5 may 2010

De la Almadraba... y de Benidorm


Hoy me he encontrado con que el Grupo Vocento ha lanzado en sus periódicos un reportaje sobre el atún y la almadraba. Ayer mismo tenía que haber estado en Barbate para “el primer ronqueo” de la temporada; archivé la invitación, era imposible acudir y un flash de la radio me lo recordó. La Almadraba es también historia de Benidorm. Con prisas, como todo lo que hago, pero con inmenso cariño, he dedicado un trabajo de investigación a la Almadraba. En forma de libro circula por ahí. Sé, al menos, que hay un par de ejemplares en manos de gentes de mar de Benidorm. Un orgullo; pero con el regüeldo del sin sabor de que cuando pedí ayuda en forma de narración, fotos o documentación, nadie me brindó ni el más mínimo atisbo de colaboración. Pero ahí está; uno más, pero con algunas particularidades. Tiene un glosario de términos almadraberos que he disfrutado componiendo y algunas historias más que me hacen querer más ésta tierra que tanto sabe de la almadraba y del atún.

He aprendido que toda la provincia participaba, de una forma u otra, de este noble arte que acaba de iniciar una nueva temporada, por el Sur, porque por aquí la última cerró en 1960. Atún y turismo, hasta ahora, no hicieron buenas migas. El atún es “alérgico” a los usos consuntivos playeros y los evita. Pero por el Estrecho no tiene más narices que pasar. Ahora están de enhorabuena porque en Doha no han metido al atún en la lista de especies protegidas y ellos pueden seguir con este arte milenario y sostenible. Otra cosa son los “japos” y la detección del cardumen con helicóptero.

La almadraba fue tanto para Benidorm que propongo que recuperemos la memoria histórica de los Besós, Blats, Beatos, Blancs, Caberes, Cadenes, Candelarias, Catarros, Cerveres, Fenolls, Flors, Galianes, Garullos, Gats, Xixos, Malaïts, Paltras, Peros, Rabasots, Tudeles, Xarrines… o La Sal; desde aquel Joseph Perez que contrató el duque de Medina Sidonia a un Vicente Zaragoza Casamayor que aún “caló a fosques” en Barbate en el 87 el “ancla de la onza”. Me dejo muchos nombres de Benidorm, y La Vila, que cada año son homenajeados en Isla Cristina en el Encuentro de Arráeces y Capitanes de almadraba. Lo que aquí no hacemos.

Pero sobre todo, les pido que en honor a todos ellos, a las sagas almadraberas de Benidorm, a los arráeces y a los que picaban esparto para hacer cordel, a los calafates y a los que estaban en el Pal, a los administradores y a los cuchillos, a todos, recuperen el monumento a la almadraba, una obra de Pedro Delso, aquél que vivía en Alfaz del Pi -porque era el único lugar donde las lunas no cambiaban de nariz-, única en el mundo. Y ceo que anda por el almacén municipal, pieza a pieza, siendo historia de esta ciudad.

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