14 jun 2022

DE LA CIUDAD (CASI) SIN COCHES...

   

La ciudad no es para mí”, cuentan que hace poco le ha dicho Rayo McQueen a Herbie, cuando Jim Douglas o Maggie Peyton -según la versión-, se bajaron del Volkswagen a saludar a Sally Carrera, que les observaba…

Emm... No está mal como entradilla, pero no es manera de comenzar este post. Así es que, empezaremos de nuevo y mucho más serios…

Érase que se era… el año1933…

Y un 12 de junio -hizo antes de ayer, pues, 79 años y esto lo escribí entonces- se inauguraba una reunión en Londres -capital del mundo civilizado- de las gordas-gordas, donde delegaciones de 66 países se enfrascaron en resolver la difícil papeleta que había dejado el Crack de 29[1] que nos había metido en la Gran Depresión[2]. Aquello se prolongó hasta el 27 de julio y se le llamó -y se le llama- Conferencia Internacional Económica y Monetaria. Los sesudos próceres -de diversas patrias- asistentes a la misma pretendía coordinar medidas de política económica para salvar al mundo de una tragedia económica que tiene los mismos tintes que la que nos ha endilgado Putin invadiendo y machacando Ucrania, implosionando la que teníamos encima.

Y en el Museo de Historia Natural -en Cromwell Road, South Kensington- que se citaron y en sus amplias salas que se me metieron los que más mandaban en esto de la economía. Llevábamos casi tres años de penurias y aquello iba de mal en peor. Luis Nicolau d’Olwer, un hombre que dominaba la lengua y la literatura pero que había sido ministro de Economía entre abril y diciembre de 1931, encabezó la delegación española a la ciudad del Támesis. Le acompañaba, menos mal, Antonio Flores de Lemus, un economista del positivismo que había colaborado tanto y tan bien con la dictadura de Primo de Rivera como con la Segunda República.

Y me voy a 1933 porque es un año, digamos, redondo para mis intereses en este post. Los primeros meses de 1933 son los de John Maynard Keynes con The means to prosperity[3] -concertación, concertación y concertación- y los de las 15 primeras medidas del New Deal[4] de Roosevelt, mientras nazis y comunistas lanzaban sus tentáculos: Mussolini miraba a África, Hitler lo militarizaba todo y Stalin, que lidiaba el holodomor[5] de Ucrania (y algún sitio más) -y que no quería que nadie hablara de la hambruna (entre 2’5 y 11 millones de muertos, según las fuentes-, veía en la Gran Depresión la tumba del capitalismo; y la jaleaba y la aplaudía, a pesar de que a él también le afectaba; y mucho.

El caso es que, a pesar de esta terrible situación en la introducción del Post de hoy, el mundo, como hoy -que igual estamos que estamos igual y con una guerra machacando Ucrania el heredero de aquellos de la URSS- giraba y giraba; gira y gira. Con permiso del Sr. Fontana: “gira, el mundo gira en el espacio sin fin”. Tal vez lo haga porque “el mundo nunca se ha parado ni un momento”, como cantaba Jimmy detrás de sus gafas de pasta.

Y en estas que me llego hasta los arquitectos del mundo mundial, en este contexto que les cuento de 1933, y tienen que lidiar con que Moscú, que se había ofrecido para la organización del Congreso Internacional de Arquitectura Moderna, laboratorio de ideas del Movimiento Moderno entre 1929 y 1959[6], les dice que en 1933 como que no. Vale que a punto de despuntar la década de los 30 estuvieran por todo aquello de las nuevas ciudades, pero la crisis les había hecho envainar las propuestas.

Los que sabían de urbanismo se apresuraban a decirnos que había que asumir que la arquitectura y el urbanismo habían cambiado con la llegada del maquinismo[7] y que era necesaria una nueva forma de concebir las ciudades, donde confluían las máquinas de todo tipo junto con la arquitectura y el urbanismo. Y pasamos de las tres funciones fundamentales del urbanismo -habitar, trabajar y disfrutar (el ocio)- a considerar ya los temas de desplazamiento y circulación; así pues, terminamos hablando de habitación, trabajo, esparcimiento y circulación como los 4 ejes sobre los que hacer ciudad.

