4 jul 2020

DE ALFONSO USSIA Y EL HUMOR DE LOS POLÍTICOS


No estamos instalados en la normalidad, aunque sí en la nueva realidad; realidad a la que nos ha sometido esta vida diminuta que llamamos 2019-nCoV.

La última entrada de este blog es del 18 de marzo, víspera de San José. Para entonces, confinado, tenía ya escritos hasta seis post de la serie que inauguraba “De una vida diminuta” y del que sólo he subido la primera entrega (y no subirán las demás), viendo la gravedad del asunto y la banalización, a fin de cuentas, que suponía a golpe de intento de literatura contar mi visión de un ‘bicho’ y el tiempo que llevaba la humanidad sin ser atacada por unos de ellos. Cada cincuenta años, más o menos, el mundo ha venido siendo pasto de uno u otros de estos bichos desde el principio de los tiempos. La OMS estaba con la mosca detrás de la oreja desde 1972, ‘porque tocaba que una de estas pandemias se desencadenara’… y va, se desencadena, y nos pilla con los pantalones gachos.

Viendo la desolación y con el trabajo diario acompañando en la gestión de una crisis sanitaria que ha devengado en social y económica, no he tenido ni tiempo, ni ganas, ni motivación para golpear las teclas… hasta ayer tarde. Y no es porque hayamos cesado en intensidad o porque vea luz al final del túnel… que lo mismo este es un túnel ferroviario y la luz que se ve es la de la Big Boy, de la Union Pacific, a toda máquina, quemando un carbón al que hoy mismo veo que hemos dado el carpetazo en cuanto a generación eléctrica.



Ussía me ha dado ganas de retomar el tecleteo para escribir lo que ayer me inspiró, en su charla ‘Humor y política’, del Club de Opinión Benidorm, en la que repasó, a modo de La Jaralera, lo que ha dado de sí la conjunción de las cosas de los políticos, de las cosas de la política, y la condición humana… de los políticos.

Me dejó Ussía una terna de frases rotundas, titulares: “La humanidad está desnuda ante el poder de las redes sociales”, “Con Zapatero llegó el resentimiento y el rencor” y “Todas las mentiras, las calumnias y las injurias caben en las cabezas huecas”. Y a fe que sí.

Aunque esta vez fue telemáticamente, Ussía volvía a Benidorm once años después y de nuevo al Club de Opinión. Y recordó Ussía cuando navegando en el ‘Giralda’, con Don Juan -al que elogió: “todos los deberes, ningún derecho”-, entre Castellón y Almería se sorprendió en los sesenta con el skyline de Benidorm.

En su línea, por ser el día de San Pedro y San Pablo, al comenzar la charla felicitó a todos los pedros y pablos, “menos a dos”. Y no hizo falta explicar más. Así es Alfonso Ussía Muñoz-Seca.

Y comenzó a repasar con pildorazos de humor la escena política internacional desde 1905 para acá (tal vez fuera en la visita de 1919) comenzando con el arzobispo de Canterbury y su primer contacto con los periodistas neyorquinos… y su respuesta a la preguntita sobre los prostíbulos en los barrios de Manhattan.

Se recreó en el duelo dialéctico entre Sir Winston Churchill y Nancy Langhorne, vizcondesa Astor, que ha dado mucho de sí. Y gustó y fue divertido en la sucesión de chascarrillos entre uno y otra, aunque la anécdota de la borrachera (que se pasa con una buena dormida) y la fealdad (que es perpetua) tuviera otra protagonista: Bessie Braddock, del partido laborista, como reveló Richard Langworth en su libro (2011).

Pero estábamos ante una sucesión desternillante de episodios en la vida de Jimmy Carter, Harold Wilson, Fermín Bohórquez, Agustín de Foxá, Gregorio Marañón –“Marañón, dígame, ¿cuándo trabaja usted?, que le preguntó Frabnco”-, Jaime Mayor Oreja, Leónidas Trujillo, el general Fernández Campos, el mismo Franco, De Gaulle, y, como no, su abuelo Pedro Muñoz Seca, quien quiso poner a su villa de Ondarreta por nombre Toki el Timbre… con anécdota de la carta que hizo llegar don Alfonso XIII a la viuda, cuando don Pedro había sido asesinado en una de las matanzas de Paracuellos. Esto no lo contó, pero uno -que es fiel lector de Ussía- conoce ese y otros varios detalles, por leerle casi a diario tantos y tantos años.

