19 dic 2021

BENIDORM, UNA REFLEXIÓN OTOÑAL...

  

Hace unos días, en este mismo mes de diciembre, compartiendo reflexiones personales -que nos llevaron hasta Manchester y Salford; incluso a los EEUU- y profesionales -centradas, como no, en Benidorm- con el arquitecto y comunicador Enrique Domínguez Uceta, previo al programa que le trajo hasta Benidorm con Esther Eiros y Alberto Barciela, entre otros, hablamos del “modelo Benidorm” y como aun sigo dándole vueltas al magín, como última reflexión del otoño de 2021, me he atrevido a sacar a flote, para ilustrar el modelo Benidorm, recuerdos del amigo José Miguel Iribas, con quien tanto quería, y al que tanto admiré, admiro y recuerdo.  

Ciudad compleja, diversificada y poderosa”. Así definía JM Iribas a Benidorm en 1997. Y el genial Iribas apuntaba como factores de éxito del producto Benidorm su privilegiada localización, su cercanía -y por ello, accesibilidad- a los mercados emisores y “la oportunidad del momento cronológico de su crecimiento urbano” a partir de una estrategia planificada que desde 1956 se iba adecuando a las particularidades del momento en una oscilación decadal que yo me he marcado[1]. Y el maestro Iribas destacaba particularidades subjetivas como “la vocación empresarial de los propios del lugar, la inclinación al riesgo y la adopción de una cultura económica basada en la rentabilidad a medio y largo plazo” que casi en ninguna parte se ha dado. También, y clave, señalaba José Miguel, era y es, lo que él llamaba “tolerancia al forastero” -que hoy consideramos ‘hospitalidad’, pero que es un nivel superior-, fruto de un pasado reciente descubriendo el mundo de los propios de Benidorm.

En aquella jornada de 1997 a la que me refiero, Iribas nos puso sobre la mesa diez retos, cual los Diez Mandamientos de las Tablas de la Ley: Mantener un modelo ambiental sostenible; una agestión cada vez más innovadora en las playas; retomar un modelo de planeamiento urbanístico abierto, democrático y experimental; cuidar la escena urbana para vivir mejor y para consolidar el turismo; atender los problemas del transporte; progresar en la tecnología turística; mantener la solidez de las infraestructuras; progresar en la integración territorial; abrir la ciudad a procesos multiproductivos; y recuperar el espíritu pionero de los cincuenta.

Ser pioneros, ser vanguardia, siempre ha estado en el origen intelectual del Benidorm moderno, sostenía Iribas, aunque a muchos de los que opinan por ahí “los edificios les impidan ver la ciudad, la obra maestra que es”.

Los pioneros, mantenía impertérrito Iribas, “trasgreden una realidad que a sus ojos se manifiesta mejorable, se rebelan ante el destino y se anticipan al futuro”. Y eso es lo que viene haciendo Benidorm en todos sus campos y facetas, desde siempre y, especialmente, desde la segunda mitad de la segunda década del siglo XXI. Siempre lo ha hecho -con mayor o menor ímpetu, con mayor o menos intensidad- dependiendo de la pasión y valía de quien ocupara la silla de Pedro[2]. Ha habido, eso sí, una etapa en la que el destino, por sí solo, lideraba con tanta suficiencia que nadie se planteaba forzar el timón, lo que pasó factura, tras el cambio del siglo.

Reforzar las potencialidades de Benidorm es y ha sido siempre cuestión imprescindible que se lleva en el ADN local. Ahora mismo se está trabajando y bien en atender a las infraestructuras, “los pies que sostienen el gigante que es Benidorm”, que decía el Iribas más rotundo y admirador del trabajo de García Antón[3] y Paco de Santiago[4], del departamento de Ingeniería del Ayuntamiento de Benidorm. Y se hace porque la ingeniería urbana posibilita los procesos de producción industrial de una ciudad centrada en el turismo de masas, apostando, además, por los nuevos factores -accesibilidad, tecnología y sostenibilidad- sobre los que el vergarés ya destacaba la importancia y necesidad de innovar e ir a más en ellos. Decía José Miguel que había sido decisivo en todas estas líneas de acción el vencer la estacionalidad[5] porque así, “al estabilizar las plantillas, al profesionalizar la mano de obra se conseguía crear estructura para aplicarlas y desarrollarlas”. El objetivo era y es el liderazgo. Y ser líderes supone disponer de un plus de profesionalidad y capacitación técnica para llegar a la mejor gobernanza.

