6 jun 2022

DE HISTORIAS BERLANGUIANAS FRENTE A REALIDADES BUÑUELESCAS...

  

Junio es un mes al que los norteamericanos, para Europa, le tienen querencia; y no digamos de los primeros días del mes en que lo mismo inician una invasión (6 de junio de 1944, Día D) que te lanzan un Plan de Recuperación para la Europa invadida y extenuada por la guerra (5 de junio de 1947).

Y hoy, en este post, vamos de 75 Aniversario… de un discurso en la universidad de Harvard, en un acto de graduación, que desencadenó el European Recovery Program[1] (ERP); aunque si echamos la vista atrás, esto va más allá de la mal llamada Comisión Consultiva Europea y del Protocolo de Londres[2].

En 1947, el problema de una Europa destruida por una guerra (1939-1945) era su economía y, para los Estados Unidos, -además- el auge del comunismo. La URSS estaban exultante, vencedora tras la toma de Berlín y dominadora de la Europa oriental; y en la occidental, con la paz en marcha, resulta que el comunismo iba ganando terreno en todas las democracias. En las elecciones francesas del 21 de octubre de 1945 los comunistas conseguían el mayor número de diputados[3] en la Asamblea Francesa; y tras las elecciones de 1946 en Italia, el Partido Comunista -además-, entraba en el Gabinete[4].

Aquello tenía muy mala pinta; había más comunistas que setas. Incluso en los Estados Unidos, donde el Comité de Actividades Antiestadounidenses (HUAC) trabajaba sin descanso desde 1938. El embrión del comité había comenzado en 1934 a cuidarse de las actividades y propaganda de los nazis en suelo americano, bajo las directrices de John W. McCormack y Samuel Dickstein. En 1938, ya como Comité Especial de Investigación, copresidido por Martin Dies Jr. y el sempiterno Samuel Dickstein, amplió pesquisas hacia el Ku Klux Klan, pero -como el que no quiere la cosa y aquello era folclore patrio, pronto lo olvidó- se centró en investigar la posibilidad de que el Partido Comunista de los Estados Unidos se hubiera infiltrado en la Works Progress Administration, una agencia esencial para contratar personal para las obras públicas del New Deal; y ya se emperró en investigarlo todo.

El HUAC era más propio de fray Tomás de Torquemada, primer Inquisidor general (siglo XV), que del siglo XX. Y le tomó el gustillo a eso y cualquier tendencia izquierdista era milimétricamente analizada. Y en América existían organizaciones afiliadas a la Internacional Comunista, con lo que determinó que casi todo el monte era orégano. Hace relativamente poco apareció un libro que aseguraba que el omnipresente Dickstein era un agente encubierto del NKVD[5]. En fin, una buena tapadera si así fue. Cosas de por allí; y eso que cosas peores hemos visto como, por ejemplo, los del Círculo de Cambridge[6] que le hicieron un roto que no veas al Reino Unido.

Pero a lo que íbamos: en 1945 el comité especial de actividades antiamericanas se convierte en comité permanente y pasó a investigar -a pajera abierta- a los sospechosos de propaganda y subversión comunistas. Fue terminar la IIGM y comenzar la caza mayor de comunistas y supuestos comunistas, siendo su primera pieza notoria, Alger Hiss[7] (condenado en 1948).

En este ambiente de alerta ante el auge del comunismo por todas partes, especialmente en Europa, el 12 de marzo de 1947 el presidente Truman, se dirige al Congreso pidiendo urgente ayuda militar y económica para Grecia[8] y Turquía[9] y plantea en su discurso las bases de lo que se llamó ‘Doctrina Truman’ que les resumo en ‘contener la expansión del comunismo’. Mucho tuvo que ver en ello un artículo firmado por un Mr X[10] en la revista Foreing Affairs[11] (julio de 1947; Las fuentes del comportamiento soviético) explicando la proyección del comunismo y lo que supondría. Y aunque el mejor antídoto contra el comunismo es la realidad (pero hay que sufrirla), Truman no quiso esperar y lo fio todo al todopoderoso dólar (la libra se había hundido con la guerra): para revertir el anticomunismo y apoyar a los anticomunistas, dólares para fortalecer la economía. Y así llegó el Plan Marshall, el ERP del que estamos comentando.