Y es que el escritor y conferenciante tiene multitud de seguidores en prensa y radio, y entregados lectores literarios que siguen las andanzas de muchos de sus personajes, en especial del Marqués de Sotoancho, al que diera vida Josema Yuste en una miniserie de A3 de finales del XX. Este personaje, un tal Cristián Ildefonso Laus Deo María de la Regla Ximénez de Andrada y… no me acuerdo de más (aunque podía buscarlo) y el universo de su finca ‘La Jaralera’ -entre Cádiz y Sevilla- le da pie a Ussía para ejercer una ácida y certera crítica de muchos de los conflictos y contradicciones de la sociedad española en cada momento. Y a mí me encanta Sotoancho y su mundo.

Y tras unos cuarenta y cinco minutos que se pasaron en nada, Ussía entró a tertuliar. Su reciente salida de la última página de La Razón presidía el ambiente. Y él explicó la situación -principio de acción y reacción, física elemental- que le ha llevado a salir del medio y unirse a la plataforma de Javier Negre (otro que salió, en este caso de El Mundo), Isabel San Sebastián, Fernando Sánchez Dragó… “con el apoyo de la Fox” (Fox Broadcasting Company) que se maneja de manera distinta por Europa que en los Estados Unidos. A mi pregunta, recordando a McLuhan, sobre la ideología y el medio -el medio es el mensaje- respondió: “no quier0 que me confundan con la línea editorial”. Y como guinda, y respecto al grupo mediático para el que escribía cada día su columna: “el periódico (La Razón), para el grupo (Planeta) se fue convirtiendo en la coartada”. Los paréntesis ilustran, para no versados en Ussía y dejan claro el tema.

Reivindicó Ussía el papel de la poesía en la vida y la oratoria en el parlamentarismo, criticando que ahora en el hemiciclo sólo se habla “con papeles”, habiéndose perdido la demostración de la brillantez de los políticos; clase que ha ido en decadencia: “los políticos españoles se han convertido, desde ZP, en una bazofia”, para pontificar, a continuación: “con él llegó el resentimiento y el rencor”. Y ese ‘el’ es ZP. Instalado en ese nivel habló del “resentimiento inalcanzable de Podemos”… y varias píldoras más de ese calibre  hasta orlar al argentino de cuna.

Y del gremio de los políticos, en general, señaló que “en el transcurso de su actividad pierden el humor; cuando deja la política recuperan la libertad, incluso el sentido común, pero nunca el sentido del humor”. Como excepción moderna señaló tanto a Alfonso Guerra como a Mariano Rajoy, cada uno en su latitud geográfica. Y citó a Aznar: “la negación del sentido del humor”.

Reivindicó Ussía la eliminación de la impunidad del anonimato en la Redes Sociales: “todos los que opinan tienen el deber de identificarse y todos los aludidos tienen derecho a saber quién les alude”. Y habló incluso de estilo y formas que utilizamos en ellas, para concluir que “somos un país ágrafo” (vamos, que no sabe escribir), exponiendo después que el problema arranca en las etapas propiciadas por las leyes de Educación y en la falta de interés por la lectura, que implica conocimiento. Y es que es así.

Declaró haber transitado “de monárquico emocional a monárquico pragmático”, elogió a don Juan de Borbón y Battenberg, destacó la figura de don Juan de Borbón y Borbón y señaló la preparación, la manida preparación “pero que es real” de don Felipe de Borbón y Grecia: “no se parecen entre ellos”.

Nos dejó con ganas de más y una avanzadilla: para su discurso de ingreso en la Real Academia de Cultura Valenciana, nombrado como Académico de Número por Madrid, la figura de Luís Sánchez Polack, Tip, será fundamental.

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