Y ya 1933 con el IV CIAM en marcha la URSS les dice que Moscú no pude ser sede; no dice nada de la hambruna desencadenada, ni de la operación[8] que ocasionó el suceso de la isla de Nazino[9]; solo que no era momento ni ocasión. Aquello cayó como un jarro de Agua fría en el mundo de los arquitectos que se las prometían con la URSS después de la concepción de la arquitectura como nuevo Arte basado en la Técnica, del Concurso Internacional convocado para el Palacio de los Sóviets (1931), de la primera Reunión Internacional de Arquitectos (Moscú; q1932) y de la fundación de ASNOVA (Asociación de Nuevos Arquitectos, rusos; 1932); pero en 1933 Moscú no querían extranjeros por ningún rincón de la URSS; no estaba el horno para bollos.

Los arquitectos, entonces, encontraron una alternativa congresual en Atenas y -como allí tampoco el horno económico estaba para bollos de dispendio- se montaron medio congreso a bordo de un barco, el Patris II[10] -a modo de crucero iniciático, he leído por algún lado- que llevó al centenar largo de miembros del CIAM (alguno con acompañante) de Marsella a Atenas, Grecia -donde la civilización occidental se originó-; y a Marsella que les devolvió. De camarote en camarote, de cubierta en cubierta al sol del Mediterráneo, viajaron los arquitectos hasta poner pie a tierra en las aulas de la Escuela Politécnica de Atenas. De este IV CIAM sale la llamada Carta de Atenas[11]… que tiene su aquel, por cuándo y quien la escribió; que no fue un canto coral.

El 29 de julio de 1933, el vapor Patris II zarpó del puerto de Marsella con rumbo al puerto de El Pireo. En el pasaje, delegaciones de quince países; la griega -la decimosexta- se les uniría en la propia Atenas, aunque un barquito con algunos arquitectos helénicos acompañó al Patris II desde la misma bocana del puerto de El Pireo.

Y allí estuvieron Le Corbusier[12], Moholy-Nagy, Leger, Perriand, Van Eesteren, Pollini, Terragni, Syrkus, Giedion, Roth, Von der Mulill, Zarvos, Chareau… La delegación española estaba compuesta por Josep Lluís Sert, Josep Torres Calvé, Ricart Ribas Seva y Antoni Bonet Castellana; todos miembros del GATEPAC[13], sección Cataluña.

Se dijo que los espacios limitados del barco y el clima mediterráneo favorecerían el desarrollo de la actividad congresual; pero veremos que les brindó un puente de plata a la molicie.

En la tarde del 1 de agosto, tras casi 4 días de navegación, atracaban el Patris II; bajaban a tierra los congresistas y t se instalaban en el hotel Grande Bretagne, en el corazón de Atenas. Y de ahí a las sesiones de la Politécnica, con alguna excursión, entre el 5 y el 9 de agosto, a las islas Sarónicas (Salamina, es la más famosa), a las Cícladas (Mikonos, Santorini, etc.), al Peloponeso (tofo aquello más allá de istmo de Corinto) y a Delfos (que fue lugar del oráculo del templo de Apolo). El 10 de agosto el Patris II iniciaba singladura de regreso a Marsella y recomendó Le Corbusier a los congresistas hubieron de aprovechar el tiempo redactando las Actas de Congreso. El 14 atracaban a los pies de la Bonne Mère, Notre Dame de La Garde. De este barco debían salir las reflexiones finales del espacio habitable y sólo salieron los congresistas y… se quedaron en Marsella unos días más porque no habían concluido el trabajo. Y no lo concluyeron.

Al final, se marcharon a sus casas y las actas sin cerrar.

Hasta el mes de octubre no hay un documento alguno que cuente algo de lo tratado -y es a modo de resumen- de aquella cita congresual.

