19 nov 2010

De "guiris" y de Turismo

Bueno, todo lo bueno se acaba. Pero, ¡vaya semanita!; la empezamos en viernes. Benidorm de fiesta y yo de viaje. Cardiff es la repera: un edén para Erasmus, que pegan muy pocos palos al agua, y una ciudad más que apetecible para perderse en ella unos días a base de pintas de Brains y de Reverendo James… y buena carne… y sensacionales bivalvos en un mercado antiguo tan encantador como las “arcades” modernas. Pero lo mío no es ir de compras.

Nada, que el jueves amaneces en Benidorm y cuando crees que se han acabado las fiestas resulta que la colonia británica se monta un fin de fiesta de narices en Guirilandia, con epicentro en la peatonal calle Mallorca, y como estos british se pirran por disfrazarse, aquello era un “sin Dios”. ¡Vaya marcha marchosa! Bueno, en realidad no era “de narices” la cosa; era “de orejas”. Más de uno sólo llevaba puestas dos inmensas orejas… y cuando escribo “sólo” quiero decir exactamente eso… a pesar de las temperaturas nocturnas del noviembre benidormer, imagino que, para celebrar la buena nueva del Príncipe con la boda de su vástago y “la plebeya” que diría Peñafiel. ¿Frío en Benidorm?; ¡no!, que ellos se atemperaban bien a base de generosas dosis de San Miguel. Ellas, la mayoría, de hiper pilinguis; ellos, de Pluto, Supermán, cocineros, crupiers o de Pedros Picapiedras. La Local tuvo que regular el tráfico. Y eso era ayer a media mañana y hoy a media tarde aún quedaba algunos tirados por la zona. Vamos, propongo que se incluya este despiporre guiri en el Programa Oficial de Fiestas… y alargamos la cosa hasta el mismísimo viernes: toda una semana de fiesta. ¡Genial! Bravo por los guiris. ¡La leche!, ¡qué fiestorro! Es que ellos nacen con el chip del disfraz en el ADN y les sobras escusas para hacerlo. Claro, ¿se acuerdan de John Fred & His Play Boy Band, y su “Jude in disguise (with glasses)”? Bueno, aquí era “Judi con disfraz”, por Los Sirex. Y el disfraz que triunfó fue el de Charles, Príncipe de Gales.

Y como de Gales vengo, les prevengo: en nada les cuelgo mi aventurero viaje a Rhondda Cynon Taff, Aberdare por medio, para libar el néctar de los dioses convertido en güisqui galés, marca Penderyn en honor de Dic Penderym un héroe nacional suyo, en realidad Richard Lewis, pero como nombre de guerra Penderyn. Apoteósico. Si pueden, dense el gustazo de disfrutar de un Penderyn.

Y prevenidos quedan, además, de que en menos que nada les cuelgo, en cuantito pueda, un resumen de la pasada por “Los Cafés del Meliá” de Fernando Vera Rebollo, investigación sobre el mundo del Turismo en estado puro. Un número Uno tan alucinante como el Penderyn. Disculpen la etílica comparación pero el aroma, y el sabor, del ámbar rosáceo “Single Malt” es… de otro planeta.

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