11 oct 2014

DE QUE NO VALE TODO… DE FOTOS MAGENTAS, ARENAS Y TAFANARIOS


Vive Dios que no salgo de mi asombro. Hay cosas que no alcanzo a comprender.

Hay por ahí dado vueltas una foto que supuestamente compara la situación en la Playa de Poniente, en la antigua Vereda Real de Ganado que fue -donde se asienta el manantial de Les Fontanelles-, a finales de los 80, en 1991 y en la actualidad. Además de tendencioso y desafortunado montaje, la considero todo un homenaje a la estulticia.



Eso de que “en el amor y en la guerra -y en la política- todo vale” no es cierto; la frase cierta, me aseguran que, es “No se vale todo en el amor ni en la guerra”… y ese “no ‘se’ vale” no crean que lo entiendo mucho. Eso sí, hay un dicho español que señala que “En el amor y en la guerra, todo hueco es trinchera”. Pues por aquí lo deben haber cogido las gentes magentas Benidorm.

Denuncian “la alarmante pérdida de metros de arena en el tramo comprendido entre el Parque de Elche y el Barranco de Xixo” y me encasquetan esta composición de 3 fotos de 3 momentos distintos[1]… y con evidente vileza rayana en el anacronismo[2].

Comparar (del latín, comparare) es “fijar la atención en 2 o más objetos para descubrir o estimar sus diferencias o semejanzas”, y medir (del latín, metiri) es “comparar una cantidad con su respectiva unidad, con el fin de averiguar cuántas veces la segunda está contenida en la primera”. Finalmente, magnitud  (del latín, magnitudo) es “el tamaño de un cuerpo” y “una propiedad física que puede ser medida”; es “aquello que se puede medir y estudiar con ciencias experimentales”. La Física, en su día, estableció en siete -7 (número natural, cuarto de los números primos; 7 son los días de la semana, 7 los colores del arcos iris, 7 los pecados capitales)- el número de magnitudes: longitud, masa, tiempo, temperatura, intensidad de corriente eléctrica, intensidad luminosa y cantidad de materia.



La foto de la izquierda es lamentable; se corresponde con un momento en que no existe la playa. Luego viene la foto central, una de 1991 en pleno proceso de regeneración donde, incluso, se detecta al fondo la manguera que conectada con la draga lanzaba un fluido de arena sobre la playa -y se ven dos inmensas manchas de humedad en el nuevo tapiz de arena-. Y a la derecha, una foto actual (por el nuevo Paseo Marítimo de Poniente) después de un episodio donde los viejos cauces de los barrancos han hecho una pequeña aportación hídrica y marcado sus surcos en la arena.

Esto es pasarse. Alguien debería contarles que en una década las playas regeneradas artificialmente se reordenan y pierden del orden del 30% de volumen aportado.

Ninguna fotografía se corresponde entre sí; son tramos distintos. No es posible establecer comparación. La foto de la izquierda es lamentable; la del centro es del momento mismo de la regeneración, lejos aún del asentamiento de las arenas y del impacto natural de la dinámica marina, y la de la derecha sólo señala un momento del devenir de la playa. Ni siquiera coinciden los sectores.

Ha sido un ejercicio absurdo de comparar churras con merinas; peras con manzanas.

Y ya el colofón es aludir “a la falta de planificación y gestión de temas estratégicos”… como la situación de las playas obviando interesadamente que corresponde a la Administración Central del Estado esa actuación, y lanzarse a tumba abierta a culpar de efectos a un espigón portuario que, por sí solo, no es capaz de los negativos efectos que le achacan.

Esa playa no es fruto de arenas y aportaciones venidas de más allá de la línea del horizonte. Se les olvidan los ancestrales aportes del Barranco de la Foia del Bol (o de Foietes), de Xixo, de Rajadell, de Vela Blanca y del Murtal (de la Tapiada o de Les Bastides). Tienen sus cabeceras en Sierra Cortina, en terrenos margo-calizos (calizas margosas, que también las llaman) y sus cargas sólidas en arrolladas siempre fueron muy importantes… pero ahora están canalizados.

Se olvidan de señalar un momento de duelo por la muerte del Barranco de Vela Blanca, aquél que servía de orientación a nuestros pescadores y marinos por el efecto visual de su cuenca vertiente (Vela Blanca le llamaban), y se me salen de madre con una posible merma de anchura de la playa en un punto dado. Aterraron Vela Blanca y nunca más aportará nada a la playa. Sí, nacía en el Pla del Rabasot y algunos le llamaban el Barranc del Pont Esclafat porque en los años 20, su empuje, se llevó por delante un puente. Hoy ya no hace nada y si no fuera por los planos y la toponimia, nadie se acordaría de Vela Blanca.

Ahora ya sin trama de escorrentía en todo el sector, con más asfalto que tierra que arrastrar, con actuaciones antrópicas de primer nivel (El Barranco de Foietes está truncado en su desembocadura), ¿qué anchura quieren que tengan las playas? Si quien puede aportar sólidos en suspensión ya no los aporta, bastante es con que se mantengan las playas.

Quienes se han sacado de la manga esa foto trucada -más trucada que las de Lenin- se han hecho un flaco favor a sí mismos a cambio de un pellizquito en la conciencia sobre la gestión de las playas.

Su penitencia llevarán en ello.

Hoy no recuerdan que en el 91 medio pueblo clamaba por el color de las arenas aportadas. Serían del banco de Sierra Helada, pero eran distintas a las de Poniente. El Banco de Sierra Helada no es más que el resultado del batir del mar sobre el acantilado; las de Poniente -y Levante- son consecuencia de las sendas restingas  que cerraban dos albuferas, hoy colmatadas, ancladas entre Canfali y el Tossal de la Cala (y entre el Canfali y la Punta del Pinet, Levante) y la dinámica marina distribuyendo los aportes de los barrancos que allí desembocaban.

Pero es que antes de mandar la foto y la nota de prensa, para hacer el ridículo, bastaba con que preguntaran. Que yo recuerde (pasé por el Ayuntamiento mediados los 90) a lo largo del año se hacían cuatro mediciones -4-. La línea de playa se establecía mediante 17 puntos en Levante y 27 en Poniente… y tengo por aquí varias reseñas de superficie: 123.162 m2 en Levante y 231.344 m2 en Poniente de mediados de la década pasada.

Lo que podían haber hecho, en vez de enfrentar fotos de distintos años y de distintos tramos es medir la superficie, ir al banco de datos y opinar. Tremendo.








[1] Dintinto: Que no es lo mismo, que tiene realidad o existencia diferente de aquello otro de que se trata. Que no es parecido, que tiene diferentes cualidades.
[2] Anacronismo: Error que consiste en suponer acaecido un hecho antes o después del tiempo en que sucedió, y, por ext., incongruencia que resulta de presentar algo como propio de una época a la que no corresponde.

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