El general George Catlett Marshall Jr. fue secretario de Estado y secretario de Defensa con el presidente Truman. Winston Churchill le definió como el ‘organizador de la victoria’ por su liderazgo en el triunfo aliado en la Segunda Guerra Mundial. un plan para la recuperación económica europea, una economía que había quedado devastada como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. Orquestó un plan de recuperación europea, conocido como Plan Marshall, que ayudó económicamente a dieciséis países europeos, por lo que la revista Time lo consideró Hombre del año en 1948. Como secretario de Estado, se opuso al reconocimiento del Estado de Israel, en contra de la opinión del presidente Truman. Este enfrentamiento provocó su dimisión en 1949, siendo nombrado en 1950 secretario de Defensa, puesto al que renunció en 1951, después de tener diversas disputas con el senador Joseph McCarthy, el perseguidor de comunistas Posteriormente fue nombrado presidente de la sección norteamericana de la Cruz Roja. En reconocimiento por el plan para la Recuperación de Europa recibió el Premio Nobel de la Paz en 1953.

El hombre que lanzó la idea original del plan no fue el general. El empresario y diplomático William Lockhart Clayton se dio cuenta de que no bastaba con ganar una guerra, sino que había que asegurar el día después y se plantó ante el Congreso de los EE.UU.: "Necesitamos mercados, grandes mercados en los que comprar y vender". Y eso, en el capitalismo, es sagrado, y Europa era el mercado más grande al que podían aspirar los norteamericanos.

Si el 5 de junio se planteaba el plan, el 27 de junio, se reunían en París los ministros de Asuntos Exteriores de Francia, Reino Unido y la Unión Soviética para estudiar la propuesta de Marshall. El 2 de julio el ruso Molotov manifestó el rechazo de la URSS a aceptar el programa. Molotov dijo que veía en el plan una manifestación del imperialismo americano para establecer su dominación política y económica sobre Europa. Peo la idea no cayó en saco roto; no estaba Europa para dejar pasar ayudas y el 12 de julio los demás países aspirantes -entre los que no estaba España- se dieron cita en París y acordaron crear una comisión que fuera avanzado los trabajos necesarios. Se dieron un plazo largo: la siguiente reunión sería en marzo de 1948 para dar tiempo a constituir la organización que distribuiría la ayuda norteamericana, la futura OECE (Organización Europea para la Cooperación Económica).

España comenzó una carrera contra el reloj por estar en la pomada, pero como se anunció en un comunicado inicial, España, por dignidad, -esa de la honra sin barcos- no solicitaría oficialmente su admisión dada la postura antiespañola adoptada por los principales países. Confiaba en ser reclamada por el resto de los aspirantes, argumentando que su presencia en el grupo resultaba necesaria en la construcción occidental y era una incongruencia mantenerla ausente[12]. Hasta el mismísimo Marshall había manifestado que los EE.UU. no se oponían a que España entrara en el programa; la exclusión, matizó, sería cosas del resto de países europeos.

Y lo fue. Así que en este Post vamos a tratar de imprimir una visión agridulce y conmovedora de un proceso de ayuda económica a Europa frente al carácter surrealista de los motivos de la ausencia de España en la lista de beneficiarios -lo que sería el enfoque de Berlanga frente a la plasmación de Buñuel-; todo muy español, a costa del Plan Marshall. Y así saco a pasear Villar del Rio, que fue Guadalix de la Sierra, un pueblito andaluz; digoooooo, español (¡pues no hubo que matizar el guion ni !). Y meto de rondón a aquel alcalde que como nos debía una explicación, fue y nos la dio.

Ah, que no se me escape; que Bienvenido Mr. Marshall -película de Berlanga- fue calificada PIN (Película de Interés Nacional) y vino a coincidir con la etapa antinorteamericana de muchos gerifaltes del Gobierno español (1947-1953) ya que muchas familias del Régimen se sintieron ‘abandonadas’ por los dólares yankis que, como en la película, pasaron de largo.

Para cuando esta se estrenó la película (04.04.1953), cosas que pasan, estábamos ya a punto de revertir la situación; los Pactos de Madrid[13] se firmaron el 23 de septiembre de 1953 y como el 27 de agosto de ese año se había firmado el Concordato[14] con la Santa Sede, España -se puede decir- ya estaba pisando (barro) en el bando del mundo Occidental.

