18 dic 2021

DE CÓMO LLEGÓ LA COCA-COLA A LA ISLA DE LA PALMA

 

Esperanzado con que el volcán de La Palma siga durmiente y permita a los palmeros recobrar la paz, saco a pasear este texto palmero que se alumbró cuando el volcán estaba activo. Y dice tal que así…

España fue el primer país de Europa en beber Coca-Cola, una bebida ‘exclusiva para personas elegantes’, como se escribía en la publicidad impresa de entonces. Cosas de 1926, año en que Hans Peter Olsen -noruego, que en los felices 20 actuó como vicecónsul de Dinamarca en la isla de Tenerife- y su hijo Guillermo-, comenzaron a embotellar Coca-Cola en su pequeña fábrica de bebidas gaseosas y cervezas, familiar negocio embotellador que ha entrado en los historia insular desde la calle Imeldo Seris, en Santa Cruz de Tenerife, The Perfection, convirtiéndose los Olsen en los primeros en ‘fabricar’ Coca-Cola en toda Europa.

Ni en las islas Canarias ni en la península tuvo éxito por aquel entonces el burbujeante brebaje negro (cuyo origen prehistórico sitúo en Aielo de Malferit[1]) y dejó de producirse, por lo que se toma la fecha de marzo de 1953 como la de llegada de la Coca-Cola a España, que es cuando sale la primera botella de Coca-Cola, made in Spain, de la embotelladora de Barcelona.

Y vuelvo a las Canarias y no será hasta 1956 cuando llegue la primera Coca-Cola a la isla de La Palma, que hoy ocupa nuestra atención por la parada -ahora- erupción volcánica y la afección -de tres meses y lo que queda- a la población. Sí, aquella -y esta- Coca-cola quitaba la sed… y el robín de los tornillos oxidados.

Y, ¿cómo llegó? Pues con los americanos y un episodio de la Guerra Fría.

Y llegó a Puerto Naos, un lugar que ha sido epicentro de múltiples directos y referencias en las noticias palmeras estos días en la que la lava lo arrasa todo y cae al mar.

Hace unos días la noticia era que el Grupo Naval de Playa[2] había comprobado que se podía efectuar el desembarco en la playa de Puerto Naos, costa Oeste de la Isla de La Palma, en el municipio de Los Llanos de Aridane… como se hizo a principio de los años 60. Y sí, naturalmente que sí, se podía desembarcar allí… tanto ahora, como entonces.

La imagen de las LCM-1E[3] transportando agricultores hacia sus plantaciones para mantener la actividad platanera mientras seguía la actividad volcánica en la isla ha tenido ahora más repercusión mediática que cuando lo hicieron desde las viejas lanchas de hace 60 años desembarcando equipos y personal “científico”.

Y entonces no fue por un episodio vulcanológico sino por una operación militar camuflada de experimento científico universitario que pretendía estudiar la comunicación sonora de los mamíferos marinos, grandes cetáceos en particular, a través de hidrófonos. Y si bien hacían eso, su objetivo principal eran los submarinos soviéticos en tránsito hacia las costas de los EE.UU.

En 1949 la idea era controlar los movimientos de los sumergibles de la URSS una vez atravesada la ‘brecha GIUK’[4], que son dos grandes franjas de navegación entre Groenlandia e Islandia y entre Islandia y el Reino Unido, en ‘la entrada’ natural en el Atlántico desde las bases de la península de Kola en el Mar de Barents. Y así comenzaron a escuchar con hidrófonos los mares en base a los conocimientos de transmisión del sonido en el agua y el comportamiento que tienen en el llamado ‘canal SOFAR’[5] que discurre a una profundidad en torno a los 750-1.000 metros de profundidad. En 1950 entró en la ecuación militar el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y se puso en marcha lo que se llamó Proyecto Hartwell.

Seis hidrófonos sumergidos a 350 metros de profundidad en la Isla Eleuthera, en las Bahamas -el punto de separación natural del Caribe y del Atlántico; operados por el Instituto Geofísico Palisades-, efectuaron la primera detección. La compañía Bell Lab y la Universidad de Columbia estaban colaborando y del proyecto inicial Hartwell se habían desarrollado los proyectos Jezebel y Michael. La Universidad de Columbia, se hizo cargo, desde 1951, del Proyecto Michael (acústica de largo rango en el océano); Bell Lab, de Jezebel (acústica de corto rango); del conjunto de los tres surgió el Sistema de Vigilancia Sónica (Sound Surveillance System SOSUS, 1952)[6].

