19 may 2014

DEL PRIMER TREN TURÍSTICO DE ESPAÑA; DEL “LIMÓN EXPRESS”


El 28 de octubre de 1914 se inauguró el tramo de vía férrea Alicante-Altea. Benidorm se encuentra en esa línea que al año siguiente (1915) llegó a Dénia (en total, 92’7 km de vía “estrecha”), su meta (Alicante-Dénia). Me imagino que se habrá preparado algo para tamaña efemérides (el Centenario), pero nadie pía. Ahora mismo ese trazado Alicante-Dénia es la suma de las líneas L1 y L9 del TRAM (Transporte Metropolitano de Alicante; metro ligero); L1 Alicante-Benidorm (2.181.656 viajeros en 2013) y L9 Benidorm-Denia (730.333 viajeros en 2013). Hace 100 años lo que más transportaba ese itinerario eran graneles y vino; los pasajeros no eran lo principal entonces.

Para los pormenores de “el Trenet de la Marina” me remito al blog del amigo Francisco Amillo, que lo borda.

Coche-salón, tipo balconcillo, de la 1ª etapa
Yo en este Post quiero acordarme de un muy concreto convoy que circuló por esa línea entre Benidorm y Dénia: el Limón Express. Fue el primer tren turístico que tuvo España. Su recorrido es hoy la línea L9 del TRAM (Benidorm-Dénia; más bien hasta Gata de Gorgos) con material moderno, pero el caso es que en algún momento podría, si quieren los de FGV, volver a circular el vetusto Limón Express cuyos remozados vagones esperan al sol de El Campello (terminal FGV) mejor ocasión.

El caso es que con vagones de los años 20 (y 30) provenientes de dos viejas líneas ferroviarias ya olvidadas, las Carcagente-Dénia y la Manresa-Berga (aunque algunos dicen Manresa-Olván; y es que la estación término estaba lejos de Berga y lejos de Olván), y con viejísimas locomotoras (diesel-hidráulicas) Batignolles (de 460 CV; fabricadas por CAF) de la línea Carcagente-Dénia, comenzó a rodar la cosa, aunque luego se unieron dos viejas locomotoras más de la línea Peñaroya-Puertollano. El viaje inaugural del Limón Express fue el 1º de junio de 1971 (único viaje Alicante-Denia con regreso a Benidorm), con los vagones pintados de amarillo (de ahí el nombre del tren) y rotulados con nombres de mujer: “Rosa”, “María”, “Isabel”, “Alicia”, “Carmen”, “Sofía”, “Luisa”, “Elena”, “Silvia”, “Emilia”, “Núria” y “Marina”. Se consiguieron 12 vagones, pero cada locomotora podía arrastrar hasta 5 de ellos, que debían ser frenados a mano por agentes guardafrenos que viajaban en cada vagón; eso sí, la locomotora frenaba por su cuenta. Vamos, material de época. No se consideró nunca que la tracción la proporcionaran locomotoras a vapor, que alguna existía aún operativa entonces, porque las infraestructuras no lo aconsejaban (no existían). Incluso las Batignolles, al poco, tuvieron que ser sustituidas por diesel-eléctricas de Alsthon de la serie BB-1000 (875 CV) para que el trayecto no se eternizara. Las 3 nuevas locomotoras se bautizaron con los míticos y pétreos nombres de “Benacantil”, “Ifach” y “Montgó”.

Convoy del Limón Express atravesando "El Mascarat"
La idea del Limón Express, leo y releo, fue del británico David A. G. Simpson y se centró, inicialmente, en la colonia británica que vacacionaba en Benidorm. La campaña de promoción “Dancing on the traks” (Bailando sobre las vías) la lanzó en los periódicos británicos Daily Mirror y Sunday Mirror como “excursión que fomentaba las amistades”… a golpe de sangría; le llegaron a llamar “el tren del amor” (¿?). Y comenzó siendo para británicos y acabó siendo un aliciente local donde -a golpe de sangría, insisto, y “agua de Valencia” así como baile al compás del traqueteo ferroviario- se disfrutaban los paisajes de la zona (Alicante es la 5ª provincia más montañosa de España y por aquí salen al mar los Sistemas Béticos) y la artesanía de Gata de Gorgos (cestería, uvas pasas y guitarras); todo muy Typical Spain del momento.

La primera etapa del Limón Express duró desde 1971 hasta 1987. Luego, los vagones fueron reactualizados en la factoría Miró Reig de Alcoy (se acondicionaron los sistemas de frenado) y el 22 de marzo de 1988, con Rudi Meyers en la gerencia, el Limón Express inició su segunda singladura. Ahora los vagones no eran amarillos, pero la marca Limón Express había cuajado… hasta el 27 de mayo de 2005 en que como se iba a electrificar la línea (Benidorm-Altea, como mínimo), se retiraron los vagones para “un repaso” (había que dotarlos de nuevos bogies de ruedas) y -en estas que- el 2 de junio de 2008 iba a comenzar la tercera etapa del Limón Express y… los convoyes siguen tostándose, como dije, al sol de El Campello.

En 2013 se pidió la declaración del Limón Express como Bien de Interés Cultural… El viejo Limón Express se lo merece; el caso es que su éxito inicial propició que surgieran otras iniciativas turísticas por España, como el “Tren de la Fresa” (Madrid-Aranjuez) o el “Tren de la Costa Verde” (Montaña Leonesa: Vegacervera, Valporquero, etc.).

Convoy del Limón Express 2ª Etapa, cruzando uno de los viaductos
Me han contado que el añorado Limón Express tenía un plácido arranque en Benidorm para llegar –tras algún túnel y paso elevado, preludio de lo que se les venía encima- a Altea y desde allí comenzar a ascender el piedemonte de Bernia superando pendientes del 18 y 20 por mil, atravesando túneles de película y salvando desniveles por arriesgados puentes metálicos (alguno en arco, como el de El Mascarat) hasta superar Calpe y llegar a Benissa (sólo 185 msnm, pero de película, como los paisajes que se ven desde el puente de El Ferrandet sobre el barranco del Pou Roig, o desde el Pont del Quisi) para descender a Teulada, cruzar la garganta del río Gorgos y llegar a Gata. La espectacularidad del paisaje -y la sangría y el “agua de Valencia”- lo convertían en irrepetible. Tras el paseo por la artesanal Gata de Gorgos se volvía a Benidorm. Hubo momentos de dos circulaciones diarias, aunque en sus últimos tiempos eran cinco servicios semanales (9’40 y 13’50 h).

A ver si vuelve el Limón Express, que yo me quedé con las ganas de disfrutarlo.




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