Y veníamos del ostracismo. Recordemos que no se quiso que estuviéramos en la fundación de la ONU y que la marginación de España alcanzó su máxima dimensión con la aprobación el 12 de diciembre de 1946 de la Resolución 39 (1)[15] de la Asamblea General de Naciones Unidas por la cual se recomendaba a los países miembros la retirada de embajadores y ministros plenipotenciarios acreditados en Madrid y la exclusión de España de todas las agencias especializadas y organismos vinculados a la ONU. Y enseguida el ardor patrio numantino salió a la Plaza de Oriente a gritar aquello de “Si ellos tienen ONU, nosotros tenemos DOS”, porque a ocurrentes, ni en la peor de las situaciones, nos gana nadie.

Por cierto, de la peli berlanguiana, no puedo dejar de citar aquí lo del plano de la banderita de papel norteamericana arrastrada por el agua de lluvia; exactamente igual que la banderita española. He leído hasta la saciedad que aquellos 8 segundos en pantalla -cuando fue proyectada en el Festival de Cannes- desataron el patriotismo oportunista del actor Edward G. Robinson[16] que estaba en el punto de mira de HUAC. Robinson había sido investigado, había delatado compañeros de profesión y tenía algún que otro contacto calificado de comunista; necesitaba un puntito de patrioterismo barato. La ‘protesta oficial’ que cursó el actor, muy voceada por algunos sectores, sólo llegó -leo[17]- al delegado general del Festival, Robert Favre Le Bret, quien solicitó a los productores españoles que retiraran esos ocho segundos tan conflictivos. “La delegación española en Cannes, que se olía las posibilidades reales de premio[18], no tuvo ningún inconveniente en eliminar el plano”. Se cortó el negativo; y esos 8 segundo se conservaron para la distribución internacional, hábilmente pegados de nuevo.



Pero volvamos a 1947, al Plan Marshall y al ostracismo español[19].

El espíritu anticomunista de aquella España de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta (y así hasta el 75) nos iba a ir abriendo ventanucos de oportunidad. Tras una reunión el 29 de octubre de 1947 en Madrid -entre el director general de Política Exterior, José Sebastián de Erice -recomiendo muy encarecidamente la lectura de su informe sobre el proceso[20]-, y el encargado de Negocios de los EE.UU. en Madrid, Paul Culbertson- se consiguió que cambiara la percepción del Régimen de Franco en medio mundo. Pocos días después de aquella reunión los Estados Unidos se opusieron, con éxito y en la ONU, a una nueva condena del régimen de Franco y a la imposición de nuevas sanciones.

En este clima “favorable”, en febrero de 1948 Francia reabría fronteras con España[21], cerradas en 1946; y entre mayo y junio de 1948 se firmaron sendos acuerdos comerciales y financieros con Francia y con el Reino Unido: ambas naciones necesitaban las exportaciones agrarias españolas.

Pero España no entró en el maná del Marshall.

Tuvimos valedores del nivel de Patrick Anthony McCarran, senador por Nevada (el aeropuerto de Las Vegas se llamó, hasta el 14 de diciembre de 2021 McCarran) que estuvo negociando hasta última hora una enmienda de 100 millones de dólares para España. Y, muy especialmente, del congresista católico norteamericano por Wisconsin Alvin O’Konsky, de origen irlandés, que fue invitado por Franco a conocer “la realidad” de España en los primeros días de 1948. O’Konsky quedó favorablemente impresionado de esa visita y el 30 de marzo de 1948 logró que la Cámara de representantes de Estados Unidos propusiera la inclusión de España en el Plan Marshall. Pero el 1º de abril, dos días antes de la aprobación del plan, a instancias del propio presidente Truman, el Comité Mixto rechazó la enmienda. Y ello, al margen de las negociaciones de París.

