10 jul 2021

A PROPÓSITO DE MAÑANA, 11 DE JULIO. DÍA MUNDIAL DE LA POBLACIÓN

 

 

El 11 de julio de 1987 se calculó por el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA) que habíamos alcanzado la cifra redonda de cinco mil millones de terrícolas. Aquel día se bautizó con tal nombre -Día 5.000 Millones- y se comenzó a pensar en la capacidad del planeta y en la realidad de la población mundial. En 1951, cuando UNFPA comenzó “a medir/calcular” los que somos habitando el planeta, resulta que éramos poco más de dos mil quinientos millones. Y así, año a año, por aquello de ‘Creced y multiplicaos’, con crecimientos superiores a punto y medio anual, nos hemos puesto ya en siete mil ochocientos setenta y cinco millones.

                                                                                             Ficha España UNFPA (parcialmente desplegada)

Vamos en progresión y pautamos los hitos. El 12 de octubre de 1999 dijeron desde UNFPA que llegamos a ser seis mil millones; y el 31 de octubre de 2011 ya estábamos en siete mil millones. A pesar de que las españolas no son muy dadas a procrear (y con los españoles criar), aún con la que está cayendo, se siguen produciendo en el mundo muchísimos más nacimientos que decesos. Y la población crece; aumenta. Y lo vanos celebrando.

El bebé seis mil millones -en 1999- se le alumbró, dijeron, en Sarajevo (donde había que poner el foco mundial en rehacer la economía devastada tras una década de guerras, varias, en los Balcanes). Una refugiada bosnio-herzegovina dio a luz un niño -Adnan Nevic- al que dirigió un saluda el propio secretario general de la ONU. Y año tras año le hacen reportajes y tal y tal. Y venos cómo evoluciona su país mientras Adnan crece y crece. Suerte.

Para el bebé siete mil millones hubo más ambientillo. El 21 de octubre de 2011 hasta yo mismo escribí sobre aquella bebé. Sí, se dijo que sería niña y nacería en la India. Incluso las proyecciones aventuraron donde se produciría el natalicio por el mero hecho de concienciar, una vez más: le pusieron cunita en el estado indio de Uttar Pradesh, donde venían naciendo -por aquel entonces, que ahora son más- once niños por minuto, a pesar de la pobreza del lugar. Y allí que se puso el foco. Pero como el destino es caprichoso y nos da por mirar el reloj -y las coordenadas-, resulta que le salieron a la niñita india varios competidores queriendo conseguir ese reconocimiento. Hay cierto consenso sobre una niña filipina, Danica May Camacho, para tal honor (y una ayuda económica para sus padres y una beca de estudios a la niña que le dio el gobierno filipino). Para la ONG International Plan, tal honor debe ser para Nargis, la bebé nacida en la India, pero para ella no se ha anunciado ayuda alguna. Rusia salió a la palestra diciendo que el bebé había nacido en Kaliningrado (como el geógrafo Inmanuel Kant, al que muchos de ustedes toman como filósofo) en el estuario del Pregolya, entre Lituania y Polonia, lejos de la madre Rusia, y se llamaba Piotr. Pero como Rusia es grande y casi infinita, hasta ellos mismos se boicotearon con esto y apuntaron también a Alenxandr, nacido en Petropávlovsk, el lugar más oriental del país (el nuevo día, como el Sol, empieza por la punta más oriental). A Piotr lo visitó Putin y le endilgó un ‘certificado de mejora de vivienda’ como premio. A Alexandr no lo fue a visitar, pero el gobernador de Kamchatka le dio otro certificado de esos. A la que nadie fue a ver y también le colocaron el rótulo de bebé 7000 millones fue a Wattalage Muthumai, nacida en Colombo, Sri Lanka y que también tiene su nombre rotulado para la ocasión; pero nada más.

Si usted, amigo lector/a, echa la vista atrás y recuerdas sus días de mocedad, a no ser que haya estudiado demografía y población en tiempos recientes de universidad, le da un muere a la hora de ver la lista de los países más poblados; China está a punto de perder su liderato poblacional. Nosotros, España, andamos por el puesto 30… Esto ha cambiado mucho. Calculan que antes de 2028 India superará China en población y llegará a los 1.740 millones de habitantes allá por el 2065 cuando el planeta esté por los 10.000 millones de habitantes.