En 1942, José Luis Sert reinterpretará lo debatido y en la primavera de 1943, Le Corbusier publica Urbanisme des CIAM. La Charte d’Athènes… y ya tenemos la Carta de Atenas en la película. Dicen que Le Corbusier se apropió de lo tratado; pero es que nadie le había puesto el cascabel al gato. En 1957 repitió la jugada. Moraleja: no hagas un congreso en un crucero o consigue que redacten más rápido; que es de interés.

Lo que pasó en la travesía y estancia griega de aquel verano de 1933 se resume en que los embarcados y desembarcados querían hacer una llamada desesperada a los gobernantes para que entendieran que si la ciudad crecía incontroladamente estaríamos ante un gravísimo problema que entraba en lo social. Y, claro, tal como estaba el parque -recordemos, 1933- muchos se preguntaron si era el momento.

La IV CIAM, en ese ir y venir y de excursión por Grecia, trató sobre la construcción de viviendas y su higienización; se establecieron los parámetros de materiales, luz y ventilación en los diseños para favorecer la salud en las ciudades, que hasta entonces incluso apenas contaban con saneamientos de aguas sucias y redes de agua potable. Y se trató esto de la circulación y el tráfico en las ciudades: diseñar grandes arterias que atravesaran las ciudades y permitiesen un tráfico fluido… pero ¡lejos de las viviendas! Y, resulta que, una cosa es planificar y otra cosa es la cruda realidad y el bajar al ruedo. Las vías de circulación, se decía, soportarían distintas velocidades en función de su volumen. Y se fue a más: ¡fuera los pasos de peatones, fuera las aceras, fuera toda interacción posible entre vehículos y ciudadanos! Y así nos ha ido.

Yo creo que esto supuso un problema porque todos, en su fuero interno, sabían que las ciudades no iban, atendiendo a lo trabajado en el periplo Mediterráneo -que luego se llamó Carta de Atenas-, a partir de cero: tirarlo todo abajo y empezar racionalmente la construcción de la nueva ciudad como había hecho el barón Hausmann con aquel trozo de París. Y más, insisto, con la que estaba cayendo en 1933 y las previsiones que se hacían.

El caso es que lo fuimos dejando y dejando, y al final las ciudades fueron para los coches. El asfalto resulta que sostiene la vida de las ciudades y por él nos hemos movido con el vehículo automóvil como patrón de medida, lo que nos ha generado una serie de problemas que van desde la calidad del aire que respiramos al ruido de la circulación rodada, pasando por la congestión de tráfico (retrasos) y la necesidad de estacionar los vehículos, que esa es otra: según la base de datos de movilidad metropolitana de la Unión Internacional de Transporte Público, los coches de uso privado están aparcados y parados el 92,3 % del tiempo[14]; ¡menos mal! ¿Se imaginan todos los coches a la misma hora quemando rueda?

En fin, estilos de vida que reclaman soluciones. Y ahora gritamos que ¡el automóvil tiene que salir de la vía pública!

No es de hoy. En 1998 asociaciones nocionales e institutos de urbanistas de once[15] países de la UE dieron carta de naturaleza al Consejo Europeo de Urbanistas que redactaron la llamada Nueva Carta de Atenas centrada en el problema de las ciudades en su Medio Ambiente. Y en 2003 volvieron a escribir una Nueva Carta de Atenas donde el desarrollo se vuelve sostenible y la movilidad se contempla a través de conexiones rápidas, agradables, sostenibles y baratas entre los lugares de trabajo, vivienda, ocio y cultura. Se busca, desde 2003, una ciudad para todos, participativa y segura, saludable y productiva, innovadora, en la que se debe proporcionar a los ciudadanos más posibilidades para satisfacer sus necesidades de desplazamiento medioambientalmente sostenible, con elementos a favor de la cultura y una integración total con el entorno. Y diciéndole adiós al coche. Pero no es nada fácil; se trata de un cambio de paradigma que sólo se acelera por las bravas.

Y mientras esto se orquesta, hemos comenzado a sentir la marca de Zorro, la Z.