Así, un sistema de estaciones de escucha con hidrófonos a lo largo de los taludes continentales de ambas orillas del Atlántico, bajo la premisa del canal SOFAR, captaba todo tipo de sonidos bajo el mar que se enlataban y enviaban para su análisis e interpretación a centros especializados. La clave radicaba en que si varias estaciones captaban un mismo sonido, se podía triangular y señalar su localización; y localizado el objetivo, seguirlo o atacarlo.

La isla del Hierro fue el emplazamiento inicialmente elegido para una estación acústica submarina en España[7], implicándonos en el operativo.

Si en el siglo XIX las islas de El Hierro y La Palma fueron lugar de destierro de políticos liberales y militares molestos, en las primeras siete décadas del XX seguían siendo lugar de deportación de profesores universitarios y políticos; hasta Íñigo Cavero, ministro con Suarez, pasó por allí en el 62. La más pequeña, joven y salvaje de las Islas Canarias, El Hierro, carecía de muchas cosas; incluso de aeropuerto, básico en el operativo militar del proyecto Michael, por lo que se desechó. Casi como cuando Kansas fue Benidorm[8].

Poco más de un grado al Norte y casi en la misma Longitud[9], la isla de La Palma no es que estuviera mejor (crisis del tabaco y del plátano), pero se proyectaba hacia el turismo, que aún tardaría una década en cobrar protagonismo, y disponía de estructura aeroportuaria: Buenavista, en Breña Alta (1955, Ministerio de Defensa). Por tener aeropuerto se eligió la isla de La Palma y se concretó la ubicación de la estación de escucha, por su accesibilidad al canal SOFAR, en el despoblado marítimo que era Puerto Naos: un lugar de embarque de plátanos.

En el verano de 1963 comenzó el operativo, sobre unos terrenos que pocos meses antes había comprado la Armada española a particulares. Carl Hartdegen, del Lamont-Doherty Geological Observatory[10] (U. de Columbia, en Palisade, NY), que había sido experto en acústica de submarinos durante la IIGM y destacado científico del proyecto y que había participado en el prueba de las Islas Bermudas, dirigía el proceso in situ. Desde la base naval de Gran Canaria una barcaza, más rudimentaria que las de ahora, transportó el material, pertrechos y equipos hasta la playa de Puerto Naos y sólo los locales se enteraron; algunos, incluso, trabajaron en la estación de escuchas.

En pocos días están los hidrófonos operativos y a mediados de junio de 1963 la estación operaba con normalidad. Los seis[11] hidrófonos hacían su trabajo y las grabaciones y registros se enviaban a diario por avión a la base de Torrejón de Ardoz y, de ahí , a la División de Investigación para la Guerra de la Universidad de Columbia -que justificaba como universidad la misión científica-, en Fort Trumbull (New London, Connecticut) y al laboratorio de Acústica Submarina de Harvard (Cambridge, Massachusetts). Y a distinguir entre ballenas y submarinos.

Nada ha trascendido de los cometidos militares de la Estación de Porto Naos, pero sí de su utilidad en cuanto a la proyección de servicio. En mayo de 1968, cuando el accidente del USS Scorpion (SSN-589)[12], los trabajos de las escuchas de Puerto Naos y Bahamas fueron decisivas para localizar al sumergible accidentado. Y en 1971 Puerto Naos captó los primeros sonidos de la actividad volcánica isleña del Teneguía que se manifestó semanas más tarde por Fuencaliente, por las ‘Bocas del Infierno’, que mira por donde tenían el topónimo muy bien puesto.

En 1974 la Estación de Puerto Naos ya tenía funciones secundarias y en 1976 se desmanteló porque los satélites eran tan efectivos y requerían menos personal; y todo el sistema estaba ya integrado por boyas en alta mar y los propios navíos militares. En 1988 el Ministerio de Defensa procedió a desafectar y declarar la alienabilidad de los terrenos que pasaron a ser propiedad del Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane.

Algunos palmeros que trabajaron en la base son hoy el último recuerdo de la Estación de Puerto Naos ,junto con alguna losa de hormigón abandonado al lado mismo de un moderno residencial turístico que ni por asomo sabe la historia de ese rincón yermo de la isla que gracias a los yanquis de la Estación supo de la Coca-Cola mucho antes que en otros sitios más adelantados de aquella España de los sesenta.

Desembarcando en la Costa Gris, playa de Puerto Naos, Los Llanos de Aridane, Isla de la Palma; noviembre 2021



[2] El Grupo Naval de Playa proyecta y conduce a tierra a las fuerzas de Infantería de Marina embarcadas

en los buques anfibios. No pertenece a la dotación del buque ni tampoco a la fuerza de desembarco. Lo componen el Equipo Operativo de Movimiento Buque-Costa y el Equipo Naval de Playa que organiza el cotarro al llegar a ella. El Equipo Operativo de Movimiento Buque-Costa es la unidad responsable de la maniobra anfibia y el Equipo Naval de Playa de coordinar el despliegue una vez varan las embarcaciones, baja el portalón y se pone pie en tierra.

