13 nov 2012

DE AQUEL BENIDORM DE FAMOSA LUNA, DORADO PARAÍSO… DE 1962



Hete ahí que buscando, porque el tiempo no acompaña en estas Fiestas de Benidorm, he dado con un ejemplar de Blanco y Negro (nº 2627; de 8 de septiembre de 1962) con un artículo sobre Benidorm que escribe José Medina Gómez, e ilustran fotografías de Álvaro García-Pelayo. Ya comienza sonando a miel: Benidorm “… Hoy, septiembre de 1962, es un puro milagro de transformación, de superación…”… y, claro, se me han iluminado los ojillos… porque el humo del cigarro creaba ya una espesa y densa nube en el despacho y yo, amodorrándome, los iba entornando. Fumar en el despacho va a tener su aquél. Tanto viento no me deja tener abierta la ventana… y el vicio es el vicio, y esto parece Londres de noche y es Benidorm de día.

De repente, como digo, todo el texto ha brillado: “Verano en la Costa Blanca. Sol, calma y sosiego en Benidorm”. Por un instante he creído leer “Sol, cama y sosiego…”, pero esto era cosa de los años sesenta… he soplado y el humo se ha disipado. No era cama, era calma. 1962 queda lejos del Sun, Sex, Sand & Sea del Benidorm de los guiris de los ochenta… y hoy.

“… Por las calles de Benidorm, calle de eufórica nomenclatura alicantina, se escuchan los idiomas de medio mundo. Casi podía decirse que el castellano está en minoría…”. “Benidorm vive en clima de metamorfosis continua; se desconoce de un año para otro”.

Recuerda José Medina Gómez que once años antes (1951) Benidorm aún era un pueblo de “pescadores”. Y nos cuenta que: “hace cuatro años vinimos por primera vez aquí y todo el pueblo vivía en torno a una calle que bajaba desde la carretera Alicante-Valencia hacia la playa, y todo el pueblo convergía en esa playa, magnífica por cierto, nombrada de Levante. Hoy, a tan corto plazo, Benidorm es un núcleo urbano extenso y multiforme”. Dice Medina que la Playa de Levantese ha quedado pequeña” y que eso “obliga a utilizar la llamada de Poniente… a cuyo conjuro han crecido las edificaciones”.

Pros y contras. Se queja Medina de que “abunda, y es lo malo, el ‘typical spanish’…”. 

Y también se queja del “viejo y ladino método del gato por liebre”. También dice que “se han montado divertidísimos tinglados turísticos”, y cita la “escuela taurina para ladyes y gentlemen” y las “excursiones en burro… Donkey Ride”.  “El turista acude al reclamo de la excursión en burro como el niño a las rosquillas”. Dice Medina que “cual modernos ‘sanchos panza’…” los turistas abonan las 200 pesetas de rigor, y a la peregrina hora de las tres de la tarde, para acceder a una “umbrosa cascada”. Medina no se curró lo de las Fuentes del Algar ni Guadalest; tal vez porque en “los sufridos animales, artísticamente enjaezados,… aún se palpa el sudor de las cotidianas labores…”. Ya nos lo contó Juan José Campus: después de trabajar en el campo, él conseguía los burros de los demás agricultores para subir a los turistas. Concluye que los turistas -“súbditos de los países del Mercado Común”- volvían al hotel con los huesos molidos, pero felices de la experiencia, apunto yo.

Por cierto, me ha encantado: Medina cita al céfiro, al “céfiro de la sierra”. Qué hermosa nombre, Céfiro, para llamar al viento de Poniente. Céfiro, hijo de Astreo (un gigante o un titán) y Eos (la diosa de la Aurora), era el más suave de los vientos, el que venía de Tracia; el fructificador, el viento de la Primavera. Precioso volver a leer céfiro en un texto. Claro, es de 1962… y Medina no era de la LOGSE... ni del BUP, que si no. Astreo y Eos eran los padres de los cuatro anemoi (vientos): Bóreas (el frío y devorador viento del Norte), Noto (el viento del Sur, el destructor de las cosechas), Euro (el funesto viento del Este) y, cómo no, Céfiro.

Feliz sigo leyendo para darme de bruces con el problema del Benidorm de 1962: el servicio y los hoteles. Cuenta Medina que “El más grave problema que, a nuestro entender, tiene planteado Benidorm es, precisamente, el de los hoteles, que puede extenderse al servicio en general”. Y esto, dice, lo comparte también Pedro Zaragoza. Y la explicación: “A ritmo acelerado, precipitado, se abren cada mes, cada día, nuevos locales… y los especialistas escaseanViene entonces la improvisación y los resultados repercuten en los clientesPensamos que una de las soluciones podría ser la creación de nuevas Escuelas de Hostelería…”. Y hubo que esperar a los 80 para tener listo el CdT.

Medina asegura que le mueve a esta crítica “nuestro afecto y simpatía por Benidorm”. Aconseja mejorarlo porque “Las grandes agencias mundiales recomiendan a sus clientes Benidorm”. Y añade la existencia de una “nueva modalidad de vacaciones” que se da en Benidorm: “los viajes de vacaciones por cuenta de las empresas”, y señala que empresas de Gran Bretaña practican los viajes sociales para sus empleados.

Concluye Medina: “Termina nuestro reportaje. Ignoramos si el lector podrá captar de su lectura los encantos de esta tierra alicantina. Si no es así, cúlpese íntegramente a nuestra pluma. En la geografía española Benidorm es un lugar gratísimo, recomendable. Cualquier ocasión es buena para venir a aquí, cuando septiembre quita agresividad al sol y remite el calor, Benidorm, de famosa luna, se convierte en un suave y dorado paraíso. De ello dan testimonio los miles de turistas que por la población pasan, las personalidades que acuden… y las líneas espontáneas que componen el reportaje literario”.

Yo he dado con este ejemplar de Blanco y Negro documentado un Post inacabado sobre esas personalidades: Otto de Habsburgo (que llegó en 1951), el Conde de Lorgeril, el controvertido príncipe austriaco Heinrich von Stamherberg, la bellísima vedette portorriqueña Addy Ventura, algún play boy hispano del momento como Carlos Riestra… y varios más. Incluso Manolo Escobar; que no hay que perderlo de vista.

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