12 nov 2019

DE LA CÉDULA DE VECINDAD AL DNI; UN REPASO AL NÚMERO QUE NOS MARCA




A propósito del DNI que ha cumplido 75 años… si hacemos caso al Decreto de 2 de marzo de 1944 que viene de la Ley de 19 de enero de 1943, de Presidencia de Gobierno, que dicta la disposiciones para sustituir la Cédula de Identidad personal por el Documento Nacional de Identidad -DNI- para todos los españoles como nuevo identificador numérico de los españoles. La realidad es más prosaica y el DNI no llegó a todos los españoles, por obligatoridad, hasta 1962.

En 1944 se dijo que los mayores de dieciséis años residentes en España estaban obligados a adquirir ese documento; y a los pobres de solemnidad o en paro forzoso se les facilitaría gratuitamente.

El DNI es un documento público, personal e intransferible, emitido hoy en día por el Ministerio del Interior, que acredita la identidad y los datos personales de su titular, así como la nacionalidad española del mismo. Y resulta que todos los españoles tienen derecho a que se les expida el DNI, siendo obligatorio para los mayores de 14 residentes en España y para los de igual edad, residiendo en el extranjero, que se trasladen a España por un tiempo superior a seis meses. Los menores de 14 años podrán obtener el DNI con carácter voluntario.

Echemos la vista atrás. Volvamos a la fecha por la que conmemoramos en 2019, oficialmente, el 75 Aniversario del DNI.

La verdad es que la cuestión de la implantación con ámbito nacional de la medida de 1944 tenía un claro tinte controlador, pero nos situaba en el contexto mundial imperante. El Decreto de hace 75 años señala que primero se expediría el DNI a los que estaban en presión, prisión atenuada, libertad vigilada y a los que cambien de residencia o domicilio con frecuencia. Luego, ya, a todos…

Zaragoza contó con el primer equipo operativo, pero el primer DNI se le expidió a una mujer, en 1951, en Valencia, como prueba. Esto ocurría seis años después del decreto, cuando hubo dinero, maquinaria y papel que evitara en lo posible la falsificación para poder poner en marcha el entramado de equipos para expedir el famoso documento.

El Semanario “El Español” daba rimbombante cuenta de la implantación del DNI en 1951

Así pues, Franco no tuvo el primer DNI; aunque sí el primer número. Y fue obligatorio el DNI a partir de 1962… que desde 1944 ya había llovido a pesar, incluso, de la pertinaz sequía.

La medida de identificar a las personas otorgándoles un número único individual se implanta, por primera vez, en 1829 en el Reino Unido a propuesta de Sir Robert Peel que también pretendía una identificación “de los malos” de la película de la vida. Mr. Peel había sido el fundador, en 1814, del cuerpo de policía de Irlanda, el Royal Irish Constabulary, y en 1828, reorganizó el cuerpo de policía de Londres, los populares Bow Street Runners (desde su fundación en 1749), creando la Metropolitan Police Force (MPF; 1829) que conocemos como Scotland Yard… porque su sede estaba en el número 4 de Whitehall Place… pero la puerta trasera, la de entrada de maleantes detenidos, estaba en la trasera, en la calle Great Scotland Yard.

En España esto del siglo XIX y la identificación de las personas se arregla con la llamada Cédula de Vecindad (Ley de 15 de febrero de 1854) a instancias del ministro José Luís Sartorius; y se inventa como documento comprobante de haber pagado impuestos, en función del nivel de renta, por que lo que la ley excluye de ella -artículo 3- “a los pobres de solemnidad, peregrinos, braceros y obreros de jornal diario, viudas y huérfanos” siempre que sus rentas no pasen “de 1.500 rs” (reales, la moneda de entonces; y circulaban monedas de ¡una décima de real!, con que imagínense cómo  estaba la economía del país).

La Cédula de Vecindad, primer documento de identificación individual y personal español, no fue concebida como controladora de la población porque excluía a la masa obrera, la “peligrosa”, por revolucionaria, de aquellos días.

Los pasaportes, salvoconductos, que se expedían desde el siglo XV, sí tenían ese concepto. Pero esa es otra historia.