[3] Lancha de desembarco anfibio de Medios Mecanizados, un proyecto español de Navantia que ya ha interesado a otros países:  https://armada.defensa.gob.es/ArmadaPortal/page/Portal/ArmadaEspannola/multimediagaleria/prefLang-es/05BAnfibios--01-LCM-1E

[4] GIUK Gap es un término militar referido a un área del Océano Atlántico Norte entre Groenlandia e Islandia (Canal de Dinamarca) e Islandia y el Reino Unido. Es océano abierto colocado entre tres masas de tierra. En Europa, solo Francia, España, Portugal e Irlanda tienen acceso directo al océano Atlántico de una manera que no podría controlarse fácilmente. El origen del término brecha se remonta a la IIGM, cuando la autonomía de los aviones de vigilancia no cubría todo el sector GIUK. La brecha GIUK nuevamente se convirtió en el centro de la planificación naval en la década de 1950, ya que sería el único punto de salida en el Atlántico disponible para los submarinos soviéticos que operan desde bases en la península de Kola. Los Estados Unidos y los británicos basaron gran parte de su estrategia naval de posguerra en bloquear el paso, instalando una cadena de puntos de escucha submarinos que lo cruzaron. La principal preocupación era que, si la Guerra Fría "se calentaba" , los convoyes navales de refuerzo a Europa, provenientes de los Estados Unidos, sufrirían pérdidas inaceptables si se permitía los submarinos soviéticos operar en el Atlántico Norte.

[5] El océano, a unas determinadas profundidades, se comporte como una guía de ondas, teniendo capacidad de propagación las ondas sonoras de baja frecuencia durante cientos de kilómetros a través del Canal SOFAR. Aprovechando la existencia de este canal, la Marina de los EEUU decidió usarlo para detectar los submarinos soviéticos (originalmente). El proyecto se llamó SOSUS.

[6] En 1991 se desclasificó SOSUS, después de 41 años. La red SOSUS original fue desmantelada a finales de la década de los 70. El operativo se incorporó al sistema el SURTASS (Surveillance Towed Array Sensor System) o sistema embarcado de vigilancia de sensores en matriz arrastrados. Actualmente opera el Sistema Integrado de vigilancia submarina (IUSS), integrándose en el sistema mundial de sensores de este tipo, que es la red actualmente en servicio, automatizada y controlada por satélites.

[7] El 2 de septiembre de 1953 se toman dos acuerdos de defensa y otro acuerdo de ejecución económica entre los Estados Unidos y España, que a su vez son refrendados por un tratado entre ambas naciones de fecha 26 de septiembre de 1953. Con motivo de estos acuerdos bilaterales se creó el MAAG España, que se hace responsable de la administración del programa mutuo de defensa y, por otra parte, el JUSMG España se ocupa de la ayuda a la defensa, así como a la planificación y construcción de las bases que usarían las fuerzas militares de Estados Unidos destacadas en el territorio de nuestro país.

[9] 27º45’N 18º00’W de El Hierro frente a los 28º66’N 17º45’W de La Palma

[10] Hoy, Lamont-Doherty Earth Observatory, de la Columbia Climate School

[11] Los hidrófonos A y B frente de la montaña de Todoque; los C y D frente a la Playa de Puerto Naos y los E y F orientados al sur.

[12] USS Scorpion (SSN-589) submarino nuclear de la Armada de Estados Unidos de la clase Skipjack. El Scorpion se perdió el 22 de mayo de 1968, y la tripulación de 99 hombres murió en el incidente. El 21 de mayo realizó su última transmisión a 80 km al suroeste de las Islas Azores. Debía reportar cada 24 horas. El 27 de mayo se declaró emergencia y una exhaustiva búsqueda aeronaval. El Scorpion fue declarado oficialmente perdido el 5 de junio de 1968 junto con los 99 miembros de su tripulación. La búsqueda continuó por parte de la Armada y finalmente se obtuvo una pista a partir de una anomalía hidroacústica del fondo marino realizada desde de la estación naval de Puerto Naos (Islas Canarias) que respondía al perfil de una implosión registrada el 22 de mayo a 400 km al suroeste de las Islas Azores y allí se concentró la búsqueda por parte del USNS Mizar que encontró sus restos a una profundidad de 3000 m en un talud abisal.


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