2 nov 2013

DE NOVIEMBRE, DEL BIGOTE Y DE MOVEMBER


Me recordó Quirce lo del bigote y lo de Movember. Yo había leído algo por junio, preparando cosas del Día Internacional del Hombre (19 de noviembre; desde 1999), y de cosas de la prevención de los cánceres de próstata y de testículo. Me adelanto y lo hago ahora.Yo gasto barba completa desde el 74, y eso incluye el bigote; luego estoy en sintonía con lo del mes.

Al principio, lo de mi barba, sólo era para imbuirme de dignidad festera y desfilar con mi comparsa de moros. Terminada la fiesta, me afeitaba y me dejaba bigote. Pero desde 1978 ya no me afeité más. Y en todo este tiempo sólo he estado barbilampiño por una cuestión médica el año pasado. Hitler se afeitó su bigote tipo inglés imperial porque su máscara de gas no impidió un episodio de ceguera, afectado por gas mostaza en 1918 (en la IGM); no ajustaba bien por los pelos… y se dejó aquella extraña marca negra sobre el labio superior. Yo tuvo que rasurarme entero para colocarme también una máscara. No es el mejor ejemplo, pero sí uno bastante ilustrativo: los pelos en la cara tienen estas cosas.

Ah, en una de aquellas rasuradas tras una fiesta de Moros y Cristianos me dijo el barbero: “en mi época si no llevabas bigote eras maricón o cura”. Me dejó patidifuso; mi abuelos Juan y José (uno se llama Juan José) no lucían bigote alguno, y nadie osaba poner en duda sus virilidades. Aquél barbero era “El Sabio” Caralampio; Caralampio Ruíz Martínez (1893-1982), autor de “Digo Yo: 980 frases de Mundología Caralampiana”, del que algún día tengo que hablarles.

Bueno, pues a lo que íbamos: este mes (y cada mes) de noviembre está de moda sacar bigotes por todas partes como parte de una campaña solidaria que se convierte en tendencia por un mes. La cosa comenzó en Melbourne (Australia) en 2003 cuando un grupo de jóvenes se dejó bigote en apoyo de un compañero afectado de cáncer de próstata. Al año siguiente ya existía la Fundación Movember que comenzó a recaudar fondos para la lucha contra el cáncer de próstata. En 2007 el movimiento llegó a España, y aquí ya estamos en la séptima campaña de concienciación.

Movember viene de Mostacho y November (Noviembre). A los que se suman a la campaña, en la web (bien como lobo solitario, bien como capitán de equipo o bien sumándote a un equipo), se les llama Mo Bross (Moustache Brothers), o Mo Sisters (Moustache Sisters), que también las hay por aquello de la solidaridad.

Y mostacho es bigote a lo grande. Un cómico italiano (Moustaci) que lo lucía (el mostacho) lo popularizó por toda Europa a comienzos del XIX: era moda lucir un Moustaci.
Bigote es una palabra que todos apuntan al juramento de los caballeros flamencos. Se ponían los dedos índice y corazón entre la nariz y la boca, con la mano derecha, y juraban ¡Por Dios! (¡Bei Gott!) y cuando uno se rasuraba la barba y se dejaba pelos por encima del labio superior se decía que aquello era el Beigott, el bigote.

Y aunque lo de rasurarse los pelos de la cara viene ya de los tiempos de los hititas (siglo XIII aC), no todo el mundo andaba presto a la hora de rasurarse nada por estos mundos y siglos de Dios.

El bigote cobró fuerza con las victorias de los húsares húngaros contra los otomanos. En el siglo XV el rey Matías de Hungría reclutó a unos huszáros (bandidos del camino) y los organizó en huszs, grupos de 20 jinetes que portaban lanza y sable curvo, cargando contra el enemigo a modo de caballería ligera, que fueron conocidos como huszárs. Los huszárs (húsares) tenía como distintivo sus brillantes uniformes y el bigote. Llevaban la cabeza y la cara toda rasurada menos un jopo cenital y el consabido bigote. Sus éxitos y sus uniformes le ganaron fama y, con ellos, el bigote se convirtió en símbolo de hombría y valentía.

Con el tiempo, todos los Ejércitos crearon unidades de húsares (caballería ligera) donde el bigote cobró protagonismo. El dolmán de brillantes colores bien adornado de alamares, el chacó alto (con pluma o no), la pelliza, no menos adornada y brillante) al hombro con aire indolente, el sable curvo de un solo filo (arma de tajo fulminante en el corte tangencial)… no eran más llamativos que el bigote. Y todo soldado de caballería que se preciara quería parecerse a un húsar y usar bigote. Y de la caballería pasó a las demás armas. En el Ejército británico fue obligatorio el bigote (y cuanto más largo y poblado mejor) largo hasta una orden del 6 de octubre de 1916… también por lo de las máscaras de gas.

Total que hasta ese momento (incluso mucho después) el bigote se enseñoreó del mundo militar, se complicó y se hizo moda. Y pasó a la sociedad civil… y definió características: clase social, autoridad, sabiduría… incluso profesión.

El caso es que noviembre es el mes de bigote… si Ud. se quiere sumar a la campaña de concienciación de Movember.

Yo me sumo, aún con mi barba.





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