Hoy se me escapa una feliz sonrisa al pensar lo dichoso que hubiera sido el amigo Iribas ante el panel de indicadores del Benidorm DTI+Seguro, en el Smart Destination Lab; todo lo que él sería capaz de proyectar ante semejante fuerza de datos para identificar tendencias y proyectar soluciones avanzadas y en vanguardia. Ser el primer DTI certificado del mundo, desde 2018, e ir superando auditorías te da un plus que él hubiera sabido apreciar.

José Miguel llegó a Benidorm como integrante del equipo ganador de la Beca March sobre urbanismo y arquitectura, liderada por Mario Gaviria, para realizar los primeros estudios urbanos relacionados con las nuevas ciudades turísticas españolas; aquello fue en 1972. Y se prendó de Benidorm, que a partir de ese momento fue su laboratorio. Henri Lefebvre[6], había dicho que Benidorm es la ciudad del mundo más habitable construida después de la II Guerra Mundial y el amigo Iribas la diseccionó por los cuatro costados para dar la razón a su maestro. Nos dejó en abril de 2015 siendo el más reputado experto en Estrategia Urbana. Con los años, le preocupaba la cuestión de la movilidad urbana de Benidorm, entonces y ahora asignatura pendiente, todo que ahora nos hemos orientado en la vía de la solución. Y él no está para verlo.

De Benidorm le maravilló entonces -y siempre- la escena urbana: escenario productivo y elemento de producción. “Benidorm, la ciudad, es más que el elemento de soporte de la actividad; es el argumento principal”. Este mensaje me caló -tanto o más- que el símil de Benidorm y la Coca-Cola[7]. Ahora señalamos que Benidorm, la ciudad, es el destino; y el destino es la ciudad. Por ello, es imprescindible que la escena urbana, el salón de la vida urbana, sea la adecuada. Los problemas que en 2007 denunciaba el maestro –“la baja calidad escénica de los accesos a Benidorm y la imagen incoherente del interior”- están ahora casi resueltos los accesos y en objetivo de solución con las realizaciones del último bienio, a pesar de los pesares, el interior que va sumando los desarrollos a través de la estrategia de desarrollo urbano sostenible e integrador y los proyectos del nivel de Benidorm Visión 360 con o sin fondos Next Generation. La psicología perceptiva, que reclamaba Iribas en las realizaciones, se suma al vector Benidorm.

Oriol Bohigas, que también nos ha dejado (30.11.2021), decía -y recordaba el genial Iribas-, que “Benidorm es, quizás, la única ciudad donde el planeamiento urbano ha resultado útil”. A esto, el amigo navarro, puntualizaba que eso era posible gracias “a la implicación de todos”. Pero también Iribas era demoledor: “El Plan del 56 nunca se llegó a desarrollar”. Y es que, a partir de la realidad, hasta que se apuesta por la ciudad vertical no empieza a desarrollarse el verdadero plan; y aquello fue a partir del 62. El debate entre la ciudad jardín de chalets, los edificios tranvía y el empinarlos hacia arriba para convertirse en vehículo de modernidad y futuro -innovación que plasmó la “teoría de la caja de cerillas[8]” que se hizo siempre con un paquete de tabaco y un mechero- fue uno de los momentos claves de la historia local, digno de ser llevado al cine, de la mano de Hollywood, porque las experiencias patrias no proyectan la realidad. Y a Bigas Luna y sus “Huevos de oro” me refiero.   