Han aparecido zetas como setas,por todos lados en la ciudad: ZBE/ZBEP (zona de bajas emisiones de partículas), ZCR (zona de circulación restringida), ZPA (zona de protección del aire), ZTL (zona de tráfico limitado)… lo mismo es la Z de zonificación que planificaron los arquitectos de 1933 llevada a otra dimensión y hemos pasado de separar las labores que desarrollan los ciudadanos a habilitar lugares donde sea más fácil vivir sin los problemas del tráfico rodado.

París ha declarado la guerra a los vehículos diésel viejos (anteriores a 2006). En el centro de París residen unas 150.000 personas y existen unos 300 hoteles, más de 2.000 restaurantes, 50.000 empresas, 40 museos… un sin Dios caótico de emisores y polución. Allí quieren que mejore la atmósfera que se respira y el ambiente que se escucha: accesos restringidos a muchísimos vehículos particulares, incluso autobuses turísticos. Las restricciones a la movilidad durante la pandemia precipitaron las medidas.

Hamburgo ha tomado el toro por los cuernos y ya trabaja para que en 2034 el automóvil esté erradicado en el 40% del territorio. Sólo se permitirá el transporte público y la bicicleta. Los alemanes, en esto, nos llevan delantera. Vauban era una base militar de la Alemania nazi, en Friburgo, que quedó abandonada en 1991. Y se pensó el levantar allí un eco-barrio de criterios medioambientales y sociales donde la circulación se llevaría a cabo en tranvía o en bicicleta (ahora también se contempla el patinete); el vehículo a motor de combustión no entra en Vauban salvo para cargar-descargar y los de emergencias. El 75% de sus residentes no tiene vehículo propio y funciona el car-sharing[16] para cuando se tiene que salir de Vauban.

Una ciudad (casi) sin vehículos con motores de combustión es posible; sólo hay que plantearse un cambio de paradigma en cuanto a la pareja accesibilidad/movilidad -que cogemos el coche antes que el paraguas, cuando llueve, o, sencillamente, para ir al estanco- y contar con un sistema de transporte público eficaz, ágil y racional.

Pontevedra lo hizo por las bravas y ahora presume de ser “el milagro mundial”. En El Español[17], en su edición del domingo 12 de junio, un artículo encumbra el proceder de la ciudad donde se prohibió, hace 19 años, la circulación de coches, el tráfico de vehículos, en el centro de la ciudad. Por allí sólo circulan ahora residentes con plaza de garaje, taxistas y vehículos de reparto. Y la peatonalización ha seguido avanzando. Si en 1999 los coches disponían de un 70% del espacio público y los peatones el resto, hoy, 2022, la cosa ha dado la vuelta: el 70% para quienes se desplazan a pie o en bici y el resto queda para los coches. Así, las emisiones de CO2 han caído un 70%, hasta media tonelada por persona y año, cuando el promedio en España anda por las 6,4 toneladas.

En 2014 Pontevedra recibió el premio ONU-Hábitat por su buena accesibilidad y movilidad. Suma trece premios más.

En todas las calles el conductor tiene 15 minutos para acceder; no se trata de que en la ciudad no circulen coches sino de que lo hagan de manera racional. Allí han acabado con eso de ir al estanco o bajar a la playa en coche. Y cuando llueve, sacan el paraguas y no el coche.

Pontevedra lo ha hecho. Con la Ley 7/2021 de 20 de mayo, de cambio climático y transición energética, a más tardar, el 1 de enero de 2023 en España habrá casi 150 municipios con zonas de bajas emisiones[18] y eso de circulación 10-20-30; la propuesta Benidorm, ciudad amable; Concienciación 10, 20, 30 está en ello y estuvo en la última Semana Europea de la Movilidad, en el Auditorium Le Plaza de Bruselas, organizado por Eucities, ICLEI y Polis, con el apoyo de la Unión Europea demostrando que sin acogotados por los coches se puede ser una ciudad más amable para residir en ella y venir de vacaciones.

