1 oct 2021

DEL MES DE LA HERENCIA HISPANA Y “LO DEL PERDÓN”

 

 

Cuando en los Estados Unidos andan celebrando el mes de la Herencia hispana (con todo lo que eso significa) leo en Internet a la sombra de los árboles de la Plaza Fernando VII de Pensacola, Florida, con absoluto y total desagrado que el Papa Francisco ‘pide perdón a México por los pecados cometidos en la conquista española’, la respuesta desde Nueva York y la “aclaración” desde Madrid. Pero bueno, ¿de qué va esto? Y malhumorado echo a andar por Palafox Street hasta llegar a la estatua ecuestre de Bernardo de Gálvez que, mira por dónde, hoy tiene guardia como si soldados del Regimiento Fijo de la Luisiana aún hubiera por aquí. Un trocito de Historia de España en el sur de los EE.UU.


Me relajo un poco. No voy a preguntar quién es el Papa o quien es la Conferencia Episcopal para pronunciarse sobre esto de pedir un perdón porque resulta que decimos que nos importa una higa su opinión cuando hablan de temas ‘espinosos’ patrios, pero resulta que ahora sí es trascendental su opinión; sacrosanta opinión que hay que respetar y bendecir. Pues no; hasta ahí podíamos llegar.

¡No, es que no!

Es que, resulta que, el Papa es el cabeza de la Iglesia católica… Pues que de su capa haga un sayo y cobije a quien quiera y pida el perdón que se le antoje en su nombre y nada más por lo que hayan hecho los suyos.

Y encima, ahora me vienen con milongas por lo que hayan podido responderles Isabel Díaz Ayuso o José María Aznar. Y desde la Conferencia Episcopal dicen que hay que leérselo bien lo del Papa porque como México celebra los dos siglos de su independencia han ido por ahí las cuestiones y no por el caso general de “la Conquista”.

Disculpe, Santidad, pero lo de la independencia de México -y otras repúblicas- del viejo Imperio español se logró por bemoles del nacionalismo de los criollos, la cizaña de los EEUU -que ya era independientes y expansionistas- y por los pocos esfuerzos que se pudieron hacer desde la península (en guerra contra el francés primero y con los principios liberales chocando con los absolutistas después) y que resultaron baldíos ante el auge de las clases dirigentes criollas que lo mismo nutrían el Ejército Libertador que el Realista, pues la vieja piel de toro era incapaz de producir tanto general y soldado para apagar aquellas llamas a chorros de sangre.

Escribiendo de brasas, a propósito de que lo dicho por el Papa va referido a los sucesos de hace ahora dos siglos, resulta que el cura Hidalgo (que ahora es el Padre Hidalgo -¡válgame Santa María!-), cuando el Grito de Dolores, pronunció sus vivas a la Virgen de Guadalupe y a Fernando VII, rey de España. Así que, ¡déjense de pamplinas! y, en efecto, ¡muera el mal gobierno!, que también gritó. Esto es como lo de Rafael Casanova en Barcelona; Casanova apoyaba al Archiduque como rey de España en medio del sitio borbónico y con el de Berwick a las puertas. Al Rey de España los vivas y el afecto. Lo de los nacionalismos es de una miopía del rango del indigenismo.

Puestos a tergiversar la Historia metan en ella al Coyote y al Correcaminos y créense una película marca ACME como la que se ha creado la progresía del Mass Media española.

Insisto: si los obispos piden que alguien se relea la carta porque se refiere Bergoglio a los hechos ocurridos hace 200 años, 1821, entonces, ¿qué interés tienen ciertos medios españoles en despotricar contra Ayuso y Aznar y colocar la coletilla “durante la conquista de América”. Si es que por la boca muere el pez… porque a la progresía se lo pide el cuerpo.

Aquí, nadie se ha leído -porque no interesan- esas palabras del pontífice. Aquí hay que echar carne en el asador. Pues echemos. ¿No permitió el cura Hidalgo la masacre de la Alhóndiga de Granaditas?; ¿aquello estaba justificado? ¡Por favor!, ver las cosas de ayer con los ojos de hoy crea estas sinrazones.

