7 ago 2019

DE LOS DTI Y LAS COSAS DE LA PLANIFICACIÓN INTELIGENTE


Ahora, que estoy un poquito más involucrado en los temas DTI y siendo Benidorm el primer DTI certificado del mundo, veo las cosas casi de otro color. Vamos, como que estoy un poco más por la labor.


La historia final, corríjanme si me equivoco, es gestionar la ciudad en tiempo real y favorecer la gestión integral de la ciudad frente a la fórmula tradicional de ir entregando competencias de gestión por áreas que es como se hace ahora la gestión urbana y turística que, salvo excepcionales excepciones -y una es Benidorm- anda cada una por su lado. Vamos, que eso ya lo tenemos ganado.


El caso es que aquí todos vamos a por el dato y la clave está en cruzar datos turísticos y no turísticos -de ámbitos urbanos, de cuestiones medioambientales- para alcanzar un nivel de información hasta ahora despreciado por desconocido.


Claro, es que estamos ante situaciones de información instantánea, abundante y efímera (si no se captura) que tienen, además, tanto una propiedad como un coste y que vienen de muchos y muy distintos sitios, con limitaciones en cuanto entran en la ecuación los temas de la privacidad. Datos que no corresponden a la universalidad de los que usan y disfrutan el destino, el DTI, porque hay colectivos que aunque están en contacto con las NNTT no generan un tráfico de datos suficientes. Mientras las jóvenes generaciones generan avalanchas de datos resulta que conforme avanza el rango de edad estos van disminuyendo. Vamos, que atendiendo a las edades, en cuestión de datos, pasamos de encontrarnos ante las mismísimas cataratas del Iguazú para terminar ante el caño de mi ducha por ese rango de edad antes citado.



Ahora, en los DTI, la cosa va de experiencias y resulta que el tratar las experiencias vividas -tanto por los residentes como por los turistas- en el destino cobra una dimensión extraordinaria, muy positiva, que se ve alterada por los vaivenes del mercado turístico y la desorientación de muchos de los gestores. Por eso se reclama ser inteligente hasta en la planificación del futuro porque como en la primera ocasión en que Benidorm elaboró su Plan General, la nueva planificación inteligente del Destino Turístico tiene ese mismo cometido: el cambio social.


Aquí, en Benidorm, ya se ha acometido la primera parte del proceso. Pero estamos ante la oportunidad de mejorar todo aquello que sabemos que es manifiestamente mejorable. Las proyecciones a futuro, en base a los datos, nos dibujan incluso escenarios de los que huir, por negativos. Los datos y su gestión, es la nueva piedra angular que no tuvieron los que planificaron en la década de los cincuenta del siglo XX esta ciudad que al despuntar el siglo XXI ha sabido adecuarse hasta alcanzar el nivel DTI.


Y ahora se pueden repensar las actuaciones a la vista de esas proyecciones.


Adaptarse a las nuevas realidades, incluso de un año para otro, una vez que las tenías encima ha sido el motor de la evolución de un destino como Benidorm; sobrevivir a los bandazos de la demanda, a lo esquivo del territorio y la naturaleza, al desconocimiento de la realidad de muchos responsables de administraciones, ha sido el pan nuestro de cada día desde que a mediados de los años cincuenta del siglo XX se planteara aquella diatriba entre la dura realidad que se estaba viviendo a dedicarse por entero al turismo. Y, mira por dónde -entre tots ho faren tot- nos salió bien la apuesta porque fue de muchos. La implicación de tantos generó la evolución favorable de Benidorm como destino turístico.


Siempre fuimos sostenibles; pero sin pensarlo. La construcción en altura y la gestión del suelo y de los pocos recursos hídricos posibilitaron esta realidad. Ahora es abundar en este tema con nuevos parámetros. La cuestión es que apostando por la innovación y las bases tecnológicas podemos avanzar un camino que renueve a mejor el destino sabiendo que la meta filosófica está en el Libro Blanco de los DTI: llegar a disponer de un espacio turístico innovador, accesible para todos, consolidado sobre una infraestructura tecnológica de vanguardia que garantiza el desarrollo sostenible del territorio, facilita la interacción e integración del visitante con el entorno e incrementa la calidad de su experiencia en el destino y la calidad de vida de los residentes.


Vamos, que la teoría está muy clara y las ganas son determinantes. Y, como siempre: ojito a los factores de competitividad (los nuestros y los de los demás).






No hay comentarios:

Publicar un comentario