Hay quien apunta que Truman, que era bautista -rama del cristianismo evangélico-, no quedó convencido de los informes del irlandés sobre España y un buen amigo con el que he conversado de todo esto, cargado de erudición y años de sabiduría, me mete en la ecuación O’Konsky al irlandés Éamon de Valera, presidente de Irlanda, de padre español y madre irlandesa, que había padecido su infancia en Nueva York y que tenía sus más y sus menos con Truman (¿?). Este tema lo incluyo, por el respeto que me merece mi interlocutor, pero lo dejo como cabo suelto; De Valera fue apartado como jefe de Gobierno de la República de Irlanda el 18 de febrero de 1948 (aunque volvería a la presidencia en 1951 y 1957). Bien es cierto que los meses de marzo y abril de 1948 De Valera estuvo en los EE.UU. dando conferencia contra el bocado del Reino Unido (Irlanda del Norte) en su República de Irlanda. Tuvo su entrevista con Truman (en los primeros días de marzo) sin que haya encontrado referencias a España. De Valera continuó gira por Australia y Nueva Zelanda. Tal vez dedicando más tiempo podría hilvanar algo más; pero ahí lo dejo. Aunque, sabedor que mi sabio interlocutor me va a leer, yo apunto a otro Valera: Fernando Valera[22], ministro del Gobierno de la República en el exilio quien advirtió a Francia con desestabilizar la IV República con la CGT y el Partido Comunista Francés -y hacer caer al inestable gobierno de Robert Schuman- si Francia daba entrada a la propuesta portuguesa para que España entrara en el Plan Marshall. Consideraba Valera que si España no entraba en las ayudas del ERP se desestabilizaría el Régimen. El caso es que no hubo que llegar a más porque Portugal, presionada por Francia, el 16 de marzo de 1948 eludió presentar la propuesta para admitir a España, que Le Monde justificaba diciendo que la lucha contra el comunismo no justificaba la colaboración con los fascismos, “hecho que los políticos americanos olvidaban”.

Por ahí se lee también que Truman era favorable a la entrada de España, aunque puso la condición de que se permitiera la libertad religiosa en España. No se trataba de que España dejara de ser un estado confesional católico, pero planteaba que se aceptara una permisividad a las confesiones cristianas que el catolicismo imperante no estaba por aceptar. Por decir -y dejar aquí constancia de ello- que no quede.

El caso es que parece acreditado que fue decisión de Truman la de sacar a España -que dos días antes estaba- de la lista de países beneficiarios del Plan Marshall en Washington y planteamiento firme de los republicanos comunistas en París.

Al saber que estábamos fuera, destacados miembros de la Falange y del SEU se lanzaron a la calle, deporte nacional de aquellos días, a proferir sandeces contra los yanquis y desde la embajada se advirtió al Gobierno de que así no se iba a lograr nada positivo.

Sea como fuere, a un país anticomunista no se le iba a dejar tirado; se le ayudaría a cambio de muchas cosas. Así, a principios de 1949 -el 8 de febrero- se recibía el primer crédito concedido por un banco estadounidense (Chase National Bank: 25 millones de dólares) con la aprobación de la Casa Blanca. Pocos días antes había visitado España el presidente del Comité de las Fuerzas Armadas del Senado de los Estados Unidos y el director general para América, Pedro Prat, planteó a Franco ir a más y eliminar la Ley para la Represión de la Masonería y el Comunismo -con su Tribunal especial y todo-, de febrero de 1940, señalando que los masones dominan la ONU. Franco era de los que sostenían que los masones controlaban EEUU, con lo que hubo cierta sintonía. Prat planteó que el comunismo podía ser juzgado por tribunales ordinarios, aunque terminó en el TOP[23]. No se le hizo caso, aunque se le tuvo en cuenta. La Ley y su tribunal fueron suprimidos el 8 de febrero de 1964, después de que gran parte de sus funciones fueran transferidas al TOP en 1963. La comisión liquidadora estuvo activa hasta 1971. Por ahí, tampoco

Lo que sí le quedó claro a Franco de todo el Memorándum Prat es que “a España se le ataca más por católica que por fascista[24] y que debía tener en cuenta que había que dejarse de tanto nacionalcatolicismo. ¡Qué bemoles los de Prat! No en balde el Marqués de Prat de Nantouillet había lidiado dos guerras mundiales en embajadas de conflicto y tenía más mundo a sus espaldas -y contactos- que nadie.

El proceso de -digamos- la rehabilitación del régimen franquista ante el mundo se inició formalmente en 1950: en junio estallaría la guerra de Corea y esta protuberancia de la península que es Europa que está en la confluencia del Atlántico con el Mediterráneo se hizo fundamental en los esquemas de defensa occidental y para el anticomunismo. A Truman ya le habían planteado desde el Estado Mayor Conjunto de los EE.UU. en 1948 la necesidad de forjar una alianza con España como “último bastión de Europa continental” desde donde lanzar un contraataque. En Junio de 1950 la idea tomó cuerpo. Incluso hay investigaciones que apuntan la existencia de una propuesta de enviar soldados españoles a Corea (esto, ni con vaselina). Lo que sí que es cierto, reafirmamos, es que el 4 de noviembre de 1950, la Asamblea de las Naciones Unidas votó a favor de autorizar el regreso de los embajadores a Madrid, y España fue admitida en la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO).