Ahora voy y me arranco con la cita de Will Durant que coloca Mel Gibson en Apocalipto, película que no recomiendo por su absurda crudeza y cúmulo de inexactitudes, aunque el australiano, fiel a su encomienda, la lleva a su terreno (como Rolad Joffe hizo lo propio con La Misión; ni una, ni otra). Y la frase: “Una gran civilización no es conquistada desde fuera hasta que no se ha destruido a sí misma desde dentro”… Pues aplíquense al cuento y vayan dando de mano con sus gansadas, que ya está bien.

Aquí -en Occidente y en particular en este país- tenemos un problema que Juan Manuel de Prada ya visibilizó, generalizándolo, en 2007. “El problema para Occidente comienza cuando se muestra incapaz de defender los valores que fundan su ordenamiento jurídico, cuando descree de los hitos que han propiciado su progreso, cuando reniega de la moral que ha humanizado su convivencia; cuando, en definitiva, se niega a sostener la supremacía de su orden social y, a cambio, se abandona a un aguachirle de necedades merengosas” de infaustos nombres con los que hacen banderas desde la progresía que olvida hechos y realidades. Cuando en Roma entraron los bárbaros, aquello estaba hecho añicos; cuando en la península entraron los árabes, la estructura visigoda hacía aguas por todos lados… Cuando los peninsulares llegaron por allí, estaban aquellos de capa caída.

Y vuelvo a De Prada y …. “así perecen las civilizaciones, así las potencias más poderosas devienen naciones de opereta: destruidas desde dentro, inmoladas por los botarates que rigen sus destinos y por la chusma que los encumbró al poder”. Y de chusma, últimamente, vamos todos sobrados.

Tal vez le vea yo una salida al Papa. A veces olvidamos que el concepto de la difusión de la religión católica en América y los beneficios materiales que prometía la empresa que llevaron a cabo los españoles llegaron a ser vistos por Roma y sus papas como una compensación económica y espiritual por las pérdidas sufridas por la Iglesia en el viejo mundo a causa de la Reforma protestante con su secuela de pérdida de feligreses y expropiaciones de miles de propiedades eclesiásticas. Esto, por lo general, se olvida; pero es la génesis de todo.

Vale que aquello fueron cosas de Alejandro VI (y sus cuatro bulas alejandrinas) pero otros papas ya habían alentado a Portugal en ese camino… y ya saben que Francisco I de Francia clamó preguntando por “el testamento de Adán” que permitía estas licencias peninsulares de los papas de Roma hacia el Nuevo Mundo descubierto, donde un Vicario de Cristo dejaba por escrito lo de que “consideramos sin embargo que los indios son verdaderos hombres y que no solo son capaces de entender la fe católica, sino que, de acuerdo con nuestras informaciones, se hallan deseosos de recibirla” (Pablo III, bula Sublimis Deus; 1537). Entiendo al argentino de Roma; pero sobre su parcela.

Como digo, que si el papa Francisco quiere pedir perdón, que lo haga sobre los cometidos de la Iglesia de Roma; pero ni un milímetro más.

Y es que esto ya da tanta grima como leer en El País una reseña sobre cómo se enseña el episodio del descubrimiento, conquista y formación de un imperio por muchos profesores en España que reniegan de esa acción, por su formación política donde se habla “de las sombras que tiñeron aquel acontecimiento” (menos mal que lo llaman acontecimiento)… y ya me estoy imaginando -yo, es que soy muy de imaginar- al personaje de turno que me compara al pueblo X (sin siquiera mencionarlo para no herir susceptibilidades) con Sagunto o Numancia. Roma sacó un buen provecho de Hispania y no veo yo a todos estos progres irse al Quirinal a pedir explicaciones a los italianos por aquello, como ahora cualquier iluminado del siglo XXI quiere exigirnos.

Pero, volviendo a El País, en lo de América leo que “al final, la última palabra la tiene cada profesor, con sus propias convicciones personales y pedagógicas y su propia perspectiva del asunto”; perspectiva que, en muchas ocasiones, conociendo el pescao en primera persona, da miedo.