Desde la redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible de Benidorm, en una clara apuesta por la seguridad vial y el fomento de la movilidad sostenible, se ha implantado en Benidorm la velocidad genérica de 20 km/h en la mayor parte de las vías del municipio, En las vías principales de acceso a la ciudad, con dos carriles por sentido, se ha limitado la velocidad a 30 km/h, mientras que en las zonas especialmente sensibles, como por ejemplo los entornos próximos a las entradas de los colegios, zonas deportivas, zonas peatonales con paso permitido a autorizados, etc., se ha limitado la velocidad a 10 km/h.

A este plan han seguido otros: Plan de Transporte Urbano Sostenible (2017), Plan Global de Seguridad Vial (2018), Plan de Estacionamiento Sostenible, Plan de Accesibilidad Universal (2018) y Plan Ciclista de Benidorm (2020).

Para concienciar a los conductores y hacer más visible su velocidad, se han construido un gran número de reductores de velocidad y se han instalado en puntos estratégicos de las vías principales 9 conjuntos de radares pedagógicos y cabina de radar convencional, que se pretenden seguir ampliando paulatinamente y hay aparcamientos disuasorios. Benidorm suma una treintena de parkings disuasorios diseminados por distintos puntos, que juntos alcanzan una capacidad que ronda las 5.000 plazas.

En fin, que vamos a que la ciudad no sea para él…

 



[1] El crack del 29, fue una la mayor crisis jamás conocida que estalló el 24 de octubre de 1929. En esta fecha la bolsa de valores de Wall Street sufrió una caída en sus precios. Esto provocó la ruina de muchos inversores, tanto grandes hombre de negocios como pequeños accionistas, el cierre de empresas y bancos.

[2] Gran crisis financiera mundial que se prolongó durante la década de 1930, en los años previos a la Segunda Guerra Mundial. Su duración depende de los países que se analicen, pero en la mayoría comenzó alrededor de 1929 y se extendió hasta finales de los años treinta. Fue la depresión más larga en el tiempo, de mayor profundidad y la que afectó a mayor número de países en el siglo XX. En el siglo XXI ha sido utilizada como paradigma de hasta qué punto se puede producir un grave deterioro de la economía a escala mundial. Se originó en Estados Unidos, a partir de la caída de la bolsa de valores de Nueva York el martes 29 de octubre de 1929 (conocido como crack del 29 o Martes Negro, aunque cinco días antes, el 24 de octubre, ya se había producido el Jueves Negro), y rápidamente se extendió a casi todos los países del mundo. La Gran Depresión tuvo efectos devastadores en casi todos los países, ricos y pobres, donde la inseguridad y la miseria se transmitieron como una epidemia, de modo que cayeron: la renta nacional, los ingresos fiscales, los beneficios empresariales y los precios. El comercio internacional descendió entre un 50% y un 66%. El desempleo en los Estados Unidos aumentó al 25%, y en algunos países alcanzó el 33%. Ciudades de todo el mundo se vieron gravemente afectadas, especialmente las que dependían de la industria pesada, y la industria de la construcción, que se detuvo prácticamente en muchas áreas. La agricultura y las zonas rurales sufrieron la caída de los precios de las cosechas, que alcanzó aproximadamente un 60%.​ Ante la caída de la demanda, las zonas dependientes de las industrias del sector primario, con pocas fuentes alternativas de empleo, fueron las más perjudicadas. Los países comenzaron a recuperarse progresivamente a mediados de la década de 1930, pero sus efectos negativos en muchas zonas duraron hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

