3 nov 2019

MUCHO PLAN EL DEL 59, PERO SI NO LLEGA A SER POR EL TURISMO… (I). FRANCO, PERIODISTA




En el anterior Post puse muy fácil lo de hacer realidad el Plan de Estabilización de 1959. Vayamos por partes.

Ullastres, como conté ayer, lo logró; fue más sibilino que Mariano Navarro Rubio.

Navarro Rubio se había estrellado unas semanas antes. Se armó de valor y le explicó a Franco lo mal que estaba el tema patrio en lo económico y le dijo que para solucionarlo había colaborado con unos “extranjeros” en la planificación de una iniciativa de futuro. Y, leo que, Franco le dijo: "no debe fiarse de los extranjeros, Navarro. Siempre han estado contra España". Y Navarro, muy prudente, se retiró. Por eso sabía Franco que el plan existía… y lo mal que estaba el país con su apuesta por la autarquía.

Y es que Franco se había metido a economista y escribía artículos apostando por la planificación autárquica de la Falange.

Franco fue el “Primer periodista de España”. Al menos así figuraba en el Registro general de Periodistas durante muchos años.

Recibió el título un 20 de julio de 1949 “por sus Discursos de Guerra y su trayectoria periodística en su etapa africana como director deÁfrica’, Revista de Tropas Coloniales”.

Luego, el diario Arriba [1] le publicaría un total de 92 artículos (1945-1960) que bien firmaba como “Hispánicus”, si eran asuntos de política internacional; como “Macaulay”, si eran temas de nacionales; o como “J. Boor / Jokin Boor”, si de atacar a la Masonería se trataba. Masonería y comunismo eran sus archienemigos. Ah, y también, como Jaime de Andrade firmó el guion de “Raza”, la película hagiográfica del Régimen. Hubo un tiempo en que le daba por escribir.



Entremos aquí en su faceta de periodista de páginas salmón.

Como “Hispánicus”, en 1949, atacaba el liberalismo económico y planteaba “superar los ideales de lucro personal apostando por la generosidad”. Pero dos años después y varias catastróficas cosechas agrarias y batacazos exportadores de lo poco que producíamos, en 1951, ya se había caído del guindo económico y tomó como suya la frase de Ullastres: "El lucro es no sólo perfectamente lícito sino que, como decían los teólogos y moralistas del siglo XVI, al provenir de una actividad socialmente útil y provechosa, hace al comerciante honra y prez de la República, de la cosa pública" (que había que matizar).

Con el Decreto-ley de Ordenación Económica de 21 de julio de 1959  en vigor, Franco da luz verde al programa Sardá-Ferrás y lo primero que se hizo fue cortar de cuajo el gasto público.

A consecuencia de ello, de inmediato, una subida de impuestos y, con visos recaudatorios, un reforma fiscal, que -analizándola hoy- no pasó de modestísima.

Pura matemática: con estas medidas, el déficit del Estado, automáticamente, bajó. Y hasta se redujo la inflación.

El valor de la peseta, mantenido artificialmente, se rebajó (por devaluación, claro) y se dieron alas -en principio, de gorrión- a la liberalización del comercio y a la apertura, con algunos matices al principio, a la inversión extranjera.

Las primeras víctimas del Plan del 59: el empleo y la renta real… pero bien pronto comenzó a funcionar el país, entraron a competir las empresas y en una sociedad con precios y salarios bajos (el planteamiento inicial era ligar salarios a productividad, pero no ocurrió) empezamos a ser muy atractivos para el turismo.

La única funcionalidad que impusieron aquellos economistas para el turismo era la de captar el mayor número posible de turistas.

Y se dejó hacer al sector (aún para muchos “industria de los forasteros”)… aunque se limitaron algunos precios y el Estado entró en las grandes empresas como Marsans.

El crecimiento del turismo -y sus consecuencias económicas- fue espectacular, aunque comenzó lastrado por un desarrollo anárquico fundamentado en el beneficio rápido.

El Banco Mundial, en su informe de 1962 –“El desarrollo económico de España”- ya constató que el vector turismo estaba disparado y recomendó “mejora en las vías de comunicación y la ordenación del territorio”. Los planificadores de aquí, que aún no confiaban mucho en el turismo, pensaron: “todo a su tiempo”… y el tiempo pasa -tempus fugit-… y pasó sin que se tomaran las medidasadecuadas.

El turismo fue un revulsivo: en 1950 no habíamos conseguido el medio millón de turistas y en 1961 ya íbamos camino de los diez millones. Y luego estaba la proyección, positiva, de la Balanza de Pagos.

Y aunque en los dos primeros planes de Desarrollo no se considerara al turismo sector estratégico -ni aún en el tercero- todos le reconocieron su papel fundamental.

Las crisis del petróleo de los años setenta sí evidenciaron la dependencia que teníamos del turismo. No ya por el mercado nacional, sino por el internacional. Los más de 31 millones de viajeros internacionales del año 1973 no se volvieron a alcanzar hasta el año 1977.

Cabalgando en la Segunda crisis del petróleo nos llegaría la crisis 1978-1986 que -menos mal que como tal- fue nacional. Tras la muerte de Franco llegarán los cambios sociales, culturales y políticos que trajo la llegada de la Democracia, la aparición de las Comunidades Autónomas el proceso de cesión de competencias que se manifiesta en la descentralización de las políticas turísticas.

En este periodo, durísimo, los españoles hablábamos de “los motivos para no viajar”. Pero los países de nuestro entorno siguieron apostando por sus vacaciones en España: éramos un país barato, diferente y typical spanish atraía…









[1] Arriba fue un periódico español, órgano oficial de FET y de las JONS. Fue fundado originalmente el 21 de marzo de 1935 por José Antonio Primo de Rivera, como semanario. Se publicó entre 1935 y 1936,2 aunque no tuvo mucho éxito.  El 5 de marzo de 1936 fue suspendido por las autoridades de la Segunda República, prohibición que continuaría durante unos años más debido al inicio de la Guerra Civil. Con la ocupación de Madrid por las tropas franquistas, los falangistas se incautaron de las instalaciones del diario El Sol, y Arriba reapareció el 29 de marzo de 1939 como diario propiedad de Prensa del Movimiento. En adelante constituyó el periódico oficial del régimen franquista, a lo largo de cuatro décadas. Tras la muerte de Franco, el 15 de junio de 1979 el Consejo de Ministros dispuso el cierre del periódico y al día siguiente se publicó su último número.






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