6 jun 2021

DEL CUENTO CHINO, LA INTELIGENCIA Y EL AGUA DE BORRAJAS

 

 

Hoy vamos de aplicar Inteligencia a las cosas.

El 11 de febrero de 2020, a través del monitoreo y análisis del dato que hace la Smart Office del Ayuntamiento de Benidorm -primer Destino Turístico Inteligente certificado del mundo (desde diciembre de 2018)-, se lanzaba el primer informe sobre el impacto en el turismo local, regional, nacional y europeo que podía tener la incidencia de la Covid-19. Se había vuelto de Fitur 2020 con la mosca detrás de la oreja y se aplicaba la IA (Inteligencia Artificial) y la apreciación de la IH (Inteligencia Humana), o lo que se sabía, practicando la proyección correspondiente. Ese informe no se equivocó en nada; 16 meses después sigue en plena validez.

Echando la vista atrás en este domingo de junio resulta que en febrero de 2020 y en un sitio como este, Benidorm, se sabía lo de China aplicando IA e IH; ¿y…?

El 13 de enero se había reportado en Tailandia el primer caso fuera del mudo gigante asiático. A partir de esa fecha comenzaron a reportarse casos en Taiwán, Malasia, Singapur, Corea del Sur, Japón, Vietnam, Nepal, Sri Lanka, Camboya, Filipinas… Emiratos Árabes Unidos… India… Australia… Estados Unidos y Canadá… Francia, Finlandia, Alemania, Italia y España. El 31 de enero España reportaba un caso (de un alemán) en La Gomera, cuando Italia había reportado el de dos turistas chinos en Roma. Ya estaban contabilizados 250 muertos y más de 11.000 contagiados en el mundo.

El jueves 28 de enero, la OMS había declarado la ‘Emergencia Internacional’; el 31 de diciembre de 2019 -prácticamente un mes antes- China había lanzado su alerta con 9.500 casos confirmados y 213 muertos, dijeron. El 26 de enero se reunieron los de la OMS y, a la vista de los informes, ¡48 horas después! sólo fueron capaces de decir que, a la luz de datos que manejaban y los intereses políticos que les atenazaban, “algo importante” estaba pasando en el Sureste asiático, pero que “no llegaba a urgencia mundial” (Didier Houssin, presidente -pa qué te quiero- del Comité de Urgencia Coronavisus-OMS).

Y eso que ya el 31 de diciembre de 2019 la canadiense BlueDot, con su software de rastreo generó la que se considera primera alerta mundial Covid19 analizando noticias y redes sociales a través de Inteligencia Artificial. Ellos tampoco, en esa fecha, llegaron a calificar de extrema la gravedad de la situación, pero identificaron las probabilidades y lugares. Desde entonces, ahí sigue BlueDot señalando el riesgo emergente y alertando a gobiernos, hospitales y aerolíneas que se encuentran entre sus clientes. Ellos advirtieron también de la incidencia en Brasil y la India. Lo suyo es, desde 2013, llegar a crear un sistema mundial de alerta temprana sobre enfermedades infecciosas y, hasta el momento, se han venido adelantando a los informes oficiales. La norteamericana Metabiota, la empresa de Nathan Wolfe (Global Viral), es otra de las que advirtió, en enero de 2020, de lo que se venía encima. Ambas analizan y detectan palabras clave en texto on-line proyectan sus informes de consecuencias, nada halagüeñas aún.  

La inteligencia Artificial funciona. Pero donde esté un cerebro humano que le de la chispa de ingenio que necesita el dato y sea capaz de ver el alcance de la situación, que se quiten lo robotizado. Vamos, como el anuncio de ahora de Aquarius, al más puro estilo ‘Black Mirror’: la IH (inteligencia humana) “le pone ganas” al análisis.

Y ganas le pusieron los médicos chinos y buena parte de la población en los primeros días de diciembre de 2019 cuando empezó a moverse por WeChat y Weibo que algo estaba pasando en Wuhan, algo sin precedentes: los médicos chinos sospechaban que no era una neumonía normal. En el resto del planeta (por no llamarle Mundo Occidental que puede herir a los que le la cogen con papel de fumar) esto comenzó a registrarse a través de escuchas activas de IA y a analizarse de inmediato. A la vista de los datos el MOBS Lab, de la Northeastern University de Boston, ha monitorizado la situación y considera que podemos estar hablando de 5.000 contagiados en Wuhan en el momento del primer ingreso hospitalario del 1 de diciembre. Y el 30 de diciembre las autoridades chinas comunican al hospital de Wuhan que estamos ante casos SARS, lo que provocó una alarma médica recordando la epidemia 2002/2004 con índice de mortalidad superior al 18% que se fue atenuando fuera de China.