En el verano de 1951, el general Eisenhower, comandante supremo de la OTAN, el Pentágono y el Estado Mayor Conjunto acordaron enviar una misión militar estadounidense a España a negociar un pacto bilateral. Y respecto a la OTAN, si bien no invitaban a España a formar parte sí lo hacían en la Comunidad Europea de Defensa. La cuestión era hacer de los Pirineos la línea de defensa europea en caso de un ataque de los comunistas… … … lo que ha llovido desde entonces.

Y mientras tanto, por aquí seguíamos viendo pasar de largo los muy golosos dólares del Plan Marshall y nunca se desistió de poder entrar en el European Recovery Program, aunque fuera en la repesca. España, gracias al llamado Spanish lobby, que manejaba José Félix de Lequerica, tuvo valedores de importancia para estar en la lista de naciones del ERP. Así, por ejemplo, llegaron las ayudas de septiembre de 1953.

Los Pactos de Madrid de 1953 se tradujeron en tres acuerdos ejecutivos firmados en Madrid: cuatro bases militares estadounidenses en territorio español a cambio de ayuda económica y militar. La compensación económica que recibió España de Estados Unidos entre 1953 y 1963 fue de algo más de 1.500 millones de dólares, básicamente créditos gestionados por el Export-Import Bank para comprar productos estadounidenses, fundamentalmente alimentos, algodón y carbón. La ayuda militar fue de 456 millones en material de guerra de segunda mano, que a pesar de ello sirvió para modernizar las Fuerzas Armadas durante la dictadura franquista, que seguían utilizando armas italianas y alemanas de la Guerra Civil.

Pero no pillamos ni un dólar del Plan Marshall; y estuvimos a puntito. ¿Por qué Truman nos apartó?

El plan, por una línea colateral, llegó hasta la China de Chang Kai-Cheng (570 millones de dólares).

Ah, lo de la leche en polvo es otra historia, si bien llega con la admisión de España en la ONU y la UNICEF. La primera ayuda del Unicef a España se concretó en 1954 y fue el envío de leche en polvo proveniente del plan ASA: Ayuda Social Americana. Entre 1954 y 1968 llegaron más de 300.000 toneladas de leche en polvo. Un total de 3.000 millones de litros una vez preparada para su consumo. Cáritas Española fue la encargada de distribuirla. Pero eso es ya otra historia de las muchas que no conocí.

 

 



[1] Nombre del conocido como Marshall Plan (abril de 1948 a diciembre de 1951), programa patrocinado por EE. UU. diseñado para rehabilitar las economías de los países europeos afectados por la guerra con el fin de crear condiciones estables en las que pudieran sobrevivir las instituciones democráticas. Los Estados Unidos temía que la pobreza , el desempleo y la dislocación del período posterior a la Segunda Guerra Mundial reforzaran el atractivo de los partidos comunistas en la Europa occidental. El 5 de junio de 1947, en un discurso en la Universidad de Harvard , el Secretario de Estado George C. Marshall avanzó la idea de un programa europeo de autoayuda financiado por los Estados Unidos: “La verdad es que las necesidades de Europa para los próximos tres o cuatro años en alimentación y otros productos esenciales —producidos principalmente en Estados Unidos— son mucho mayores que su actual capacidad de pago, por lo que deben contar con una ayuda adicional sustancial o se enfrentarán a dificultades económicas, sociales , y a un deterioro político de carácter muy grave”. Sobre la base de un plan unificado para la reconstrucción económica de Europa occidental el Congreso de los EE . UU . autorizó el establecimiento del Programa de Recuperación Europeo, que fue promulgado por el presidente Harry S. Truman el 3 de abril de 1948. El plan Marshall se desarrolló desde el 1 de abril de 1948 hasta el 30 de junio de 1952, y a su través Estados Unidos canalizó hacia Europa unos 13.000 millones de dólares, que, teniendo, en cuenta la inflación desde entonces vendrían a equivaler a unos 60.000 millones de dólares actuales (+/-). La ayuda se ofreció originalmente a casi todos los países europeos, incluidos los que estaban bajo la ocupación militar de la Unión Soviética. Sin embargo, los soviéticos se retiraron pronto de la participación y obligaron a hacerlo a sus satélites. Fueron beneficiarios del plan Austria, Bélgica, Dinamarca, Francia (18%), Grecia, Islandia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, Noruega, Portugal, Suecia, Suiza, Turquía, Reino Unido (26%) y Alemania occidental (11%). Se creó la Administración de Cooperación Económica (ECA; dirigida por Paul G. Hoffman) que distribuyó durante los cuatro años de vigencia del plan unos 13.000 millones de dólares en ayuda económica para restaurar la producción industrial y agrícola, establecer la estabilidad financiera y expandir el comercio. Las subvenciones directas representaron el mayor porcentaje de la ayuda; también hubo préstamos. Para coordinar la participación europea se estableció el Comité de Cooperación Económica Europea para sugerir un programa de recuperación de cuatro años. Esta organización fue sustituida más tarde por la Organización para la Cooperación Económica Europea (OEEC), en la que finalmente se admitió a Alemania Occidental . El Plan Marshall tuvo mucho éxito. Los países de Europa occidental involucrados experimentaron un aumento en su producto nacional bruto de 15 al 25% en cuatro años; el plan contribuyó en gran medida a la rápida renovación de las industrias química, la ingeniería y la siderúrgica de Europa occidental. Tuvo una extrapolación mundial; Truman extendió un plan similar a los países menos desarrollados de todo el mundo: Programa Point Four, que no tuvo el mismo impacto. El Programa Punto Cuatro se dirigió a los países de Oriente Medio, América Latina, Asia y África para demostrar que la democracia y el capitalismo pueden brindar bienestar al individuo, pero no contó con la misma implicación ni dedicación y el comunismo lo tachó de imperialista. Fracasó.