[3] El camino hacia la prosperidad

[4] New Deal (nuevo trato) es el nombre dado por el presidente de los Estados Unidos, Franklin D. Roosevelt a su política intervencionista puesta en marcha para luchar contra los efectos de la Gran Depresión en Estados Unidos. La iniciativa se desarrolló entre 1933 y 1938 con el objetivo de sostener a las capas más pobres de la población, reformar los mercados financieros y redinamizar una economía estadounidense. Una primera propuesta, los Cien Días de Roosevelt, se ejecutó en 1933 con una batería de medidas y leyes de reforma de los bancos, programas de asistencia social urgente, programas de ayuda para el trabajo, o incluso programas agrícolas. Se realizaron inversiones millonarias y se permitió el acceso a recursos financieros a través de las diversas agencias gubernamentales. Los resultados económicos fueron moderados. El Segundo New Deal se extendió entre los años 1935​ y 1938, poniendo por delante una nueva distribución de los recursos y del poder en una escala más amplia, con leyes sindicales de protección -Ley de Seguridad Social- y programas de ayuda para agricultores y trabajadores ambulantes. La Corte Suprema de los EE.UU. determinó inconstitucionales numerosas reformas legales, pero algunas partes de los programas fueron reemplazadas rápidamente. El segundo New Deal fue mucho más costoso que el primero, y aumentó el déficit público. El desempleo todavía alcanzaba a 11 millones de estadounidenses en 1938

[5] El Holodomor (literalmente: 'matar de hambre'), Genocidio ucraniano u Holocausto ucraniano es el nombre de la hambruna que devastó el territorio de la República Socialista Soviética de Ucrania, Kubán, Ucrania Amarilla y otras regiones de la URSS como Kazajistán, así como el Cáucaso Norte y la región del río Volga, en el contexto de la colectivización de la tierra emprendida por la URSS, durante los años de 1932-1933, en la cual habrían muerto de hambre entre 1,5 y 12 millones de persona. Los campesinos ucranianos pagaron el precio más alto: cuatro millones de vidas perdidas. Los nómadas kazajos fueron sedentarizados a la fuerza y privados de sus ganados. El historiador británico Robert Conquest estimó en su libro La cosecha del dolor: La colectivización soviética y la hambruna de terror que por lo menos unos once millones de campesinos habían muerto en el período 1932-33 (siete millones de ellos en Ucrania, dos millones en la región norte de la Transcaucasia y dos millones en otros territorios). Para el período extendido 1930-37, este autor estimó el número de campesinos muertos en once millones, con la muerte de otros tres millones y medio adicionales, en campos de trabajos forzados, después del último año citado. En otras palabras, habría implicado un total de catorce millones y medio de fallecidos (seis millones y medio debido a la deskulakización (contra los kulaks, campesinos con tierra), un millón por la catástrofe demográfica kazaja y siete millones durante la hambruna de 1932-1933).

[6] Con casi una década en blanco entre 1934 y 1946, tras su fundación en La Sarraz, Suiza, en 1928

[7] El maquinismo fue la introducción de maquinaria y sistematización a los procesos de fabricación para facilitar la elaboración de productos y reducir sus costos. Es un concepto histórico que hace contacto al fenómeno acontecido durante el final de la Revolución industrial, coincidiendo con la introducción masiva de maquinaria para sustituir o reducir el trabajo. Surgió en Inglaterra en el siglo XVII.

[8] Deportación forzada de los llamados ‘elementos obsoletos’, también conocidos como ‘elementos desclasados y socialmente dañinos’ y ‘colonos especiales

[9] En febrero de 1933 se propuso en la URSS el "plan grandioso" con el fin de reubicar hasta a 2.000.000 de personas en Siberia y Kazajistán en asentamientos especiales. Los deportados debían convertir cerca de un millón de hectáreas de baldío siberiano en terreno productivo, y convertirse en autosuficientes en dos años. Dicen que Stalin rechazó el plan en mayo de 1933 cuando ya estaba en marcha y eso fue peor para los primeros deportados. Se cuenta que la situación económica era tan mala que no podían proveerles de nada. A la isla de Nazino -conocida como Isla de la muerte e Isla de los caníbales- llegaron en mayo 6.144 colonos especiales soviéticos deportados, falleciendo 4.000 de ellos en los 3 meses siguientes, con prácticas de canibalismo. Sólo se les facilitaba un poco harina para alimentarse, alguna herramienta y unas pocas prendas de abrigo. En la isla no había construcción alguna que ofreciera un mínimo refugio.Habían sido transportados desde Moscú y Leningrado.