El SARS apareció por primera vez en noviembre de 2002 en Foshan, en la provincia de Guangdong, en China. El gobierno chino trató de encubrirlo, pero saltó las fronteras, en 2003, a varios países del sudeste asiático, Europa y América del Norte. Provocó una alarma mundial debido al número de afectados y a que no se disponía -ni dispone ahora mismo- ni de tratamiento ni de vacuna aprobada. Hoy hablamos de 8.445 casos oficiales y 790 muertes reconocidas; y como vino se fue. En España tuvimos un caso. ¿Había vuelto el SARS? China en 2004 se llevó “una reprimenda” de las que don Pantuflo Zapatilla propinaba a los gemelos Zipi y Zape. Vamos, que no pasó del papel.

Hoy sabemos que a mediados de diciembre (entre el 12 y el 19) las autoridades pidieron a los hospitales de Wuhan reportar todos los casos y no hacer públicos esos datos, lo que disparó los mensajes por las redes que la IA captó de inmediato… y se habla de los 12 minutos clave del 19 de diciembre donde hay una eclosión de información en los chats en línea que ProMed, el Programa de Monitoreo de Enfermedades Emergentes, captó y comenzó a elaborar informes. ProMed es un programa de la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (ISID) surgido en 1994 como un servicio de Internet para identificar eventos de salud inusuales relacionados con enfermedades infecciosas. Opera desde 32 países y busca y rebusca información y datos sobre patógenos y toxinas emergentes y reemergentes que afectan a humanos, animales y plantas.

SCIENCE PHOTO LIBRARY Ilustración de una espícula viral (rojo) de covid-19 acoplándose a los receptores (azul) de una célula humana.

La doctora Marjorie Pollack entró en acción y el 29 de diciembre de 2019 ProMed lanzó su alerta mundial a través de análisis IH, del informe de IA, ante el silencio de las autoridades chinas que ya tenían secuenciado el nuevo coronavirus y que aún tardarían 12 días en comunicarlo al mundo; bueno, fue el doctor Zhang Yongzhen quien se lo filtró al profesor Edward Holmes de la Universidad de Sydney… y, al ser detectado el envío, le cerraron el laboratorio. El Derecho Sanitario Internacional y su Reglamento habían sido conculcado y violado una vez más por China.

Las redes echaban humo y en los primeros días de enero de 2019 a las autoridades chinas no les daba tiempo a suprimir mensajes, por lo que muchos comentarios sobre la situación llegaron a todos los rincones del planeta. No se atrevieron a cerrarlas. YouTube también cobró protagonismo; tanto que, según el Comité para la Protección de los periodistas (CPJ), en Wuhan las autoridades chinas arrestaron a varios periodistas por coberturas que amenazaban la narrativa oficial de la respuesta de Pekín al virus.

Recordemos que hasta el 3 de enero China no respondió Al requerimiento de la OMS; y lo hizo con vaguedades. La noche anterior -2 de enero- la TV llamaba “traficantes de rumores” a los médicos de Wuhan que habían publicado en redes y comunicado al mundo lo que pasaba. Ahora se justifican diciendo que reclamaban que los médicos “transmitieran sólo información contrastada”… -¿por quién?- y en eso que contrasto y contrasto, hasta el 18 de enero no dicen que la transmisión de persona a persona es el modus operandi del virus. Si es que con China, lo que hagas, es salir trasquilado.

Y así me llego hasta las publicaciones Drasctic Research, un equipo radical, autónomo y descentralizado de investigación sobre la covid 19 desde el minuto 1 de 2019. Estos investigadores trabajan más con la IH (inteligencia humana) y se dedican a reunir, traducir e interpretar cualquier cosa -hallazgos, comentarios, noticias, informes y especulaciones- que se mueva en China a este respecto. Trabajan en Twitter, “por descarte” ya que, leo, Facebook y Reddit censuraban los mensajes que pusieran en duda el origen del SARS CoV2. En Twitter también, dicen, “pero menos”.

China no suelta prenda, ya llevo algún post al respecto, y todas las miradas -los informes, los datos, las interpretaciones, las investigaciones- apuntan allí, por el silencio y por las ganas de desviar el tema. Y así, el que se les escapara el virus de un programa de modificación en el laboratorio gana peso y obtiene visado de realidad..

… aunque por mucho interés que algunos le pongan, mientras China sea lo que es -una dictadura comunista- las cosas con esa República quedan siempre en agua de borrajas[1].

 

 

 

Con información recogida en BBC News, El País, El Mundo, La Vanguardia, The Telegraph, BlueDot, Metabiota, ProMed y DRASTIC

 

 

 



[1] La borraja es una planta originaria del norte de África, rica en diversos ácidos grasos (poliinsaturados, monoinsaturados y saturados). El agua de hervir borrajas (agua de borrajas) tiene una acción antiinflamatoria, revitalizante, emoliente e hidratante, pero también un papel en el alivio de los síntomas de la artritis reumatoide. Es una infusión que antaño se usaba como un método para sudar, entre muchos otros. Lo más importante de este líquido y por la que ha adquirido relevancia en la lengua para formar una locución verbal, está en la absoluta falta de sustancia y en la terrible insipidez que tiene su gusto.

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