[2] 12.09.1944, por el que las Fuerzas Aliadas de la II Guerra Mundial (Reino Unido, URSS y EE.UU.) acordaron dividir Alemania en tres sectores tras el fin de la guerra.

[3] Elecciones para la asamblea constituyente encargada de redactar una constitución para la Cuarta República Francesa. Los 586 parlamentarios fueron elegidos por un sistema de representación proporcional. El partido más votado fue el Partido Comunista Francés con 5 millones de votos y 159 escaños. El Movimiento Republicano Popular consiguió 150 escaños y la Sección Francesa de la Internacional Obrera, 146. Los moderados, la derecha, con 3 millones de votos sólo consiguieron 53 escaños.

[4] 2 de junio de 1946. Se eligieron 556 diputados a la Asamblea Constituyente. Deberían haber sido 573 diputados, pero no se celebraron elecciones en Venecia Julia y en el Tirol del Sur, que estaban bajo ocupación militar por las Naciones Unidas. La restauración de la democracia después de la era fascista era el objetivo. La Democracia Cristiana, con 8 millones de votos, consiguió 207 escaños. El Partido Socialista de Unidad Proletaria, con 4'8 millones de votos. consiguió 115 escaños y el Partido Comunista, con 4'4 millones de votos, 104 escaños. Por primera vez, se permitió a las mujeres italianas votar en una elección nacional y,  a la vez que las elecciones a la asamblea, se celebró un referéndum constitucional, en el que se decidió cambiar la monarquía por una república, que salió refrendada con el 54.26 % de los votos. El 2 de junio Italia celebra la Fiesta de la República. El primer presidente fue Enrico de Nicola.

[5] El Comisariado del Pueblo para Asuntos Internos (NKVD). La Cheká, de Félix Dzerzhinski, que terminó reorganizada como GPU y OGPU, en 1934, fue incorporada al NKVD transformándose en el Directorio Principal de Seguridad del Estado. El 13 de febrero de 1941, las Secciones Especiales del NKVD (responsables de contrainteligencia en el ejército) pasaron a formar parte del Ejército y la Marina. La GUGB fue separada del NKVD y se le dio el nuevo nombre de NKGB. El NKVD y la NKGB fueron unidos de nuevo al mando de Lavrenti Beria, el 20 de julio de 1941, y la contrainteligencia fue devuelta al NKVD en enero de 1942. En abril de 1943, fue transferido otra vez al SMERSH. Al mismo tiempo, el NKVD fue de nuevo separado de la NKGB. En 1946, el NKVD cambió su nombre por el de MVD y la NKGB por el de MGB. En 1953, estas dos dependencias volvieron a unirse. Tras el arresto de Lavrenti Beria, las fuerzas chekistas fueron finalmente separadas del MVD en 1954, para formar finalmente el KGB.