Sí, miedo. Con los ojos del siglo XXI ve a justificarles acciones del XVI, a pesar de todo lo que sabemos del empeño obsesivo de Isabel I en proteger a los nativos, porque ahí estaba Colón quien el mismo 12 de octubre de 1492 deja escrito sobre ellos lo de “aprenden rápido” y que, habida su docilidad, “habían de ser buenos sirvientes”. En fin, todo hecho histórico tiene luces y sombras. Vale, lo de América fue una invasión… como lo de Hispania por Roma. ¿Y qué?

Todo esto no es nuevo. Ya Aristóteles en su Política -las cosas relativas a las polis-, justifica estas cosas y habla de “pueblos bárbaros (no tan civilizados como Grecia), de pueblos esclavos por naturaleza, cuyo destino no es otro que el de ser conquistados y esclavizados para que trabajen y sirvan a los griegos”… Y, ¿se le han revuelto a alguien las tripas por esto? Pues no; nadie se me ha ido al Proedrikó Mégaro de Atenas, o al Partenón, a pedir explicaciones a los griegos. Sólo a la progresía le da un retortijón con esto porque va repartiendo diplomas de honestidad tras dar lecciones de indigencia Intelectual.

Estamos en la visión eurocéntrica de la historia y de las cosas; y a muchos, en Europa, es tal su indolencia, que les levanta ampollas. Y lo que hay que hacer es, sin olvidar nunca las raíces, ir hacia adelante.

Ahora mismo, aunque a alguno le parezca de chiste, los norteamericanos están celebrando la Herencia hispana; y lo hacen durante todo un mes.

Sí, tienen un calendario de celebración de herencias y así tienen su recuerdo afroamericano en febrero, irlandés en marzo, coincidente casi el de Asia- Pacífico, de los indígenas y nativos del país en noviembre y, a caballo entre septiembre y octubre -y así pillan casi todas las efemérides importantes- la herencia hispana que, como dice US Census “celebra la cultura y las contribuciones de los estadounidenses con raíces en España, México, América Central, América del Sur y los países hispanohablantes del Caribe”.

En los EEUU, desde 1968, se celebra lo de la Herencia Hispana por proclamación del presidente Lyndon B Johnson, autorizada por el Congreso. Al principio, una semana; veinte años más tarde, el 17 de agosto de 1988, el presidente Ronald Reagan reiteró la llamada de Gerald Ford a un reconocimiento más amplio de los estadounidenses de origen hispano y para ello obtuvo del Congreso la aprobación de la Ley 100-402 que amplió la celebración por un periodo de 31 días al que se denominó Mes Nacional de la Herencia Hispana – desde el 15 de septiembre al 15 de octubre… y en ello están.

Veremos que pasa el 12 de octubre y Colón. Por aquí hay 62’1 millones de hispanos viviendo en los EEUU (dato a 13 de agosto de 2021; y más de la mitad mexicanos) hasta llegar al 18’7% de la población. Están concentrados principalmente en Arizona (31’7), California (39’4%), Colorado (21’8), Florida (26’4%), Georgia (9’9), Illinois (17’5), Nueva Jersey (20’9), Nuevo México (49’3%), Nueva York (29’1), Carolina del Norte (9’8), Pensilvania (7’8) y Texas (39’7%). Y celebran bien. Esto es cultura.

Si es que lo mires por donde lo mires lo que ha pasado con Bergoglio y AMLO, lo del indigenismo a fin de cuentas, es un problema: es mirarse el ombligo. Hasta el mismo Colón cuenta lo de los kalinago/caribes que llegados de tierra firme (actuales territorios de Venezuela y Colombia) habían ya sojuzgado, esclavizado y exterminado a los pacíficos taínos en alguna de las islas e iban en esa hasta que tropezaron con los españoles…

Con lo entretenido que es adquirir sabiduría y olvidarse de la ideología… Claro, el conocimiento la va constriñendo y… se acaba.

 

 

 

 

 

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