director de FEPET y allí fuimos. Delante del capitán de la aeronave nos dijo: “Les he llamado para darles una noticia: ¡creo! que pueden salir”.  Entonces preguntó: “¿no les han dado ningún material últimamente?”. “Un CD del Festival de orquídeas”, fue la respuesta. “¿Puedo verlo?, inquirió el militarote. Alarcón fue a por el suyo y lo entregó. El militar lo miró y lo remiró y nos lo devolvió. “¿Todos tienen uno igual?”, dijo altanero. “”, fue la respuesta. “Es un gran festival, les gustaría verlo. Ahora, ¡buen viaje!”, se despidió cortante y mano en la culata de la Anaconda bajó por la escalerilla. Autorizaron a cerrar la puerta del avión. No nos lo creíamos; volvimos al asiento y… en nada rodábamos por la pista central del Viru Viru. Las azafatas y la tripulación eran los de ¡¡15 días antes!!; habían estado “de turismo” en otra jaula de oro en la misma Santa Cruz. Pasamos el largo vuelo compartiendo anécdotas en voz baja, pues en el avión había otros pasajeros raros-raros-raros.

En pleno vuelo descubrimos que aquellos CD… ¡de orquídeas nada!: eran en realidad DVD’s con imágenes de la revuelta y la represión que emitieron nuestras televisiones después. Chichi se la jugó una vez más. Nosotros no lo sabíamos. Durante el vuelo nadie dijo ni pío, pero al llegar a Madrid…

Por cierto, la primera tarde-noche congresual volviendo a Santa Cruz por la Ruta 4, desde San José de Chuiquitos (Chiquitania pura y dura), a la altura de El Pailón, los colonos impuestos por el MAS (llegados desde la deprimidísima Potosí y nada queridos por allí) dispararon contra el autobús. Sólo un impacto en la carrocería. La Policía pidió silencio y Exteriores tampoco quiso saber nada. Españoles por el Mundo. 



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