13 jul 2011

DE SORPRESA EN SORPRESA



Yo me iba de vacaciones intensivas una semanita; no más que uno vive en Benidorm, y eso es permanente vacación. Buscaba un máximo de paz y tranquilidad para olvidar unos días nefastos de hospital y de espera de resultados de pruebas.

Relax total; ¿dónde?

Mis chicas me propusieron “Los Praos”, una aldea del Arguellite, pasado -y por qué caminos- la localidad albaceteña de Yeste, en la Suiza manchega que llaman, junto al Calar del Mundo y a un tiro de piedra del Cerrico de las Tres Mentiras (que ahora mismo no me acuerdo cuales son). Los Praos, naturaleza auténtica en grado superlativo.

Y sea como fuere, me animé a ello. ¿Qué se me había vuelto a perder allí? Nada. Es que el cuñao, y la cuñada, tienen allí una casita y, la verdad, salvando eso que ellos llaman carreteras, es una gozada. Naturaleza salvaje; nada de tetra bick temático, y agua gélida y transparente.

Así pues, dije que sí. Ni teléfono de empresa, ni propio; ni Internet, ni nada. Aquello es otra dimensión. Cuentan que por no llegar, no llegó allí ni la Guerra. Hasta los setenta estuvieron en otra dimensión. La España profunda de aldeas de gente auténtica, buen beber y mejor comer… Vivían de la madera hasta el gran incendio de Yeste, pero eso es otra historia.

No reparé en nada; ni en lo que ponían en la maleta ni en gaitas. Nos íbamos a Los Praos (que en algún momento debió ser Los Prados, pero hasta en el TopCom 500 aparece como Los Praos).

Y el sábado, antes de la seis -que había mucho trecho- salíamos rumbo a Los Praos. Pero, de repente: ¡no salgas de la Autovía, deja la salida de Madrid y sigue al Aeropuerto! Que a tí no te gustan aquellos caminos, ni aquél “no hacer nada”. ¡Que nos vamos a Rodas!, ¡¡Sorpresa!!

Hombre, uno no para en medio de la carretera por cuestiones de seguridad vial; pero que casi le da un muere. ¡¡Que nos vamos a Rodas!! Pero, ¿por qué?, ¿Cuándo?, ¿cómo?, ¿a qué?

¿Rodas, la isla de Rodas; en Grecia, Dodecaneso por medio?

Pero es que Rodas está a fer la mar; casi la última isla del Mediterráneo (hacia el Este); que la última es Chipre.

Y mis chicas, que lo tenían muy claro, insistían en la sorpresa. Total, que con un asombro del 9 largo, camino del aeropuerto, me enseñaron los billetes y todo. ¡¡Sorpresa!!, habían comprado las vacaciones en Cardiff. Era una sorpresa por San Juan y… ¡por todo!

Hombre, me resistí; yo no estaba para trotar mundos. Y… aquí estoy, en Rodas.

La caldera de este volcán anda bien: 38/39ºC a la sombra… y repleta de guiris. Al caer la tarde la cosa se anima con un vientecillo salido del horno que cuando llega la noche se torna fresquito. Menos mal; ¿cómo pueden aguantar esto los guiris?

Cuando ven a un español se asombran y preguntan  que qué hacemos aquí. No se ven muchos españoles por el Este de Rodas.

Es que estoy en el Este de Rodas. Lindos es… lindo; Pefkos está más suelto.

Guiris por doquier. Por las noches montan fiestas togas, pero se está bien… torradito. Aquí la gente fuma por todos lados; no hay problema. Una breva de Quintero está en 3’65 € y un 8-9-8 de Partagás por los 72 €… pero se puede fumar en cualquier lado.

¡Jopé con Rodas! Las cervecitas: 3€ el ½ litro de Alpha o Mythos… aceptable.

Aquí el único que habla inglés como los indios de las pelis es menda. ¿Menda mató a don Mendo? ¡Cielos no!, ya desvarío. ¡Qué lío! Ni marqués de Montcada, ni el de Toro, ni el Manso. Azofaifa, ¿dónde andarás?

Como estudioso del tema y, principalmente, teórico de la cuestión turística, esto -Lindos/Pefkos- debe parecerse al Benidorm de los años sesenta, que no conocí y sí he estudiado, pero con ciertos arreglos del XXI… pero… Internet es difícil: sólo zonas wi-fi (guay-fai) de determinados sitios de Lindos y algún resort de importancia… y a qué precios. El aire acondicionado es caro y se paga a parte, pero los taxis son baratos. Las playas son muy apetecibles -y muy poco concurridas- y las carreteras son como las nuestras de antes del Plan Redia… o antes. La comida es buena y lejos de Rodas -city- todo es como más tradicional, si eliminas la pátina guiri.

Se asombran de ver, como digo, a un español por aquí: “si vosotros tenéis playas maravillosas”… pero, como decía “Candiles” a madre: “Merceítas, hay que verlo to”.

Bueno, pues estamos de sorpresa, y por sorpresa, en Rodas. Del Coloso no sé nada; pero es que “hay que verlo to”.

Ya les contaré algo más de 1 horas más que en España y que el cordero lo trabajan bien. El pescado parece a precio de oro, y el marisco ni tocarlo.



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