8 mar 2019

DE CUANDO LOS YANQUIS SALUDABAN A SU BANDERA BRAZO EN ALTO; DEL SALUDO BELLAMY




Casi se nos va de la manos el vermú de hoy.

Cuando las cosas de la política entran por la puerta, sale el oremus por ventana; y no regresa más. Vamos, que lo perdemos.

A puntito hemos estado de romper este grupito de vermú de fin de semana.

La cosa comenzó -todos varones- con que si hoy es 8 de marzo y sus cosas; que si la mujer trabajadora, que si la mujer en general, que si la brecha salarial, que si manifestación, que si concentración, que si unos la apoyan, que si otros no… Subió de tono la cosa… El ‘Gol Sur’ del vermú metió en escena al “demonio yankee” y el manómetro colocó la aguja ya sobrepasando la franja amarilla y esta siguió subiendo hasta que Carlangas, como siempre -un iluminado-, tiró de móvil y enseñó una foto “de los años 30”, dijo, de niños norteamericanos “haciendo el saludo nazi” y la olla explotó con las maldades del Tío Sam.

Carlangas tira para el monte en cuanto puede. Los estragos de la LOGSE.

Por partes: primero el oremus, que casi se pierde (y con él, las amistades de tantos años y tanto vermú a cuestas) y luego lo del brazo (derecho) en alto de los USA; que mira que está mal visto. Pero todo a su momento.

Primero, como decía, lo del oremus y su posible pérdida. Pocos saben, la verdad sea dicha, lo que era el misal, el voluminoso misal que seguía -y sigue- al pie de la letra el sacerdote con su bien surtido grupo de las cintas marcadoras, de tela y con vivos colores, que llevan al oficiante de ceremonias a lecturas y oraciones; y de ellas a rúbricas para oficiar el rito y que, aunque no llegan al nivel de las que prende mi capa de tuno, son un buen número. Y el oficiante va de cinta en cinta volteando las páginas del libro de allá para acá. Pues cada una de esa cintas reciben el nombre de oremus y cuando no se colocaba bien el oremus en el lateral o el oremus no sobresalía lo suficiente, el oficiante perdía un tiempo tremendo, en mitad de la ceremonia, para enlazar las partes de la celebración y concluir cumpliendo el rito, lo que era un desastre.

Este perder el oremus va en la consideración de perder los papeles, como explicó en su día Salvador Alsius en “De la misa la mitad”, que en la versión catalana original es más elocuente (y más largo): “Hem perdut l'oremus. Petita enciclopèdia de la cultura catòlica, per a joves que no saben i grans que no recorden”.

Pues eso: cultureta católica para jóvenes que no saben y mayores que no recuerdan… como los que estábamos de plática subida de tono en el vermú.

Y, dicho esto, ahora a lo mollar: Lo del saludo ‘nazi’ y los yanquis. Por existir, existe hasta un Partido Nazi Americano (ANP), fundado en 1959, que se mantiene, elección tras elección, pero si marcar tendencia ni nada. Pero lo del saludo es anterior, muy anterior y nada tiene que ver con ellos.

Por ahí llaman saludo romano al que dicen se efectuaba extendiendo el brazo derecho hacia adelante y hacia arriba en un ángulo indeterminado (40 a 45º), de manera recta, con la palma de la mano hacia abajo. A pesar del nombre -saludo romano- no está debidamente acreditado que en la antigua Roma se utilizara como forma “oficial” de saludo, aunque existen numerosos testimonios en esculturas y bajorrelieves de su empleo durante el Imperio Romano. Cuentan que ante el emperador, como demostración de que no llevabas armas, era habitual. Pero, ojo, que el saludo militar romano por excelencia entre soldados y oficiales era llevarse la mano derecha a la cabeza y apoyar los dedos índice y corazón -con la mano plana- en la galeta del casco. Prácticamente como ahora.

Con el tiempo ya se inventó lo de la sumisión divina y los tres dedos (pulgar, índice y corazón) amparándose en la Santísima Trinidad antes de entrar en combate, cerrando los otros dos de la mano, que aún hoy practican algunos Ejércitos del Mundo. Me dicen que lo polacos, por ejemplo.

Y lo de los yanquis tiene su historieta también y nuestro Cristóbal Colón, de oficio descubridor por medio, parte de la culpa.

En su defensa diremos que los yanquis implantan el saludo romano antes que las fasci de combattimento de Mussolini, que lo hacen al inicio de la segunda década del XX. Y si nos ponemos tiquismiquis, y con el pintor Jacques-Louis David como testigo pictórico, antes lo hacen los soldados de Napoleón a principios del XIX. Vamos, que eso de levantar el brazo derecho tiene su pasado.

Y a ello voy. En 1891, el dueño de la revista Youth’s Companion (1827-1929), contrata a Francis Julius Bellamy, un ministro religioso baptista del movimiento social-cristiano, para implantar doctrina nacionalista yanqui. Y este se inventa el Juramento de Lealtad a la Bandera que se hacía en las escuelas. Y en 1892, de cara al IV Centenario del descubrimiento de América por Cristóbal Colón, Bellamy potencia el juramento escolar… y la venta de banderas.

Por aquél entonces y hasta hace nada los yankees apreciaban mucho al descubridor. De hecho el Monumento a la Fe descubridora (1929), de la Punta del Sebo -allí donde confluyen el Tinto y el Odiel- es obra de  Gertrude Vanderbilt Whitney, escultora americana, discípula de Rodin en Paris, Hija Adoptiva de la ciudad de Huelva. Y el pagano, la Columbus Memorial Foundation.  

Y el pastor baptista Bellamy en base a don Cristóbal y de cara a la Exposición Internacional de Chicago (1893) consiguió el apoyo institucional del Congreso de los EEUU para que el saludo a la bandera se hiciera de continuo y muy especialmente el 12 de octubre en todas las escuelas norteamericanas extendiendo el brazo derecho hacia la bandera y con un pequeño texto recitado.

Y por ahí están dando vueltas las fotos, como las que exhibía el bueno de Carlangas en su móvil, de las criaturitas yanquis -y la población en general- saludando a la bandera de las barras y estrellas en cualquier aula y acto… 


Y aunque se aplicó una variación respecto a la palma de la mano como si si estuviera declamando, en diciembre de 1942, con la que estaba cayendo por el corazón de Europa, el Congreso de los Estados Unidos enmendó el Código de la Bandera y cambió el ‘Saludo Bellamy’ brazo el ristre por colocar la mano derecha sobre el corazón y que es lo que vemos a diario en los civiles estadounidenses cuando saludan a su bandera en actos públicos y oficiales.


Me da una rabia tremenda que Carlangas -y tantos otros Carlangas que hay sueltos por el mundo- cojan del FB y de otras redes sociales todo lo que les llega y lo crea a pie juntillas sin encargar a la neurona un mínimo ejercicio de comprensión. Y luego que lo difunda como dogma de fe.

El vermú de hoy ha servido para que Carlangas se la envainara.

Sí, los nazis también han hecho que el ‘saludo romano’ esté hoy mal considerado.

Ah, el vermú artesano Puig Campana nos hizo encontrar, aunque tarde, el oremus y hemos terminado bien la cosa: Carlangas ha prometido no creerse de primeras todo lo que le llega pero… es tan débil la carne que… ¡ni te cuento la neurona!










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