6 oct 2017

DEL ALGUA EN BENIDORM… UN 28 DE FEBRERO DE 1960




El otro día, en FB, a raíz de una foto que subí y un comentario blanco, se lió la cosa entre amigos a los que profeso, en distinta proporción, cariño, amistad y respeto, pero con la misma intensidad. No era mi intención que se llegara a aquellos niveles, ni lo es ahora desfacer el entuerto; pero como todos tenían razón, héteme aquí que lanzo este Post.

Por fin, a esta Sucursal del Paraíso que decía Rafael Comprés que era -es- Benidorm llegó el agua un 28 de febrero de 1960. Aquella tarde fue fiesta; fiesta, sí; ¡y de las gordas!

César González Ruano, aquel poeta del ultraísmo que, afortunadamente, ejercía más de periodista, o Bernardo Capó (entonces aún Bernardo) se explayaron en alabanzas al momento. De Capó es el texto que cuenta que “cuando vi brotar el agua de la fontana -todos estaban en torno a la Fuente del Parque de Elche- me emocioné hasta el extremo de entrarme unas ganas tremendas de gritar alborozadamente… y cuando vi al alcalde hacer grandes esfuerzos para reprimir el llanto que anegaba sus ojos, sentí en lo más honde de mi ser todo lo que significaba aquél gesto noble: una meta alcanzada”.
28.02.1960 - Llega el agua a Benidorm


Por las fotos sé que aquello fue un fiestón; por las reseñas sé que no faltó nadie: ministros de Obras Públicas (Vigón) e Industria (Planells); directores generales en número de 5; otro tanto de almirantes y generales; gobernador civil y cohorte de alcaldes de tronío; obispo y media Curia… un larguísimo etcétera de subsecretarios que llevaron a Joan Fuster -sí, al mismísimo Joan Fuster desde las páginas de Destino- a decir que “extranjeros y subsecretarios dan vida a la contabilidad de los hoteles”. No faltó nadie con nivel aquel 28 de febrero de 1960… y hasta Te Deum que hubo.

Aquello fue un acontecimiento porque entonces, por lo que fuera, se le tenía un inmenso cariño a Benidorm y al esfuerzo que hacía por salir adelante. Hasta Agatángelo Soler, alcalde de Alicante, se permitía decir que “Benidorm era la hija bonita de Alicante” y que “a los alicantinos se nos cae la baba de verla crecer y hacerse una pollita” (cursi, ¿no?) al tiempo que señalaba que “de los piropos que a Benidorm le dedica el mundo entero, Alicante -la madre joven y guapa- se siente orgullosa”. ¡Cómo ha cambiado la película, Lanzadera de mi vida!

Bueno, como decía, por fin llegó el agua a Benidorm. Y mira que costó. Desde que 1844 en su busca, cuando consiguieron aguas en la Partida de Lliriets… Pero nunca había suficiente parné.

En julio de 1955 se arbitró una obra para este menester con un presupuesto extraordinario de 9’6 millones de pesetas: la traída definitiva. Tengo en detalle hasta los céntimos, pero para qué. Se adjudicó en 8’4 millones que salían de una subvención del 10% que ponía en MOP… ¿y el resto? Pues en contribuciones especiales (25%) y una emisión de obligaciones (65%) que ponía de su bolsillo el sufrido pueblo de Benidorm. Vamos, que el 90% lo ponían los benidormenses. Y para que se hagan una idea de proporción de cifras, pusieron (el Ayuntamiento) 1.500 pesetas para que la Vuelta Ciclista pasara por Benidorm; y era un lujo.
Bando de Alcaldía para la llegada del agua


