23 oct 2014

DE LA ESTACIONALIDAD TURÍSTICA ESA QUE VUELVE


El 21 de octubre supimos que el 74% de los hoteles de la Costa Blanca continuará abierta en invierno. Vamos, que el 26% cerrará porque, principalmente, no llegan al umbral de rentabilidad cuando asoma el calendario invernal. La Costa Blanca es muy grande; incluye Benidorm.

Eso de cerrar hoteles en invierno (siendo un destino de Sol y Playa) se llama estacionalidad… y desde 2008, la verdad sea dicha, es que hemos vuelto a mentar la bicha -estacionalidad- con asiduidad otoñal y como apósito antes de que se nos produzca la herida durante el crudo (¿?) invierno.

Pero, hablemos de Benidorm.

Yo me acuerdo que cuando profesionalmente llegué a este emporio -en 1986- al alcalde de entonces, Manuel Catalán Chana -y casi todos sus concejales de gobierno- no se le caía de la boca aquello de que “hemos vencido la estacionalidad”. Le preguntabas por la hora… y te respondían aquello de “son las tal y cual; y hemos vencido la estacionalidad”. Henchido orgullo, recordemos.

Tempus fugit; y la economía da dolores de cabeza.

En 2008 cerraron 26 hoteles (5.053 plazas); en 2014 cerrarán 43 hoteles (10.852 plazas)… pero no se me alarmen.  

En el XIII Foro Internacional de Turismo (2009) ya se propuso como “solución” para romper esa tendencia (estacionalidad, vamos; que no se quería mentar la bicha) “incrementar la ocupación un 15% en los meses no estivales, sobre todo en enero, febrero y marzo” porque hasta “las uvas” llegamos sin problemas, pero la “cuesta de Enero”… y la de febrero -incluso la de marzo- se nota. En 2010 se dijo que Benidorm iba a “combatir la estacionalidad a través de la organización de congresos”. Bueno, Manuel Cabezuelos era el concejal de Turismo… y le vino la inspiración cuando los chicos y chicas del ITT estaban de congreso en Benidorm y muchos Medios de Comunicación tenían las “alcachofas” tendidas y los bolígrafos prestos.

Tempus fugit; y la economía da dolores de cabeza.

Bueno, el caso es que Benidorm echará el cierre a 43 hoteles desde mediados del próximo mes, dos más que en el invierno anterior. Insisto: no se me alarmen.

A eso se le llama “problema de estacionalidad”. En los manuales de Turismo se dice que la estacionalidad es “la concentración periódica de los flujos turísticos en determinadas épocas del año”, lo que dejan otras épocas del año bastante tocadas. Las causas de la estacionalidad son, también, de manual: naturales (clima, época y medio natural, por ejemplo) e institucionales. Sí, institucionales: “relativo a las instituciones”, “organismos que regulan, ordenan y normalizan la vida de los ciudadanos”. A este grupo pertenecen los calendarios laborales y escolares (que son los que señalan nuestras vacaciones), la tradición y la cultura, y esos son los responsables de esta causa. Si es que pasa lo que pasa: a la gente patria no le suelen dar vacaciones a mitad de diciembre para que se vengan a tostar al cálido sol invernal porque no le entra a muchos en la cabeza lo de bañarse en diciembre a la altura 38º N a menos que el clima se caldee. Pero se pueden hacer otras cosas.

La estacionalidad, en sí, no es un problema. Lo que pasa es que manifiesta la evidencia palpable de una realidad: “no te vienen en invierno con la intensidad que en verano”. Y don Pero Grullo sin saberlo.

Si tiramos de manual (en Turismo hay muchos; en alguno hasta he colaborado yo) resulta que las causasoficiales” de la estacionalidad son la “escasa diversificación del producto”, la “excesiva identificación del destino con una temporada dada” y, ¡ojo al dato! -que diría Butanito-, una “mala comercialización”. Hombre, yendo al mismísimo origen del mundo y pasando -muy- mucho del arzobispo Usher pues… ¡sí! Pero yéndonos a la vibrante realidad, pues… ¿qué quieren que les diga? Los calendarios, el clima y la tradición cultural pesan más.

Planta hotelera de Benidorm (2014)
Ahora bien, cerrando el Manual y volviendo a Benidorm: un tercio de los 43 hoteles cierra para “reformas y mejora de la oferta”. Este año, incluso, hay más hoteles que aprovecharán el parón invernal para “realizar inversiones”. Eso se llama “aprovechar la coyuntura” y “echarle bemoles al negocio”. Por eso decía que no se me alarmaran. Los que de verdad cierran son 26.

Eso sí, tirando una vez más de Manual (que parece el Libro gordo de Petete), el que te venza la estacionalidad (que se cierren hoteles porque asoma la patita el invierno) tiene efectos negativos en lo económico, en lo laboral, en lo sociocultural y en lo de la imagen del lugar. Ah, incluso dicen los del color del pepinillo en vinagre que también tiene efectos negativos en lo ecológico; y ahí, me pierdo. No me lo han explicado más pero creo que esto debería ser al revés. Pero ellos sabrán; cosas de los Manuales.

Por cierto, para hablar de estacionalidad hay cientos de informes y un documento clave: “Estacionalidad:el cáncer del turismo español”, de Hosteltur (de abril de 2013). No tiene desperdicio… Las cosas por su nombre; diagnóstico certero.

En fin, que sinprogramas turísticos al margen del IMSERSO y sin lanzarnos a la loca aventura de demostrar en la fría Europa del inminente invierno que aquí , por esos mismos días, somos competitivos en precio y no se nos congela el moquillo al hocicar cada mañana seguiremos hablando de estacionalidad. Por ello tendremos que fijarnos en las cohortes de edad que pululan por ahí.

Pero de esas generaciones hablaremos otro día. Tempus fugit; ¿la economía?...






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