12 jul 2013

DE LA EVOLUCIÓN DE BENIDORM COMO DESTINO TURÍSTICO… DE UN NUEVO ESTUDIO DE VERA, BAIDAL Y RODRÍGUEZ (II)


Nos quedamos ayer en Benidorm y la transición del fordismo al postfordismo, pero en esto de los destinos turísticos mediterráneos y de masas entra también el neofordismo[1] donde el comportamiento de los operadores turísticos internacionales presenta nuevas formulas personales que coexisten con los viajes organizados, y entre en liza la diversificación de las motivaciones turísticas aliados con “los nuevos patrones de la movilidad internacional” gracias a la accesibilidad al segmento aéreo. “Capacidad de alojamiento, turismo inmobiliario y diversidad geográfica” han sido los vectores más favorecidos que nos llevan hacia un nievo concepto del “desarrollo urbano” lo que hace adquirir “una nueva dimensión” a los destinos turísticos que los hace que “ya no puede ser visto exclusivamente en términos de turismo”.

Ahora, resulta que, “funciones económicas y centralidad” cobran una mayor importancia a la hora de la pervivencia, incluso mejora, de un destino turístico de costa de turismo masificado. Y ahí está, claramente, el caso de Benidorm en la comarca de la Marina Baixa… pero desde el comienzo de esta aventura.

Vera, Ivars y Rodríguez lo sintetizan así: “La interacción dialéctica entre los factores externos e internos subyace a la evolución irregular de los destinos turísticos, los cuales no necesariamente están predestinados a declinar”. Hay que repensar Butler y otros teóricos. “Los destinos turísticos son capaces de adaptarse a las circunstancias y pueden influir en su evolución futura”. Manos mal que no todo está en manos del modelo.

En Benidorm siempre se ha dicho: renovarse o morir. Desde que aterrricé por aquí en el verano de 1987 no han parado de repetírmelo. Y aquí, en Benidorm, la misma dinámica local implica la renovación. “Benidorm está en constante evolución; se reinventa a diario”, repetía sin cesar José Miguel Iribas en aquellos días de finales de los ochenta cada vez que encontraba un foro donde explayarse. “La clave para la supervivencia radica en la capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes”, sentencia los investigadores de la Universidad de Alicante, quienes estudiaron para este trabajo Benidorm durante el periodo comprendido entre 1988 y 2010.


Fases evolutivas del Turismo en Benidorm (en Vera, Ivars y Rodríguez

En Benidorm hubo desequilibrios entre la oferta y la demanda entre 1988 y 1993. Un correctivo natural propició una reactivación expansiva entre 1994 y 2001, a la que siguió una estabilización (2001-2007) que terminó con el revolcón que nos dió la crisis internacional (2007-2009) que amenazó con mandar al traste el complejo sistema turístico local, que -en realidad- maravilla por su simplicidad (lo que no funciona se elimina de inmediato), y a partir de ese momento se entró en la fase actual de nuevo auge, aunque lento (a tenor de la situación internacional), que se deja entrever en el texto, pues la investigación llega hasta 2010.

Los desequilibrios entre 1988 y1993 tienen su explicación: una falta de reacción instantánea ante una situación que no se supo ver, anclados en la  bonanza del modelo: las vacaciones no había que venderlas, venían a comprarlas… y esa diferencia de actividad es fundamental. La verdad es que la situación pilló desprevenida a una generación empresarial que no supo entender en su instante inicial que se habían producido “cambios en la demanda turística internacional y en las preferencias de viaje”. Se hablaba mucho de esa posibilidad desde hacía años, pero no se materializaba… hasta que llegó. Vamos, lo del lobo.

También influyó el “escalonamiento de las vacaciones” (hasta ese momento se puede hablar de “veraneo” y largas estancias; a partir de entonces ya de semanistas y largos puentes) y se dejaron sentir “las motivaciones de viaje más complejas y diversas” así como “la creciente competencia de las zonas turísticas más exóticas” porque el turista había evolucionado positivamente.

Se creó, pues, un clima de incertidumbre en el sector: se cuestionó, todo hay que decirlo, el modelo de “Sol y Playa”.

Segundas generaciones de pioneros turísticos (los hijos de los primeros) tomaron el relevo nada más iniciarse la década de los 90 y, la verdad hay que decirla, los acontecimientos internacionales ayudaron: Guerra del Golfo, crisis turística (por ser menos propensos a la innovación) en Turquía y Gracia… y que -¡coño, hay que decirlo!- devaluamos la peseta (cosa que no hemos podido hacer después por cosas del euro).

Benidorm, se reinventó reposicionándose como dos playas que tienen detrás toda una ciudad, un parque acuático (Aqualandia) y toda una comarca para disfrutarla en paisaje y gentes. El urbanismo local actuó en algunas áreas de la ciudad y hasta se puso en marcha el primer centro de la Red CDT para mejora profesional de los empleados del sector.

Nos pusimos las pilas…



PD.- Antes de que se me olvide... y para celebrar las 600 entradas en el Blog ASTROLABIO

Fernando Vera fue mi profesor (Gª del Turismo), un sensacional comunicador y un compañero en las lides de la AAPET; ahora es el director del Instituto Universitario de Investigaciones Turísticas de la UA. A través de él firmamos el convenio con la Universidad de Alicante y siempre me animó a proseguir en esto del análisis del Turismo; sin ir más lejos, hace tan sólo unos días. Josep Ivars era aquél tímido investigador del Instituto Cavanilles de Altos Estudios Turísticos cuando en Benidorm se celebraban los Cursos Internacionales de Verano, previos al Foro Internacional de Turismo, que me animaba a continuar. Después fue director del IVAT.TUR y ahora felizmente regresado a la Universidad. Mi agradecimiento a ambos.




[1] El neofordismo incluye las prácticas organizativas del capital que reactualizan el fordismo mediante la cadena de montaje con ayuda de la aplicación de los principios de la revolución tecnológica.

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