[6] Grupo de espías británicos reclutados por la Unión Soviética en el Trinity College de la Universidad de Cambridge (Inglaterra) y que pasaron información durante la Segunda Guerra Mundial y hasta principios de la década de los 50 del siglo XX. Sus miembros fueron Kim Philby ("Stanley"), Donald Maclean ("Homer"), Guy Burgess ("Hicks") y Anthony Blunt ("Tony" y "Johnson") e, hipotéticamente, John Cairncross ("Liszt"), quien nunca reconoció haber pertenecido a este grupo de espías.

[7] Funcionario del Departamento de Estado de los Estados Unidos y funcionario de la ONU acusado de ser un espía soviético durante los años treinta, en 1948. Whittaker Chambers, excomunista, aseguró haber ocultado microfilmes que le había entregado Hiss. Fue condenado por perjurio en 1950. Hiss cumplió tres años y medio de prisión y décadas de incomprensión, pero durante toda su vida siguió manteniendo su inocencia.

[8] Recordemos que en Grecia se seguía combatiendo en 1947. Grecia entró en una guerra civil (marzo 46 a octubre de 1949) entre los guerrilleros comunistas griegos -apoyados por Bulgaria y Yugoslavia- y las fuerzas anticomunistas, apoyadas principalmente por británicos que en 1947 estaban entrando en una crisis económica sin precedentes y pidieron ayuda a los norteamericanos. La victoria de las fuerzas anticomunistas condujo a la entrada de Grecia en la OTAN y ayudó a definir el equilibrio estratégico en el mar Turquía, con un gobierno débil, pero siendo el único país de la zona con un ejército lo suficientemente fuerte -500 mil soldados- como para hacer dudar a los rusos, se encontraba en una posición insostenible. La Unión Soviética realizaba reclamos sobre las regiones fronterizas de Kars y Ardahan, además de que demandaba un nuevo régimen que gobernara los Estrechos (Bósforo y Dardanelos), exigiendo así una revisión al Tratado de Montreux. Egeo y los Balcanes en la Europa de la posguerra.

[9] Turquía tenía un gobierno débil e inestable, pero un ejército de medio millón de hombres en armas y la URSS no entró a desestabilizar con guerrillas comunistas (el TKP, el Partido Comunista Turco no tenía suficiente implantación) pero comenzó a reclamar las regiones fronterizas de Kars y Ardahan, exigiendo una revisión la Convención de Montreux (sobre el paso por los Estrechos del Bósforo y Dardanelos, un acuerdo internacional firmado en 1936, por el que el Reino Unido transfirió a Turquía la soberanía sobre los estrechos del Bósforo y los Dardanelos y regula el tránsito de buques de guerra de otros Estados a través de los mismos)

[10] Este Mr X sí sabemos quién fue: George F. Kennan, quien llegó a ser embajador de los EE.UU. en Moscú (1952). Cuando escribió el artículo, era segundo jefe de la misión. Suyos son los conceptos del comunismo: “impermeable a la lógica de la razón, pero muy sensible a la lógica de la fuerza”.

[11] Foreing Affairs Magzine es una revista estadounidense de relaciones internacionales, publicada bimestralmente por el Council on Foreign Relations (CFR), una organización privada fundada en Nueva York en 1921. La revista alcanzó su mayor apogeo tras la IIGM cuando la política exterior se convirtió en eje de la política de los Estados Unidos y los Estados Unidos se convirtieron en un actor poderoso en la escena mundial. Desde el fin de la Guerra Fría y, especialmente, después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, los lectores de la revista han aumentado considerablemente.

[12] Pedro Martínez Lillo: La diplomacia española y el Plan Marshall en el marco de las relaciones hispanofrancesas (junio 1947-abril 1948) , cita a Florentino Portero.

[13] Los Pactos o Acuerdos de Madrid se firmaron en el Palacio de Santa Cruz, sede del Ministerio de Asuntos Exteriores español. Los firmantes fueron, por parte española los ministros de Exteriores, Alberto Martín-Artajo, y de Comercio, Manuel Arburúa. Por parte norteamericana, el embajador James Clement Dunn, y el presidente de la Cámara de Comercio norteamericana en España. En realidad, fueron un Pacto Ejecutivo entre Gobiernos para ayuda militar, ayuda económica y defensa mutua (las bases militares de utilización conjunta quedarían siempre bajo pabellón y mando español, y España asumiría la obligación de adoptar las medidas necesarias para su seguridad exterior). Un protocolo adicional secreto señalaba que Estados Unidos podía usar unilateralmente las bases en caso de una agresión comunista que amenazase la seguridad de Occidente, sin tener que contar con la oportuna autorización del gobierno español.