Y así, con todo, Benidorm se ha ido haciendo más complejo/a. Pero Benidorm sigue siendo un todo que componen dos maravillosas playas que tienen detrás toda una ciudad de servicios. Iribas, al decir esto, obviaba Mal Pas; pero es que era una proyección del conjunto original. “Las playas de Benidorm son el principal escenario productivo y el mejor escaparate”. Y se las mima. Los dos viejas restingas de dos colmatados espacios albuferencos son las protagonistas de buena parte del indudable atractivo de la ociurbe que apostó por el modelo de concentración y alojativo hotelero en altura que permite un altísimo grado de eficiencia en la gestión y el mantenimiento de las infraestructuras. El equilibrio interno de la ciudad, como pedía Iribas, está por encima de todo.

Y cierro esta reflexión decembruna con tres pildorazos sobre Benidorm que tengo enmarcados en mi despacho. Dos son de Iribas; un Iribas en estado puro:

Siempre he defendido el modelo de Benidorm. No hay comparación posible en términos objetivos: consumo de suelo, eficiencia urbana, coste de transporte, consumo de agua, rentabilidad y coste de los servicios urbanos. Genera modelos más eficientes económica y socialmente. No veo posible compararlo con otros modelos. El de Benidorm, aunque con errores, es mucho más saludable. Para conseguir los mismos flujos de renta, por cada metro cuadrado de hotel urbano de Benidorm, se requieren muchísimos más metros cuadrados en otros”. (El País, 24 de mayo de 2007)

Benidorm es el caso extremo de concentración y de eficiencia industrial, lo que le ha llevado a ser el espacio más divertido para el turismo de masas. Lidera el turismo europeo desde hace 30 años y cada vez se distancia más del siguiente. El éxito de Benidorm es que es un producto muy nítido. Es como una Coca-Cola de litro. La gente sabe a lo que va. Lo que promete Benidorm, lo cumple. Así que raramente defrauda. A los jóvenes proletarios europeos les ofrece un San Fermín continuo, con lo que cumple una función antropológica. En los países del norte industrializado de Europa desapareció la fiesta campesina, que suponía un momento de ruptura de la vida laboral asociado al despilfarro programado, donde la gente subvertía ciertos órdenes del mundo establecido a través de una bacanal, para luego volver a la cotidianidad. Esa bacanal estaba compuesta de tres elementos: alcohol, danza y sexo furtivo. La industrialización, con su monótono calendario continuo, rompió esta fiesta, que no ha tenido sustitutivo hasta que se les ha ofrecido Benidorm y otros destinos similares que ofrecen precisamente alcohol, danza y sexo furtivo. Y como estos lugares dan respuesta a una necesidad antropológica insatisfecha, tienen ese éxito que tantas sospechas provoca”. (El País, 06.08.2001)

 

Y no me resisto a esta ‘propina’ sobre Benidorm del mentor de Iribas y quien lo trajo para aquel “Benidorm, ciudad nueva” en 1972, Mario Gaviria:

Su plan del suelo lo hizo el mejor urbanista del siglo XX, Pedro Bidagor. Y aquí no ha habido pelotazos. La primera virtud de Benidorm ha sido el 'desarrollo endógeno', como dicen ahora los progres, que consiste en crear empleo y producir sin destruir la naturaleza y beneficiando a los autóctonos. Más del 80% de las plazas hoteleras, unas 60.000, son de la gente del pueblo. Eran pescadores, camareros en los trasatlánticos, capitanes de buque, que empezaron sin dinero. La historia de Benidorm es el cuento de la lechera. Con lo que ganaban un año ponían una pensión, y luego le ponían una planta, y luego abrían un hotelito... y al final, 60.000 camas. Además, salvaron la playa. Por otro lado, aquí está también la mejor relación calidad precio del mundo. Tenemos 8 millones de turistas, dos de ellos británicos. ¿Por qué? Porque la cerveza cuesta dos euros y los hoteles seis veces menos que en Reino Unido, un milagro. ¿No es para ser patrimonio de la humanidad?” (El Confidencial; 24.05.2015)