Recordemos: a finales de 1950 se había terminado “el nuevo” abastecimiento desde la Finca de Carreres; aquella fuente alumbraba un más que insuficiente litro por segundo. En el Hotel Bilbaíno se reunieron las autoridades y la gente interesada (no todos lo estaban) y se pensó en Polop, en escriturar a nombre del Ayuntamiento un manantial, proponiéndose desde el Sindicato del Riego Mayor de Polop que podían comprar el pozo de la parcela de Jaume Fuster Iborra, en Partida Rabasa. El señor Fuster pedía 500.000 pesetas; el presupuesto municipal para todo el año era de 303.346’95… insuficiente, incluso si se dedicaba todo él. Se negoció y se bajó hasta las 450.000 inalcanzables pesetas. Se buscó ayuda entonces de la Caja de Ahorros del Sureste de España… y el 12 de diciembre de 1952 se llegó al acuerdo de ayuda, como “obra social” (traer agua, obra social) y mediante un préstamo al 5% de interés anual y una comisión del 0’05%. La solución era que un particular comprara el terreno en nombre del pueblo de Benidorm y que el pueblo lo donara al Ayuntamiento, que lo aceptó el 15 de enero de 1953, otorgándose escritura el 24 de febrero. Se acordaron las aportaciones trimestrales que debían satisfacer los vecinos y que se sumaban a las contribuciones especiales y a la emisión de obligaciones posterior.

Y digo esto porque venció el préstamo y aquí se debía una buena cantidad. La cosa estaba durilla y la Caja de Ahorros andaba mosqueadísima hasta que apareció un vecino, “voluntaria y espontáneamente”, y ofreció la venta o hipoteca de su mejor finca para cancelar totalmente el préstamo, lo que ocurrió el 23 de mayo de 1958. La conciencia popular hizo que se pidiera un nuevo préstamo de 265.000 ptas. con el compromiso de todos los vecinos de resarcir al vecino que lo había pagado. Hay abundante documentación de esto hasta el extremo que a punto de llegar el agua (en diciembre de 1959) aún se debían 171.000 pesetas y… de nuevo el vecino tapó el agujero popular. Que una cosa eran las ganas de contribuir y otras las posibilidades de todos. La lista de vecinos morosos salía en el Boletín Municipal: “vecinos que han dejado de satisfacer la aportación voluntaria”. Que si quieres flores, Azucena.

Y sí, mucha gente suscribió obligaciones, y cantidades importantes para la época; lo que es muy de agradecer. Y no una vez; varias. Muchos nombres se repiten. Y sí, mucha gente se comprometió con las contribuciones especiales… en las que se repiten mes a mes los abandonos del compromiso. Ni se me ocurre criticarles; que buenas estarían muchas economías y que no todos los vecinos estaban con disponibilidades. Por una casa valorada hasta en 20.000 pesetas se pagaban 50 pesetas trimestrales; y si estaba valorada en más de 175.000 eran 500 pesetas al trimestre; que hubo para todos, pero no todos entraron porque muchos no podían, porque se retrasaban o por lo que fuera (porque no querrían). Eso sí, entro unos y otros pagaron. Y la Caja de Ahorros del Sureste mucho; muchísimo.

Y se dio el caso que Uralita dijo que las 800.000 pesetas de los tubos por adelantado. Y ahí, el alcalde y los nueve concejales tuvieron que llamar a rebato a una docena de benidormers, con nombres y apellidos, y entre los 22 sacar esas 800.000 pesetas porque si no… ni llegaban los tubos, ni el agua. Y el agua llegó un 28 de febrero de 1960 y esto salió adelante.

Y sí, todos mis amigos tenían razón: pagó (lo que buenamente pudo) el pueblo de Benidorm y determinadas personas tiraron hasta de la cartilla del chaval para poner las pesetas una encima de otra y conseguir los tubos… y los cables de corriente… y los motores…. y el depósito de 2’6 millones de litros que te aseguraba 2 días de agua hasta para 14.000 residentes
Fuente del Parque de Elche, tras la palmera; 28.02.1960 (Foto: Hermanos García)


Y en nada vino otro problema: a más agua en los grifos, más agua en los desagües. Y a arreglar el alcantarillado. En fin, que esa es otra historia… la de nunca acabar.

Y sí, todos mis amigos tenían razón; hasta Cecilio. No íbamos a poner en duda la palabra de doña María. Ni mis recuerdos y anotaciones con don Pedro… y nombres y cantidades son de dominio público.












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