17 nov 2013

DEL CLIMA ESPACIAL; DEL SOL Y DE LA INVERSIÓN DE LOS POLOS


Entre los que más saben del Sol en este planeta están los chicos de la Universidad de Stanford(Palo Alto, California; USA) gracias al Observatorio Solar Wilcox. Se han ganado a pulso el título de expertos en clima espacial y, más concretamente, en el Sol.

Además del Wilcox está, en esta soleada Universidad californiana, el Stanford Solar Center, que tiene una página web que lo cuenta prácticamente todo sobre el Sol. Por la parte patria tenemos a varios sitios; entre ellos el Instituto Astrofísico de Canarias que también tiene una muy buena información al respecto para un especial que hizo Sol-Tierra

El Sol es noticia estos días porque cada 11 años, con precisión “casi” suiza (vamos, a su bola), invierte su campo magnético y nos descalabra un poco todo, aunque muchos ni se enteran.

En nuestra galaxia hay unos cien mil millones de estrellas, y el Sol es tan sólo una de ellas; pero como es la nuestra, es la mejor. Es grande, grandísima: 11390.000 km de diámetro; su masa es de 1.989 1030 kg (vamos, que pesa un… cataplín), y la temperatura es la superficie es de 5.778 ºK, calculándose que en su interior llega a los 151600.000 ºK. Y si la diferencia entre ºK y ºC es sólo de 273’2 unidades, me da lo mismo -que lo mismo me da-, cuando la temperatura es de más de cinco mil grados que sea de 5.778ºK que de 5.505ºC; la cosa está que arde y nos torraríamos. Y no te digo ya en el núcleo.

Está el Sol, prácticamente (distancia media, ojo), a 150 millones de kilómetros de la Tierra (a 8’19’’ de distancia a la velocidad de la luz; vamos, que si nos quiere dar una toba en 8 minutos la sentimos en la cara). Y aún le quedan 5.000 millones de años para estar como está ahora mismo. Después, se liará la cosa… y yo ya estoy calvo.

La inversión de campo magnético de sol no supone peligro para el planeta y los planetarios. Esto ocurre cada 11 años y lo descubrió un alemán, Heinrich Schwab, astrónomo aficionado, tras observar cómo se las gastaba Lorenzo entre 1826 y 1843. Pero puede generar alteraciones en las redes de distribución eléctrica en los GPS y todo eso.

El pasado día 5 (05.11.2013) todos los teletipos (uno es que es muy antiguo) vomitaron lo de “el Sol disparó la llamarada solar más grande”, de magnitud X3.3; en mayo ya había lanzado una X3.2. Total que los del Wilcox ya dan por conclusa la situación y anuncian que el cambio de polaridad es inminente: antes de que acabe el año los actuales polos magnéticos Norte y Sur del Sol entregarán la cuchara y cambiarán a Sur y Norte. Ellos, los del Wilcox, estudian el Sol desde 1975 y lo tienen bien topografiado desde 1976; lo tienen claro.

A este respecto sí me gustaría señalar que el valor medio de la radiación solar que percibimos en de  1366 W/m2 y que esas llamaradas lo que más consiguen es elevar esa radiación en 1 W/m2; que ni nos enteramos.

Pero lo que sí generan es un aumento ocasional de rayos cósmicos que pueden ser un problema momentáneo para astronautas y sondas y satélites espaciales a lo largo y ancho de la heliosfera, que es muy grande (va desde el Sol hasta, por lo menos, Plutón). También para las comunicaciones radioeléctricas y las líneas eléctricas.

Pero resulta, hay quien dice, que esta inversión del campo magnético solar afectará a la nubosidad de la Tierra y, por ende, al clima. Bueno, tendremos, en nada, la oportunidad de comenzar a comprobarlo. Ya hay equipos preparados para ello.

El caso es que esta inversión nos vendrá a situar en la mitad del Ciclo Solar 24 (es que comenzamos a observarlos en 1755 y desde entonces estaríamos en esa cifra: 24), que, dicen, comenzó el 4 de enero de 2008.

En febrero de 2001 la NASA nos contaba (“El sol se voltea”) que esto acababa de pasar y anunciaba el siguiente cambio para 2012… y va a ser en 2013; a finales de 2013. Estas inversiones sólo evidencian que el ciclo solar en curso ha llegado a su máximo.





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