 

 

Benidorm, desde El Tossal

 



[1] 1956-1965, definición de un modelo a partir de un Plan General de Ordenación Municipal y su adecuación en el tiempo y ante las circunstancias; 1966-1975, plasmación de la Ciudad Vertical (iniciada en 1963) y la apuesta por el alojativo hotelero; 1976-1985, superación de las crisis y afianzamiento del modelo vacacional y las grandes torres de apartamentos; 1986-1995, desarrollo de la planificación de los 90: el 2º Plan General; 1996-2005, el nuevo desarrollo de la ciudad la culminación del ensanche de Levante y el inicio de Poniente; 2006-2015, el anquilosamiento que denunciaba Iribas de la ciudad conformista que supera incluso la crisis de 2008 porque el Turismo es una apuesta segura; 2016-2025, la apuesta por el DTI y por la vertebración absoluta de la ciudad con la Hoja de ruta BND DTI+Seguro, la estrategia DUSI y BND Visión360

[2] Alusión a los alcaldes de Benidorm, desde la barra del Sunset, que hacíamos comparando la proyección de la gestión del alcalde Pedro Zaragoza Orts y sus sucesores con la Cathedra Petri romana. Cosas del alcohol y la dura noche de Benidorm.

[3] Ingeniero de Caminos Canales y Puertos por la Universidad Politécnica de Madrid. Ingeniero jefe del ayuntamiento de Benidorm (1972-93) a la vez que ejercía de profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, área de ingeniería hidráulica (1972-95). Entre 1978 y 1995 fue ingeniero director del consorcio de aguas de la marina Baja para abastecimiento y saneamiento. Publicó diversos estudios sobre desequilibrios de los recursos hidráulicos de la Comunidad Valenciana y sobre la problemática del agua en la provincia de Alicante. Director General de Obras Públicas de la Conselleria de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Generalidad Valenciana en 1995, en 1997 fue designado Subsecretario de la misma Conselleria. El 17 de marzo de 1998 fue nombrado Conseller de Obras Públicas, Urbanismo y Transportes de la Generalidad Valenciana. El 22 de julio de 1999 fue nombrado nuevamente para el mismo puesto, cargo que ocuparía hasta el año 2007.

[4] Ingeniero, compañero y amigo de Gª Antón, acudió a su llamada en 1972 integrándose en el Área de Urbanismo del Ayuntamiento de Benidorm y trabajando en tándem. Asumió la dirección y continuidad de los proyectos y organismos cuando Gª Antón tuvo responsabilidades políticas en la Administración Autonómica.

[5] Benidorm venció la estacionalidad en los años 70 y salvo la crisis sanitaria del Covid-19 (que ha devengado en económica y emocional) desde entonces nunca cerró en invierno su planta hotelera, salvo para renovaciones puntuales de algunos hoteles.

[6] H Lefebvre (1901-1991). Filósofo francés consagrado a la sociología, la geografía y al materialismo histórico en general. Su principal propuesta política fue lo que denominó el ‘derecho a la ciudad’, abogando por la capacidad y necesidad de las sociedades a producir conscientemente su espacio.

[7]Benidorm es al Turismo lo que la Coca-Cola a la vida: asequible, refrescante, divertida, para todas las edades y combina bien con todo”. JOSÉ MIGUEL IRIBAS (en ocasiones precisó, añadiendo la cuestión económica: “como la Coca-Cola de 2 litros”; también he visto publicada esta frase como “la Coca-Cola en envase familiar” o “de 1 litro”). Pero en aquellas sobremesas de La Pérgola, a la frase original añadía “chispeante”. Hablábamos de ella, pero no la combinábamos con nada.

[8] Si el paquete de Ducados era la superficie sobre la que construir y el mechero el paralelepípedo a construir, podías ponerlo sobre la cajetilla de cigarros sobre alguna de las 3 bases; y la más pequeña lo llevaba a la posición más inhiesta que es la que menos superficie ocupaba y con la que más altura lograba, despejando toda la parcela.

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