20 abr 2018

DE REFLEXIONAR EN ALTURA (I). A PROPÓSITO DE LA ZONIFICACIÓN



Ha coincidido que en menos una semana he tenido que acompañar a periodistas que preparaban reportajes sobre Benidorm y he tenido que refrescar los argumentarios sobre urbanismo e historia moderna de Benidorm. Más o menos, desde Beltrán de Belpuig (1271) a Mario Gaviria, que nos dejó hace nada.

Lo que más ha interesado, desde Paul Richardson (CN) a los amigos de Gente Viajera (OCR), ha sido lo de la planificación urbana de Benidorm, tantas veces tratada en este Blog.


Esta vez, el resumen lo arranqué en 1953; justo en aquellos días en que por aquí, me contaron, la gente se preguntaba cómo querían que fuera Benidorm; cómo aspiraban ser un Centro Vacacional.

Centro Vacacional era, al inicio de los años 50, el palabro de moda, traducido desde los conceptos anglosajones de Vacation Center o Resort: un lugar diseñado para el turismo donde relajarse y divertirse durante las vacaciones. Hospedaje, restauración, actividad y vida social, cultural y comercial. Después, con el paso de las décadas hemos llamado resort a cualquier cosa y a nada ya llamamos vacation center.

Aquel Benidorm de 1953 que tenía a Pedro, don Pedro, Zaragoza de alcalde. Aquel Benidorm programó en actuar sobre la primera línea de la playa de Levante (playa de la Xanca; playa de la Llosa) a base de chalets unifamiliares y pequeños hoteles; hasta el Rincón de Loix.

El Festival de la canción de Benidorm salió a base de “quicos” (una sabia combinación de limón granizado y su acompañamiento etílico), pero esto de la planificación urbanística no fue cosa lo mismo. Encerrados en despachos, no salía a disfrutar de la Noche de Benidorm. Y así pasaron los años 1954 y 1955: respondiendo a las alegaciones que resultaron de la exposición al público de aquellas alineaciones.

Pero se obró el milagro: llegó la Ley del Suelo de 1956 con la varita mágica de definir a las claras la función social de la propiedad de suelo y los derechos y deberes de los propietarios de ese suelo. Y a partir de ahí se pudo orquestar todo.

Sí, se aprobó el Plan del 56 (PGOU 1956) sobre la base de los ensanches decimonónicos con la estructura en cuadrícula que tan bonito hace y, ¡atención!, la zonificación.

Cuando en Benidorm plasmaron en el documento y los planos el concepto zonificación, éste llevaba casi medio siglo aplicándose en los Estados Unidos. El objetivo de la zonificación no era otro, allí y aquí, que impedir actividades que minusvaloraran la zona concreta.

El Plan del 56 planteó la zonificación en Benidorm y otorgó al suelo urbano sólo actividad residencial. Bueno, dejó un pedacito para una supuesta actividad industrial bajo el epígrafe “Tolerancia Industrial”… que se eliminó enseguida. También marcó una zona deportiva, pero eso fue otra historia.

Yo no me canso de repetir lo que le he oído a cuantos alcaldes he conocido, y al propio Pedro, don Pedro. “Benidorm fue el primer plan general de España para todo un Término Municipal”. Hoy, después de haber analizado el urbanismo español de los años 50, 60 y 70 repito eso, pero planteo que Benidorm fue el primer sitio donde salió bien.

Y en esto que digo, no me pillo los dedos. Aquí en Benidorm es donde se aplican por primera vez con éxito las ideas de las vanguardias urbanísticas de preguerra (previas a la IIGM).

Recordemos que en los años Treinta (la Carta de Atenas es de 1933) se planteará el concepto bloque abierto en el centro de espacios comunitarios; cuestiones de dignidad, iluminación natural e higiene buscan implantarse a la hora de diseñar viviendas para todos, que incluyen jardines comunes y hasta piscinas. Fue una revolución social que en el Plan del 56 Benidorm proponía hacer realidad. Eso sí, las dimensiones de los nuevos contendores del bloque abierto resultarán más reducidas que las de un cuarto de siglo antes porque la economía lo exigía.



En Benidorm, aquellos primeros planteamientos del bloque abierto en espacios comunitarios ven la luz con los llamados edificios tranvía. Y con ellos llegan los apartamentos que conviven, a pocos metros, con los chalets de primera línea. Es la socialización de las vacaciones. A la propiedad de un moderno apartamento en aquellos días podían acceder muchas más economías familiares; al alquiler, casi todas.

Al mismo tiempo, con los nuevos tiempos y la socialización del turismo, el concepto hotel pierde la opulencia de las primeras décadas de los años 20: está en la playa. Se pierde la rigidez que encorseta la liturgia del alojamiento hotelero y se universaliza la clientela. El hotel se vuelve funcional y amigable. En los primeros, la experiencia de la gestión familiar ha acercado el trato alojador-alojado hasta el nivel de amistad; y aparecen la fidelización al hotel y al lugar. Será tal, que los primeros clientes del primitivo hotel serán los primeros compradores de las nuevas propiedades.

Aquello funcionaba, pero no despegaba. (Benidorm) Tenía lagunas infraestructurales que se iban corrigiendo a salto de mata. Al inicio de la década de los sesenta se decidió subsanarlas en bloque; y a pesar de ello al final de esa década nos consideraban un “gigante de pies de barro” porque las infraestructuras no iban a la velocidad de hiperespacio del consumo humano y la inversión estatal (luego autonómica) iba a velocidad de quelonio.

A pesar de todo, sí que hay que señalar las cuestiones del agua, a partir del Consorcio de Aguas de la Marina Baixa, los temas de depuración de aguas, el abastecimiento, el aeropuerto y la A7. Todos estos temas están hoy de actualidad puntera porque no paran de generar noticias positivas gracias al dinamismo de un Benidorm surgido, insisto yo, del plan del 63.

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