[14] Tras la Guerra Civil, las negociaciones para una renovación concordataria fueron arduas y largas. Partíamos del Concordato de 1851, derogado por la II República. Y aprovechando la celebración del centenario de aquel concordato, Franco escribió a Pío XII solicitando uno nuevo. Temiendo la reacción de la Democracia Cristiana en Italia y de las repercusiones internacionales, el concordato entre el Estado español y la Santa Sede de 1953 fue firmado en la Ciudad del Vaticano, casi clandestinamente, el 27 de agosto por el secretario de Estado de la Santa Sede Domenico Tardini, el ministro de Asuntos Exteriores Alberto Martín Artajo y Fernando María Castiella y Maíz, embajador de España ante la Santa Sede. La Iglesia y el Estado Español se fundían así en un todo: el Estado reconoce su confesionalidad católica y la Iglesia determina los días festivos; exenciones fiscales para la Iglesia y dotación económica al culto y el clero, así como matrimonio canónico obligatorio para los católicos. Y un aval al Gobierno para ser reconocido internacionalmente.

[16] Robinson formó, junto a Bogart y Bacall, el Comité para la Primera Enmienda, apoyando a Los Diez de Hollywood (guionistas y directores). Pero cuando fue interrogado por el Comité de Actividades Antiamericanas del Congreso (HUAC), de John Parnell Thomas -presidido por Joseph McCarthy-, se encargó de proclamar su más ferviente anticomunismo; pero declaró contra el novelista Dalkton Trumbo y la profesión le pasó factura.

[18] Recibió, entre otros, el premio del Sindicato Nacional del Espectáculo, el premio a la Mejor Película de Humor y una mención especial al mejor guion de la FIPRESCI (Federación Internacional de Críticos Cinematográficos)

[19] En Yalta (4-11.02.1945) se fijó fecha para una conferencia en San Francisco que entre el 25 de abril y el 26 de junio elaborarían la célebre carta de la Naciones Unidas, firmada entonces por 51 estados. Había nacido la ONU y España no estaba en ella. Es más, por expresa resolución de 13 de diciembre de 1946 se vetaba la posible entrada de España en cualquiera de los organismos internacionales, al tiempo que recomendaba la retirada de los embajadores del resto de países. El caso es que la propia Asamblea General de la ONU revocara en febrero de 1950 -por 38 votos a favor 10 en contra y 12 abstenciones- la reprobación diplomática que había impuesto a España en 1946, lo que sería el paso previo, y en la práctica el fin del aislamiento, a su definitivo ingreso en la ONU en 1955.

[21] La frontera estuvo cerrada entre el 1 de marzo de 1946 y el 10 de febrero de 1948

[22] Fernando Valera Aparicio (1899 - 1982); político y escritor español, sobrino del escritor Juan Valera. Destacado miembro del exilio republicano ocupó diversos cargos en las instituciones y gobiernos republicanos y fue el último presidente del Gobierno de la República Española en el exilio. En París en 1946, ocupó numerosos cargos del gobierno republicano en el exilio: fue vicepresidente y ministro de Justicia y Hacienda en los gobiernos de Álvaro de Albornoz (1947-1949 y 1949-1951). Fue uno de los fundadores de Acción Republicana Democrática Española (ARDE). El 28 de febrero de 1971 sucedió a Claudio Sánchez-Albornoz como jefe del Gobierno republicano en el exilio, siendo el último en este puesto.

[23] El Tribunal de Orden Público, TOP, fue una instancia judicial especial existente en España. Su misión fue la represión de las conductas que bajo ese régimen eran consideradas delitos políticos, que hasta la creación del TOP habían sido competencia de la jurisdicción militar, a la que vino a complementar pues los delitos "políticos" más graves como "terrorismo" siguieron siendo juzgados por los tribunales militares. Fue creado en diciembre de 1963 y suprimido en enero de 1977.

[24] El antiamericanismo franquista (1936-1953); Daniel Fdez. De Miguel. Pág. 228

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