[10] Entre 1928 y 1935 el Patris II perteneció a la naviera National Steam Navigation Co Ltd de Grecia, con base en el puerto de El Pireo

[11] La Carta de Atenas apuesta por una separación funcional de los lugares de residencia, ocio y trabajo poniendo en entredicho el carácter y la densidad de la ciudad tradicional. En este tratado se propone la colocación de los edificios en amplias zonas verdes poco densas. Estos preceptos tuvieron una gran influencia en el desarrollo de las ciudades europeas tras la Segunda Guerra Mundial. Las conclusiones fundamentales de la vivienda fueron: a) La vivienda debe tener primacía sobre el resto de usos; b) la situación de la residencia se buscará la higiene; c) La relación vivienda/superficie la determinan las características del terreno en función del soleamiento; d) Se debe prohibir la disposición de viviendas a lo largo de vías de comunicación; y e) La solución son las viviendas en altura situadas a una distancia entre ellas que permite la construcción de grandes superficies verdes (tapiz verde).

[12] Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier (1887-1965);  arquitecto y teórico de la arquitectura, urbanista, pintor, escultor y hombre de letras suizo nacionalizado francés en 1930. Es considerado uno de los más claros exponentes de la arquitectura moderna (junto con Frank Lloyd Wright, Oscar Niemeyer, Walter Gropius, Alvar Aalto, Richard Neutra, Ludwig Mies van der Rohe y Theo van Doesburg) y uno de los arquitectos más influyentes del siglo XX.

[13] GATEPAC (1930-1936), Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para el Progreso de la Arquitectura Contemporánea cuyo fin fue promover la arquitectura racionalista. Constituido como rama española del C.I.A.M. Publicaron la revista A. C. Documentos de Actividad Contemporánea, órgano de referencia para los movimientos modernos en la España de las décadas de 1950 y 60. Formaban parte del grupo los arquitectos Antoni Bonet, Ricardo de Churruca, Germán Rodríguez Arias, Sixt Illescas, Ricardo Ribas, Josep Lluís Sert, Manuel Subiño, Josep Torres Clavé, Joan Baptista Subirana, Ramón Aníbal Álvarez, Víctor Calvo, Santiago Esteban de la Mora, Fernando García Mercadal, Felipe López Delgado, Manuel Martínez Chumillas, Luis Vallejo, José Manuel Aizpúrua y Joaquín Labayen. Sert fue catedrático de Harvard.

[14] Un estudio de la Universidad de California en la Los Ángeles (UCLA) lo eleva al 95%; La Fundación Real Automóvil Club del Reino Unido sube al 96’5%. En España, según el informe 'Cuentas Ecológicas del Transporte' de Ecologistas en Acción de 2014, los coches están de media aparcados el 97 % del tiempo.

[15] Bélgica, Dinamarca, Alemania, Grecia, Francia, Irlanda, Italio, los Países Bajos, España, Portugal y el Reino Unido

[16] Sistema que posibilita alquilar un coche por periodos de tiempo limitados con vehículos repartidos por toda la ciudad para que los usuarios pueden utilizarlos haciendo el trayecto que deseen, dejándolos también en cualquier sitio, como si se tratase de un sistema de alquiler de bicicletas. Ahora mismo, Sharenow (Car2Go), Free2Move (Emov) y Zity son las plataformas de 'car sharing' de Barcelona y Madrid mejor valoradas por los usuarios, según una encuesta sobre movilidad elaborada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU)

[18] Se entiende por zona de baja emisión el ámbito delimitado por una Administración pública, en ejercicio de sus competencias, dentro de su territorio, de carácter continuo, y en el que se aplican restricciones de acceso, circulación y estacionamiento de vehículos para mejorar la calidad del aire y mitigar las emisiones de gases de efecto invernadero, conforme a la clasificación de los vehículos por su nivel de emisiones de acuerdo con lo establecido en el Reglamento General de Vehículos vigente.




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