¿Qué capacidad tiene el planeta Tierra? Esto llevamos una temporadita preguntándonos. El primero del que tenemos constancia en hacerlo fue el economista británico Thomas Malthus, quien en 1798 predijo que la humanidad se extinguiría en 1880 a causa del aumento en progresión geométrica de la población, porque no habría forma de alimentarla a toda. Y ni siquiera contó con las enfermedades; ni con el progreso y la capacidad de hombre. Se equivocó.
La higiene, la industrialización, los antibióticos y las vacunas han disparado la población mundial en tan solo 200 años. 18 meses de Covid nos han supuesto 4 millones de muertos… y aguantamos… Y aún no se había vuelto locas las mutaciones del bicho este que nos acosa y que con las vacunas iremos superando, según lo optimistas peor informados (sic).



Ahora bien; con todo y con más, hay quien sostiene que el planeta puede aguantar hasta 15.000 millones de seres humanos pisoteándolo y en el interín temporal las calamidades van despejando el camino. Antes de la pandemia esta del Covid, desde la ONU se replantearon los cálculos y se estimó que en 2030 estaríamos en 8.500 millones y sobrepasaríamos los 9.700 millones en 2050, llegando a 10.900 millones en 2100. Y esto podría seguir. Ah, y un detallito sin importancia: se prevé que la población del África subsahariana se duplique para 2050.



¿Qué va a pasar mañana? Pues cada vez que alimentamos el modelo nos da una cosa. Pero a la vista de las tendencias, resulta que, para el año 2050 el 80% de la población mundial habrá nacido en África y Asia.

Hay por ahí un informe que dice que el planeta sólo es capaz de alimentar bien a 4.500 millones de habitantes siendo sostenible, aunque alimentar a 10.000 millones es posible (Nature Sustainability, 20.01.2020; en inglés y de pago); a partir de ahí -dicen, cuentan, aseguran- ya nos estaríamos cargando el planeta. Incluso hay un día al año -Día de la Sobrecapacidad del Planeta/Earth Overshoot Day- en el que el planeta sobrepasa la capacidad de regenerar lo que consumimos. Para el caso de España, desde el 25 de mayo (dos días antes que en 2020). Global Footprint Network lo calcula. Resulta, dicen, que cada año consumimos como si tuviéramos 1’6 planetas Tierra; y no es el caso. En 2020 fue el 22 de agosto; la crisis de la pandemia lo retrasó en tres semanas. Para 2021 se apunta al muy cercano 29 de julio. Cosas de la sostenibilidad. Es decir, que para producir lo que producimos estamos consumiendo mucha tierra, mucha agua y muchos fertilizantes. La solución (todo desafíos): distribución espacial de las tierras de cultivo, gestión del agua, nutrientes y fertilizantes, reducción del desperdicio de alimentos y cambios en la dieta sin tener en cuenta al vídeo del ministro rarito… es que Tié q’haber gente pa tó, que dijo Lagartijo y no Rafel Gómez Ortega, El Gallo, como ya hemos contado en este Blog.

Y yo no veo el problema en la alimentación; y ni siquiera en el Medio Ambiente. Y como no quiero que me pase lo de Malthus y meto en la ecuación al hombre, su capacidad y el progreso. A mí lo que me mosquea es la infecundidad de las mujeres occidentales, europeas -españolas- principalmente, y el que -ojo al dato- al menos un 16 por ciento de población mundial en 2050 habrá sobrepasado los 65 años (el concepto de viejo, que para mí será ya de senecto); mientras que ahora mismo estamos superando en poco el 9% en comparación al porcentaje de ahora: un 9’318%. En España esto será mucho más grave: en 2030, un 30% de la población seremos ya mayores de 65 años. Ojo al dato; es que ahora mismo, el 19% de los españoles son ya mayores de 65 años.

Es desde el año 2000 cuando España se ha convertido en un país viejo por aumento de la esperanza de vida y disminución de la tasa de natalidad. Y a pesar de que la población mundial sigue en aumento, también es más vieja.  En 2018, por primera vez en la historia, las personas de 65 años o más a nivel mundial superaron en número a los niños menores de cinco años. Y es lo mismo: aumento de la esperanza de vida y disminución de la tasa de natalidad por infecundidad bien por alcanzar un nivel económico superior o por que la actividad laboral de la mujer y los condicionantes que la envuelven, la apartan de su función reproductora.

El problema con el que nos enfrentamos es que muchas de las poblaciones de más rápido crecimiento se encuentran en los países más pobres, donde el crecimiento de la población presenta desafíos adicionales en el esfuerzo para erradicar la pobreza, lograr una mayor igualdad, combatir el hambre y la desnutrición, y fortalecer la cobertura y la calidad de los sistemas de salud y educación para no dejar a nadie atrás. Y esto, una vez más, hemos de hacérnoslo mirar con visión profunda que llegue hasta el problema de las migraciones.

 

 

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