Segismundo Moret, ministro de Hacienda, acomete el segundo empujón de identificación de los españoles con su Cédula de Empadronamiento (1871) y como justificación del pago de otro impuesto. Sin este documento no se podía litigar, realizar gestiones ante la administración, desempeñar cargos y empleos públicos, practicar actividades de comercio o industria, etc. Y había diversos modelos y tipos. Es de entonces la frase “¡Ud. no sabe con quien está hablando!”; que viene de aquellos días donde estas células indicaban a las claras el nivel de quienes la portaban y no todos los funcionarios eran capaces de adivinar el nivel del personaje en función de la Cédula de Empadronamiento exhibida.

El impuesto que otorgaba este documento fue abolido por la I República (1873) e inmediatamente reinstaurado durante la Regencia del general Serrano (1874), otorgándole al nuevo documento el nombre de Cédula Personal, manteniendo las muchas categorías (y tarifas que tenía) en función de la renta; pero ya identificaba plenamente al portador.

En 1891, el censo de españoles mayores de 14 años fue de 11.559.045; y tenían Cédula de Empadronamiento 6.768.213 españoles. Vamos, que el 58’5% de la población “estaba -fiscalmente- controlada”… con lo que el 41’5% restante eran unos “sin papeles”.

Cédula Personal; 1896

El ministro (de Hacienda, nuevamente) Raimundo Fernández-Villaverde (1899), durante el gobierno Silvela-Polavieja, implantó 35 categorías en la Cédula de Empadronamiento y… así llegamos a 1922 con 35 categorías económicas de españoles documentados.

El primer Documento de Identidad español, con tal nombre, llega en la dictablanda del general Dámaso Berenguer (Real Decreto de 22 de julio de 1930) con criterio de identificación personal ante las urnas. Y el tema lo continuó el almirante Juan Bautista Aznar (Real Orden de Gobernación de 21 de marzo de 1931) que pasará el criterio identificador del Ministerio de Hacienda al de Gobernación… y es en pleno trámite cuando llega la II República y le vuelve a adjudicar el marchamo fiscal y lo cuaja de particularidades de prolija enumeración para esta ocasión.

En 1940 todavía la identificación era con Cédulas Personales a través de las Diputacioones

Digamos que el documento, para la República, se queda a medio camino entre lo que pretendían los técnicos de 1930-31 y lo que implantaron desde 1951 los gobiernos de Franco: ficheros provinciales de identificación de personas, a cargo de las diputaciones, con fotografía y huella dactilar. La policía no controlaría el documento.

Y para llegar al DNI de 1951 deberíamos meter en la ecuación al general Severiano Martínez Anido, militar especialista en perseguir la subversión en España desde 1919. Sí, “resolvió” la crisis del pistolerismo en Barcelona (1917-1920; que merece un estudio detallado) cuando fue Gobernador civil de la Ciudad Condal, pero planteó un control de las personas desde el Estado policial -la militarización del orden público- que fue la base inicial del primer proyecto del Documento Nacional de Identidad que se gestó en la Dirección General de Seguridad del Gobierno de Burgos en 1938.

El DNI de 1951 (en verde), el de 1965 (en azul y escudo franquista) y el de 1981 (en azul pero ya con el escudo constitucional; que nos costó cambiar)


Y cuando se prepara su aplicación, en 1944, se señala en el Decreto que se comenzaba por la población reclusa porque, ante el colapso de sistema penitenciario se iba a producir una excarcelación masiva. Pero hasta 1951 no comenzó la expedición de documentos y hasta 1954 no se completó el ámbito nacional del mismo. Ya en 1955, completado el padrón municipal de habitantes, se pudo hablar de implantación del DNI en toda España… pero en 1962 se publica oficialmente la obligatoriedad de disponer del DNI, señalándose 1965 como el año en que todos los españoles, con edad para disponer de él, lo tenían.

Los DNI de 1990, 2006 y 2015; los del Siglo XXI con chip

En Historia de los Documentos de Identidad, que editó la División de Documentación del Ministerio del Interior en 2016, se da cuenta que los documentos anterior a 1951 tenían carácter fiscal e incluían, a falta de foto, una descripción física de la persona titular del mismo. Ya en 1951, el primer DNI era de tonalidades verdosas y desde 1962 ya era azulón. Incorporó el escudo constitucional en 1981 y no tuvimos que poner la huella dactilar desde 1990, llegando el DNI electrónico en 2006, en una tarjeta de policarbonato grabada con láser, que permitía conexión telemática. En 2015 llegó el DNI electrónico versión 3.0 con chip dual y tecnología NFC.




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