14 ene 2019

DEL ECO DE BENIDORM, UNA PUBLICACIÓN DE 1914




Quería comenzar 2019 con un tema potente, que se me retrasa. Pero he dado con el Eco de Benidorm y me he rendido a las páginas, pocas, que se conservan de esta publicación que vio la luz en el verano de 1914.

La IGM se declaró el 28 de julio de aquél año, tras la crisis de julio. Después del asesinato de Francisco Fernando ‘se lo estuvieron pensando’ todo un mes. Y al final, se lió.

Aquí, en Benidorm –“la pequeña San Sebastián”, que llego a leer en las páginas del Eco de Benidorm- la gente estaba aquél 16 de agosto -día de la salida del número uno- en otras cosas: en el veraneo. Buena muestra de ello es la sección Ecos de Sociedad.

A modo de crónica podríamos decir que ‘El domingo 16 de agosto de 1914 veía la luz el Nº1 del semanario independiente ECO DE BENIDORM. Don José Soler y Soler era su director y don Pedro Vives Orts su administrador. Fomentar el culto a las letras era único deseo -reconocido- que les animaba a salir a la palestra local, al precio de 15 céntimos (de peseta) el ejemplar, con planes de suscripción mensual para Benidorm, la península y el extranjero, porque las gentes de Benidorm andaban también por la vieja piel de toro y cualquier puerto del orbe. Se editaba en Alicante por Hijos de J. García’.

El nivel cultureta me asombra. Pues no que me comienzan citado al polaco Henryk Adam Aleksander Pius Sienkiewicz de Oszyk, Nobel de Literatura en 1905. Menos mal que enseguida volvieron al plan terrenal con una tal Ligia… y a mí se fue la olla hasta Ligia Elena la cándida niña de la sociedad que se fugó con un trompetista de la vecindad… Rubén Blades al canto. ¡Qué buena fue la nota que dio el humilde trompeta! Moraleja: pudo más el amor que el dinero.

Vuelvo al Eco de Benidorm y al texto de su director: me compara Benidorm con la Roma antigua y en portada inserta unos versos –“La Modelo- que Nicolás Vaamón dedica a su amigo Luís Pelegrín y a la “encantadora señorita Conchita Vidal con respetuosa admiración”. ¡Cómo eran nuestros abuelos! Y eso que ya he aprendido que ya no se estila que me ponga para cenar jazmines en el ojal… Y eso que le leo al juglar de inicios del XX lo de “ojos negros soñadores de dulce melancolía…”. ¿Qué hizo Conchita Vidal ante tal piropo? (Entonces no estaban prohibidos, oiga; y un ripio cortés era una declaración de amor).

Sólo se conservan los números 1, 2 y 5 de aquella publicación -el Eco de Benidorm- en la que detecto, en tan breve lapso de tiempo -del 16 de agosto al 13 de septiembre- un  abandono del anonimato inicial de los articulistas: de firmar como “Leafar”, “Un-Sorg”, “Laveri”… pasan a reivindicarse: “José Soler”, “Pedro Vives”, “M. Soria”, “Tomás Cortés”, “Nicolás Pagés” o “Agustina Tambo”, una mujer. Eso sí, “Cocinerito” no desvela su nombre mientras ofrece recetas como los “Calamares en su tinta” o el “Arroz a la catalana” (¿?). Ah, en una ocasión, sobre una entrevista a un superviviente de un trágico naufragio, se cita al superviviente como “el interwiuado”; claro, le hicieron una ‘interview”.

Contenía el Eco de Benidorm inserciones publicitarias como la Farmacia de J. Vives “dispensadora de medicamentos novísimos”, la “Fábrica de Mosaicos Olsina Hermanos” (Olsina, con ‘s’ y no con ‘c’, aunque en el número 2 lo corrigen) y la “Clínica Médico-Quirúrgica de los doctores don Pedro y don Cosme Bayona, en calle Santa Faz, 17”. Incluso se anuncia el fallecimiento de doña Vicenta Fuster, el 24 de agosto, madre de los citados doctores.

Y como decía, los Ecos de Sociedad mes fascinan. Se informa de que había partido para Benidorm, desde el puerto de Mobile (Alabama, USA), “el joven oficial don Bartolomé Pérez Martínez” o que otro oficial naval, don Francisco Vives Belmonte, había zarpado, con igual destino, “desde el puerto de Manzanillo (Colima, México)” océano Pacífico por medio. O que “habían ingresado en la Academia de Infantería los jóvenes cadetes benidormenses don Juan Linares Ramón y don José Martínez Alejos”.

Se cita a las familias de vacaciones en la localidad, especialmente a las señoritas: “las distinguidas señoritas Vicenta y María Ferrer”, “la bella señorita Esperanza Buades, con su familia”, “la distinguida  y linda señorita María Pérez Ferrer, su abuelita y su hermanita Angelita” -ita, ita, ita-, “la distinguida señora doña Teresa Xhampeny, esposa del maquinista naval don José Matorell”, “el oficial de Infantería de Marina, retirado, son Miguel Llorca Zaragoza y su dignísima esposa, doña Salud Focarnal… y el culto sargento (del mismo Cuerpo) don José Focarnal”… De vacaciones a Benidorm.

Se anuncia el matrimonio de “Don Miguel Zaragoza con la bella y distinguida señorita Pepita Such Llorca” y que “Don Vicente Llorca llegó a Benidorm para contraer matrimonio con la simpática y bella señorita Angélica Lloret”. También, peticiones de mano; como la de “la señorita Serafina Llorca para don Adolfo Marcos” y la de “la señorita María Llorca para don Manuel Lloret”. Y que “regresaron de su luna de miel don Pedro Vaello y doña Matilde Cortes”, sin precisar dónde fue esta.

Y, cómo no, el regreso de los capitanes de almadraba: “de la de Barbate, don Vicente Vaello y don Francisco Pérez”. Y hasta del nombramiento de “Don José Orts Barceló como corresponsal en Barcelona” del Eco de Benidorm. En fin, un trajín de idas y venidas, como la de “don Francisco Orts para embarcar en el ‘A. López’ en Valencia”.

Descubrimos que se anuncia la escasez de carbón, por la guerra, o que había veda pesquera. Y que se preparaban las fiestas de Polop para las que “la Cía. De Carretones de Canet y Jaime el Gran, a precios reducidísimos”, organiza “servicios de ida y vuelta en 2ª y 3ª clases desde varias estaciones de la Red del Marchaso”.

Que llegó a la rada de Benidorm una goleta, “la ‘Carmen Picó’ para descargar cemento para Olcina Hermanos” (esta vez con ‘c’), que “comenzó el derribo de la casa de Doña María Ivars para construir un arco junto a la Iglesia” y que la gente tenía la mala costumbre de arrojar a la calle -¡Agua va!- las bacinillas y con el calor… pues se quejaban al alcalde “por higiene y salubridad”.

Me enternece la cursilada de que en ese agosto de 1914 “la mar, en un exceso de cortesía besaba los pies de las lindas señoritas que más atrevidas a ella se acervan” y que “por infracción al Art. 146 de las Ordenanzas de Policía Urbana de Benidorm, sección Baños, se había multado, por la Alcaldía, al ciudadano L.C.” ¿Qué habría hecho L.C.?; no hay más números de el Eco de Benidorm.

Me quedo con la duda.












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